«Aquí».
—¿Dónde es «aquí»? —pregunto—. ¿Tu casa? —No sé dónde vive la doctora Jain, pero en un pueblo de este tamaño, no puede ser muy lejos.
—No —responde la doctora Jain—. He aprendido por las malas que lo mejor es no llevarse el trabajo a casa. Además, hay muchas cosas de este proyecto que requieren instalaciones más grandes. Pero estoy segura de que serás capaz de encontrar el sitio si estás lo suficientemente motivada. ¿Lo estás, Kaylee?
—Sí. —Me invade el pánico ante la indiferencia de su voz. Como si todo esto fuese un caso práctico, una prueba con ratas en un laberinto, como si no estuvieran implicadas personas de verdad—. Dime dónde tengo que ir.
Me da la dirección y el nombre del pueblo. No es Nottawa, pero está a diez minutos cuando hace buen tiempo. Repito la dirección al tiempo que miro fijamente a Bryan, deseando que entienda que necesito que lo escriba, lo memorice o algo por si se me olvida. Y me pregunto si es una trampa, ya que D.E.S.E.O. no hace nada sin una razón o sin hacer pagar un precio.
—Está demasiado lejos para ir andando, pero creo que serás capaz de encontrar transporte —comenta la doctora Jain—. Prometo cuidar bien de tu madre y tu hermano si llegan antes.
Mi corazón da un vuelco.
—Están en Milwaukee. —A salvo. Por favor. Que estén todavía a salvo.
—Sé que estaban allí. El agente Shepens me llamó al ver que el número que le diste para avisarla no funcionaba y me presté voluntaria para llamarla en su lugar. Ella lo llamó después de que yo la avisara para verificar lo que le había dicho, y está muy decepcionada por tener que regresar para encargarse de tus problemas. Y parece que tienes muchos, lo que significa que tendréis bastante que discutir cuando lleguéis. Tengo curiosidad por ver qué tratamiento elige tu madre que sigas. Hasta entonces, tengo trabajo que hacer.
—Espera. —Pero no lo hace y la pantalla se queda en blanco.
Tiene que estar equivocada. El último mensaje de mi madre decía que se iban a la cama. Me llamaría si regresasen ahora, sobre todo si pensase que la he vuelto a fastidiar. Además, no traería a DJ de vuelta solo por lo que haya dicho la doctora Jain. ¿O sí? Hay demasiada distancia entre nosotras como para saberlo con seguridad. Miro fijamente el móvil, intentando decidir qué hacer. Si mamá ha hablado con el agente Shepens sabrá que estoy bajo sospecha por el asesinato de Amanda. En ese caso, tendría que regresar a casa por mí, ¿verdad? Si no lo hiciese, ¿qué pensaría la gente?
Pero la doctora Jain podría estar mintiendo acerca de todo esto. Si está mintiendo, entonces mi madre no sabe nada, no ha hablado con el agente Shepens y ahora mismo está durmiendo en casa de la tía Susan sin saber qué está pasando. Si llamo a mi madre y la despierto, seré yo quien la alerte de que algo va muy mal. No seré capaz de convencerla de que se quede en casa de tía Susan. Pero si la doctora Jain dice la verdad, puede que mamá y DJ estén en este mismo momento de camino a donde está la doctora Jain. Una llamada mía para prevenirles del peligro podría impedir lo que sea que la doctora tenga planeado. O agilizar las cosas, porque mi madre no me creerá. No sé qué hacer.
—¿Qué ocurre? —pregunta Bryan.
Empiezo a decir por instinto que nada, pero entonces me doy cuenta de que Bryan está metido conmigo en esto. Puede que sea capaz de ver algo que yo no, así que le cuento lo que la doctora Jain ha dicho de mi madre.
—¿Qué hago?
—No la llames —insiste Bryan justo cuando me dispongo a marcar el número de mi madre—. La doctora Jain debe estar mintiendo. Yo creo que ella espera que seas tú quien llame a tu madre y pongas en marcha las cosas para que vuelvan. Dudo que la doctora la Jain llamara. Tu madre le contaría a tu tía lo de la llamada y eso atraería una atención que la doctora no quiere. D.E.S.E.O. deja que otras personas hagan el trabajo sucio mientras permanece en el anonimato. La doctora Jain es D.E.S.E.O., lo que significa que trabaja de la misma manera.
—No saberlo con seguridad es una mierda —digo, y bajo el teléfono.
—Ya lo sé. Pero míralo así, incluso si la doctora Jain ha dicho la verdad y tu madre está volviendo a Nottawa, tiene que viajar mucho más que nosotros. Pase lo que pase, llegaremos antes que ella.
Lo que Bryan dice tiene sentido. La doctora probablemente esté mintiendo, pero si no lo hace tenemos tiempo suficiente de detenerla antes de que mi madre y DJ regresen. —Vale —digo asintiendo—. Supongo que entonces vamos a buscar a la doctora Jain y a terminar con esto.
—Me parece bien. Aunque es raro que te haya dado la dirección así sin más. —Bryan frunce el ceño mientras mete la dirección en su GPS—. Se puede deshacer de ti de muchas formas, pero en lugar de eso quiere que vayas a buscarla. ¿Por qué?
—No lo sé. —Debe de haber una razón, pero a saber cuál es. Eso le da una gran ventaja. Pero yo también tengo una—. Ella no sabe que estás conmigo. Siendo dos, existe la posibilidad de que podamos sorprenderla.
—¿Cómo?
—Tú conduce, lo pensaremos por el camino. —Tenemos que hacerlo.
Bryan conduce mientras yo intento recordar todo lo que sé sobre la doctora Jain. Su marido la abandonó. Antes vivía por la zona. ¿Por qué ha vuelto? La encuesta que hizo Nate llegó a su correo el primer trimestre de instituto. Se me da fatal la tecnología, pero a Nate no, y dijo que lleva cientos o quizá miles de horas crear una página como la de D.E.S.E.O. La red tiene que ser un proyecto que empezó antes de regresar aquí.
—¿Por qué creó la doctora Jain D.E.S.E.O.? —le pregunto a Bryan—. ¿Y por qué aquí? —Debe de haber una razón más allá de provocar que los estudiantes maten a sus amigos o hacer que un hermano se enfrente a otro.
—Ni idea. —Bryan me mira—. Parece raro que escogiera Nottawa.
Es cierto. Pero no sé cómo descubrir sus motivos. Si Nate estuviese aquí…
Me muerdo el labio, cojo aire y aparto los pensamientos sobre Nate y lo qué le podría estar pasando.
—Necesitamos más información —digo.
—Sí, ¿pero cómo la conseguimos? Estamos solos y no tenemos mucho tiempo, por si no te has dado cuenta.
Tiene razón, pero yo también. Ahora mismo la doctora Jain maneja los hilos. Tiene de su lado el anonimato de internet y el caos que ha creado. Puede que algunos estudiantes piensen en contar a sus padres lo de D.E.S.E.O., pero si han cumplido con los requisitos para que realizasen su petición, la preocupación de que les hagan responsables por lo que hayan hecho les echará para atrás. Y, aunque alguien lo denuncien, no lo sabrán todo. La página podría desaparecer este fin de semana, ¿y entonces qué? Hay que encerrar a la doctora Jain. No podemos permitir que espere al momento indicado para relanzar D.E.S.E.O. No puede volver a pasar. Tenemos que encontrar algún tipo de información que la detenga.
—Tengo mi portátil —contesto al recordar que lo he traído—. Si encontramos algún sitio donde poder conectarme, puedo buscar información sobre ella.
—¿Por qué no utilizas el móvil?
—La cobertura aquí es horrible. Con el portátil sería más fácil. —Además, no tengo ni idea de qué buscar, necesito una pantalla más grande y mucha suerte si quiero dar con algo importante.
—Estamos en mitad de la noche —dice Bryan exasperado y tenso—. No podemos ir a mi casa sin que mis padres flipen, tú no puedes volver a la tuya sin arriesgarnos a que te arresten, y las cafeterías o bibliotecas están más que cerradas ahora mismo.
—Es verdad. —Pero Bryan me da una idea—. Pero, ¿sabes qué? Cerrar las puertas y apagar las luces no apaga la señal de internet. Muchos sitios la dejan encendida por la noche. Si encontramos un comercio con wifi público podemos aparcar al lado del edificio y podré conectarme.
Mientras Bryan conduce por las calles nevadas, yo intento realizar varias búsquedas desde mi móvil. Una búsqueda de la doctora Amelia Jain no ofrece muchos resultados, solo un enlace a la web del instituto donde hay una lista de sus credenciales como psiquiatra, su licenciatura en Psicología en la Universidad de Wisconsin en Madison, un posgrado en Políticas Públicas y un doctorado en Ciencias de la Conducta en Johns Hopkins. Bueno, no se puede negar que la mujer es inteligente. Lo de la carrera de Psicología lo entiendo, y lo de Ciencias de la Conducta se explica por sí solo. ¿Pero qué tiene que ver lo de Políticas Públicas? Tendré que esperar a tener internet para saberlo porque la página de la universidad no se carga en el móvil.
Encuentro un poco más de información útil, una nota personal de la doctora Jain en la página del instituto que dice: «Wisconsin es un lugar que me trae muchos recuerdos entrañables. Cuando me mudé hace once años, se me rompió el corazón. Espero poder ayudar a aliviar los corazones de muchos estudiantes del Instituto Nottawa y dejar huella en la comunidad ahora que estoy de vuelta».
Once años. La doctora Jain se marchó hace más de una década. Tuvo que ser cuando su marido la dejó, a no ser que mintiera sobre ello. Quizá sea demasiado pensar que la razón por la que está aquí ahora está relacionada con el motivo de su marcha, pero ¿por qué volvería y traería algo tan horrible consigo?
Miro la hora. La una menos diez de la mañana. Nate lleva desaparecido un par de horas, pero no se sabe qué habrá pasado en ese lapso de tiempo. Puede que mi madre y mi hermano se dirijan ahora mismo al lugar que ha dicho la doctora Jain. Una parte de mí quiere decirle a Bryan que pasemos de encontrar un sitio donde conectarnos a internet y vayamos a la dirección que me ha dado. Ojalá supiese qué es lo correcto. ¿Servirá hablar con la doctora Jain? ¿O estoy yendo demasiado rápido hacia la trampa y arrastro a Bryan conmigo?
Solo hay una forma de saberlo.