APÉNDICE.

ANTIGUALLAS CURIOSAS.

En tiempos anormales y turbulentos, cuando una idea nueva que había prendido en todas las cabezas llega á desenvolverse y producir hondos cambios sociales; cuando todos los corazones se hallan agitados de un mismo sentimiento; cuando se palpan las cosas presentes de todo en todo diversas de las pasadas, y se sueña en las futuras que serán la realidad de gratas esperanzas, suele dispertarse en los pueblos una como necesidad poética, que se apresuran á llenar. Parece que á esa idea, y á ese sentimiento y á ese nuevo orden de cosas les falta algo, para ser completos, si no los cantan. Frecuentemente la poesía no acude en auxilio de los cantores; pero, en fin, forjan versos, siquiera sean destituidos de armonía y de estro, y así y todo suenan en todos los labios en resitación ó en canto.

En los días de la revolución por la independencia, no faltaron, pues, en Quito y los demás pueblos que forman hoy la República del Ecuador, canciones, romances, letrillas, epigramas, &.; y de seguro abundaron también en Nueva Granada, Venezuela y otras partes. Es lástima que no se conserven todas esas producciones, que si no apreciables como piezas literarias, por las pocas que han venido hasta nosotros podemos juzgar que las perdidas fueron, como éstas, no despreciables por su lado histórico: en efecto, por esos versos, sin poesía los más y algunos hasta ramplones, podemos calar el espíritu de nuestra sociedad de entonces, lo que fué el realismo y el patriotismo, el odio de unos y el afecto de otros á la revolución, el contento de los triunfos y la amargura de los desengaños y las derrotas.

Bien por casualidad, bien por diligencia, he conseguido un escaso número de esos versos, y creo que no parecerá mal á los lectores de los Cantares del Pueblo Ecuatoriano que vayan como apéndice con el título que les he dado. No todos son ecuatorianos ni de carácter político y revolucionario, ó patriótico, para hablar con más propiedad: los hay amatorios y de otros géneros. Ignoro si algunos han sido publicados, pues no tengo impresa sino una canción ú oda. Muchos versos llevan la advertencia de ser copiados; y es curioso ver cuánto valía el papel á principios de este siglo y cuán cara costaba la escritura: la letra es muy metida á fin de que un pliego común, que valía un cuarto de peseta, contuviese mucho escrito, á dos columnas y en líneas muy estrechas. El amanuense cobraba hasta dos pesetas por un pliego, según se ve al remate de algunos de esos antiguos escritos que poseo.

De España venían también algunos de aquellos versos, frutos de las circunstancias y las pasiones del día, muchos de los cuales se hallan en las Memorias de un Setentón, que han sido conservados en la feliz de su ilustre autor. Los siguientes no corren en dicha obra; ignoro si están en alguna otra:

diálogo entre un español y godoy.

¿Dime, quién eres? – Godoy.

¿Cuál de los tres? – Don Manuel.

¿Qué haces en Madrid? – Papel.

¿Es el de ayer? – No: es el de hoy.

¿Cómo es eso? – Preso estoy.

¿Quién te apresó? – Mi poder.

Pues con él ¿qué ibas a hacer?

–Pensaba ir á Gibraltar.

–¿Ibas, amigo, á comprar?

–No, amigo, que iba á vender.

Al pié de estos versos hay la razón siguiente: “En Quito y Febrero, 22 de 1809. Saqué esta copia en este Convento máximo de San Pedro Martir, Orden de Predicadores y firmé = Fray Joaquín Yanes”.

De letras del mismo Padre y copiadas en igual fecha, son estotras décimas con el título: “Justa repulsa de la inicua acusación hecha á los Reformadores del Mundo, Don Quijote y Sancho Panza, por la muy noble y muy leal ciudad de San Francisco de Quito, por haber celebrado con toros la proclamación de su Rey y Señor Natural”.

Acusacion.

¡Oh Quito! sin atencion

A los sagrados decoros,

Que te diviertes con toros

Estando el Rey en prision!

Ignominia y confusion

Del americano suelo,

Cuando todos con desvelo

Claman la piedad de Dios,

En letargo sólo vos

No haces memoria del Cielo.

¡Oh ignorante Don Quijote,

O á lo menos su heredero,

¿Quién te mete, majadero,

A desplegar tu bigote,

Y cual pérfido Izcariote

Detraes el mismo bien,

Dando á entender que eres quien

Pones la cartilla en manos

De los sabios cortesanos,

En vez de decir amén?

Das en rostro con los toros

Por ser puro material,

Y juzgando á lo animal,

Ni sabes qué son decoros;

Y contra fueros y foros

Darnos pretendes la ley,

Quitando homenaje al Rey

A quien fieles celebramos

De Quito los ciudadanos,

Que componemos la grey.

Mas tú, como ya expelido

De ella, muy necio murmuras,

Y vanamente te apuras,

Como hipócrita atrevido,

A expresar que hemos vivido

Nosotros sólo en letargo,

Sin que hayas visto el amargo

De los fieles corazones,

Que en continuas oraciones

Derramamos, sin embargo.

No sabes que aunque en la plaza

Se ostenta del Rey la jura,

Luego el Quiteño procura

Pasar á la Santa Casa

De Dios, donde se asegura

En coloquios amorosos,

Y con llantos fervorosos

La Real familia encomienda,

Sin que Sancho Panza entienda

Aquestos actos piadosos.

Pero si cual fariseo

Acusais con impiedad,

Mirad, manchego, mirad

Que ofendeis el alto empleo;

Pues con la crítica veo

Insultais al Magistrado,

Y al Señor comisionado

Que los toros aceptó,

Y áun el mejor día dió,

Viniendo en pro del Estado.

__________

En los versos que van á continuación se trasluce la idea de que los revolucionarios del año nueve no desechaban el gobierno de la Península, sino á los godos tiranos á quienes se confiaba todo empleo en la colonia. Queríase, pues, que á nombre del Rey la gobernasen patriotas honrados. Sin duda había muchas cabezas en que germinaba el pensamiento de la emancipación completa, pensamiento que se hizo ostensible poco después; mas aquella otra idea era la común; ó cuando menos con las apariencias de fidelidad al Rey se quería ocultar el verdadero fin de la revolución, hasta que esta tomase fuerzas que aseguraran el éxito.

Por fin se va vislumbrando

Alguna luz en el cielo,

Y aunque vuelva el Rey á España,

Habrá dicha en este suelo.

Ese feroz Bonaparte

Que tiene al Rey en prisiones,

De España ha de ser echado

Por los bravos chapetones;

Pero estos godos tiranos,

Tan déspotas é insolentes,

Que vienen por acá hambreados

En todo á clavar los dientes,

En Quito ni en otras partes

No han de ser más aguantados,

Y han de ser sustituidos

Por los patriotas honrados.

La prueba es que ya tenemos

Una Junta respetable,

De gente ilustre y de luces,

Y para todos amable:

Esa gran Junta, que sabia

Todo en razon lo ha de hacer,

No como el Gobierno torpe

Que cayó por siempre ayer.

__________

La idea de la independencia se muestra más clara en estotros versos, en los que brilla también mayor entusiasmo:

¡Abajo, malditos godos!

¡Viva la Junta!

Libertad queremos todos,

Independientes vivir;

Con ellos de todos modos

Este vivir es morir.

Queremos derechos propios.

¡Viva la Junta!

Que nos manden no queremos

Autoridades de afuera;

Ya no las toleraremos,

Y el que contradiga, muera.

Quito es ya libre desde hoy,

¡Viva la Junta!

Ya en toda la Presidencia

Reinará la Libertad.

La Divina Providencia

Nos dará la potestad.

O somos libres, ó no.

¡Viva la Junta!

Si libres no hemos de ser,

Mas vale como los incas

Sepultados perecer,

Y no de España ser fincas.

__________

En los mismos días en que hervían el entusiasmo y contento de los patriotas por el primer paso que dieron hácia la independencia, no faltaban realistas que se desahogaban insultándolos en sus versos, aunque estos, de seguro, no circulaban con libertad. Las décimas y ovillejos que van en seguida debieron ser quizás en mayor número; pero no he podido conseguir todos.

¿Qué es la Junta? Un nombre vano

Que ha inventado la pasion,

Por ocultar la traicion

Y perseguir al cristiano.

¿Qué es el Pueblo Soberano?

Es un sueño, una quimera,

Es una porcion ratera

De gente sin Dios ni Rey.

¡Viva, pues, viva la Ley,

Y todo canalla muera!

De toda esta gran ciudad

Los traidores serán ciento;

Los demas con sentimiento

Sufren la calamidad.

En tal oportunidad

Un hombre de la nobleza,

Que preste con entereza

A todos su proteccion,

Cortará fiel la traicion

Cortando á tres la cabeza.

__________

¿Quién ha causado los males?

Morales.

¿Quién los cubre con su toga?

Quiroga.

¿Quién perpetuarlos desea?

Larrea.

Es menester que así sea

Para lograr ser mandones,

Estos desnudos ladrones

Morales, Quiroga y Rea.

¿Quién angustias os destina?

Salina.

¿Quién quiere que seais bobos?

Villalobos.

Ya se aumentarán los robos

En aquesta infeliz Quito,

Pues protegen el delito

Salinas y Villalobos.

¿Quién mis desdichas fraguó?

Tudó.

¿Quién aumenta mis pesares?

Cañizares.

¿Y quién mi ruina desea?

Larrea.

Y porque así se desea,

Querría verlas ahorcadas

A estas tres tristes peladas

Tudó, Cañizares, Rea.

Estas mujeres, á quienes se llama peladas talvez porque no abundaban en bienes de fortuna, habían tenido participación en el movimiento patriótico del año nueve. La Cañizares, sobre todo, se distinguió por su ánimo varonil y su entusiasmo. En su casa se juntaban los patriotas para discutir y tramar la revolución, y su genio alegre y expansivo y las conexiones que mantenía con los principales revolucionarios, fueron causa de que los realistas la calumniasen suponiéndola mujer de poca honestidad en sus costumbres; pero si no ha quedado huella ninguna para que la posteridad pueda confirmar esos malos juicios, todos los días vemos que la pasión política es desapiadada en sus ataques, aunque su blanco sea la reputación más inmaculada. Por otra parte parece que no faltaban quienes alabaran á doña Manuela, y acaso fueron para ella estos versos:

Nueva Judit, mujer fuerte,

Que aunque acero no manejas,

De dar mandobles no dejas

Por dar al contrario muerte;

La Patria quiere su suerte

A las espadas fiar;

Pero también esperar

De una mujer mucho puede,

Para que Holofernes quede

Tendido y sin respirar.

__________

Toda muestra de patriotismo ó de mala voluntad contra los españoles, expresada en verso, era de igual manera contestada por ellos. A veces lo rudo y percuciente del lenguaje subía de punto y llegaba hasta lo más grosero del insulto.

Al fin estos godos bungas198

Nos dejarán respirar;

Al fin ya tenemos Patria,

Ya tenemos Libertad.

A esta cuarteta se contestó:

La Patria clama y pregunta

¿Cuál sea esta Libertad?

–Suplir su necesidad

Esos bungas de la Junta.

__________

El Virrey Abascal, á raiz del movimiento del 10 de agosto, dió su proclama condenándolo, llamando á los quiteños á la paz y sujeción á las autoridades españolas, y anunciando que remitía tropas de Lima, las que no debían ser temidas por ellos. “No las temais, decía, pues son vuestros hermanos y van inspirados de toda la humanidad y fraternidad que posee mi corazón”. ¡Excelentes muestras de tales sentimientos dieron ellas el 2 de agosto de 1810! . . .

Los realistas cobraron ánimo con la noticia, y menudearon las sátiras y burlas contra la Junta y los que la componían. Se conserva una invitación en prosa dirigida á los patriotas á nombre de doña Josefa Tudó, doña Manuela Cañizares y otras señoras, para que salieran á encontrar á las tropas limeñas y pusiesen colgaduras en los balcones el día de su llegada. Esta ironía, sin embargo, fué menos dura que los denuestos de las décimas y otras composiciones, que brotaba el cacumen poco delicado de los adictos al Rey, peninsulares ó no.

Estas bandas y plumajes,

Que fenómenos seran,

Indican que volveran

Todos á sus propios trajes.

Estos cándidos salvajes

Sin juicio ni reflección,

Pretestando al chapeton

Se han hecho los muy Señores,

Rellenándose de honores

Y rentas sin ton ni son.

A Quiroguita le han hecho

Señor de Gracia y Justicia;

¿Ésta no es una injusticia

Sin ley, razon ni derecho?

Pues solamente el despecho

Podía haber permitido

Dar excelencia al bandido

Calvinista de Morales,

Sin méritos personales,

Que jamas lo ha tenido.

Pero lo más temerario

Que han cometido estos locos,

Es gastar entre unos pocos

Del Soberano el erario,

Por dar gusto al Secretario,

Los Usías y Salinas,

Quien ha encontrado sus minas,

Con mucho mando y poder,

Sin más mérito que el ser

Lobo de las garras finas.

__________

Al tercer día de haber llegado las tropas limeñas á Quito, circulaban esta décimas, escritas probablemente algunos días antes.

imprecacion de quito á la junta insurgente.

Junta y Audiencia de m. . .,

Con pies sólo y sin cabeza,

Justo es que vuestra torpeza

Con tal infamia se pierda;

Y que la garganta os muerda

El monstruo que habeis formado

Tan sangriento, y levantado

Contra Dios y contra el Rey,

Contra la Patria y la Ley,

Que habeis todos venerado.

A Dios habeis irritado

Con delito fementido,

Pues habeis contravenido

Áun á su fuero sagrado.

Con crimen tan deprevado

Vuestro sueño habeis dormido;

Pero tened entendido,

Junta, que nada hallareis

En las manos, y vereis

Que todo lo habeis perdido.

La Ley habeis profanado

Sin exceptuar precepto,

Prevaricando en efecto

En cuanto ella os ha mandado,

Sin venerar al Senado

Con profunda reverencia,

Prestándole la obediencia

Que exige su potestad,

Sin cometer la maldad

Que ha obrado vuestra insolencia.

A vuestro Rey adorado,

Nuestro séptimo Fernando,

Habeis ultrajado, cuando

En amores desvelado

Por no veros dominado

De un infame usurpador,

Sufria con real valor

Conspiraciones del Hado,

Que, vilmente rebelado,

Lo ha tratado con rigor.

La Patria se mantendria

Con el honor adquirido;

Mas hoy todo lo ha perdido

Por vos, Junta porqueria.

¿Quién tal desdicha creeria?

Mas, Junta, tened consuelo

(A pesar de este desvelo)

Que aunque os componeis de locos,

Sois los escogidos pocos,

Que ahorcados ireis al cielo.

__________

TESTAMENTO DE LA INDEPENDENCIA.

Juramento enim juravit mihi Dominus non deficere Regnum meum et seminis mey omnibus diebus, usque in seculum.— Test. XII.

Patriam.

El alto Dios su clemencia

En la España va ostentando.

¡Viva el Séptimo Fernando,

Y muera la Independencia!

__________

Aunque yo del negro aberno

Conduje la Rebelión,

Robar no puedo el Gobierno

De la Casa de Borbón;

Pues me retiro al infierno,

Y, dejando mi insurgencia,

Verdades voy declarando

¡Viva el Séptimo Fernando!

Declaro en primer lugar

Que en Popayan esperaba

Mi obstinacion continuar,

Y al paso que me obsecaba

Con denuedo militar,

Despreciando mi insolencia

Entró Sámano triunfando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Item, declaro que fué

Mentirosa la noticia,

Que en este Quito regué

Con tenaz y vil malicia,

Que de Cali y Santafé

Venían tropas; ¡oh imprudencia!

Ya mi astucia va flaqueando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Item, declaro impaciente

Que, perdida la esperanza,

Ya no seré independiente,

Pues que mi fuerza no alcanza

Para al Rey hacerle frente;

¿Y he de ver sin impaciencia

A los realistas cantando?

¡Viva el Séptimo Fernando!

Item, declaro que el Rey

Reinará en su Monarquía,

A pesar de aquella Ley

Que estampó mi felonia;

Pues á Granada un Virrey

Y á este Quito un Excelencia

En su nombre van mandando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Item, declaro que España

La América contendrá,

Y aunque estienda mi cizaña,

Mi cizaña no será

Bastante á rendir la caña

Conque la sabia Regencia

Rige el católico bando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Item, declaro ¡oh tormento!

Que en su fuerza y su vigor

Existirá el juramento

Hecho al natural Señor,

Y que el infame alzamiento

No destruirá su evidencia,

Aunque en ello esté pensando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Y puesto que ya me muero

Y no tengo de volver,

Porque segun lo que infiero

Siempre el Rey me ha de vencer,

Mis legados dejar quiero,

Pues me obliga la conciencia

A decir qué voy dejando,

¡Viva el Séptimo Fernando!

Dejo al señor Magistral

De apoderado albacea,

Pues su astucia sin igual

Hace encender nueva tea

Contra el Ejército real,

Sin perdonar diligencia

Para innovar el real mando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Les dejo á mis herederos

Perpetuos remordimientos,

Porque crueles carniceros

Dictaban fallos violentos,

Violando sagrados fueros,

Contra el honor é inocencia,

Que horrorizaban su bando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Al Concejo vigilante

Déjole, imezquina suerte!

Concejo que en un instante

Sentenciaba á cruda muerte,

Al que se mostraba amante

De su Rey á la obediencia,

Su obediencia conservando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Dejo el baston; y la banda

Dejaré: ¡forzoso me es!

La union y liga nefanda

Con el infame frances;

Pues que la España ya manda,

Y su invencible potencia

A Balena está empuñando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Dejo mas la Casa Real;

Dentro de ella queda nada,

Porque llevé su caudal,

El de la Santa Cruzada

De cautivos, y áun es tal

Mi independiente conciencia,

Que prosiguiera llevando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Fusiles dejo y cañones,

Pólvora, balas, y áun dejo

Las casacas y calzones,

Y las gorras de pellejo,

Los bordados y galones,

Papeles y menudencias

De tanto decreto y mando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Soliman dejo y venenos

Con que pretendí matar

La Real tropa, ó á lo menos

Su ejercito desmembrar

De morlacos ó limeños;

Dejo á estos con esperiencia

Para que vivan velando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Al pseudo Luna le dejo

Delitos, soga y capilla,

Puesto que á un ilustre viejo,

El Conde Ruiz de Castilla,

En insurgente Concejo

Lo injurió con insolencia,

El real Gobierno insultando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

En cada uno de los dias

Que haya noticia en favor

Del Rey, les dejo agonias

A ciertas damas de honor

Que al honor le dan sangrias;

Pues aumenta su dolencia

España que va triunfando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Dejo la gloria y honores

A dos Héroes en igual

De ser reconquistadores,

Un Teniente General,

Y Aymerich, en cuyos loores

Publíquese á competencia

Que ellos me van arruinando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Oficiales victoriosos,

Cabos, tambores, sargentos,

Capellanes fervorosos

De estos Reales Regimientos,

Y soldados valerosos,

Os dejo á la Real Regencia,

Quien luego os irá premiando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

Y pues que Dios ha jurado

A mis Reyes amparar,

Hasta que, el mundo acabado,

No haya España en que reinar,

Según el texto citado,

Conozco mi insuficiencia,

Lo que acabo confesando.

¡Viva el Séptimo Fernando!

__________

Al ver que el insurgente, obstinado en su sistema, pretende con el mismo vindicarse, por haber declarado el Rey de traidora á la Constitución, le replica un realista con las siguientes décimas:

Ahora ¿qué es el insurgente?

Pregunta el traidor alzado,

Queriendo por ese lado

No llamarse delincuente;

Debiendo estar sumamente

Confundido en su maldad

Por tan vil iniquidad,

Pues él con culpa tan fea

Sublevó á Quito, á que sea

Origen de deslealtad.

Mas yo la pregunta vuelvo,

Y que me responda quiero:

¿Quién el desatino fiero

Estableció en este suelo?

¿Quién al Rey, nuestro consuelo,

Decia cien mil dicterios,

Sepultando en cautiverios

A los que lo defendian

Y sus vidas exponian,

Sufriendo mil improperios?

Dime, insurgente, ¿no es cierto

Que con esa tu insolencia

Juraste la Independencia

Dando á Fernando por muerto?

¿Persiguiendo al descubierto

A todo el que se oponia

A tu infame alevosia?

¿No publicaste, traidor,

Que sólo el pueblo es Señor,

Con toda soberania?

¿No es verdad que al Francmason

Has imitado en el todo,

Haciendo siempre á su modo

Leyes y Constitucion,

Sin que entrase en tu faccion

Sino gente desalmada,

Jugadores, botarates,

Los ladrones y tunantes

Y otros mas de esta manada?

¿Esto no era levantaros

Contra tu Rey y Señor,

Con el pretexto de amor,

Y del frances libertaros?

Siendo tales en portaros,

Que cual otros Sansculotes,

Robespierres herejotes,

Os llamais libertadores,

Queriendoos hacer Señores

Iguales á esos Thuriotes.

A mas de esto, di, malvado,

¿No has hecho tú en un igual

Lo que el Congreso fatal,

Habiéndote separado

De aquel Tribunal Sagrado

De la Santa Inquisicion?

Luego es clara conclusion

Que tú eres el Jacobino,

Pues que á tan gran desatino

Alcanzó tu obstinacion.

Pues dí ¿cómo tratar quieres

Por desleal al realista,

Cuando es cierto que á su vista

Tus hechos muy claros tienes?

¿Acaso volviendoos fieles

Se borra vuestra traicion,

Y la gran Constitucion

Forjada en vuestro alzamiento?

Cáusete, pues, escarmiento

Ver frustrada la funcion.

¿Acaso, dí, no es verdad

Que á los constitucionales

Premia el Rey con los dogales

Por su gran fidelidad?

¿Pues cómo siendo tú igual

En esa Legislacion,

Quieres con bella ficcion

Ser realista y ser leal

Porque ya su Magestad

Quemó la Constitucion?

Dime, ¿no dice Ñariño

En una proclama, que

Publicándola se fué

Su capellan, aquel niño

Indigno hijo de Agustino,

Que ha adoptado la Nacion

Su misma Constitucion,

Con la sola diferencia

Que en aquella hay incoherencia

Porque hace del Rey mencion?

Pues siendo ésta castigada

En sus favorecedores,

Con todo que esos traidores

Dan al Rey alguna entrada,

¿Por qué la que tan negada

Es á la autoridad real

Se le dirá que es leal,

Y lo mismo al atrevido

Que en publicarla ha insistido

Con una infamia cabal?

Luego es claro y evidente

Que no al realista, señor,

Se puede nombrar traidor,

Sino á tí, vil insurgente;

Pues es muy cierto y corriente

No quiso Constitucion,

Haciéndole oposicion

A que no se publicara,

Por lo que casi muy cara

Le salió esta fiel accion.

Por lo cual, ya confundido

De tu ciega pertinacia,

Llora de ver la desgracia

Con que á tu patria has perdido:

Sólo habiéndola servido

En su destruccion total

De verdugo el mas fatal,

Llenándola de pesares,

Y miserias á millares,

Con vuestra ambicion brutal.

__________

El siguiente romance se halla junto á unas décimas que llevan la fecha de 21 de diciembre de 1809, las cuales no es posible copiar aquí por ser demasiado groseras y sucias. En el romance, en que se nota una mansedumbre inusitada en las coplas de aquel tiempo, hay algunas alusiones difíciles de penetrar hoy día.

Llorad, infeliz Quito,

Llorad vuestras desgracias,

Y arrastrad las cadenas

Por la culpa forjadas.

Ya en Pasto vuestros hijos

Tus desórdenes pagan,

Y á la Parca tributo

Dán con su muerte amarga.

Víctimas inocentes

Son de intrigas muy raras

De un traidor indigno

De tierras muy lejanas.

¿Qué sangrientas primicias

Das, oh Provincia amada,

Sin que á la Iglesia toque

Algo de vuestra paga?

Algo digo, porque

Ella, el Rey y la Patria,

En tal espedicion

Nada se interesaban.

Sufrid, Quito, el azote

De una mano tan bárbara,

Infiel y traidora

Que así te fasinaba.

Siempre fuisteis tenida

Y fuisteis aclamada

Por la cuidad mas fiel

De las americanas.

Tu suelo siempre verde

Llenaba de esperanzas

A vuestros fieles hijos,

Amantes de la Patria;

Hasta que disipando

Uno al fin tu substancia,

Pudo regar tu tierra

De maldita cizaña.

Pero los demas hijos

Que tu lealtad maman,

Al nacer los cambrones

Al punto los arrancan.

El triste descarriado,

Con su suerte burlada

Y sin mas esperanzas

Que bellotas amargas,

Los ojos al fin abre

Y luego se levanta,

Corre á los pies del padre,

Viendo á su madre ajada,

Llora, gime su yerro,

Y su padre le abraza;

Y como es de Castilla,

Con tierra el yerro tapa.

¡Ea pues, Patria mía!

Recibid la esperanza

Que por tu lealtad

Ahora mas se propaga.

Ya veis el heroismo

Conque de tus entrañas

Sale un hijo guerrero

A dar paz octavina.

Sin duda es el mayor

Que en las Letras Sagradas

Consta que á su buen padre

Dió gloria y alabanza.

Puedes gloriarte, Quito,

Con el dichoso halago

De una feliz fortuna

Venida no de ocaso.

Te hallaste reducida

En el último grado

De un alma simulada

Y espíritu tirano;

Ibas al precipicio

Con paso acelerado,

En que tus pobres hijos

Serian abismados;

Y en tan raro conflicto,

Aquel Ser Soberano

Que ampara la inocencia

Por medios que ignoramos,

Suscitó un hijo tuyo,

Un noble ciudadano,

Digno de que su nombre

Se escriba en bronce ó mármol.

Con valor y prudencia,

Caracteres romanos,

Vendas quitó á tus ojos,

Que se habian fascinado;

Allanó inconvenientes

Solícito y ufano

Sacó de su retiro

Al Jefe mas humano;

Unió extremos distantes,

Y entre guerrero y manso

Redimió á tus vecinos

Del año amenazado.

Fué este noble patriota

El Héroe destinado

A componer las quiebras

De un cuerpo gangrenado.

Con talento y prudencia

Se fatigó no en vano

En traer por consuelo

A nuestro Conde santo.

Sin tener que vencerse,

Este Jefe tan raro,

Olvidó las injurias

A todos perdonando.

Llenó de grande júbilo

A todo el vecindario,

Que tanta religión

Miró con justo pasmo.

Quito reconocida,

Con el mayor cuidado

Prodiga adoraciones

Ofreciendo holocaustos.

A quien felicidades

Y un gozo no esperado

Te trae con la paz

En tiempo tan turbado.

Te acercó á la ruina

Un talento bastardo,

Y un hijo del honor

Es quien te da la mano.

__________

Nueve meses y medio llevaban de estar en Quito las tropas limeñas, tan esperadas y luego tan aplaudidas por los realistas, como las restauradoras del régimen que había caido el diez de agosto de 1809. El cuartel se hallaba lleno de patriotas á quienes se seguía causa criminal, y entre ellos había personas de lo más notable de la sociedad quiteña y queridas del pueblo. Se tramó una conspiración para libertarlas con un atrevido asalto á la prisión; pero fracasó el intento, y las tropas reales no contentas con rechazar á los conjurados, asesinaron bárbaramente á los inermes presos. Este hecho que cubrió de luto no sólo á Quito, sino á toda la Presidencia, en vez de anonadar los ánimos de los revolucionarios, sirvió para levantarlos. Con el crimen no se defiende bien causa ninguna. ¿Cuántos y cuántos que, cuando menos, veían con indiferencia la de la patria, indignados por la matanza del 2 de agosto, no se convertirían en insurgentes?

No tardó en hacerse oír la voz de la reprobación del sangriento atentado, y una de las formas en que estalló el enojo mezclado de pena de los quiteños, fué la del verso, como sucede casi siempre en las grandes conmociones, especialmente si han lastimado el corazón del pueblo. Ignórase quien fué autor de la extensa composición que va en seguida; pero se conoce que, aunque ayuna de estro poético, no fué persona ignorante.

CÁNTICO LÚGUBRE

en que se lamenta el estado de desolación de la ciudadde quito, en el día jueves 2 de agosto de 1810, á la una y media de la tarde. 199

Recordare, Domine, quid acciderit nobis: intuere et respice opprobrium nostrum. Thren, Jerem. cap. 5, v. 1.

Acuérdate tú, Señor,

Del oprobrio sucedido:

Atiende nuestro gemido,

Y vuélvenos tu favor.

__________

Adduxit enim super illos gentem de longinquo, gentem improbam. . . . qui non sunt reveriti senem, neque puerorum miserti sunt, et adduxerunt dilectos viduæ. Bar. cap. 4, v v. 15 et 16.

¡Ay dolor! suerte fatal!

Para esos asesinatos,

De nuestros dos Virreinatos

Se trajo á esta Capital

A los hombres desalmados,

Gente inicua y criminosa,

Impia y facinerosa,

En delitos consumados:

De las cárceles extraidos,

Condenados ya á suplicios,

Los trajer on por sus vicios

Delincuentes forajidos.

Estos que sin religion

No respetan al anciano,

Al sacerdote, al cristiano,

Virtud ni moderacion;

Fueron buenos instrumentos

Para el robo y la matanza,

Para la ira y la venganza,

Para el horror y tormentos:

Siendo no menos perdidos

Sus ladrones oficiales,

Que causaron nuestros males,

Dignos jefes de bandidos.

__________

Non crediderunt. . . . universi habitatores. . . . quoniam ingrederetur hostis et inimicus per portas.

Thren. Jerem. cap. 4, v. 12.

Sencillos nuestros quiteños

Les franquearon su amistad,

No creyendo tal maldad

De los pérfidos limeños.

Todos ellos aquel dia

Del horror y confusion,

En el cuartel sin razon

Hacen la carniceria.

Gritos, sollozos, gemidos,

Ayes, lágrimas y llanto,

Susto, pavor y quebranto

Exhalan los afligidos.

Ansias, penas y dolor

Padecen los prisioneros;

Y los zambos carniceros

No se apiadan ¡qué rigor!

En todos los aposentos,

De pálidos moribundos

Se oyen suspiros profundos

Y lágrimas con acentos.

__________

Quasi rupto muro,et aperta janua, irruerunt super me. Job. cap. 30, v. 14.

Quebrantan, pues, alevosos

Las paredes y ventanas,

Despedazan puertas sanas

De los mismos calabozos.

__________

Qui videbant me, foras fugerunt a me: oblivioni datus sum.

Psalm. 30, v v. 12 et 13.

Corrieron todos afuera

Los criados que acompañaron,

Y así todos los dejaron,

Sin haber quien defendiera.

__________

Domine. . . . audi nunc orationem mortuorum. Bar. cap. 3, v. 4.

Confesion y sacramentos

Imploran todos temblando,

Y los mas tambien llorando

Se deshacen en lamentos.

No hay alivio ni consuelo,

No hay refugio ni esperanza:

Empieza ya la matanza,

¡Ay mi Dios! qué desconsuelo!

Todo es fuego y fusilazos,

Balas, humo y puñaladas,

Sables, pistolas, espadas,

Ruido de los cañonazos.

__________

Jacuerunt in terra foris puer et senex: virgines meæ et juvenes mei ceciderunt in gladio.

Thren. Jerem. cap. 2, v. 21.

Niños, jóvenes, ancianos

Son pasados á degüello,

Y tambien sagrado cuello

Cortan las feroces manos.

Los cadáveres sangrientos

A fuerza de los balazos

Y de los bayonetazos,

Caen por los pavimentos.

Algunos ya mal heridos

Salen por los corredores,

Los cogen los matadores

Y acaban con sus sentidos.

Corren de sangre torrentes,

Ríos, lagos, charcos, mares,

Y todo lo que repares

Anegado en estas fuentes.

¡Ah Señor! qué escena es ésta!

Qué tragedia lamentable!

Ruiz Castilla abominable,

¿Ya qué otra cosa te resta?

¿Este fué tu juramento,

Y tu palabra de honor?

Relámete, vil traidor,

De sangre tigre sediento. . . .

Bajan luego á la ciudad,

Matan indistintamente

A toda clase de gente,

Cebados en su crueldad.

Sacan todos los cañones,

Paran horcas y amenazan,

Todos huyen, y no pasan,

Ni asoman á los balcones.

__________

Vim fecerunt deprædantes, et vulgum pauperem spoliaverunt.

Job. cap. 24, v. 9.

Con este aparato horrendo

Se esconden ya los vecinos,

Y empiezan los asesinos

El saqueo más tremendo.

Rompen tiendas y almacenes,

Despedázanse las puertas,

Las calles quedan desiertas;

Y ellos dueños de los bienes.

__________

Aperuerunt super te os suum omnes inimici tui: sibilaverunt, et fremuerunt dentibus, et dixerunt: Devorabimus: en ista est dies quam expectabamus: invenimus, vidimus. Thren. Jerem. cap. 2, v. 16.

Thren. Jerem. cap. 2, v. 16.

Blasfemias brutales crasas

Pronuncia la zamberia,

Y resuena su alegria

Por las calles y las plazas:

Que llegaron los momentos

De matar á los serranos,

Y de saquear con sus manos

Tiendas, casas y conventos.

Salen las Comunidades,

Y el Clero con su Pastor

Traspasados de dolor

Lloran las calamidades:

Con los cristos en las manos

Los procuran aplacar;

Pero iqué han de remediar!

Murieron nuestros hermanos.

__________

Nox illa solitaria, nec laude digna. Job. cap. 24, v. 7.

Aquella noche gastaron

Esos indignos sayones

En sus abominaciones,

Que nos escandalizaron.

Con todas sus borracheras

Disparan los fusilazos,

Haciendo dos mil pedazos

Las ventanas y vidrieras.

__________

Mane primo consurgit homicida, interficit egenum. Job, cap. 24, v. 14.

A la siguiente mañana

Mataron á los primeros

Que salieron limosneros,

Con crueldad la mas insana.

Los cadáveres sangrientos,

Víctimas de aquellas fieras,

Arrastrados en esteras,

Y en los templos arrojados:

Desnudos sin la camisa

Tanto plebeyos y nobles,

Prohibidos aun los dobles,

Los funerales y misa.

__________

Nudos dimittunt homines, indumenta tollentes, quibus non est operimentum. . . . et non habentes velamen, amplexantur lapides. Job. cap. 24, vv. 7, 8.

Despues que los desnudaron

Hasta de paños menores,

Cometiendo mil horrores,

Como á perros los botaron.

__________

Deducant oculi nostri lachrymas, et palpebræ defluant aquis. Quia ascendit mors per fenestras nostras... disperdere parvulos de foris, juvenes de plateis. Jerem. cap. 9, vv. 18, 21.

Mis párpados y mis ojos

Se deshacen en torrentes,

Viendo á tantos inocentes

Ser de la parca despojos.

Lágrimas de sangre son

¡Ay mi Dios! las que yo vierto

Sobre cada cuerpo muerto,

Que me parte el corazon.

Entran al presidio urbano

Mas crueles, mas insolentes,

Y á unos pobres inocentes

Matan con bárbara mano.

Eran cinco que quedaron,

Por no romper la prision,

Y por esta noble accion,

Del furor no se escaparon.

¿Y quién fué el sañudo autor

De tan tristes sacrificios?

El que á muchos beneficios

De la Patria era deudor.

__________

Dies ille vertatur in tenebras: non requirat eum Deus desuper, et non illustretur lumine. Job. cap. 3, v. 4.

¡Oh dia dos abominable!

Aparta de mi memoria;

Guarda toda tu victoria

Para Lima detestable.

Lleva tu cuadro horroroso

A esa tierra del averno;

Porque son del mismo infierno

Los autores del destrozo.

Déjame que llore solo

Por las plazas y las calles,

Por los montes y los valles,

Desde el uno al otro Polo.

__________

Plorabo die ac nocte interfectos populi mei. Jerem. cap. 9, v. 4.

Mis quejidos los redueblo,

Y lloraré noche y dia

Esta amarga pena mia

Por los muertos de mi pueblo.

Corran siempre los raudales

De mis ojos sin cesar;

Y empezando yo á llorar,

Lloro primero á morales.

Lloro al sabio sin segundo

De nuestro tiempo fatal,

Al héroe que sin igual

Libertó á este Nuevo Mundo.

Al hombre, no de este suelo,

Sino al Angel de la paz,

Constante, fiel y veraz,

Centella del alto Cielo:

Que como rayo luciente,

llustró la obscuridad,

Influyó la libertad,

Y perdióse de repente.

Lloro al astro luminar,

Y aurora que amaneció,

A la luz que se eclipsó

Cuando empezaba á brillar.

Al que retrató su heroismo,

Y su espíritu brillante

En su escrito fulminante

Destructor del despotismo:

Rasgo, cuya luz hermosa

A la América ilustrando

A pesar del rudo bando

Se ostenta mas luminosa.

Lloro á nuestro Junio Bruto,

Cuya arenga á los Romanos,

Para expeler los tiranos,

Consiguió su feliz fruto.

__________

Vocem meam audisti: ne avertas aurem tuam a singultu meo et clamoribus. Thren. Jerem. cap. 3, v. 56.

En el suelo arrodillado,

Traspasado de dolor,

Dió su espíritu al Criador,

Penitente y humillado.

__________

Super montes assumam fletum ac lamentum, et super speciosa deserti planctum. Jerem. cap. 9, v. 10.

En los montes y colinas

Resuenen ya mis lamentos,

Y con lúgubres acentos

Lloro tambien á salinas.

¡Ay mi dulce Coronel!

Nuestro Inspector general,

En la Falange marcial,

De Fernando tropa fiel!

Piadoso, tierno, clemente,

Digno militar quiteño,

Festivo, alegre, risueño,

Gallardo y el mas valiente;

De tu Patria apasionado,

La fortuna le buscaste,

Y sin lograrla, espiraste,

Con solo haberla anunciado.

Porque fuiste religioso,

Sencillo y de buena fe,

Moriste: mas ya se ve,

Al rigor del mas doloso.

Confiado en el juramento

Del hombre mas fementido,

Te viste tan mal herido,

Entregándole tu aliento.

__________

Appropinquasti in die, quando invocavi te; dixisti:Ne timeas.

Thren. cap. 3, v. 57.

Mas ¡oh Dios! tu providencia

Dispuso, que el dia anterior

Recibiese con fervor

La sagrada Penitencia:

Esta le fué gran consuelo

En medio de sus tormentos,

Lograr de los Sacramentos,

Vísperas de ver el Cielo.

__________

Nunc in amaritudine est sermo meus. Job. 23, v. 2. –

Loquar in tribulatione spiritus mei: confabulabor cum amaritudine animæ. Job. 7, v. 11.

Mi pena no se desahoga

Con esta tribulación;

Porque es mi conversacion

La pérdida de quiroga.

Este erudito letrado,

Pulido, sagaz, atento,

Con su exquisito talento

Fué planeta iluminado.

De las Musas coronado,

Vivió siempre en el Parnaso;

Y por esto al mismo paso

De la ignorancia envidiado.

Mas iay dolor! pena dura!

La mano mas atrevida

A este héroe cortó la vida,

Fuente de literature.

__________

Domine, Deus meus, in æternum confitebor tibi. Psalm. 29, v. 13.

Murió, al fin, este abogado

Fiel, paciente y animoso,

Deciendo, moria gustoso

Por Dios, la Patria y Estado.

__________

Timor quem timeban, evenit mihi: et quod verebar, accidit. Job. 3, v. 25.

Esto mismo sucedió

Por los jueces corrompidos,

Que murieron sorprendidos,

Como Quiroga previó.

__________

Vidisti, Domine, iniquitatem illorum adversum me: judica judicium meum. Vidisti furorem, opprobrium, et cogitationes adversum me. Thren. 3, vv. 59, 60 et 61.

Con rigor, desprecio y brio,

Vierte el soldado brutal

La sangre sacerdotal

Del Presbítero RIOFRIO.

__________

Reddes eis vicem Domine, juxta opera manuum suarum. Persequeris in furore, et conteres eos sub cœlis. Thren. 3, vv. 64, 66.

Mas castigarás, Señor,

Este sacrilegio horrendo,

Con el trueno mas tremendo,

Que dispare tu furor.

__________

Cum adhuc subsisteremus, defecerunt oculi nostri ad auxilium nostrum vanum, cum respiceremus attenti ad gentem quæ salvare non poterat. Thren. 4, v. 17.

Se llena el alma de horror,

De angustia, pena y quebranto,

Cuando recuerdo con llanto

De peña el triste clamor.

Por las rejas asomaba

Su semblante espavorido,

Y con su tierno gemido

Auxilio al cuartel clamaba.

Mas en vano itriste suerte!

Busca atento y diligente

Socorro extraño de gente,

Si le da alcance la muerte.

__________

Luctum unigeniti fac tibi, planctum amarum. Jerem. cap. 6, v. 26.

Así con dolor prolijo

La Patria madre en quebranto

Anegada en triste llanto

Lo llora, como á buen hijo.

De este joven tan precioso,

Valiente sin semejanza,

Perdió Quito la esperanza

De un capitán generoso;

De un jurista en los estrados,

De un político perfecto,

De un filósofo discreto,

Y ejemplar de los honrados.

__________

Judica me, Domine, quoniam ego in innocentia mea ingressus sum. Ps. 25, v. 1.

Opresion, grillos, cadenas,

Muerte, soledad y susto,

Sufrió como varon justo,

Humilde, inocente arenas.

__________

Quoniam non intellexerunt opera Domini. Ps. 27, v. 9.

En mazmorra se le encierra,

Sin comprender, que es de Dios

La causa por quien la voz

Tomó de Auditor de guerra.

Muere al filo de la espada

Denodado y generoso,

Honrado, mártir glorioso

De la Patria tierna amada.

__________

Venatione ceperunt me quasi avem inimici mei. Thren. cap. 3, v. 52.

Como el ave descuidada

Prende el cazador tenaz,

ascásubi y los demas

Cayeron en la emboscada.

Por la aciaga situacion

De Guáitara fraudulenta

Sufrieron la vil afrenta,

Ignominia y confusion.

__________

Labia insurgentium mihi, et meditationes corum adversum me tota die. Thren. 3, v. 62.

Insultos, golpes les dan,

Como á reos delincuentes,

Siendo ellos los insurgentes

Los de Pasto y Popayan.

__________

Quomodo obscuratum est aurum, mutatus est color optimus?

Thren. 4, v. 1.

A este ilustre caballero,

Vástago de tronco real,

Confundiéronle tan mal

Con el siervo mas grosero.

__________

Filii inclyti, et amicti auro primo: quomodo reputati sunt in vasa testea? Ibid. v. 2.

Sus restantes oficiales

De virtudes y nobleza,

Son tratados con bajeza,

Llenos de oprobrios y males.

Grillos, argollas, esposas,

Son sus insignias de honor;

Hambre, desnudez y horror

Sufren por casas y chozas.

En aquella cruel ciudad

A los siervos comparados,

Mandan trabajar soldados

Con grande inhumanidad.

__________

Filii, patienter sustinete iram, quœ supervenit vobis: persecutus est enim te inimicus tuus, sed cito videbis perditionem tpsius Et peribunt, qui te vexaverunt: et qui grtulati sunt in tua ruina, punientur. Baruch. cap. 4, vv. 25 et 31.– Qui oderunt me, induentur confusione.

Job. cap. 8, v. 22.

Quito paciente y sufrida

Ha perdido hijos amados,

Al rigor sacrificados

De la ira mas desmedida.

No pierde las esperanzas,

Que todos sus enemigos

Sufriran justos castigos

Del Señor de las venganzas.

__________

Civitates, quibus servierunt filii tui, punientur: et quœ accepit filios tuos. Sicut enim gavisa est in tua ruina, et lœtata est in casu tuo, sic contristabitur in sua desolatione. Baruch, cap. 4, vv. 32 et 33.

Aquellas mismas ciudades

Que tu ruina han procurado,

De Antíoco desesperado

Sentiran las ansiedades.

__________

Ne tradas alteri floriam tuam, et dignitatem tuam genti alienœ.

Baruch, cap. 4, v. 3.

Mas tu gloria y dignidad

No des á gente extranjera;

Pues proclamaste primera

Nuestra amada Libertad.

__________

Interiora mea efferbuerunt absque ulla requie prœvenerunt me dies affictionis. Job. 30, v. 27.

Ya mi llanto me acarrea

Nueva pena y afliccion,

Y acerba consternacion

Por la muerte de LARREA,

Joven gallardo, valiente,

Noble militar airoso,

Vivo, amable, cariñoso,

Flor marchitada en oriente.

__________

Quam ob rem elegit suspendium anima mea et mortem ossa mea. Job. cap. 7, v. 15.

Sin duda que no cupiera

En los bárbaros tal hecho,

Matar en su propio lecho,

Durmiendo siesta AGUILERA.

En tal caso habria querido

Morir con los Sacramentos,

Y escoger de los tormentos

El mas horrendo y temido.

__________

Denigrata est super carbones facies eorum, et non sunt cogniti in plateis. Thren. 4, v. 8.

¡Oh muerte horrorosa y fea!

Qué estragos hacen tus manos

En los semblantes humanos,

Cuales causaste en olea !

__________

Adhaesit cutis eorum ossibus: aruit, et facta est quasi lignum. Ibid.

Como carniceros lobos,

Carne y sangre devoraron,

Y en huesos secos dejaron

Al anciano villalobos .

__________

Sic repente prœcipitas me? Job. cap. 10, v. 8.

¡Qué terribles agonias

En su prision y su muerte

Por su desgraciada suerte

Tuvo que sufrir ca as !

Cuando tranquilo descansa,

Licenciado del cuartel,

Crueles le volvieron á él,

Víspera de la matanza.

__________

Velociores fuerunt persecutores nostri aquilis cœli: super montes persecuti sunt nos, in deserto insideati sunt nobis. Thren. cap. 4, v. 19.

Todos los perseguidores,

Mas veloces que el alcon,

Registran todo rincon,

Hechos fieles servidores.

En desiertos y poblados,

Por grutas, montes, laderas,

Los buscaron como á fieras,

A nuestros sacrificados.

__________

Omnes amici ejus spreverunt eam, et facti sunt ei inimici. Thren. 1, v. 2.

Aquellos mismos que amigos

Mas tiernos se reputaron,

Ya sangrientos se mostraron

Los mas crueles enemigos.

¡Con cuánta rabia y furor

Rasgan de su madre el seno,

Y allí vierten su veneno

Fratricida! ¡qué dolor!

De perseguir al heroismo,

¡Oh viles! no se avergüenzan;

A los tiranos inciensan

Y ensalzan el despotismo.

Camilos y Coriolanos,

Juzgad á estos fementidos,

Si aun con Roma resentidos

La librasteis de tiranos.

__________

Expectabam bona, et venerunt mihi mala: præstolabar lucem, et eruperunt tenebræ.

Job. cap. 30, v. 26.

Con desesperado anhelo

Creyendo favor propicio,

Se arrojó en el precipicio,

Cuando fué asaltado melo .

Porque denodado sale

Del oscuro calabozo

Al estrépito ruidoso,

Y la fuga no le vale.

__________

Comparatus sum luto, et assimilatus sum favilæ et cineri. Ibid. v. 19.

Ya reducido á pavesa,

Con el polvo comparado,

Esqueleto fué animado

Desde la prision vinueza .

__________

Fuissem quasi non essem, de utero translatus ad tumulum.

Job. cap. 10, v. 19.

¡Mil veces feto infeliz

De la negra de Quiroga!

Ésta muere, y él se ahoga

Sin salir de su matriz.

¡Oh soldado cruel, feroz!

Del vientre á la sepultura

Arrojaste á esa criatura,

Que pudo gozar de Dios!

__________

Defecit in dolore vita mea. Ps. 30, v. 11.– Credo videre bona Domini in terra viventium. Ps. 26, v. 13.

Entregado á los dolores

En la sentencia sangrienta,

A su Dios rindió la cuenta

El ilustre miraflores ,

Creyendo que su inocencia

Lo llevaba á descansar

Al cielo, para alabar

Al Señor de la clemencia.

__________

Consumpta est caro ejus a suppliciies, vertatur ad dies adolescentiæ suæ. Job. 33, v. 25.

¿A quién no ha de consternar

El término lastimoso

Que tuvo en un calabozo

El caballero tobar ?

De Cuenca al de Guayaquil,

Donde espiró desgraciado,

Fué conducido engrillado,

Pasando desdichas mil.

__________

Terra, ne operias sanguinem meum, neque inveniat in te locum latendi clamor meus. Job. cap. 16, v. 19.

Asimismo es de llorar

La aciaga fatalidad,

Con que murió sin piedad

El alcalde salazar .

Cargado de las cadenas

Sobre un animal feroz,

Recibió aquel golpe atroz

Que acabó todas sus penas:

Clamando por grande rato

Misericordias al cielo,

Arrojado al duro suelo,

En la venida de Ambato.

Allí todo caminante

Se suspende con horror,

Y exhalando su dolor

Llora por su semejante.

Indeleble se mantiene

En aquellos arenales

Su sangre, que á los mortales

Con espanto los detiene.

__________

Invocavi nomen tuum, Domine, de lacu novissimo. Thren. cap. 3, v. 55.– Redactus sum in nihilum.

Job. cap. 30, v. 15.

Cavando la madre tierra,

Por no ser encarcelado,

En un subterráneo helado

Vivo sepultóse sierra .

¡Oh caso el mas lamentable!

Allí pereció mas presto:

Escapó sí del arresto,

Mas perdió la vida amable.

Todos hemos padecido,

¡Oh Señor Omnipotente! . . . .

Muéstrate ya mas clemente

Con vuestro pueblo afligido.

__________

Hæreditas nostra versa est ad alienos: domus nostræ ad extraneos.

Orat. Jer. cap. 5, vv. 2 et 3.

Nuestros bienes y caudales

Se han llevado los extraños,

Causándonos tantos daños,

Muertes, perjuicios y males.

Huérfanos hemos quedado

Sin nuestros padres amados,

Señor, pero esperanzados

En tu sombra y tu cuidado.

__________

Relación de un pasajero que vió en Quito el 2 de Agosto de 1810, es el título de la pieza que va á continuación. Menos hiperbólica que la anterior en las alabanzas de los próceres; áspera, mas no tan fecunda en denuestos contra los asesinos; igualmente defectuosa en la versificación, si bien el pasajero emplea endecasílabos que las más de las veces no lo son, coincide con ella en punto á los hechos, y añade algo interesante, como lo puede notar el lector. Parece indudable que el autor fué quiteño, puesto que llama paisanos á los patriotas á quienes se había procesado; y quizá se dió el nombre de pasajero para desorientar á las autoridades, caso de que los versos cayeran en sus manos. En esos tiempos no había precaución demás para salvar el pellejo ó, cuando menos, evitar el destierro y la confiscación de bienes.

Diosa de las tragedias,

Aumenta mi quebranto,

Inflúyeme episodios

Que expresen mi pesar, dolor y llanto.

¡Oh Cuartel! de patricios

En la sangre anegado,

Cuéntame á donde llega

La iniquidad del corazon humano.

Calles desamparadas,

Plazas, casas y cuartos,

¿Qué monstruos abrigais

Que vuestro lucimiento han apagado?

¿Qué cadáveres yertos,

Insepultos, rasgados,

Desnudos presentais

A que pase su sable el vil soldado?

Quebrantadas las puertas,

Los derechos violados,

¿Es este pais salvaje?

¿Qué escena es ésta, ó qué infame masacro?

Por mas allá yo veo

Templos, cruces y cuadros,

Que reparten virtudes

Y evitan los insultos, los estragos.

Presidente vestido

Me parece ese anciano,

Que con otros, alegres

Cantan triunfos en aquel palacio.

En él reparé el busto

Del cautivo Fernando,

Y sin duda eran esos

Ministros de su código sagrado.

Sobresalia entre todos

Un rostro, que al mirarlo

Vi la impiedad, la saña,

Y todos los delitos retratados.

De una turba festiva

Despavorido salgo,

Y en la ciudad encuentro

Solo oficiales, cajas y soldados.

Y al fin de unas cuatro horas

De palidez y asaltos,

Balas por todas partes,

Y metrallas y sangre sin reparo.

Despues que militares,

Infantes y caballos

Los vi que se trocaban

En peones de cargas y de sacos;

Que unos eran etiopes

Y otros de mucho rango,

Oficiales sin armas

Que autorizaban tan negros agravios,

Un capitan entre ellos,

Que aturdido del caso,

Traidor por una parte,

Por otra iba á lograr botin de Estado.

Diviso santas tropas

Con Cristos en las manos,

Turbadas, macilentas,

Presididas del Príncipe sagrado,

Que el tiroteo sangriento

Hizo cesar al cabo,

Pero menos los robos

Que se multiplicaban con descaro.

Contuvo mucho pueblo

De insultos ya cansado,

Que á la pública fuerza

Iba inerme á ser sacrificado.

Pero ¿quién contenia

Al feroz Magistrado,

Al codicioso ibero

Y dominante por trescientos años?

De aquí sigue el saqueo,

Los homicidios varios;

Las horcas se preparan,

Y desearan no ver un indio hablando.

Entonces yo me acojo

De un sacerdote al lado,

Que se va al atrio real

A pedir por los cuerpos y enterrarlos.

De una corta distancia

Oí que los negaron;

Pero luego el mas viejo

Dijo: “Llévelos, padre, al Altozano”.

Mortajas no se dieron,

Y en esteras cargados,

Eran de la insolencia

Objetos y despojos del soldado.

Yo los quise cubrir

De sábanas ó trapos;

Mas temia no sé qué,

Y me dolia tan temerario trato.

Finalmente á la celda

Atónitos llegamos.

El padre no durmió,

En lágrimas amargas anegado.

Estas y los suspiros

Patrimonio eran de ambos,

Que aumentaban la noche

Y el sonido de algunos cañonazos.

Este era el dos de Agosto,

El tres al templo vamos,

Se cantan las exequias

Sin asistencia de un conciudadano.

Despues subo á la torre,

Y crece mas mi espanto

Viendo todo el lugar

Que parecia un reo encadenado.

Oigo allí exclamar á uno:

“¡Oh Dios inmenso y santo!

¿Dónde están vuestras Leyes?

¿Dónde las que dictó el Rey Fernando?

¡Qué efectos tan horribles

Trae no cumplir los pactos!

Que se trueque ya el mundo

De venganza y tragedia en un teatro.

Infelice Castilla

De Aréchaga guiado,

Qué delito es rendirse

A tus libres despóticos tratados?

¿Por qué de alta traicion

Procesa mis paisanos,

Traidor á tu palabra

Y traidor á las Leyes que has jurado?

Por ventura ¿no es cierto

Que tu imperio ha cesado,

Y que así te lo vuelven

De tu voz á la fuerza ya encorbados?

¡Ah! sencillo Morales,

Que el alma has exhalado,

Con Quiroga y Salinas

Y otros muchos patricios literatos!

Vosotros vivireis

En eterno descanso,

Y hará vuestra memoria

Época en el suelo americano.

Recoge, Patria amada,

Huérfanos desolados,

Viudas desamparadas,

Y postreros despojos del tirano.

Que las sombras persigan

A ese cruel Castellano,

A todos sus satélites

Y al Limeño, ejecutor malvado;

Que no encuentren abrigo

Esas tropas de vándalos,

Y esa oficialidad,

Aborto de los vicios mas insanos;

Que aun Lima los deteste,

Negándoles sus brazos,

Si algun dia recuerda

Que ha enviado tropas á españolas manos;

Que...” Mas al momento

Cayó en un desmayo

Que embargó sus sentidos,

Su triste exclamacion allí acabando.

Entonces el campanero

Lo toma á su cuidado,

Y de tantos sucesos

Ya no sé en qué region me hallo.

Vuelvo, pues, á la celda,

En mi amigo reparo,

Y me refiere triste

El origen de casos tan extraños.

“El diez de Agosto, dice,

Del año que ha pasado

Los derechos del hombre

Salieron del encierro de palacio.

La luz les dió á los unos,

Y otros se deslumbraron,

Ciegos en sus cadenas

Y que nacieron para ser esclavos.

Religión, Rey y Patria

Entonces proclamaron,

Y quitar solo quieren

Traidores que se han vuelto Dioclecianos.

Se convierten en odio

Los lugares cercanos;

Quito repone luego

Todas las potestades á su mando.

Entre grandes promesas

Solemnizan tratados,

Que despues los quebrantan,

Fieros, crueles, Nerones refinados.

Se siguen calabozos,

El aire y luz negaron,

Se fabrican cadenas,

Infamantes preparan los cadalsos.

Presos por todas partes,

Procesos abultados,

El orden se trastorna

Y no se ven sino hombres acusados.

Caribe es cada juez,

Monstruo desapiadado,

Que no distingue clases,

Y solo busca el exterminio raro.

Hasta que... El cielo sabe

Lo que voy á contaros

Del negro dos de Agosto,

Porque es imposible averiguarlo.

Ocho hombres solo fueron

Que, con puñal en mano,

Cinco entran al cuartel

Y tres abrieron el Presidio urbano.

Todos estos facciosos

Son del tirano amados;

Vergara zafa á un reo,

Y todos los demas despedazados.

Aquellos tambien mueren,

Y el oficial Doblado

Que servia en la guardia

Desde antes insta por el mismo asalto.

Este capitan Celi,

Que á todos era grato,

Ejecuta la orden

Mas trágica que nunca se haya dado”.

Absorto me quedé

Tanta intriga escuchando,

Y lo que causar pueden

Tanta perfidia, iniquidad y engaño.

¿La tierra abrigar debe

Tan crueles sanguinarios,

Que se llaman mandones,

De vida y muerte jueces arvitrarios?

¿Y los hombres sujetan

Su razon á estos bárbaros,

Que su capricho es ley

Y sus pasiones yugo soberano?

Ya los hombres son brutos

Sin sociedad mezclados.

Me voy á Santa Fe.

Donde dicen hay hombres mas sensatos.

__________

Hay una décima que pinta, como los versos anteriores, el estado del ánimo de los patriotas después de la carnicería del dos de agosto. Se ve en la décima, por otra parte, la expresión de la confianza de que Dios vengaría el crimen que se acababa de cometer. La venganza no tardó en venir: todo el mundo la vió consumada en Pichincha el 24 de mayo de 1822.

¡Oh dos de agosto maldito,

En que los crueles hispanos

Ensangrentaron sus manos

Con el mas atroz delito!

¡Oh dia en que se vió Quito

Llena de espanto y horror!

Ha de querer el Señor,

Que todo lo manda y puede,

Que sin venganza no quede

Tanto infame matador.

__________

Dos años después se celebraron en la iglesia de la Compañia de Jesús exequias solemnes por las víctimas del dos de agosto, y en el catafalco se leían las inscripciones siguientes, en que se ven repetidos los conceptos y áun los versos de las lamentaciones anteriores:

Nuestros enemigos todos

Como fieras han bramado,

Y ellos nos han devorado

Con todas trazas y modos.

__________

Con los saqueos y robos

Nos quitaron los caudales,

Y nos causaron mil males

Como carniceros lobos.

__________

Rompen tiendas y almacenes,

Despedazan ya las puertas,

Las arcas quedan desiertas,

Y ellos ricos de mil bienes.

___________

Niños, jóvenes y ancianos

Son pasados á deguello,

Y tambien sagrado cuello

Cortan las feroces manos.

___________

Despues que nos desnudaron

Hasta de paños menores,

Cometiendo mil horrores,

Como á perros nos botaron.

___________

Huérfanos hemos quedado

Sin nuestros padres amados,

¡Oh Dios! pero refugiados

En tu sombra y tu cuidado.

___________

Mis gemidos ya redueblo,

Y lloraré noche y dia

Esta amarga pena mia

Por los muertos de mi pueblo.

___________

Mis párpados y mis ojos

Se deshacen en torrentes:

Mis ojos ven inocentes

De la Parca los enojos.

___________

Pareció mi pueblo amado,

Fiel, paciente, religioso,

Diciendo moria gustoso

Por la Patria, Dios y Estado.

___________

Con mil dolores prolijos,

Anegada en triste llanto,

La madre Patria en quebranto

Ve la ruina de sus hijos.

___________

Al tratar de otra composición hice notar que el pensamiento ostensible de los revolucionarios del año nueve, no fué el de la emancipación absoluta, sino el de mejorar las condiciones de los colonos, cambiando las autoridades españolas con otras de origen americano. La fidelidad á España tenía entonces entre nosotros hondas raices, las cuales fueron arrancadas por la tiránica conducta de los mismos españoles que tenían el poder en las manos, para daño de los criollos y sin gran provecho de la metrópoli. Ese pensamiento de nuestros próceres, ó más bien aquella fidelidad de la mayor parte de los habitantes de la Presidencia, está manifesta de manera más clara en la siguiente composición. Esta, además, es notable por contener versos endecasílabos, tan poco usados, según parece, por nuestros cantores de aquel tiempo. En ella se encuentran algunos chispazos de poesía no despreciables.

¡Oh Dios, que eres inmenso, justo y santo!

Tú solo vez el interior del hombre;

Tú sabes que tu culto sacrosanto

Y el honor y la gloria de tu nombre,

Encendieron la llama

Que hoy crimen se proclama;

Porque juzgando en riesgo vuestra casa,

Por defenderla nuestro honor se abrasa.

Diga el impio, diga lo que quiera,

Haga irrision de aqueste pensamiento.

Tú solo ¡oh Dios! tu luz es verdadera,

Penetra el corazon y entendimiento.

Si á tus ojos fue sano.

¿Qué importa el juicio humano?

Si tu causa fue justa, santa y buena,

La muerte es triunfo que de gloria llena.

Tú, Fernando, monarca desgraciado,

Víctima del impio Bonaparte,

Mira el pueblo que llaman conquistado,

Porque creyó su obligacion amarte.

Nos llaman criminales;

Pero siempre leales

Acompañamos vuestras aflicciones,

Tus vasallos cargados de prisiones.

Defenderte, señor, esta tu tierra

De injusto usurpador, intruso dueño,

Declararle mortal y fiera guerra

A tu enemigo y nuestro, fue el empeño.

Mas ¡ay! qué diferencia

En esta Presidencia!

Sentimiento tan noble y esquisito

En España es virtud, crimen en Quito.

¡Oh Madre Patria! España desdichada!

Al veros en dolores tan prolijos,

Fugitiva talvez, desamparada,

Un asilo os preparan vuestros hijos.

Mas ¿quién creyera ¡oh Cielo!

Que tan noble desvelo

Por crimen se repute, por delito

Socorrer á la madre en tal conflicto?

¿La Nacion ha ordenado ya otra cosa?

¿Manda otra ley, gobierna otro derecho?

Pues ¿qué culpa tan negra y criminosa

Se inquiere y se imputa á nuestro pecho?

No la encuentro, confieso:

Porque ¿es culpa un exceso

De lealtad, de amor, y un fino celo?

Almas injustas, almas execrables,

Decid que aquestos son pretextos vanos.

Yo apelo á los juicios insondables

De este Dios que penetra los arcanos.

Dejemos la sentencia

A su infinita ciencia.

¡Que al inocente salve la justicia,

Y que al malvado oprima su malicia!

__________

Al pie de estos versos hay la advertencia de que fueron copiados el 5 de marzo de 1811. Sin duda el amanuense suprimió inadvertidamente el verso que falta al terminar la penúltima estrofa.

En cuanto se supo en Caracas el asesinato de los patriotas el 2 de agosto, los de aquella ciudad quisieron mostrar á los de Quito su simpatía honrando la memoria de las víctimas, y celebraron, con tal intento, solemnes exequias. Entonces se publicó en nuestra capital la siguiente oda, cuyos versos, por la intención del autor, debieron ser sáficos adónicos. En el ejemplar que poseo no hay nombre de inprenta ni año de impresión.

Pueblo sensible, Caraqueño Pueblo,

Tú nuestros males lloras compasivo,

Y tú acompañas nuestro llanto triste

Desde tu Patria.

Flores derramas, libaciones haces

Sobre las tumbas de Quiteños Héroes,

Y luto visten vírgenes y esposas

Americanas.

Clima dichoso, tierra peregrina,

Tú das ejemplo del amor fraterno,

Y tú derramas en nuestras heridas

Bálsamo grato.

Quieran los Cielos, quieran para siempre

A las estrellas elevar tu gloria,

Y que ya libre cantes tus victorias

Eternamente.

Que tus virtudes rompan las cadenas

Que os puso ingrata la Española gente,

Y que la Patria, Religion, Fernando

Solo gobiernen.

El que á los mares límites señala,

El que á la nada ser le da, si quiere,

Y cuando quiere todo el Universo

Vuelve á la nada:

Escuche pío del Quiteño Pueblo

Votos ardientes de encendidos pechos,

Que se lo ruegan, sometidos siempre

A sus decretos.

__________

Con motivo de la jura de la Constitución española en Quito, se escribieron estos versos que probablemente corrieron sólo entre los patriotas:

Dizque han publicado

La Constitución;

Dizque ya Fernando

No es solo el mandon;

Dizque somos libres

Por Constitución;

Dizque ha de mandar

Siempre el chapeton

Dizque ya los pueblos

Son los soberanos,

Menos los de acá

Por americanos.

Eso de ser libres

Parece muy bien,

Menos que nos ponga

Chapeton la ley.

Libertad solita

Con independencia,

Es cosa muy buena

En Dios y en conciencia.

Sin encubrimientos

El ser insurgente,

Es cosa bonita,

Es cosa decente.

Libertad tenemos

Por Constitucion;

Mas en realidad

Es conversacion.

Pueblos ilustrados

Que sabeis de engaños,

Buscad el remedio,

Huid de los Marios.

Siempre que se os mande

Por el chapeton,

No tendreis derechos

Ni emancipacion.

¿Qué alivio tenemos

Con ese Proteo,

Si no lo alcanzamos

Con nuestro desvelo?

¿Qué pecho han quitado?

¿Cuál es la ventaja?

De tantos impuestos,

¿Ha habido rebaja?

Uno era el tirano,

Ahora son doscientos:

Esta es la ventaja

De los reglamentos.

¿Qué ha ganado el pueblo,

Menos la nobleza,

Conque al Tribunal

No se diga Alteza?

Distantes las Cortes,

Distantes los Reyes,

Siempre han abusado,

No guardan las Leyes.

Así el chapeton

Nunca dará almíbar,

Y no hay mas arbitrio

Que estar con Bolívar.

__________

No puede ser más claro el avance del pensamiento hácia la emancipación completa; pero me parece que está todavía más explícito en estas cuartetas:

Ya América no se engaña,

Pues de esperiencia está llena:

La Constitucion de España

No ha de ser cosa muy buena.

Con su papel y sus Reyes

Que se avengan los hispanos:

Nosotros queremos Leyes

Hechas por americanos.

__________

Hablando de la composición que va en seguida, he dicho en la Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana, página 493: “No sabemos qué acontecimiento laudable de 1820 inspiró esta cancion: acaso fué la insurreccion del 9 de octubre ocurrida en Guayaquil, ó los movimientos de igual naturaleza habidos en Ambato y Latacunga, ó las esperanzas que hizo concebir Urdaneta con la espedicion que vino á escollar tristemente en Huachi el 22 de noviembre del mismo año”:

canción.

¡Albricias! albricias!

Patriotas amados,

Que van siendo libres

Los americanos!

¡Albricias, señores!

¡Feliz insurgente!

¡Felicísimo año

De ochocientos veinte!

Llegará por fin

El tiempo esperado

En que el insurgente

Ya no será esclavo.

Bendigamos todos

Humildes al Cielo,

Porque ha bendecido

Nuestro patrio suelo.

Bendito sea Dios,

Que sacudiremos

El pasado yugo

De aquellos infiernos.

¡Ah, dichosos pueblos

Con Constitucion,

Y sin que ya os mande

Nunca el chapeton!

¡Ay, pobres realistas,

Hermosos borricos,

Que á costa del pobre

Se volvieron ricos!

Ya no hay mas ancheta

Para su ambicion,

Porque ya el realista

No será el mandon.

__________

exortación.

Levantémonos los muertos,

Pisemos las sepulturas,

Que ya veremos el dia

Y no tinieblas oscuras.

Que asomen ya los cadáveres

De los que se hallaban muertos,

Y saldremos á encontrarlos

Con nuestros brazos abiertos.

Que ya vienen los amigos

Que nos ha mandado el Cielo,

Para alivio de los tristes

Que pisaban este suelo.

Ya vienen nuestros patriotas

Redimiendo los cautivos,

Llorando por los que han muerto,

Desenterrando los vivos.

Ya viene, pues, San Martin

Desatando las cadenas

Conque nos aprisionaban,

Sumergiéndonos en penas.

Ya viene nuestro Bolívar

Con su tropa generosa,

Para que ya terminemos

Nuestra libertad gloriosa.

Ya vienen, pues, nuestras tropas

Clamando con potestad:

“¡Que muera la dependencia!

¡Que viva la libertad!”

¡Oh generoso insurgente!

Se acabó la tirania,

El despotismo y fiereza

De la España cruel, impia.

__________

Las décimas que llevan el título de Despedida de los Chapetonesempleados de Lima, son indudablemente de origen peruano y quizás escritas en esa ciudad. No tengo noticia de que hubiesen sido publicadas por la imprenta; la copia que poseo es de esos mismos días, es decir inmediatamente después que cesó el gobierno español en el Perú.

Adios: ya llegó el momento

De la triste despedida:

Ya en la América querida

No hallan nuestros pies asiento.

Nosotros el instrumento

Fuimos del mal que lloramos;

Luego ¿de quién nos quejamos?

¡Mal haya nuestra ambicion,

Origen de la afliccion

Que en el dia lamentamos!

despedida de un general

Ayer con este baston

Y mi vestido bordado,

De todos fuí respetado

Con servil humillacion;

Mas mi española hinchazon

Hay se mira despreciada,

Y de esta canalla alzada

Sufro el ultraje mayor:

¿Y que el que ayer fué señor

Se mire hoy menos que nada?

despedida de un togado.

Yo que há poco órgano fuí

De la soberana Ley,

Y en nombrando España y Rey

A todos temblar los ví,

Mas que humano me advertí,

Lleno de honra y de dinero,

Dando justicia al que quiero

Y al que mas me regalaba;

Ayer nadie me igualaba,

Y hoy soy áun menos que cero.(Lam. 40)

un administrador de rentas.

Yo Administrador de Rentas

Que á todos los despreciaba,

Y haciendo cuentas y cuentas

Con la mitad me quedaba;

Yo que siempre me jactaba

De abatir y de ultrajar,

Y, si es posible, acabar

Con el que era americano,

¿Con el sombrero en la mano

He de llegarlos á hablar?

un oficial real

Yo oficial real que pagaba

A todo español corriendo,

Y al que no, lo iba aburriendo

Mientras que no me obsequiaba;

Que contra todos rajaba,

No cesando de hacer mal,

Por el odio natural

Que tengo á estos habitantes,

¿Tengo de ver que triunfantes

Rien mi suerte fatal?

un minero.

En mis minas absoluto,

De los indios disponia,

Y el pecuniario tributo

Por su medio recogia;

Con indolencia advertia

Que el trabajo los mataba,

Pero en ello me gozaba;

Mas ya todo se acabó:

¿Y que deba dejar yo

Aquello que mas amaba?

un hacendado.

En mi hacienda soberano

Despótico disponia,

Y á mis plantas se ofrecia

El indio y el africano;

Lo dispuesto por mi mano

Se cumplia, aunque mandase

Que en el castigo espirase

El miserable sirviente;

¿Y que hasta esta triste gente

Contra mí se revelase?

Y no es mi mayor pesar

El mirarme en tal estado,

Sino que por fuerza ó grado

De aquí tengo que marchar.

América ¿he de dejar

Tu deliciosa mansion?

¡Se me arranca el corazon! . . .

Mas ya viene el comisario;

No quiero ser temerario:

Me marcho sin dilacion.

un naviero.

De tres fragatas soy dueño;

Mas no vendran á este puerto,

Pues ya nuestro mal es cierto,

Aunque nos parezca sueño;

Ya no tendré el halagüeño

Placer de que me llenaba

Cuando un buque me llegaba

Cargado, de mi Nacion,

Triplicando la porcion

Del dinero que costaba.

Ya murió nuestra esperanza,

Concluyó nuestra hinchazon,

Y un diablo y un chapeton

Estan en una balanza;

Y áun creo que mas confianza

Tendran aquí del primero,

Segun el odio que infiero

Que nos hemos acarreado:

¡He aquí el triste resultado

De nuestro trato altanero!

un almacenero.

Yo vine de marinero,

Y en el mismísimo dia

Un paisano con porfia

Me emboca moza y dinero;

A poco fuí almacenero,

Y á mis sobrinos llamé,

Ni á ninguno habilité

Que no fuese mi paisano;

Pues á todo americano

Con el corazon odié.

Que la Patria triunfaria

Yo nunca me persuadí,

Que muy lejos estaria

A haberlo juzgado así;

De Lacerna me creí,

De Canterac y Valdez:

Muy justo es que pague, pues,

Mi necia credulidad,

Y á la patria potestad

Se sujete mi altivez.

un mercader.

Yo de mi tio llamado

En mal punto vine aquí,

Y aunque fortuna adquirí,

Muchas veces lo he llorado;

En la Merced encerrado

A gritos me confesé,

Cuando la voz escuché

De: “¡Mueran los viles godos!

¡Nadie escape! mueran todos!“

¡Dios mio, cuál me quedé!

Y hoy que nos mandan salir

Y que hagamos testamento,

Como si fuera el momento

De llevarnos á morir;

Y que habemos de elegir

Por fuerza por heredero

De la mitad del dinero

Al que mas aborrecemos,

Llamar al diablo queremos

Que nos apriete el gargüero.

un panadero.

Adios, mi panaderia,

A donde hice mi caudal,

Vendiendo un pan por un real

En la anterior carestia;

¡Adios! de tí me desvia

Un mandato superior;

Pero protesto en rigor

Que el corazon dejo en tí,

Pues no te pagara, si

Fuera con menos amor.(Lam.41)

un cajonero de ribera.

En mi cajon de ribera

Ganaba un dos mil por ciento,

¿Y ha de quedar ¡suerte fiera!

Donado en mi testamento?

Y no es mi mayor tormento

El tenerlo de dejar,

Sino que lo ha de gozar

Algun pérfido enemigo.

¡Santiago! ¿cómo lo digo

Y no acabo de espirar?

un bodeguero.

Metido yo en mi bodega,

Su suerte á nadie envidiaba,

Puesto que en ella ganaba

Al mes como una talega;

Mas, pues ya el instante llega

Que la tengo de dejar,

Consiéntaseme llorar

La fortuna que perdí,

Pues se acabó para mí

Tan venturoso lugar.

un americano á los españoles.

Españoles inhumanos,

Ya el mayorasgo cesó,

Porque á sus dueños pasó,

Que son los americanos;

Vosotros, mas que tiranos,

No nos dejasteis siquiera

Un destino que pudiera

Hacer feliz nuestra suerte;

Y pues cambiada se advierte,

¡Marchad fuera, marchad fuera!

Idos, pues, y vuestro aliento

Este suelo mas no infeste:

Huid de América, peste

Y origen de su tormento;

Idos, pues, y en el momento

Direis á vuestra Nacion

Prepare la espedicion

Con que siempre nos amaga,

Y que, si es posible, lo haga

Sin la menor dilacion.

__________

Se conservan unas décimas contra la obstinación de lospastusos. Dificilmente podrá darse diatriba mas virulenta: parece escrita con sangre y veneno. No es posible darla á luz, y vayan como muestras esas dos estrofas, con la advertencia de que son de las menos ofensivas. Por ellas puede juzgarse de las demás.

Tus crímenes acreedores

Son de la justa sentencia,

Que te hiere con violencia

A que pagues tus errores;

Pues no son merecedores

De ninguna compasion,

Porque ya arde el corazon

Viendo la paz perturbada,

Y tanta sangre regada

A fuerza de obstinacion.

Enemigo de la paz,

¿Con qué te compararé?

¿Qué descripcion de tí haré,

Fiera cruel, montaraz?

¿Sangre quieres verter mas?

Pues tu cálculo es errado,

Porque has de salir burlado

Y te quedará el conflito

De que tu negro delito

Siempre será castigado.

__________

Declarada la guerra entre Colombia y el Perú en 1828, díjose en algún papel de Lima que el triunfo de las armas peruanas era seguro, pues la lucha se iba á trabar entre un varón y una hembra. Después de la batalla de Tarqui (1829) la burla fué contestada con la siguiente décima, atribuida al doctor don Fidel Quijano:

Equivocado Lamar.

Creyó que Colombia era

Mujer á quien se pudiera

Fácilmente derrotar;

Pero al enemigo dar

Supo ella tal revolcon,

Que por fuerza ó por razon

Todo el mundo hubo de ver,

Que era el Perú la mujer

Y Colombia era el varon.

__________

Como son peruanas las décimas Despedida de los chapetones, la canción que va en seguida es chilena de origen. Ignoro igualmente si corre impresa, y la tomo de un mal manuscrito, como una curiosidad literario-política de otros tiempos.

DESPEDIDA DE LAS CHILENAS

al ejército libertador del perú.

¡Qué terrible contraste,

Oh dulce Patria amada,

La espedicion deseada

Causa en el corazon!

Ya es tiempo de cumplirse

Tu orden irrevocable;

La Libertad amable

Lidia con el amor.

¡Amor! ¡Patria! Marchad,

Marchad, bravos guerreros,

Y volved los primeros,

Y volved vencedores

A que la gratitud y los amores

Os ciñan la corona merecida

De inmarcesible honor, solo debida

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Defensores de Chile,

Corred á la victoria,

Y volved con la gloria

Que os adquiera el valor.

El cobarde que ceda

A menos noble empeño;

Vea siempre airado el ceño

De la diosa de amor.

Sí, guerreros, ¡marchad!

Nuestro sexo os envidia,

Y el alma entera lidia

Con inútil violencia

Entre el amor, la Patria y la impotencia

De nuestra débil mano, que esmerada

Tejerá la guirnalda, preparada

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

De Chacabuco y Maipo

¿Quién el triunfo ha olvidado?

¿Quién el denuedo osado

Que inspira la virtud?

¿Cobardia? ¡Oh, qué infamia!

¿Qué cosa es cobardia?

¿Ella cupo algun dia

En los hijos del Sud?

¡Hijos del Sud, marchad!

Y os inflame mas fuego

Que aquel que el amor ciego

En el corazon prende:

La cara Patria vuestro amor enciende.

Enmudezcan los torpes, los profanos,

Y atónitos se humillen los tiranos

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Que no llore la esposa

Ni la madre querida,

Cuando se les despida

El dueño de su amor.

¡Morireis! ¡Dulce muerte,

Bendecida del Cielo,

En tí misma el consuelo

Presentas al dolor!

No hay llanto, no. ¡Marchad!

Salvad al oprimido,

Y que el Perú reunido

A la causa sagrada

Y á la amistad por Chile acreditada,

Suba al rango á que Chile se ha elevado,

Y la naturaleza ha señalado

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Ciudadanos, ¿qué os falta?

Por nuestra parte, nada:

No hay cosa reservada

A tan bizarra accion:

Las joyas, los adornos,

El anillo querido,

De todo desprendido

Se encuentra el corazon.

Sí, Patriotas, ¡marchad!

Que no habrá sacrificio

Que en gloria y beneficio

De la Patria no hagamos:

Hasta hoy con entusiasmo recordamos

Que Pericles el oro de Minerva

Al pelear por su Patria no reserva;

Es la causa de la Libertad.

¿Quién la tasó? ¡Marchad!

¡Oh mar del Sur! ¡oh vientos!

Sed prósperos y suaves

Mientras que nuestras naves

Llevan la espedicion.

Mirad que ellas conducen

A la mas digna empresa

Los que hacen la fineza

De nuestro corazon.

Compatriotas, ¡marchad!

Que el cielo justo y bueno

Un mar siempre sereno

Dispuso por camino

A los que van á dar su alto destino

Al Perú, libre de sus opresores.

Entregad, peruanas, con mil flores

El laurel noble de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

¡Ay, Cielos! ya se apartan,

Ya nuestras playas dejan,

Y al paso que se alejan

Los sigue el corazon;

Muy remotos se escuchan

Los vivas del Saloma

Y en la Higgins solo asoma

Flameando el tricolor.

¿Conque os vais? Sí, ¡Marchad!

Que aunque en esta partida

El alma se divida,

Pero ella toda entera

Es de la Patria, y hoy su voz impera.

Cuando pisáreis del Rimac la tierra,

Que no haya oposicion: ceda la guerra

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Hermosuras de Lima,

Nobles y generosas,

Recibid obsequiosas

Los hijos del valor.

Otro mérito no hallen

Ante esos ojos bellos,

Que el que se ganen ellos

Venciendo al opresor.

Sí, valientes, ¡marchad!

Manes de Isicratea,

Encendedles la tea

Que debe guiar su paso.

A Mitridátes en mas duro caso

Tú varonil acompañar quisiste;

Reanima hoy el valor que allí les diste

A los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Al pisar esa tierra

En riquezas fecunda,

La sangre que la inunda

Sensibles recordad.

Mil cenizas ilustres

Son allí confundidas

Con los libertecidas

Siervos de la crueldad.

¡Venganza, sí! ¡Marchad!

Pero andad persuadidos

Que con los oprimidos

No es esta cruda guerra:

Con el tirano de inocente tierra

Es solo la venganza: él solamente

Con su séquito vil la esperimente

De los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

¡Oh! que ninguno vuelva

Con la nueva importuna

Que frustró la fortuna

De la Patria el poder!

Vergüenza eterna cubra

Al fatal mensajero:

Que se muera primero,

Si no pudo vencer.

¿Y el amor? No: ¡marchad!

No hay mas que patrio fuego:

El que como aquel griego

En cualesquier momentos

Nos traiga tristes acontecimientos,

Será, como él, de todos despreciado:

Pues nuestro corazon es reservado

Para los héroes de la Libertad.

¡Silencio, amor! ¡Marchad!

Regresad vencedores.

¡Oh Patria! oh amor santo!

Brote del pecho tanto

Cuanto se reprimió.

Corazon, á los héroes

Háblales con ternura,

La gratitud mas pura

Signifique tu ardor.

Amados, sí: ¡marchad!

¡Adios! y volved presto.

No haya caso funesto

Que el retorno os impida.

Vais á exponer con gloria vuestra vida.

Que la presente edad y la postrera

Bendigan con la paz dulce y sincera

A los héroes de la Libertad.

¡Marchad! ¡adios! ¡marchad!

Mil millones de pueblos

Que se iran sucediendo,

Y los que estan oyendo

Este tan tierno adios,

Tienen fijos los ojos

En los libertadores;

Id, pues, y vencedores

Ganad su admiracion.

¡Adios! adios! adios!

Que ya silencio ordena

Ese cañon que truena

La partida anunciando.

He aquí el momento ¡oh Patria! ¿Y hasta cuándo

La tregua del amor dura contigo?

Hasta vencer al último enemigo

Por los héroes de la Libertad.

¡Adios! ¡Venced! ¡Marchad!

Como se ve, en esta composición hay defectos que desagradan al oído, y de algunos de los cuales se queja también la inteligencia; pero contiene trozos, á mi juicio, verdaderamente poéticos; sobre todo se advierten en toda ella arranques de ardiente amor patrio y cierta virilidad que está en armonía con el carácter chileno tan levantado y brioso.

__________

Vengamos ya á las dudas, desencantos y enojos de los patriotas, después de alcanzada la independencia, por la cual tanto suspiraron y trabajaron. Yo no los disculpo, sino tomando en consideración lo poco que penetraban en las condiciones en que nos tomó la emancipación, en el carácter de los hombres que por fuerza tenían que mezclarse en la política, y en ésta misma, que si ahora es muy ardua, lo era mucho más en aquellos tiempos de transición violenta. Los inocentes de nuestros abuelos, con raras excepciones, creyeron que una vez independiente la patria, todo sería color de cielo, todo armonía y perfumes; no sabían, aunque lo estaban viendo, que la guerra de la independencia significaba demolición, y que de entre los escombros del sistema colonial debía surgir lentamente un nuevo orden de cosas, para lo cual se necesitaba que se cambiasen las generaciones, que naciesen nuevas ideas y viniesen elementos regeneradores á apoderarse de nuestros pueblos. Esta transformación no podía verificarse de la noche á la mañana: era obra de muchos años, y ahora mismo, después de setenta de independencia, si echamos una mirada retrospectiva, veremos que es poco lo que hemos avanzado respecto del campo inmenso que nos queda por recorrer. Sin embargo, ese poco lo debemos á la independencia, y sin ésta, ¿quién sabe cuál habría sido nuestro porvenir? Contentémonos, pues, con progresar como podemos y como Dios nos ayude, seamos agradecidos para con quienes nos dieron patria libre, y entretengámonos recordando los desalientos y los desahogos de otros tiempos.

los temores de un patriota.

Ya somos independientes,

Ya tenemos libertad;

Pero ahora claman las gentes

Que les den felicidad.

¿La tendrán? Yo solo sé,

Y otros tambien lo sabran,

Que si un tirano se fué

Otros lo reemplazaran.

¡Qué malos tiempos pasamos!

¡Qué malos tiempos tenemos!

Es nada lo que ganamos,

Es mucho lo que tememos.

¡Qué hermosa es la libertad

Con orden y buena ley;

Pero si trae maldad,

Es peor que tener rey.

Patriotas del año nueve

Que heroicamente morísteis,

Vuestra obra decae en breve:

Fué sueño lo que quisísteis.

El bien que tanto soñásteis

No viene y se va alejando;

La sangre que derramásteis,

¡Cómo se va malogrando!

__________

El Rey de plata habia sido,

La Patria toda de cobre,

Su gobierno loco y pobre

Y de ladrones tejido.

__________

Tiranos fueron los godos,

Los patriotas son lo mismo,

Y de unos ó de otros modos

La Patria está en un abismo.

___________

Despues de habernos librado

De los godos opresores,

Los mismos libertadores

En déspotas se han cambiado.

Lindo está ver un soldado

De los libres batallones,

Que por solo sus galones

Quiere hacerse salteador

De las señoras de honor

En las calles y salones.

___________

Patriotas de dos colores

Y dos caras como Jano,

Con el mismo ánimo ufano

Servis á opuestos señores;

El fin de vuestros amores

No es la Patria libertada:

Vuestra única patria amada,

Vuestro ídolo, vuestro encanto,

Por el que os desvelais tanto,

Es vuestra barriga hambreada.

___________

Paisanos, ¿no es un primor

Que quien fino sirvió al Rey,

Hoy nos quiera dar la ley

Metido á gobernador?

¿Que con banda tricolor

Se muestre al público, ufano,

Quien con un sable en la mano

Entró á Quito tan orondo,

Acompañando á Arredondo,

Nuestro opresor inhumano?

Y entre las cosas no vistas,

¿No debemos admirar

Que al patriota han de juzgar

Como á godo los realistas?

¿Y que en todas esas listas

Que el egoismo ha fabricado,

Por acaso no haya entrado

Un patriota decidido?

¡Vaya! cuán mejor ha sido

Ser un godo declarado!

__________

Los diablos en el infierno

Se estan finando de risa,

De ver á los colombianos

Con casaca y sin camisa.

___________

Ya no quiero insurreccion,

Porque he visto lo que pasa:

Yo juzqué que era melon,

Y habia sido calabaza.

Juzgué que con refleccion

Amor á la Patria habia;

Mas vi tanta picardia,

Que no quiero insurreccion.

Cada uno para su casa

Todas las líneas tiraba.

No me engaño, –me engañaba,

Porque he visto lo que pasa.

De lejos, sin atencion,

Vi la flor, las hojas ví;

Mas como no conocí,

Yo juzgué que era melon.

Me acerqué mas, vi la traza

De la planta, y el color,

Probé el fruto, busqué olor,

Y habia sido calabaza.

Estos ů ltimos versos son atribuidos å D. Juan Larrea.

__________

Me voy á España ahora mismo

A ser puesto en la picota,

Por no ver el despotismo

De tanto pseudo patriota.

__________

LETRILLA

atribuida á don juan larrea.

Que ya Riobamba se afana

Por la casua americana,

Con ardor y frenesí,

Eso sí;

Pero que el realista eterno

No se introduce al Gobierno,

Porque su imperio cesó,

Eso nó.

Que el jefe piadoso y bueno

Esté de compasion lleno

Por el realista de aquí,

Eso sí;

Pero que el favorecido

No dé cuenta á su partido

De todo lo que observó,

Eso nó.

Que se mude prontamente

El realista en insurgente,

Porque le conviene así,

Eso sí;

Pero que sean verdaderos

Sus afanosos esmeros,

Porque de boca juró,

Eso nó.

Que con tintero y papel

Entre el realista al cuartel

A que me alisten á mí,

Eso sí;

Mas que de letra cursada

No dé otra lista á Calzada

De todo lo que en él vió,

Eso nó.

Que de algun Empecinado

Esté el lenguaje mudado,

Según lo que yo advertí,

Eso sí;

Mas que en tan breve ocasion

Se le mude el corazon,

Tan solo porque gritó,

Eso nó.

__________

lamento por la patria.

¡Ay, pobre Patria mia!

En qué manos caiste:

De esclavitud saliste,

Vuelves á esclavitud.

Antes sobraban vicios,

Sobraba tirania;

Pero ahora ¡ay Patria mia!

¿Dónde está la virtud?

Diéronte independencia,

Porque todos creyeron

Que cuando te la dieron

Te daban libertad.

Rompieron las cadenas

Conque te ató la España;

Pero hoy te oprime y daña

La ambicion, ¡oh maldad!

__________

¿Quién nos persigue y malquista?

El realista.

¿Quién nos infama y nos bota?

El patriota.

Hagamos de ellos pelota

Y zumbémolos200 al mar,

Pues no se puede aguantar

Ni al realista ni al patriota.

__________

Los versos que van á continuación pertenecen probablemente á los primeros tiempos de la República. No tienen fecha y son anónimos, como casi todos los de esta compilación.

Son buenos los Senadores

Y algunos Representantes,

Como tambien la cabeza

De los nuevos cabildantes;

A nadie, pues, ha agraviado

Nuestra Junta electoral,

Que de godos y patriotas

Eligió número igual.

Quiteños, esto si es bueno,

Ved brillar ya la igualdad;

Mirad que á los enemigos

Así se debe premiar.

Si quieres, patriota fiel,

Grandes premios alcanzar,

Hazte un déspota egoista,

Defensor del cetro real;

O al menos yo te aconsejo,

Si no sabes adular,

En todo sé indiferente,

Que entonces te exaltaran.

Abre los ojos, honrado

Y perfecto liberal,

Que una muy larga esperiencia

Estas reglitas nos da.

__________

Esto se llama Congreso,

Burlado pueblo de Quito;

Jamas en tiempo del Rey

Cosa igual habiamos visto.

Esto se llama Congreso

Que viene del cielo mismo,

Para hacernos mas dichosos

Que los dioses del Olimpo.

Con solo ser congresistas

Se hacen sabios los borricos,

Y santos los mas bribones,

Sean de aquí ó advenedizos.

De ellos muchos ayer fueron

O nada ó godos convictos,

Y ahora aseguran que son

Patriotas muy decididos.

La Patria les ha franqueado

La puerta de los destinos,

Y aquí está todo el secreto

De cambio tan repentino.

__________

PROCLAMA

de n. n. á sus compatriotas.

Paisanos, no es bufonada,

Es cierto lo sucedido:

Nuestros toros han servido

Para darnos la cornada.

No es sabrosa la tajada,

Mas yo no hago caso de eso;

Que no es este el primer hueso

Ni es el último bocado:

Otros muchos he tragado

Por confiado en mi pescuezo.

Yo dijiero facilmente

Toda clase de enzaladas;

No me duelen bofetadas,

Nada temo de la gente.

Para ustedes no es decente

Talvez esta contradanza,

Y una tan pronta mudanza

Del Gobierno en propiedad,

Pues si he de decir verdad,

Mas duró el de Sancho Panza.

El curso de los años ha hecho del todo oscuras las alusiones que contienen estas dos décimas, y tanto más cuanto, como no llevan fecha, no puede saberse en que tiempo fueron escritas.

Pongamos ahora los versos que no tienen relación con la política, y son de varios géneros.

La siguiente composición tiene la fecha de 23 de diciembre de 1810. En los pocos endecasílabos de ese tiempo no he hallado cosa de provecho, y júzguese de los demás por estos, que son de lo mejor:

El tiempo está vengado, ¡oh suerte mia!

Pues que yo en el tiempo no he mirado,

Hoy me veo en un tiempo en tal estado

Que para mí no es tiempo de alegria.

Bien me castiga el tiempo la porfia

De haberme con el tiempo descuidado;

Mas el tiempo sin tiempo me ha dejado,

Pues ya no espero tiempo ni de un dia.

Pasaron tiempo, y horas y momentos

En que pude del tiempo aprovecharme

Para excusar con tiempo mis tormentos;

Mas si del tiempo quise confiarme

Teniendo el tiempo varios movimientos,

De mí, que no del tiempo, es bien quejarme.

Los ovillejos que van á continuación están divididos por unas malas viñetas hechas á pluma; la letra es antigua y erradísima la ortografía, que ha sido necesario corregir en esta copia, y no llevan al pié ni la fecha ni nombre de autor. Sin embargo, quien quiera que hubiese sido éste, juzgo que su obra no está del todo desnuda de gracejo.

á una mujer que galantea con otro.

Viendo, Lucinda, mi agravio,

Rabio;

Y mirando que te adoro,

Lloro,

Y conociendo tu exceso,

Pierdo el seso.

Que fuí dichoso confieso

Comprando un cielo barato;

Pero mirando tu trato,

Rabio, lloro, pierdo el seso.

Dísteme como despojos,

Ojos;

Merecí con descubrillas,

Mejillas,

Y alcancé con medios sabios,

Labios.

Son ya tales mis agravios,

Que no estuviera yo en mí,

A no contemplar en tí

Ojos, mejillas y labios.

Causan solo mis rigores,

Amores;

Pago ya con las setenas,

Penas,

Y auméntame tus recelos,

Celos.

Testigos hago á los Cielos

Que estoy loco y no me espanto,

Pues me martirizan tanto

Amores, penas y celos.

No puedes dejar de ser

Mujer,

Pues eres mas que la rosa

Hermosa,

Y de todos sin medida

Querida.

¿Cómo podré tener vida

Si con otro te estoy viendo,

Siendo yo hombre y tú siendo

Mujer, hermosa y querida?

Es el que llamas jayan,

Galan,

Y tú para quien te ama,

Dama,

Sin perder por mi opinion

Ocasion.

¿Cómo estará un corazon

Que te tiene mas por puntos,

Mirando en secreto juntos

Galan, dama y ocasion?

Darás sin ningun despecho

El pecho,

Y no mostrarás avara

La cara,

Dando con ocasion poca

La boca.

Lucinda, aunque no estés loca,

Has de saber que en refriega

Quien da la mano, no niega

El pecho, la cara y boca.

Hoy de tí me despediste

Triste,

Y ahora estoy sin reposo

Celoso,

De mi sol resplandeciente

Ausente.

A quien tan bien sabe y siente

Basta lo que he dicho hoy,

Pues soy amante y estoy

Triste, celoso y ausente.

__________

á los desdenes.

¿Quién menoscaba mis bienes?

Desdenes.

¿Y quién aumenta mis duelos?

Celos.

¿Y quién prueba mi paciencia?

Ausencia.

De este modo en mi dolencia

Ningun remedio se alcanza,

Pues me matan la esperanza

Desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?

Amor.

¿Y quién mi gloria repuna?

Fortuna.

¿Y quién consiente mi duelo?

El Cielo.

De este modo yo recelo

Morir de mal tan extraño,

Pues conjúranse en mi daño

Amor, fortuna y el Cielo.

¿Quién reparará mi suerte?

La muerte.

Y el bien de amor ¿quién lo alcanza?

Mudanza.

Y sus males ¿quién los cura?

Locura.

De este modo no es cordura

Querer curar la pasion,

Cuando los remedios son

Muerte, mudanza y locura.

El romance y las décimas que siguen son de ingenio ejercitado y no burdo. ¿Serán originales de algún ecuatoriano, ó bien copias de autor forastero? Es verdad que entre los nuestros no faltó pluma fácil y donairosa, siquiera sea para escribir versos y no poesía, como D. Juan Larrea, por ejemplo; pero en estos ya hay algo más que la simple metrificación manejada con acierto. Creo haber dicho ya al hablar de las coplas populares, en las que es difícil señalar la procedencia de muchas, que yo voy haciendo lo de la avutarda de la fábula; si bien es indudable que serán muy pocas las aves extranjeras que reconocerán sus polluelos en este libro, ó nido literario. Mi concepto sobre aquellas coplas puede aplicarse también á las Antiguallas curiosas, aunque talvez hay en ellas menos piezas que no sean nacionales, según puede colegirse por el lenguaje y los conceptos, á pesar de lo anónimo de la mayor parte.

á una mujer que pretende dejarle á uno.

Escucha, divina ingrata,

Mis quejas, si no es que duermes,

Y dame siquiera oidos,

Ya que otros favores niegues,

Apenas comienzo á amarte,

Cuando dejarme pretendes,

Sin mirar que tus desvios

Son los lazos de mi muerte.

Dirás que no debes nada,

Y aun negarás conocerme;

Mas si el alma me has robado,

¿Cómo negarás que debes?

Ten amor, si eres discreta,

A quien amores te ofrece,

Porque en viendo desengaños,

Es niño el Amor, y teme.

¿No sientes hacer mudanza,

Cuando la ventaja adviertes?

¿Por ser costumbre no es mengua

La mudanza en las mujeres?

__________

explicación del amor á una dama.

Decir cuán grande es mi amor

Quisiera, mas el decirlo

Es querer disminuirlo,

Pues limito su valor;

Ponerle tasa es error

A un amor que es infinito,

Porque si á boca ó escrito

A tratar dél me dispongo,

En loarle poco pongo,

En tasarle mucho quito.

Tus gracias, tus perfecciones

Tu discrecion, tu hermosura,

Son cárcel de mi ventura,

Pues me tienen en prisiones.

Taladro de corazones

Es tu vista, dulce ingrata,

Pues al que mas se recata

De mirarte por vivir,

De tus ojos al partir

Le hiere, le postra y mata.

Es cierto que en un abismo

Estoy metido por tí,

Pues no me acuerdo de mí

Cuando estoy mas en mí mismo.

El dejarte es barbarismo

Y un crimen contra el amor;

Y así por este temor

Prevengo luchas mayores:

Para amarte bien, amores;

Para dejarte, dolor.

El alma te adora, en cuanto

Puede sin hacer delito,

Y en el sensual apetito,

En la contra, hace otro tanto.

Entre pecador y santo

Te puedo decir que estoy;

Pero con tal cuenta voy,

Que siempre que esto me arguyo,

Para buen fin, yo soy tuyo,

Y para mal, mio soy.

__________

alabanzas á la hermosura de una mujer.

Sois tan discreta en extremo

Y tan por extremo hermosa,

Que de obligacion forzosa

Quiero alabaros, y temo.

Yo conmigo estoy luchando

Por iros engrandeciendo;

Pero sois tal, que voy viendo,

Si llego á estaros mirando,

Que es mejor decir callando

Lo que no puedo diciendo.

Si callo, ninguno habrá

Que diga corto he quedado,

Y si digo, es muy sentado

Que he de quedar corto ya;

Porque ¿quién alabará

A un sugeto semejante

O con el metro galante,

O con el estilo absorto,

Que no quede siempre corto

Por mucho que se adelante?

Alabar belleza tal,

Señora, como la vuestra,

Es querer con rica muestra

Vender mi pobre metal.

Por hacer bien me hago mal,

Porque, queriendo aplaudiros,

Tan poco vengo á serviros

Con mi musa limitada,

Que pienso no he dicho nada

Despues de mucho deciros.

Hermosura y discrecion

Unidas en un sugeto

Ofuscan al mas discreto

Y perturban la razon.

Estas dos, señora, son

La causa urgente y que aprieta

Para llamaros perfeta,

Pues sois amor que acrisola,

Hermosa como vos sola,

Y cuanto hermosa, discreta.

De vuestro hablar el dulzor

Por la afabilidad limado,

¿A quién no le dará agrado?

¿A quién no causará amor?

Pondérelo otro mejor,

Porque yo tan solo toco

Que quien no juzga por poco

Dar por serviros gran precio,

O tiene sombras de necio,

O tiene rasgos de loco.

Dichoso mil veces mil

Sea quien merece hablaros,

Pues tiene en solo miraros

A la cara un rico abril;

Gusta el lenguaje sutil

De entre perlas y corales

Riquezas, pues que son tales,

Y favores tan solenes,

Que solo aquestos son bienes,

Y todo lo demas, males.

__________

á una mujer hermosa, pero ceñuda.

Me gustas por tu belleza,

Yo no lo puedo negar;

Pero no te puedo amar

A causa de tu aspereza.

¿Por qué la naturaleza

No te hizo cabal en todo.

Dándote dulce buen modo

Como te dió linda cara,

Y no ese ceño que es para

Meterle miedo hasta á un godo?

__________

El Dr. D. Fidel Quijano fué neogranadino de nacimiento; pero se crió en Quito y aquí se educó, obtuvo empleos notables, como el de Ministro de la Corte Superior, y murió por 1842 o 43. Hombre de semblante adusto y que rara vez ó nunca reía, era, sin embargo, un tesoro de chistes y amenizaba las tertulias, para las cuales se le buscaba de preferencia. Gustaba de escribir versos festivos y satíricos, pero se conservan muy pocos; á menos que sean suyos algunos de los que nos han quedado anónimos. El epigrama á Luis Brisón, neogranadino como él, tiene mérito, y no carece de sal la quintilla con que le adicionó un amigo de ambos. Conviene advertir que ni esta quintilla que punza su poco á nuestros vecinos del Norte, ni la décima, atrás copiada ya, buslesca contra el Perú con ocasión de la batalla de Tarqui, se han puesto en este libro con intento malévolo. Son antiguallas curiosas que es necesario conservar del mismo modo que las acusaciones é insultos que á la sombra de la musa se dirigían recíprocamente realista é insurgentes, y hasta los patriotas entre ellos mismos.

epitafio para luis brisón.

Aquí yace Luis Brisón,

Conversador tan seguido,

Que dicen que ni aun dormido

Dejó la conversacion;

Y se creyó con razon

Que de muerto no hablaria;

Pero el sacristan un dia

Se acercó al sepulcro un tanto,

Y se desmayó de espanto,

Porque hablaba todavia.

__________

quintilla puesta al pié de este epitafio.

Con su perdon, mi doctor,

Puede que sea un error;

Pero, segun imagino,

Debió de ser granadino

Aquel eterno hablador.

__________

testamento del dr. quijano.

Voy á hacer mi testamento

De los bienes que poseo,

Pues tan enfermo me veo

Que con la vida no cuento.

En mi sano entendimiento,

Declaro no ser casado,

Pero sí seré velado,

Si lo quiere mi heredero,

Y no me echa al agujero

Antes de haberme enfriado.

A mis muchos acreedores

Dejo las mandas forzosas,

Y ordeno que de mis cosas

Se repartan las mejores;

Y para que esos señores

Vean les quiero pagar,

La descripcion voy á dar

De mis bienes, sin mentir,

Pues estoy para morir

Y no los quiero engañar.

Declaro dejo un sombrero

Heredado á don Quijote,

Una casaca, un capote

Primo de mi arenillero, 201

Un pantalon tan entero

Que no llega á la rodilla,

Un chaleco de lanilla

Que, por muy agujereado,

Pienso que tiene tratado

De amistad con la polilla.

Item: de color canela

Un trinquin de bayeton,

Que por cierta tradicion

Conservada por mi abuela,

Lo tuvo mi parentela

Desde medio siglo atras;

Y una camisa, ademas,

Aunque sin mangas ni cuello,

Y con un remiendo ó sello,

En las faldas por detras.

Item: una colgadura

Que ignoro de lo que sea;

Una colcha, que es de crea,

Y tiene su flocadura;

Una frazada en pintura,

Que se ha roto con el viento;

Un colchon sin fundamento,

Pues ha perdido la lana,

Y juzgo no tiene gana

De estarse ya en mi aposento.

Item: unos suecos de oso,

Y de lo mismo las cintas;

Unas medias con mil pintas,

Antes de un asul hermoso;

Un eslabon tan mohoso

Que no da chispa ni ruido;

Unas botas que han corrido

Tempestades tan deshechas,

Que las calcetas en mechas

Por un lado han escupido.

Item: una libreria

Que cabe en una limeta,

Y por estar tan completa

Tiene las obras del dia:

Flores de Goegrafía,

Un tomo del Florilegio,

Constitucion de un colegio

Que yo pensaba fundar,

Y un librito de rezar

En altar con privilegio.

En dinero solo dejo

Un patacon colorado,

Que no por bueno se ha estado

En mi bolsillo hasta viejo.

A mi albacea aconsejo

Que no lo quiera gastar,

Pues aunque lo quiera dar

A cualquiera pordiosero,

Si no es algun heredero,

No ha de quererlo aceptar.

Mi caudal ya declarado,

Voy á nombrar albacea.

Y quiero cualquiera sea,

Pues yo peco de confiado.

Todo acreedor pagado,

Si hubiese algun remanente,

Mando que precisamente

Se reparta entre doncellas;

Pero con el cargo que ellas

Me tengan siempre presente.

Ordeno mi sepultura

En el mas pobre convento,

Y que el acompañamiento

Lo hagan sacristan y cura;

Y si hubiese coyuntura

Diga éste misa rezada,

Pues pedírsela cantada

Fuera quedarme sin misa;

Que al que muere sin camisa

No puede cantarse nada.

Sobre mi sepulcro mando

Se ponga precisamente

El epitafio siguiente,

Que he compuesto sollozando:

“Viajero que vas pasando,

Detén el paso y medita,

Cómo la muerte meldita,

Con voluntad soberana,

Hace lo que tiene gana,

Y lo que no ha dado quita”.

__________

Se cree también, con bastante fundamento, que la siguiente décima es del Dr. Quijano. Había en Quito una persona de genio agrio y lengua maldiciente, conocida con el apodo de Navaja, y se le puso en la puerta de su casa este percuciente epigrama.

Aquí yace una navaja

Que afiló piedra infernal,

Y mandó que su mortaja

Sea la vaina de un puñal;

Aquí yace todo mal,

Y cuanto hiere y lastima;

Aquí cuanto se le arrima

Brota sangre en un instante.

De lejitos, caminante,

Échale piedras encima.

D. Juan Larrea, oriundo de Riobamba como toda la familia de este apellido, hizo muchos versos, según se dice; pero se conservan muy pocos. Ya se han visto algunos de los que se le atribuyen, y allá van otros:

De nada sirve el placer,

De nada vale el servir,

De nada vale el subir,

Si ha de ser para caer:

Mantente en mediano ser,

Con constancia y con valor,

No apetezcas el favor,

Camina con mucho tiento,

Que no hay seguro cimiento

En los palacios de amor.

__________

Ya mi ciega fantasia

Lisonjeaba mi esperanza;

Con esta vana confianza

Dichoso me presumia;

Y cuando ufano creia

Adquirir la posesion

Del ajeno corazon,

Un funesto desengaño

Me hizo conocer el daño

De mi loca presuncion.

__________

D. Juan Larrea fué amigo del Dr. Quijano, aunque debió ser de más edad. También tuvo amistad con D. José Mejía, el afamado orador quiteño que tanto se distinguió en las Cortes españolas de 1812. Mejía escribió unos versos, cuyo tema se ignora, y los pasó á Larrea en via de consulta. El crítico formuló su juicio de esta manera:

Para escuchar tus versos, ¡oh Mejía!

Los dioses del Olimpo se reunieron;

A la primera estrofa bostezaron,

Y á la segunda estrofa se durmieron.

Parece que la invencible inclinación á la burla, que talvez le hacía salirse de los límites de lo justo y prudente, trajo á D. Juan algunos disgustos, y en los primeros días de la independencia hasta se le persiguió. Una vez tuvo necesidad de guardar voluntaria reclusión en su propia casa, y escribió en el dintel de ésta:

Por el dueño de esta casa

Nadie venga á preguntar:

Ya murió, ya le enterraron,

Y un muerto no puede hablar.

__________

Larrea era de genio alegre y gustaba de dar chascos á sus amigos. Cuéntase que vinieron á Quito dos señoritas guayaquileñas, con quienes era conexionado; y una vez que las visitaba, observó desde la ventana que dos conocidas suyas, madre é hija, se dirigían á visitarlas también. D. Juan se apresuró á despedirse de las guayaquileñas, diciéndolas: –Ahí vienen á verlas las Fulanas que son sordas como una tapia. Tienen ustedes que levantar mucho la voz para ser oidas. Se encontró en la calle con las otras y las hizo la misma advertencia. Era de oirse los gritos con que guayaquileñas y quiteñas se saludaron y dieron principio á la conversación, hasta que una de las primeras dijo á la otra en voz más baja de lo común: –La sordita de la mamá es mucho más bonita que la hija. Sorprendidas las visitas, viéronse las caras y se pusieron coloradas. A poco se explicaron unas y otras y quedó descubierta la broma de D. Juan.

En la familia Larrea era muy marcada la afición á las musas: además de D. Juan, hacían versos D. Benigno, D. Fortunato y D. Lucas; aunque ninguno de ellos alcanzó á igualarse con los jesuitas Ambrosio y Joaquín, quienes, con ocasión de haber sido expulsados con todos sus compañeros en 1767, partieron á Italia donde dejaron sus huesos. Estos dos Larreas tuvieron la ventaja de haber estudiado en excelentes colegios, y el arte vino á perfeccionar sus dotes poéticas, circuntancias que no concurrieron en sus parientes que después de ellos vinieron al mundo. D. Ambrosio poetizaba no sólo en español, sino también en italiano, y D. Joaquín nos ha dejado muestras sólo en este idioma. En mi Ojeada Histórico-Crítica sobre la poesía ecuatoriana he publicado versos de entrambos, así como de otros compatriotas mios anteriores, contemporáneos y posteriores á ellos.

De uno de los Larreas, más no se sabe de cuál, son los versos que van á continuación. Todavía vemos en nuestra tierra, siquiera sea de tarde en tarde, ruidosos desafíos de gallos, fuera de las lidias comunes y semanales en los circos públicos; y es indudable que antiguamente había más entusiasmo por ellos, como lo demuestran estos versos. A mi juicio, tales juguetes no carecen de gracia y chispa, y no creo que merezca censura quien los hizo, pues vemos que grandes ingenios y en largos poemas han cantado á los gatos, los reptiles y las moscas.

Orgullosa Nacion, temida gente,

La respuesta ha llegado en muchos dias.

Os faltaria el numen suficiente

Para estampar tan bravas fullerias.

Mi ejército os promete nuevamente

Derrotar las valientes compañias,

Que con bélico estruendo se proponen,

Sin saber que á la muerte se disponen.

Ya mis lucidas huestes, que marchando

Han de ir muy ajenas de temor,

Tendrán el gran placer de ver temblando

Vuestra gente en el campo del honor.

El dinero aprestad para contando

Dárnoslo, y aunque os cueste gran dolor;

Que estos serán despojos de la fiesta,

Sin que una pluma quede ni una cresta.

No faltaré á campaña en quel dia

Que mostrar quiere Chambo sus valores,

Y no difiera mas la cobardia

Mis triunfos, y mis glorias y loores;

Y áun que en el puente me espereis querria

Con timbales, trompetas y tambores:

Con todo ese marcial ruidoso alarde

Derrotaré esos gallos por la tarde.

__________

Chambeños, nacion guerrera

Y aficionada á los gallos,

No he de rendir mis caballos,

Sino á vencer tu gallera.

Gallos iran de primera,

Que han de saber confundir

Con su valor y rendir

Pollos, gallos, gallinetas,

A punta de bayonetas,

Pues son diestros en herir.

A carcajadas me rio

Viendo ya mi vencimiento,

Y así daré complimiento

A tan feroz desafio.

Chambeños, del pecho mio

Con tanta resolucion,

Yo pongo la condicion

Que despues de esos alardes

No se retiren cobardes

Con gallos y municion.

Reverendísimo Padre,202

Si me aguarda en su gallera,

Le ofrezco una pelotera,

Que le cuadre ó no le cuadre.

Su Reverencia es compadre

De muchos gallos ahijados;

Para estos iran armados

Unos que tengo previstos,

Guapos, peritos y listos

Y veteranos soldados.

__________

proclama.

Ejército compatriota,

Está fuerte el desafio.

No tembleis como con frio

De miedo de la derrota:

Rodando como pelota

Ha de quedar cada gallo.

Desde ahora les echo el fallo,

Pues solo son valentones.

C. . . . . en los calzones

Parece que ya los hallo.

Ejército riobambeño,

La accion se dará el domingo,

Y con su gallo biringo

Nos saldrá cada chambeño.

Renuévese vuestro empeño

Para dar con ellos fin.

La Fama con su clarin

Exaltando nuestra gloria,

Ha de dejar la memoria

Como la de San Quintin.

Inclitísimos soldados,

Todo Chambo nos invita

Con sus gallos con pepita

Y poco disciplinados.

No hay que estar acobardados

En tan singular accion:

Vuestra constante aficion

Os debe mucho animar,

Pues que vamos á ganar

Plata, fama y opinion.

__________

epitafio que se ha deponer á los vencidos.

Aquí yacen los despojos

De los gallos enemigos;

De su destrozo testigos

Fueron del Cielo los ojos.

Pena, despecho y enojos

Dejaron á los chambeños;

Vanos fueron sus empeños

En la pelea reñida:

Ellos perdieron la vida,

Y sus pesetas sus dueños.

__________

D. Miguel Herboso, quiteño, fué contemporáneo del Dr. Quijano y de Larrea. Gustaba desde muchacho de hacer sátiras y epigramas, y en el colegio sufrió más de una vez reprimendas de los superiores, porque llenaba de versos picantes, escribiéndolos con carbón, las paredes del claustro. Era insigne repentista, y se conservan algunas cuartetas suyas, que no se ponen aquí por demasiado verdes. Escribió un entremés, que se ha perdido, y de sus composiciones extensas no se conserva sino la sátira en lenguaje antiguo, que va en seguida. Herboso murió casi en la miseria y fué siempre desgraciado, habiendo contribuido á ello su genio por extremo áspero é intolerante.

Con motivo de un ruidoso Capítulo que celebraron los religiosos de San Francisco, escribió, pues, estas cuartetas:

Non creades, lector mio,

Que es verso de buena guisa,

Nin que pueda daros risa

Un estilo rancio é frio;

Solamente catar puedes

Una breve travesura

Que la fice en mi folgura,

E es así como la vedes.

Ca dende luengas edades

Fasta los tiempos de agora,

En San Francisco mayora

Han ya sus paternidades.

El digno perlado actual

Del de Asis es propio fijo,

E santo home que prolijo

Sabe de ser provincial.

¡Viva el ínclito Vinueza!

Magüer, oh padres franciscos,

Vomitedes basiliscos

Contra la vuesa cabeza;

Magüer quiérades le dar

Los epítetos de recio,

Imprudente, malo é necio,

Él solo sabe mandar.

E en él su afincamiento

Pone la opinion ferida

Del desarreglo de vida

En que yacia el convento.

Seyendo íntegro perlado

Fuelle la comun censura,

Que ya le dió la folgura

Dende el guardian al donado.

Por ende los religiosos

Asaz aquejen de cuitas,

Dejarán ya de visitas

E de caminar ociosos.

Ansí podránse tornar

Religiosos de provecho,

E non frailes que se han hecho

Por comer sin trabajar.

¡Qué gran dolor es mirallos

De ignominia de la Iglesia

Que el impio los desprecia,

Y aun el pueblo murmurallos!

Sí, mia comunidad,

Mal recabdo non curades

Sino de afectos verdades,

E un retazo de piedad.

Todos los homes sapientes,

E tambien los que no son,

Hánme de dar la razon

E non me iran á las mientes.

Perdonad, mios hermanos,

Non vos digo á que os aqueje,

Ni menos seyendo hereje,

Sino en pro de los cristianos;

Pues si segun regla vuestra

Viviéredes ejemplares,

Cualquiera de los seglares

Dieraos de respeto muestra.

E si sólidas leyendas

De la sacra Teologia

Tuviérades en el dia

Sin correr calles ó tiendas,

¡Cuán eminentes varones

Fuerades de confesores,

E cuán magnos oradores

Predicando los sermones!

E aun entonces non callados

Vos dejara el novo escrito

Que de Cuenca vino á Quito

Sobre los predestinados. 203

E hubiérades, en efeto,

Ensalzamiento é loores,

E aun de infinitos doctores

Mereciérades respeto.

Empero muy fácil cosa

Es empezar á seger

Buenos frailes, con facer

Una vida mas honrosa.

Para ello, oh padres, tenedes

Un perlado que celoso,

Non seyendo rigoroso

Es tampoco de mercedes. . . .

Ca con esfuerzos muy vivos

Quiere á todos acoger,

La Religion acrecer,

E non redime cautivos.

E de esta manera é grado

Quiere á todos contenellos

E en el convento tenellos

Estudiando á buen recabdo.

Mas si tal relajamiento

Fasta agora ha habido asaz,

Encontraran los demas

De esta orden el trocamiento.

Sigue, pues, sabio Vinueza,

En tu reforma é conquisa,

Que en gobernar con tal guisa

Nadie te face igualeza.

E ansí el tu pueblo todo

Contentamiento recibe,

E el placer conque se escribe

En esta manera é modo.

Empero non es extraño

Que el pláceme é homenaje

Vaya escrito en el lenguaje

De aquellos tiempos de antaño;

Es que por ventura ende

Otro cual vos non se ha dado

Para ser fecho perlado

Que del instituto entiende.

Ansí al cabo cuando esten

Juntos é nadie se fuya,

Canten en coro aleluya

Por siempre jamas amen.

__________

En el primer tercio del siglo vivió también un Dr. Viteri que gozó fama de poeta, pero de quien no nos ha quedado cosa alguna. Quizás sean de él varios de los versos anónimos que ponemos aquí; mas como no conocemos ninguna muestra auténtica, no es posible llegar por la comparación siquiera á una sospecha medianamente fundada. Vayan, pues, todos sin la indicación de quien pudiera ser su autor ó autores.

glosa de una coplapopular.

Se sentaron á parlar

Todos los amantes dioses,

Y con diferentes voces

Se empiezan á preguntar:

¿Cuántos modos hay de amar?

En lance tan oportuno

Responde á todos Neptuno,

Y dice, hablando él primero:

Para que sea verdadero,

El amor debe ser uno.

Y cada cual sorprendido

Y confuso se ha quedado,

Al ver tan bien concertado

El concepto referido;

Pero como siempre ha sido

Del amor el primer dios,

Alzó Cupido la voz

Y dijo con modo afable:

La mujer es muy variable,

Eso bien lo sabeis vos.

Dijo Apolo: la mujer

Siempre tiene el genio vario;

Pero es un mal necesario

Que es muy justo padecer.

Pues ¿quién se podrá atrever

A un lance que viene atroz?

Y luego presta y veloz

Para hacer un fiero daño,

Siempre se viste de engaño

La mujer que quiere á dos.

Acabada la cuestion

Los argumentos cesaron,

Porque todos se quedaron

Con una misma opinion;

Solo por mayor blason,

Por ser la postrera Juno,

Les dijo al irse á cada uno:

Confieso, porque conviene,

La que dos amantes tiene,

No quiere bien á ninguno.

otra glosa deversospopulares.

Oye los tristes clamores,

Mira la funesta tumba,

Escucha como retumba

El eco de mis dolores;

Ya murieron tus amores,

Ya doblan por tu querido:

Las campanas del olvido

Ya sé que suenan por mí:

Haz cuenta que para tí

Ya yo estoy muerto tendido.

Oye cómo estan cavando,

Mira mi cuerpo enlutado,

Contémplame sepultado,

Y que por mí estás llorando;

El pésame te están dando,

Porque mi amor se acabó;

Ya la llama se apagó

Que ardía, segun lo advierto;

Haz de cuenta que estoy muerto,

Sin saber quién me mató.

Oye una voz que resuena

Con un eco muy profundo,

De un triste que anda en el mundo

Arrastrando una cadena:

Dice con muestras de pena

Que ya tu amor se acabó.

¿Cómo no he de llorar yo?

Dime, tirana homicida.

Tú me has quitado la vida;

Pero ví quién se dolió.

Ya todo lo has visto junto:

Entierro, tumba, cantores,

Dobles, redobles, clamores,

Llanto, pésame y difunto.

Todo lo has visto en un punto:

Murió el siervo de Cupido,

Ya falleció tu querido,

Ya se acabó todo fruto,

Bien te puedes poner luto

Por mi muerte y por tu olvido.

Es ingeniosa y encierra un pensamiento delicado la composición Los dioses tunantes. Hela aquí:

Gracias al Cielo que vivo

En este tiempo cristiano,

Y no en el tiempo pagano

De tanto dios abusivo.

Las gantílicas deidades

A la tierra se venian,

Y á los humanos hacian

Cuatrocientas mil maldades.

Aquel Júpiter Tonante,

De dioses y de hombres rey,

Fué sin honor y sin ley

Un grandísimo tunante.

Otro que tal era Apolo,

Y Neptuno y todos ellos,

De los pies á los cabellos

Sacos de vicios y dolo.

Si ese mal tiempo volviera

Con sus númenes tunantes,

¿Qué fuera de los amantes?

¿De los maridos qué fuera?

Tú eres muy bella, Benigna,

Y con claridad hablando,

Yo viviria temblando

De alguna jugada indigna.

Grande seria mi aprieto

Si en brazos de un dios te viese;

Yo no sé, no sé qué hiciese

De tí y de aquel sugeto.

En mi despecho y locura

No sé si te perdonara,

Y si á salvarte bastara

Mi indescriptible ternura.

Y á tu seductor avieso,

A pesar de ser deidad,

Por castigar su maldad

Le torciera el pescuezo.

Pero son temores vanos,

Hijos de mi amor y celos:

Gracias, Benigna, á los Cielos

Que ya no hay dioses paganos.

__________

Cuéntase que un forastero tocó en cierto lugar y se prendó de la belleza de una señora, cuyo nombre ignoraba y quería saber. La señora, que parece no era boba, le dirigió con tal motivo esta cuarteta:

Si el enamorado es vivo,

Sepa que el verso primero

Contiene en sí por entero

Mi nombre y apelativo.

El amante, que descifró sin dificultad el acertijo, contestó al punto:

No es tonto el enamorado,

Vive Dios, linda señora,

Pues encontró Elena Mora

En ese verso encerrado;

Y al descubrirlo ha jurado

Que no le da mucha pena

Seas mora, con que Helena

No seas, que en el sarao

Le metas de Menelao,

Si algun Páris te lo ordena.

__________

á un clérigo petrimetre.

El tiempo, señor doctor,

Que gasta en hacerse rizos,

Ponerse dientes postizos

Y echarse su agua de olor,

Seria mucho mejor

Lo gastara en estudiar,

O en aprender á rezar

Siquiera el Divino oficio,

Que es el mas propio ejercicio

De un ministro del altar.

Porque el hacerse el churito,

Aliñarse noche y dia,

Estar siempre en la porfia

De tenerse por bonito,

Todo aquesto, mi amiguito,

No corresponde á su estado;

A menos que enamorado

Quiera á una dama agradar,

Que entonces ya es regular

Ese trato afeminado.

A eso de andarse formal

Como burro en almoneda,

Y vestir siempre de seda

Y usar el paso marcial,

Quien tenga el juicio cabal

Dirá allá en el interior:

Aqueste señor doctor,

Por mas que se dé ese tono,

Se ha de quedar siempre mono,

Y eso por mucho favor.

__________

Aquello de los dientes postizos hace presumir que los versos que acaban de verse no son muy antiguos.

El romance A una mujer muy grande y gorda, por la facilidad del verso, la sal y cierta semejanza de estilo con el de Los dioses tunantes, parece obra del mismo ingenio. Hele aquí:

Mujer, que eres todo grasa

Y cuya piel, al sudar,

Por cada poro una libra

De enranciado aceite da;

Mujer, de la cual se harian

Treinta mujeres y mas,

Cada una bastante gorda

Y de talla regular;

Mujer, que ya la figura

Perdiste de racional,

Pues eres zurron con patas,

Y apenas puedes andar;

Mujer, gruesa de mujeres,

Ballena descomunal,

Fragata que asombraria

A los dioses de la mar;

Mujer-mole, junto á quien

Fuera una hormiga un titán;

Mujer-monstruo, mujer-monte,

Imposible-realidad:

Cuando te veo, me pongo

En tu alma á considerar,

Pues la infeliz icon qué pena

Dentro de tí vivirá!

¡Qué ansias pasará la pobre

En esa cautividad,

Ahogándose y sudando,

Llena de angustia mortal!

De la ballena en el vientre

No estuvo peor Jonás;

Ni en el purgatorio mismo

Tendría tormento igual.

Pero tu infeliz marido,

Hablando pura verdad,

Mucha mas lástima y pena,

Cuando en él pienso, me da:

¡Cómo pasará la vida!

¡Cómo será su pesar!

¿Cómo te aguanta á su lado?

¿Cómo no se ha huido ya?

¿Cómo no le dan arcadas

De verte grasa brotar?

¿Cómo de aspirar tu aliento

Sin asfixiarse es capaz?

¿Cómo contigo durmiendo

No le has podido matar,

Como ñuño204 á criatura

En media vuelta que da?

Pues yo creo que es un santo,

Que así puede soportar

Un martirio que ha inventado

Exprofeso Satanás,

Por ver si al fin aburrido

Se hunde en el pecho un puñal,

Lo cual, si hasta hoy no ha pasado,

Mañana puede pasar.

Si á pesar de tu gordura

Y traza de leviatán,

Tienes algo de cristiana,

Haz una obra de piedad:

Muérete, por Dios, mujer,

Muérete, que tiempo es ya

De que tu alma y tu marido

Puedan libres respirar.

__________

En la sátira siguiente ha sido preciso suprimir los nombres de las personas vapuladas en ella.

sátira.

Anoche en el casamiento

De Fulano con Fulana,

Con mucha sorpresa he visto

Cosas muy nuevas y raras:

He visto á las Menganitas

Con las camisas mudadas,

Cuando es su gusto y costumbre

No hacerlo en cuatro semanas;

Y las he visto tambien

Con cara y manos lavadas,

Cuando hace tiempo que viven

En divorcio con el agua,

Y á todo cuanto es aseo

Tienen repugnancia tanta,

Así como á cuanto fuere

De buen gusto y elegancia.

Y vi mas, pues vi algo limpia,

Para recibir, la sala,

Con sus muebles arreglados

Y de espermas alumbrada;

Y que ya no sucedia

Que quien iba á visitarlas,

Por no morir asfixiado

Las narices se tapaba,

Y por mas que con prudencia

Buscaba la mejor banca,

Hechos un asco salian

El pantalon y casaca.

Merecen mil parabienes

Mis amigas las Menganas,

Pues van haciéndose dignas

De su rango y de su plata.

__________

Muchos jefes y oficiales del ejército que triunfó en Pichincha, y otros que vinieron después, pertenecían á las logias masónicas de Nueva Granada y Venezuela, y establecieron una en Quito. Nadie sabía aquí qué cosa es verdaderamente el masonismo, y no pocas personas de distinción, y hasta algunos clérigos y frailes, lo abrazaron sencillamente. Sin embargo, la mayor parte de los quiteños, muchos sacerdotes piadosos y, sobre todo, el pueblo, se alarmaron y de la manera que podían mostraban su aversión á los masones. Los siguientes versos patentizan algo lo que pasaba en nuestra capital con aquel motivo. Una mañana asomó en las esquinas un pasquín violento y amenazador contra los afiliados en la mentada asociación, en especial contra los forasteros, y uno de ellos contestó así:

Yanga no mas205 se ha enojado

El quiteño religioso,

Cuando ha estado muy gustoso

Con los masones al lado.

Casi todos se han casado

Con señoritas de honor,

Disfrutando su favor,

Y con mucha complacencia

Les ha dado su licencia

El señor Gobernador.206

La réplica fué como sigue:

Yanga procuras burlarte

Del quiteño religioso,

Que en su religion gustoso

Está viviendo constante;

Pero tú, masón tunante,

Que sacas por ejemplar

Que te has podido casar

Con señoritas de honor,

Di. . . mujeres sin pudor;

Porque á gentes de esta clase

Dispensa para su enlace

El señor Gobernador.

__________

Por los mismos días el autor de los versos en defensa de los masones, que era un neogranadino bastante deslenguado, empezó á publicar El Noticiosito, que desagradó mucho á la sociedad quiteña á causa de sus burlas y sátiras por extremo picantes. Además se le atribuía también, no sin probabilidades de certidumbre, la Ensaladilla, escrito sumamente injurioso contra varios caballeros y señoras, y que circuló manuscrito. 207 Hasta qué punto llegaron las cosas, lo dicen baste los versos siguientes:

Si (el don Tal) tuerto ladron,

Prosigue insultando á Quito

Con su ruin Noticiosito,

Parto de su corrupcion,

Debe saber el bribon

Que Quito se va cansando

De sufrir que así insultando

Este godo irreligioso,

Viva sin ningun rebozo

Zahiriendo y difamando.

¿Pensará aqueste mason

Que hay quien en sus dichos crea?

No, ladron: en tu ralea

Puedes hacer impresion.

Ignorante baladron,

Tu iniquidad es notoria;

Mas no cantarás victoria,

En tus insultos audaz,

Pues á quien insultas mas,

Das mayor fama y mas gloria.

__________

¡Qué de insultos aguacero!

¡Qué de calumnias é injurias!

Parece que ya las Furias

En tropel audaz y fiero

Han venido, y á montones,

En figura de masones.

Contra tantos atropellos,

Quiteño, ¿qué haremos, dí?

Pues no hay mas sino contra ellos

Una Sanbartolomí.

__________

Bolívar, que fué siempre opuesto á la masonería (de la cual salieron después los conjurados que atentaron contra su vida el 25 de setiembre de 1828), la dió el golpe de gracia en Quito, ordenando que se cerrase la logia, so penas fuertes que se aplicarían á cuantos volviesen á juntarse en ella. El Libertador no era hombre que amenazaba en vano, y fué obedecido al punto.

No sé á qué lucha político-religiosa de las tantas que hemos tenido, se refieran los versos siguientes; quizás sean también de la época del Noticiosito.

Advierte, pueblo quiteño,

Que los malos van triunfando,

Y que ya el hereje bando

Verá cumplido su empeño;

Si prosigues en tu sueño,

Sin quererte levantar,

Mira que presto has de dar

De males en un abismo,

Sin que te valga Dios mismo,

Que te querrá castigar.

Cuando quieras levantarte,

Ya estarás bien amarrado

Y por la planta pisado

De quien te engaña con arte.

Mira que para salvarte

Aun es tiempo todavia:

No escuches la voceria

De esa gente irreligiosa.

¡Abajo esa gente odiosa!

¡Abajo esa gente impia!

__________

La imprenta ha tenido en todo tiempo excesos reprensibles: olvidados los escritores de todo miramiento personal y amenguado su buen juicio, han pensado sólo en desahogar sus pasiones, dando con el tinte de éstas mayor deformidad del que en sí propio tienen á los errores que han procurado defender y propagar, ó afeando las verdades por las que han luchado con noble propósito. A una de esas épocas, que los años en su arrebatado curso se han llevado ya lejos, pertenecen los versos que voy á copiar, y que son de procedencia neogranadina. Como he dicho de algunos otros, digo también de éstos, que ignoro si en su tiempo ó después fueron publicados.

En qué manitas han caido

Las imprentas, Dios eterno!

Entre brutos la de Peña

Y locos la del Gobierno.

Cuando salieron á luz

Los abortos de estos necios,

Esperamos que darian

Alguna cosa de bueno;

Que ministraran noticias,

Que apuntaran un proyecto

Conque adelantar las ciencias,

La agricultura y comercio;

Mas ¿qué ha sido lo que han dado

Esas cabezas de viento?

Insultos y desvergüenzas

En mal hablados folletos.

Basta, escritores noveles,

Doctores de cuño nuevo,

Basta ya de disparates,

Basta, que por Dios os ruego.

¿Qué sacamos de saber

Que Diago escaló un convento,

Que aquel otro es un idólatra

De su hacienda y su dinero?

¿Que Álbarez tiene sus canas

Con pavesa envuelta en sebo,

Que el otro tiene la cara

Con mil parches y agujeros?

¿Que fulano es un mason,

Zutano un cristiano añejo;

Que tal fraile es pecador,

Como lo es cualquiera de ellos?

¿Que Ponton, hecho el patriota,

Solo piensa en su provecho,

Y que es el peor de todos

Y el mas capataz, Borrero?

¡Puf! señores escritores,

Sus sandeces causan sueño,

Y el premio que ellas reciben

Es el general desprecio.

Si los zotes las festejan,

Se burlan de ellas los cuerdos,

Y todos, en conclusion,

Las destinan al tra. . .

__________

Sobre el mismo tema está escrita la décima que sigue, y es de origen quiteño:

No importa ser ignorante

Para poder escribir:

Basta con saber mentir

En lenguaje retumbante;

Con altanero semblante

A todo el mundo mirar,

Con desvergüenza insultar

Invocando patriotismo;

El doctor (Tal) es hoy mismo

De todo esto un ejemplar.

__________

¡Cuántos doctores Tales hay también hoy en día, á quienes viene de molde esta antigua satirilla! . . .

Hace cosa de medio siglo, murió en Ambato Fray N. Rodríguez, agustino de religión, y que, si no estoy mal informado, fué nativo de esa misma ciudad. Había sido muchos años cura de Guamote, en la provincia del Chimborazo. Ya septuagenario, cegó y ensordeció y en tan triste situación vino á pasar sus últimos días en su pueblo natal. Tenía fama de instruido y, en efecto, en sus versos da á conocer que había leido bastante. Distraíase frecuentemente dictando cuartetas y décimas, cuyo tema era la pérdida de su vista y oido, y dejó un largo cuaderno de ellas con el título de El Cura sin cura. No era poeta, y áun sus versos son muy defectuosos; pero en algunos, no obstante su alambicamiento, relumbra cierto gracejo, por lo cual ponemos aquí unas pocas muestras. Parece, además, que la mayor parte de los defectos de versificación viene de los copistas, que no entendían palote de gramática ni ortografía, menos de medidas métricas.

Dice, pues, el pobre fraile dirigiéndose á Dios, que sus pecados merecían castigo mayor, y

Llamándome á tu partido

A estas penas me condenas,

Aunque tan compadecido,

Que apenas parecen penas.

Delitos de no indultar

Por dignos de eterna hoguera,

Has resuelto conmutar

Con sordera y con ceguera.

Pena es esta tan ligera,

Que solo es de pena amago;

Y si bien se considera,

No es amago, sino halago.

Lejos de pena es piedad

Que quitando causa externa

Cura interna enfermedad,

Por darme salud eterna.

....................

Quieres, Dios, disimular

Las quejas de la justicia,

Subrogando en su lugar

La piedad que me acaricia.

Por dar mas fruto á tu cruz

Con la que me has de juzgar.

Haz hecho la noche luz

Con la que te he de buscar.

Si la falaz vanidad

Me engañó con su vislumbre,

Justo es que la obscuridad

Sea la luz que me alumbre.

Esta ceguedad que cubre

Lo que me fué tan visible,

Es también luz que descubre

Mi maldad que fué invisible.

Si me registro en revista,

La vista era ceguedad;

Hoy la ceguedad es vista

Que hace ver mi pravedad.

........................

Ojos, llorad sin cesar

Vuestra desgracia y la mia;

Llorad tan grande pesar

Sin perdonar noche y dia.

Fluid chorros de lamento

A manera de aguaceros,

Que atestiguen mi tormento

Con fieles mensajeros.

Si es os secan de raiz,

Con el cotidiano curso,

Las lágrimas que soltais,

Buscaré yo otro recurso:

Sorberé de un rio ó fuente

Agua para que os colmeis,

A que lloreis nuevamente

Y de llorar no ceseis.

.........................

Paso ya con desconsuelo

A lamentar por mi oido,

Que los ojos hacen duelo

Por su hermano fenecido.

No lloraba tanto Elena

Por verse vieja en espejo,

Como yo con triste pena

Por ser sordo, ciego y viejo.

.........................

El que con un sordo trata,

Su paciencia sacrifica:

Lo mas breve lo dilata,

Porque mil veces le esplica.

La pregunta menudeada:

–¿Cómo dice? ¿qué me dice?

Al mas manso tanto enfada,

Que el mas manso le maldice.

El fraile viejo, sordo y sin vista, después de lamentarse de tamaña desgracia, quéjase de que un hermano de religión le hubiese despojado de su curato, dándole sólo una miserable parte de los proventos que no alcanza á llenar sus necesidades, y luego continúa:

No me oigas, Neron tirano,

Para no compadecerte,

Que si estuvieras cercano

Suspiraras por mi suerte.

Siendo solo ceguedad

O meramente sordera,

Tendria alguna sociedad

Que visos de vida diera.

De ser solo sordo ó ciego,

Lo segundo escogeria;

Por sordo, yo me reniego,

Mas ciego, me sufriria.

Lengua de sordo ha de estar

Al paladar bien pegada,

Si no quiere desbarrar

Con respuesta inadecuada;

Pues si algo se le pregunta,

Responderá un adefesio;

Por eso en cualquiera junta

Sirve de mofa y desprecio.

......................

Sin poder leer ni escribir,

Andar, conversar ni oir,

O estoy vivo sin vivir,

O estoy muerto sin morir.

Mi engaño daba por cierto

Que solo una muerte habia:

¡Siete años llevo de muerto,

Y he de morir todavia!

Ya se avecina aquel dia

De morirme última vez:

Ya el sepulcro está en espia,

Pronto á sorber mi vejez.

Doscientos cincuenta son los serventesios del P. Rodríguez, y terminan con suspiros de penitencia. En seguida ha dictado treinta y una décimas. Contienen las mismas lamentaciones por su desgraciada suerte; pero después ha querido consolarse con la posibilidad de curar la ceguera y sordera, si en los tiempos actuales hubiese la ciencia de los antiguos. Comienzan así las espinelas:

¡Oh impertinente vejez!

¿Por qué has hecho juramento

De darme largo tormento,

Sin matarme de una vez?

Teneisme todo al reves,

De tan extraña manera,

Que con sordera y ceguera

He dejado de ser hombre,

Reteniendo solo el nombre

Y sin retener lo que era.

Sordo, cuando me hablan gentes

No les puedo responder;

Ciego, no las puedo ver

Ni con socorro de lentes

A mis ojos impotentes.

¡Ay! la ceguera porfia

En hacerme noche el dia;

La gran fábrica del mundo

Me la esconde en lo profundo

La noche en el mediodia!

La sordera, que ha obstruido

Aun las potencias del alma,

Las tiene todas en calma;

La memoria se me ha huido,

La reflexion se ha sumido:

Estas dos, que eran mi gloria,

Ahora no son sino escoria;

Ayer me llamaban astro,

Hoy no me ha quedado rastro

De aquella fama notoria.

..........................

Después de una décima que comienza:

Sin duda murió la muerte,

Que hasta ahora no me ha llegado,

Estando tan consternado

Con penas de toda suerte,

acude al fraile ciego y sordo á las reminiscencias de sus lecturas bíblicas y científicas, y prosigue:

¡Oh siglos antepasados!

¡Quién tuviera el gran poder

De haceros retroceder,

Para que, como acertados,

Cureis ciegos rematados!

Ya que entre vuestros primores

Escriben varios autores

De tantas curas los frutos,

En hombres ciegos y en brutos,

Volved y oid mis clamores.

Vos, Sol, árbitro de dias,

De años, de lustros y siglos,

Estando en grandes peligros

De morir pronto Ezequias,

Por anunciarle Isaias

Estar de fecha cumplida

De su vivir la medida,

Volvísteis atras diez grados,

Para que de años pasados

Vuelvan quince de su vida.

Siendo tan firme reloj

Que no atrasa ni adelanta,

Con uniformidad tanta

Que no hay reloj como vos,

Retrocedísteis veloz,

Atendiendo Dios al llanto

Con que ese rey clamó tanto,

Retroceded hoy de nuevo,

A que retrocedan luego

Esos siglos de mi encanto.

Venid, Siglo venturoso,

Con tu médico de Praga,

Al que Scoto tanto alaba,

Que le llama el portentoso.

Este á un gremio populoso

Pidió un bruto que sea manso;

Tocóle por suerte un ganso,

Cuyos ojos con lanceta

De agudísima lengüeta

Taladró como un garbanzo.

Vaciado por la rotura

El humor vitrio-salino,

Y esprimido el cristalino,

Destiló sobre la hondura,

O diré mejor, moldura,

Una agua de simples mixta,

Pero de virtud tan lista,

Que sin la menor demora

Y dentro de un cuarto de hora,

El ganso cobró su vista.

Este mismo esperimento

Hizo Nicolas Caveo,

Si á Gaspar Scoto creo:

Con otro igual instrumento

Hirió con posible tiento.

Ambos ojos de un cordero;

Y, vendado cada aujero,

Con un zumo no sabido

Restituyó lo perdido

Dentro de tiempo ligero.

.......................

No se crea que es falencia

De ojos la recaudacion,

Pues la antigua tradicion

De aristotélica ciencia,

Unida con la esperiencia,

Enseña que en la retina

De pollos de golondrina

Salen ojos retoñados,

Despues de ser taladrados

Los de anterior oficina.

Dijo Aristóteles esto

Con observaciones reales,

En su libro de animales,

Como puede ver el texto

Quien lea su libro sexto.

Plinio tambien asegura

Que hecha la misma tonsura

En golondrina y culebras,

Aunque queden en tinieblas,

Recobran vista que dura...

Añade el padre que Plinio tiene por factible la curación hasta de ciegos á nativitate; cita en su apoyo á Borri y Dechales; pero al cabo desconfiando de que la ciencia moderna pudiese repetir los prodigios de la antigua, dice:

Que ya es casi necedad

Tentar cura, tengo visto,

Y solo el poder de Cristo

Curara mi ceguedad,

Repitiendo su piedad

En la agua de la Piscina,

Maravillosa oficina

Que sanaba á todo ciego;

Pero faltando este riego,

Para mí no hay medicina.

...........................

¡Oh, qué triste situacion!

Estar sembrado en un puesto

Con un semblante funesto,

Y sin mas conversacion

Que la de mi corazon,

Es muestra bien decidida

Que no llegará mi vida

A la segunda niñez,

Cual es la suma vejez,

Por estar tan afligida....

En seguida vienen unas décimas en que el fraile se despide tiernamente de su hija, de quien dice que ha hecho con él los oficios de Tulia con Cicerón. Este desenfado de un religioso hablando de su hija, no es cosa que sorprende á quien sabe cómo andaba en esos tiempos la moralidad entre la gente de cogulla y de sotana. Al fin el padre añade y termina:

¡Ay! el dolor se agiganta!

Ya solo con el gemido

Doy señal que me despido.

El corazon se me espanta,

Y aun se oprime la garganta

Por no soltar voz que aflija

Al decirte, camo á hija,

Que aunque me alejo de tí,

Estarás dentro de mí

Esculpida en pasion fija.

De los hijos me despido,

Despediréme de todo,

Ya que estoy en cierto modo

Como pájaro de nido

En su cáscara escondido.

¡Adios, mundo, tan inmundo,

En penas siempre fecundo!

¡Adios, montes, adios, valles,

Adios, casas, adios, calles!

¡Ojos, ya no vereis mundo!

___________

En la Ojeada Histórico-Crítica sobre la poesía en el Ecuador, hice memoria del poemita burlesco Vida de Pedro Negrete, y áun dí una breve muestra de él. Aquí lo pongo íntegro, porque juzgo que no carece de mérito entre las piezas en verso de su género y su tiempo. El famoso Pedro Negrete no es personaje ficticio. Atribúyese el poemita al Dr. Isidoro Mascote, médico guayaquileño que gozaba de bastante crédito, y era además aficionado á las letras. La portada del folleto manuscrito que poseo, es como sigue:

Leccion á los Incautos.

Vida del insigne jugador, Pedro Negrete,

Escrita por él mismo en su última enfermedad,

En caracteres Taurmánicos.

Traducida en verso castellano por un ecuatoriano guayense.

Ridentem dicere verum
Quid vetat.
Horacio.

Consultada, ilustrada, y anotada por los mejores

inteligentes de la República.

En la imprenta de Vivero.–1836.

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EL TRADUCTOR

Hay una especie de fatalidad en ciertos acontecimientos, que parece inevitable. Tal es la que me ha proporcionado el placer de publicar esta importante obrita. Al fallecimiento del héroe taurista pasaron sus bienes á poder de un almonedero, yo compré su libreria que importó 3 1/2 reales, la cual constaba de un tratado de Brijan, otro de Canaleja, otro id. de Callejas, . . . y el presente que estaba manuscrito en una clase de caracteres enigmáticos, muy parecidos á los de los antiguos bracmanes. La meditacion y varias combinaciones que he hecho de los alfabetos griego, copto y abisinio, al fin me han venido á poner en estado de dar á luz la presente traduccion que va anotada (por ilustrar en parte la materia) por una sociedad de distinguidos académicos, juvilados ya con el premio del escarmiento. Creemos haber hecho un servicio al pais, y en especial á la juventud, mostrándoles con el ejemplo de este grande hombre lo que puede esperar en vida y en muerte el que se dedica á su ilustre profesion.

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vida de pedro negrete.

Hoy que la muerte se prepara fiera

A lanzar contra mí su horrible gancho,

Y que no hay remicion con la tijera

De Atropos cruel que corta lo mas ancho:

Y porque muerto yo, podrá cualquiera

Decir mentiras mil, y creerlo Sancho,

Mi vida escribir quiero sin rodeo,

Para no verme hundido en el Leteo. 208

¡Oh Clio! ven, inspírame indulgente,

Y me veras trepar al Helicona;

Me veras zabullir en la corriente,

Del Permeso, y hacerle la balona

Al alado Pegaso, de ojo ardiente,

Sobre el cual correré, de zona en zona;

Ven, Clio! inspira sobre mí un bostezo,

Que ya la historia de mi vida empiezo.

Nací causando graves sinsabores

A mi madre, cual todos han nacido;

Mas á pesar de riesgos y dolores

Vió en sus brazos, por fin, su hijo querido:

Como muchos de ahora, ó bien de antaño,

Que al sexo encantador sirven de daño.

Mi genitor, no obstante, respetaba

De natura el poder y sus deberes;

Mil caricias me hacia, si lloraba,

Y mas, si me faltaban menesteres;

El infeliz así me demostraba

Su amor; porque no fué de aquellos seres

Que olvidan codiciosos y malvados

Los deberes mas justos y sagrados.

Pedro mi nombre fué, de Negrete hijo,

Mi madre se llamó . . . . mas no es del caso;

Lo que quiero es contar de un modo fijo,

Mis años que ya tocan en su ocaso:

En mi historia no quiero ser prolijo,

Como lo fué en los incas Garcilazo;

Y solo, por sí importa á esta materia,

Diré que mi prosapia es de la Iberia.

Americano y Español, mi crianza

Fué cual suelen tenerla muchos niños:

Poca escuela; mas siempre mucha holganza,

Mucho consentimiento y mil cariños:

Oficio, ni aun por pienso, ni aun por chanza,

Que esa es cosa de negros, no de armiños;

Y solo me dejaron que llegase

De diestro jugador á la alta clase.

Así en la treinta y una y mediator,

Como en el revesino y la malilla,

En el briscan, el monte y truquiflor,

Y en el solo tambien, y la ropilla,

Llegó mi habilidad á tal primor,

Que á todos los dejaba ya en mantilla,

Logrando conservar de esta manera

Mi bolsillo, mi crédito y mollera.

No obstante con temor me entretenia;

Porque siendo mi edad aun inesperta,

Miré que mi sudor desparecia

Volándose la carta de la puerta 209

Y aun cuando ya doctor me suponia

Y estaba en cada lance muy alerta,

Sugetos ví de tal inteligencia,

Que eran del Gran Brijan la quinta esencia.

La aurora me encontraba y la mañana

Con el dado de cabra 210 atravesado 211

Alto, 212 bajo, 211 y demas, 213 que es cosa llana,

Por no salir del fuego trasquilado:

Siempre andaba buscando el pelo ó lana

De algun borrego tímido ó confiado;

Y unos naipes al caso hacian mi corte,

De pega, 214 de floreo, 215 y de resorte. 216

Yo no dudé pregonen mis ribales,

Que del vientre salí jugando dados,

Que fueron de barajas mis pañales,

Y que me hicieron gran taur los hados:

Mas protesto que mienten esos tales,

Que hay albures muy mas aventajados,

De quienes si la fama resonara

El Ecuador absorto se quedara,

Cierto es que un mal cristiano, y fué quiteño,

Jugando una ocasion á la primera,

Y oyéndome nombrar, con nécio empeño,

Que me amarcara todo, me dijera

¿Usted, señor Negrete? amado dueño:

¡Lleve no mas! Pero esto ví que era,

Por plantarme el gradísimo bellaco

Discípulo á mi ver del mismo Caco.

Sabiduria, valor, alma y conciencia

Me infundieron taures veteranos;

Mi juvenil edad logró experiencia,

Con sus discursos y consejos sanos:

“Hijo mio (me decian) la gran ciencia

“Para el juego consiste en diestras manos,

“Y en no olvidar que va limpio á su casa

“Quien la legalidad y honor abraza”.

Para llegar á ser talvez perfecto

Sabios maestros me dieron materiales;

Y con sus instrucciones, en efecto

Hice pruebas de manos especiales;

Tal en la treinta y una es el secreto

De recortar los naipes bien iguales,

Dejando un poco largos ó con realce,

Los cuatro ases, y hallarlos en el alce.

En marcar las barajas con limpieza,

Por encima217 cabezas y costados;

En amarrar albures con destreza

Y jugar á la vez con cuatro dados; 218

En subir y bajar 219 con ligereza,

Alguna carta en casos apurados;

Y en fabricar los dados de manera

Que hasta los supe hacer de salbadera. 220

Vine á ser un asombro y maravilla,

De modo que en los naipes el primero

Era yo, con la espada y la malilla;

Y en las manos tan diestro maromero,

Que brillaba mi ciencia, como brilla

El fuego en la oficina de un fondero;

Y si esta semejanza aun es mediana,

Brillaba como lumbre meridiana.

Mi cábala primera se cifraba

En no hacer una pér dida crecida;

De este modo por cierto me evitaba

La ruina y el tormento de mi vida;

Si me decia la suerte bien, ganaba;

Si no, me levantaba en la partida;

Y de aquí es que jamás me vi arruinado:

Jugué, gasté, y nunca he petardeado. 221

Con los naipes jugando de concierto

Contra inocentes 222 me encontré una mina:

Muchos siguieron este norte cierto

Que con mi ejemplo fué feliz rutina:

Yo solo al fin noté mi desacierto,

Y en conciencia abjuré de tal doctrina,

De darle de ganar á otro fullero

Y haber de restituir yo por entero.

Fui víctima una vez en la gallera

Ignorando la intriga de los güiros; 223

Pero me aproveché de tal manera

Y me enrolé tambien con los vampiros,

Que en el cruso de esta ínclita carrera

Los gallos blancos transformaba en giros;

Y logré con mi ciencia peregrina

Que á un gallo ingles matase una gallina.

En el villar llegué á ser eminente

No obstante que finjia no dar vola;

Siempre buscando un bobo ó inocente

Para poder hacerle la mamola;

Perdia, si lo juzgaba conveniente;

Si no, mi contendor quedaba cola; 224

Pedia tantos, pudiendo dar partido:

Que así despluma á un tonto, un advertido.

Al empleo feliz de garitero

Me inspiraron ancianos de buen juicio,

Amantes de su prole y su dinero,

Y jóvenes contraidos al oficio:

Entraba en mi mandracho, el caballero

Y el pleveyo tambien; y á este ejercicio

Iban frailes, letrados y estudiantes,

Militares y muchos comerciantes.

Al principio se tuvo por desdoro,

Que fuese garitero un hombre honrado;

Empero el interes de plata y oro,

Decente hizo mi empleo y codiciado.

A muchos ya de envidia daba lloro

De ver que me comia tal bocado

Y hacian por birlarme el beneficio

Que antes se reputaba ladronicio.

Mas á pesar de todos mis rivales

Y á pesar de la ley y sus agentes,

Jamás se profanaron los umbrales

De mi academia: pues mis concurrentes

Llevaban además de los metales

Valientes pechos y serenas frentes;

Con cuyo apoyo, y con mi genio duro

Mi dominio por fin se hizo seguro.

Tal como cuando crece y se pasea

Inunda y fertiliza nuestras playas,

Corre precipitado y espumea

En marzo el caudaloso ameno Guayas:

Como el humo que erguido señorea

Sobre las altas torres y murallas;

Y en fin como el orgullo y la lisonja

Que hace crecer á algunos mas que esponja:

Así creció mi nombre hasta la luna

Con una estimacion bien merecida:

Porque no consentí destreza alguna

A los sacres 225 que honraban mi partida;

Mas al droguero y de intencion patuna 226

Ni asiento se le daba, ni acogida;

Y en conclusion, porque en mis altos cargos

Un Radamanto vine á ser, y un Argos.

Consolidada mi garitomacia

Bajo de mi poder, que hice absoluto

Como los que dominan en el Asia,

Impuse á mis vasallos el tributo;

El pronto pagador tenia mi gracia,

Mas el que no, marchábase de luto;

Era un rio en mi casa el numerario

Mas afluente, talvez, que en el Erario.

Ordené y conseguí que en mis umbrales

A Pluto y la Fortuna se ofreciera

Joyas y ropas, gustos y pesares,

La vida y el honor si conviniera.

Unos llevaban aun sus dioses lares

Ya que en sus casas nada mas hubiera,

Llegando á señalarse su fé ardiente

Con una hecatonfomia 227 diariamente.

Para dar atractivo á mi recinto

En la entrada se veia la abundancia,

Mas en el centro habia un laberinto

Formado de la pérdida y ganancia:

El negro engaño, unido por instinto

Con el temor, allí tenían su estancia,

Do habitaba igualmente la codicia

Con la envidia ferina y la malicia.

Así cuando dejaban mis umbrales

Los mas habian perdido la cabeza,

Como tambien su crédito y metales;

Y los acompañaba la pobreza

Y desesperacion con otros males:

Otros habia que con gran tristeza,

Salian furibundos renegando,

El garito y al dueño al diablo dando.

Mas no por esto se acortó mi hacienda,

Pues todo el que ha gozado del embite,

Si una vez gana, ya no tiene enmienda;

Si pierde, corre en busca del desquite:

Y si hoy por mis espensas tan sin rienda

Estoy que ya no tengo ni un confite,

En mejorando juro por mi gorra

No volverá mi bolsa á dar en borra.

Y aunque un tal Mendiburo 228 en dias aciagos,

Como á mi profesion tales reveces

Que ya de esterminarla habian amagos,

Yo logré de la ley triunfar á veces;

Porque el oro, la plata y los halagos

Ablandan sin remedio duros jueces:

Y con ellos logré siempre el prodigio

De conservar mi empleo y mi prestigio.

Así se me han huido setenta años

Al oceano del tiempo mas profundo,

Envueltos en astucias y en engaños

Nacidos de mi genio tan fecundo;

Aunque si yo viviera otros setenta,

De ellos diera talvez la misma cuenta.

Esta es sin vanidad la abreviatura

De un proceder juicioso y muy honrado.

Sobre el sexto es ver dad que mi soltura

A la del gran Sultan ha aventajado:

El matrimonio ví como locura;

Pero al fin, fuí devoto declarado

De ánimas, procesiones y novenas,

Y así estoy libre de infernales penas.

Mas si mi devocion no es suficiente

Confesaré tambien arrepentido,

Que injusto y mas que bárbaro indolente,

La pública moral he destruido.

Con el funesto juego, es evidente

Lo pernicioso que á mi patria he sido;

Pues quien al juego sigue ó se encamina

La sociedad degrada y estermina.

Y es patente verdad y muy sabida,

Que si se destruyeran los garitos

La indigencia no fuera tan crecida

Y se ahorraran pesares infinitos;

Pero apenas me marche á la otra vida

Habrá mas gariteros que mosquitos,

Que seran Arpias crueles, Tintoreras,

Tigres, Hidras, Tarascas verdaderas.

Como esperimentado nevegante

Que he visto la tormenta peligrosa

Que cerca al jugador á cada instante;

Que ve que la fortuna es caprichosa;

Que el juego es una guerra devorante

Que hasta la sangre y la amistad destroza;

Quisiera mis consejos y esperiencia

Manifestar en bien de la inocencia:

Mas ya el profundo y rígido Galeno,

Con tanto recetar claro me indica

Que no podré llegar á verme bueno

Aunque me trague entera una botica:

Esta idea no me tiene muy sereno,

Peor cuando la conciencia algo me pica:

Y si otro en mi lugar tomara el sayo

Jamas la cobraria albur y gallo. 229

Y pues abierta veo la sepultura

Y un espectro que me hace allí del ojo;

Que anda festivo y oficioso el Cura,

(Señas de que mi vida vale un piojo)

Confieso que soy nada, soy basura,

Y así del cielo á la piedad me acojo,

Y mando que en señal de conpuncion

En mi tumba se grave esta inscripcion.

epitafio.

Aquí yace un doméstico animal

Que vivió de la sangre de otros mil;

Su engañadora condicion fué tal,

Tan májico su ingenio y tan sutil,

Que sus leyes sostuvo sin igual,

Licurgo de la fértil Guayaquil,

Lamia feroz con visos de hermosura

Que siempre logró hacer presa segura.

Del juego es de quien hablo y del Coimero;

Guárdate de sus garras, pasajero.

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