Kaylee


Desaparecido.

—¿Qué quieres decir con que Nate ha desaparecido? —grito—. ¿Dónde lo llevaste?

—Lo siento. D.E.S.E.O. me dijo que lo dejara en la trastienda de la antigua oficina de correos. —Bryan suena cansado, perdido, confundido y tan enfadado y asustado como yo. Respira hondo y continúa—. Me gusta Nate. No quería que le pasara nada, pero supuse que no tenía más remedio que hacer lo que me pedían. Si no lo hacía yo lo hubiera hecho cualquier otro, puede que alguien a quien no le cayese bien Nate. Además de que ellos saben lo que yo… Eso no importa. Lo que importa es que aparqué al otro lado de la calle y esperé para ver quién venía a por Nate. Pero la nieve dificultaba la visión, y cuando volví a comprobar, Nate ya no estaba. Alguien se lo ha llevado, pero no sé a dónde.

Desaparecido. Apoyo la frente sobre los bloques de hielo y siento un escalofrío.

Quiero gritar, pero tengo que pensar. D.E.S.E.O. nos conoce a todos. D.E.S.E.O. es alguien de aquí, de Nottawa. Tiene que haber alguna forma de averiguar quién es.

—¿Dónde estás ahora? —pregunto.

—Conduciendo hacia casa. Le prometí a mis padres que iría.

—Ven al instituto, estoy aquí. —Descubrir quién tiene retenido a Nate y recuperarlo es lo único que importa. Bryan tiene que saber más de lo que dice aunque no lo sepa. Un solo detalle que no crea importante podría marcar la diferencia.

—¿Por qué estás en el instituto? ¿Está abierto?

—D.E.S.E.O. me ha tendido una trampa. La policía me está buscando porque piensan que provoqué la muerte de Amanda.

—¿Qué? ¿Cómo es posible?

—Le dijeron a la policía… —Recuerdo cómo todo el mundo duda de todo lo que digo y cambio el rumbo de la conversación—. Mira, es complicado. Te lo explicaré cuando llegues.

—Tengo que ir a casa o mis padres se pondrán de los nervios y comenzarán a buscarme. Podrían incluso llamar a la comisaría.

Que la policía busque a Bryan no va a ayudarme.

—Vale —digo—. Vete a casa para que tus padres se queden tranquilos y cuando se vayan a dormir, ven al instituto a buscarme. —La pantalla de mi móvil marca las 22.36. Sus padres no van a estar despiertos durante mucho más rato, ¿verdad? Yo puedo quedarme resguardada hasta que llegue. Como Bryan no dice nada, añado—: Por favor, Bryan. Nate está en algún lugar, muerto del miedo, y tú eres la razón por la que se encuentra así.

¿Es justo? No del todo, porque Bryan no se habría llevado a Nate por sí mismo, o sin la ayuda de Jack, pero no me importa.

—Vale. —Suena triste—. Pero puede que tarde un buen rato. A mi madre le gusta quedarse despierta hasta tarde y ver series repetidas por la tele los findes.

—Prométeme que vas a venir lo antes posible —insisto, y me estremezco cuando azota de nuevo el viento. El rincón me resguarda de lo peor, pero me castañetean los dientes—. Y mira D.E.S.E.O. antes de venir, a ver si ha pasado algo más. A lo mejor alguien ha publicado una foto que nos ayude a localizar a Nate. ¿Me lo prometes?

—Te lo prometo. Te llamaré o te mandaré un mensaje en cuanto esté de camino. Resguárdate del frío.

—Lo intentaré. —Y entonces la voz de Bryan desaparece y me quedo sola con el frío.

Con el hielo y la nieve, Bryan tardará a llegar a casa. Entonces sus padres se asegurarán de que esté bien y, a lo mejor, terminan de ver una serie antes de irse a la cama. Esto significa que por lo menos hasta las 23.30 Bryan no aparecerá, y yo no podré entrar en su cálido coche. Y si su madre decide hacer un maratón en la tele, podría incluso tardar más.

Me pongo las gafas, saco una manta de la bolsa y me envuelvo en ella. Al cabo de un rato, me doy cuenta de que la nevada está amainando y que es el viento el que está haciendo que todo parezca peor de lo que es. Pronto las quitanieves saldrán a despejar las carreteras. Si alguien pasa junto al instituto y mira en esta dirección, me verá, así que voy a tener que moverme.

Me suena el móvil. Mi madre —o más bien DJ— me ha mandado un mensaje para desearme buenas noches. Tecleo mi respuesta, recojo mis cosas y me encamino hacia el parking que hay en un lateral del instituto, el más cercano al pabellón de deportes. El Newt Café no está demasiado lejos, y allí debe de haber un horno o alguna fuente de calor. A estas alturas, cualquier cosa que pueda producir un poco de calor es perfecta.

Me pregunto si Nate tiene frío donde sea que esté. ¿Está asustado y pensando en mí como yo en él, o está herido, sangrando y pensando que nadie lo está buscando y que lo peor está por llegar? Aunque no es el caso, al menos todavía no. Que mi móvil no suene, y todo lo que he aprendido sobre el trasplante de riñón, hacen que sepa Nate sigue vivo. Mi madre me mandaría un mensaje para avisarme si la hubieran llamado con respecto al trasplante de DJ. Hay más posibilidades de éxito en la donación de órganos si el trasplante se lleva a cabo lo antes posible tras la donación. En el caso concreto de los riñones, lo máximo que duran fuera del cuerpo antes del trasplante es un máximo de treinta horas, pero cuanto antes se haga, mejor. Tendrían que contactar con mamá y con DJ si el trasplante fuera a realizarse pronto. Y tendría que haber un equipo médico y un hospital preparado para proceder con la operación. Además, los padres de Nate también tendrían que dar su aprobación, y seguramente se pondrían en contacto conmigo si se enteran de que algo malo le ha ocurrido a Nate.

Me suena el móvil y protejo la pantalla para ver quién llama. El agente Shepens. No. No voy a responder. En las series de televisión, los polis rastrean las señales de los teléfonos móviles. No sé exactamente lo preciso que es, pero no voy a averiguarlo por las malas. Si tiene que decirme algo importante… como por ejemplo, que sabe que no le hice daño a Amanda y que quiere ayudarme a hundir a D.E.S.E.O, puede dejar un mensaje. Necesito pensar.

La persona que hay tras la web me conoce. Conoce a Nate y a todas las personas que van a este instituto. Lucho por caminar entre la nieve mientras le doy vueltas a quién podría estar detrás de D.E.S.E.O. A la mayoría de mis profesores los ordenadores se les dan tan bien como a mí. Supongo que el señor Yokani sí podría ser lo bastante bueno para crear una web como D.E.S.E.O., nunca he hecho informática con él, pero sé que muchos de los chicos que juegan a videojuegos piensan que es un genio en todo lo referente a la programación. ¿Pero qué motivo tendría? Y a menos que las chaquetas americanas tan gastadas que lleva y las camisas pasadas de moda sean una seña de identidad, dudo que el hombre tenga bastante dinero como para sacar adelante semejante proyecto.

¿Entonces quién?

Algunos de los estudiantes podrían ser capaces de crear y administrar la página. Sydney… ¿Cómo narices era su apellido? No importa. Sydney diseñó la web de la inmobiliaria de su padre el año pasado. Todo el mundo hablaba de ello, probablemente para añadir un comentario sobre lo malo que es su padre vendiendo casas. Pero a menos que el padre de Sydney haya mejorado muchísimo en su trabajo o hayan ganado la lotería, Sydney y su familia no tienen dinero para financiar todos los deseos.

¿Entonces, quién? ¿La directora Dean? Lo dudo. Además, está a punto de jubilarse. La elimino de la lista. ¿Quién más? Todo el mundo dice que la señora Hennessey se casó con un tío por su dinero, pero me resulta difícil imaginarme a nuestra profesora de Economía haciendo algo peor que añadir mantequilla de más a una receta.

Por lo que sé, nadie es tan rico como para regalar móviles, máquinas de gimnasio y cientos de otros «deseos» que se han cumplido. Si se tratara de una afrenta personal, sería mucho dinero el que han gastado. ¿Y quién le guardaría rencor a un colegio entero? Así que tiene que ser otra cosa. ¿Quién estaría involucrado en algo más? ¿Y qué podría ser ese algo?

La gente es mala, pero no creo que sea alguien que ha enseñado en el instituto desde siempre, tiene que ser alguien de fuera o, al menos, que sea nuevo en el pueblo. Alguien eligió Nottawa porque quería causar problemas. Alguien…

Me detengo al darme cuenta de que hay algo raro en el suelo. Hay marcas en la nieve, huellas cubiertas de nieve reciente, pero no lo suficiente como para ocultarlas. Las huellas van desde el aparcamiento de los profesores hasta la entrada lateral. Solo las cubren unos dos centímetros de nieve y el coche aparcado allí está cubierto de la misma cantidad, igual que las huellas de ruedas que hay junto a él. Deben de haber venido dos coches. Veo pisadas que salen del lugar donde el otro coche estuvo aparcado, pero ahora solo queda uno.

Una parte de mí quiere salir corriendo para evitar que me pillen, pero la otra se pregunta si la persona que está detrás de D.E.S.E.O. es realmente un profesor o alguien relacionado con el colegio. ¿Están dentro ahora? ¿Podría estar Nate allí? Faltan varios días para que empiece el instituto. Nadie vendrá hasta el lunes. Sería el escondite perfecto… si no para Nate, sí para otra cosa.

Debería esperar a Bryan. Debería ir al Newt Café y esconderme, pero sé que hay algo que no cuadra. Las huellas. El único coche. Algo va mal.

Alcanzo la puerta y me llega el olor.

Gasolina.

El corazón me late con fuerza mientras saco la linterna de la bolsa. Supongo que la puerta está cerrada con llave, pero aun así intento abrirla.

Tropiezo hacia atrás cuando esta cede. Me lloran los ojos cuando respiro el humo y el olor a gasolina. Me adentro y siento cómo me ahogo por el olor. El suelo brilla donde la luz se refleja, no solo cerca de la puerta, sino a lo largo de la estancia. Todo el pasillo está cubierto de gasolina.

Una chispa. Eso es probablemente todo lo que falta para incendiar el lugar. Tengo que salir de aquí. Ya.

Me estoy dando la vuelta cuando lo oigo.

Quiero creer que es el viento. Pero el sonido se oye otra vez.

Arañazos, un ruido metálico y el murmullo de algo que se parece a una voz pidiendo ayuda.