—Kaylee, levántate.
Ella parpadea y luego grita. Genial. Aunque Sydney se imagina que si él estuviera atado a una silla, le hubieran apuntado con una pistola y obligado a mirar mientras disparaban a alguien, él también gritaría.
—Eh, cálmate. Estoy aquí para ayudarte. Pero tenemos que irnos. Creo que ha pulsado algo en el ordenador que va a hacer que este lugar estalle o algo.
Los cables que sobresalen del suelo de la habitación tienen que estar unidos a algo, y no cree que la doctora Jain, o el Gobierno, tengan interés en dejar pruebas.
Oír lo de la posible bomba parece hacer reaccionar a Kaylee.
—Estoy atada a la silla —dice mientras se pone de rodillas y deja que la ayude a colocar la silla en su posición habitual.
Las esposas son iguales que las que han usado con Nate. Es una buena noticia porque significa que tiene una llave.
—Voy a soltarte. En cuanto lo haga, sal de aquí. Mi camioneta está aparcada al final de la calle. Nate está en el asiento de atrás.
—¿Qué vas a hacer? —pregunta mientras Sydney desliza la llave en la cerradura y la gira.
—Quiero mirar una cosa. No voy a hacer nada estúpido. Te lo prometo. Vete.
Tiene poco equilibrio, pero sale por la puerta corriendo. Debe reconocerlo, la chica tiene agallas, y eso significa que volverá a buscarlo si no sale pronto.
Sydney camina, recoge las gafas de Kaylee y se las guarda en el bolsillo. Luego se encamina hacia el ordenador para ponerse a trabajar.
El sistema es increíble. Una pena que vaya a terminar ardiendo. Bueno, no es que pueda salir con el equipo a cuestas. Y quizá algún día, pronto, tenga un laboratorio propio como este. Después de la parada que ha hecho en casa de la doctora Jain en Nottawa, entrar en el sistema es sencillo. El Gobierno debería haberle enseñado a la mujer a cambiar sus contraseñas. Tarda pocos minutos en encontrar lo que busca. Teclea su contraseña otra vez para verificar su petición. Un mensaje de confirmación aparece en la pantalla y sonríe al oír un bip que le indica que el sistema de seguridad se ha puesto en marcha.
Se aparta del ordenador y se dirige a la puerta. Antes de salir, vuelve a mirar a la doctora Jain y luego a la pizarra llena de nombres de personas que conocía de toda la vida. Lee las palabras en lo alto de la pizarra. deducciones experimentales sobre estudiantes observados. El verdadero significado de D.E.S.E.O.
Mientras corre por la calle hacia la camioneta, desde donde Kaylee le hace señas, se prepara para la explosión que ha programado. Ya es hora de hacer borrón y cuenta nueva. Kaylee sonríe de alivio cuando se acerca, probablemente porque no es consciente del tiempo que ha estado escondido en las sombras. Ha escuchado todo lo que dijo la doctora Jain y cree que tiene razón. D.E.S.E.O. es una muy buena idea y con trabajo puede ser mejor. El contacto con el que ha hablado esta noche del Departamento de Defensa estaba dispuesto a hablar, lo cual es bueno. Sydney sabe que puede aprovechar esta oportunidad o hundirse con el barco. Ha hecho demasiadas cosas como para quedarse esperando a que lo usen de chivo expiatorio. Sydney guardará parte de la información en un lugar seguro bajo varios sistemas de seguridad por si acaso sus nuevos amigos deciden que sabe demasiado y se vuelven a poner en contacto con él para organizar un encuentro. Una vez comparta la ideas que tiene sobre su experiencia personal y los convenza de que puede revelar su plan súper secreto si no tienen cuidado, está seguro de que podrá ayudar a hacer que D.E.S.E.O. sea increíble.