Kaylee


Pueblo aterrorizado por novatadas de adolescentes que han salido mal.

El gobierno federal niega todas las demandas acerca de una red social o su participación en doce muertes.

Un videojuego de mercenarios inspira a un adolescente a conspirar contra un pueblo.

Excedencia concedida para primer interviniente desconsolado por luto.


Cierro el portátil sin leer los artículos e intento ignorar los pitidos y las conversaciones que provienen del pasillo. No entiendo cómo las noticias del suceso han podido tergiversarse tanto. Solo han pasado tres días desde que el agente Shepens y varios otros agentes llegaron al granero de la doctora Jain a tiempo de verlo arder hasta los cimientos. Nadie ha descubierto quién alertó a la doctora Jain de que venían. Su móvil y los mensajes que contenía, junto con el mío y las fotografías que saqué, ardieron. Gracias a Dios, las fotos que colgué en la red aún existen. Esas imágenes sumadas a los daños al instituto, los chicos muertos y el fuego que quemó la casa de la doctora Jain en Nottawa confirman que lo que yo decía era cierto. Al igual que las declaraciones de Sydney sobre por qué fue al granero y cómo me sacó antes de que muriese. Se lo agradecí entonces y he esperado que viniese al hospital para volver a hacerlo. Pero no lo ha hecho. Supongo que cuando salga, iré a su casa. Me dará algo que hacer además de ir a la mía, un lugar al que no sé si estoy preparada para volver. Y no solo por los periodistas que dice mi padre que están acampados en nuestra calle.

Mi padre.

Cuando me desperté tras la operación para que me quitasen las balas del brazo, lo encontré junto a la cabecera, con mi madre tras él, y sonreí. Después lo recordé todo. Él lo siente, mi madre lo siente, todo el mundo se disculpa por los errores, secretos y el daño que han causado. Sé que debería perdonarlos, aunque digan que tengo derecho a estar enfadada y que me darán tiempo para resolver mis sentimientos. Incluso han sugerido que vayamos a terapia de familia. Sí, claro. Como si eso fuera a pasar. Después de la doctora Jain, no pienso hablar con un psiquiatra jamás. Ni siquiera por DJ.

Aunque mentiré por él. Todavía no sabe lo de mamá y su padre biológico y no pienso ser yo la que se lo diga, me niego a romperle el corazón. Que lo haga mamá. El año pasado pensé que sabía qué era lo correcto y resultó que estaba equivocada en casi todo. Las cosas ya están lo suficientemente fastidiadas sin que yo meta más la pata. Es un paso en la dirección correcta, o eso espero. Un paso alejándome de la persona que la doctora Jain creía que era y las cosas que estaba segura que me motivaban. Estoy enfadada con mi madre por ser infiel y con mi padre por mentir, y no les dirijo la palabra cuando DJ no está, ni siquiera cuando quieren hablar sobre lo del padre biológico de DJ.

Según mi madre, el ex de la doctora Jain se hizo las pruebas hace meses, no mucho después de que mi padre se marchara para no regresar. Pienso en lo mucho que habrían cambiado las cosas si lo hubiera sabido antes. Pero no lo supe. Me gusta pensar que todos nos lamentamos por eso, pero la forma en que mi madre me pide que sea cauta sobre lo que cuento al resto acerca de nuestra vida me dice que algunas cosas no han cambiado. Mamá no quiere que todo el pueblo cotilleen sobre sus errores. Entiendo cómo se siente, pero no me da lástima que ella sea el objeto de las habladurías esta vez. Si me hubiese contado la verdad, habría hecho las cosas de forma diferente. O eso creo. Soy tan distinta de cómo era hace una semana que es difícil saber cómo habría actuado.

Lo peor de todo es que el padre biológico de DJ no es compatible. Pero ha pedido discretamente a amigos y familia que se hagan las pruebas y ahora que mi madre tiene pensado decírselo a DJ, podrá pedírselo a más gente. Las pruebas de su primo dieron como resultado la compatibilidad de cuatro antígenos y está dispuesto a donar un riñón. Hay que hacer muchas cosas hasta que llegue el momento, y quizá aparezca un donante mejor. Si no, me alegra saber que hay una persona dispuesta a ayudar a mi hermano. Después de todo lo que ha pasado con D.E.S.E.O., ver que alguien está dispuesto a hacer algo bueno sin pedir nada a cambio me da esperanza.

Pronto le contarán a DJ lo de nuestro padre y su padre biológico, y yo le ayudaré cuando descubra la verdad e intentaré perdonar a mi madre por no haberme dicho por qué no buscó a mi padre cuando se marchó o qué estaba haciendo el padre biológico de DJ para salvar la vida de mi hermano. No seré capaz de perdonarla pronto, y quizá nunca lo haga del todo, pero tengo que ver si hay más en mí que la amargura y desconfianza con la que contaba la doctora Jain. No quiero que eso me defina. Los secretos ya no existen. D.E.S.E.O. ya no existen. Tengo que encontrar la manera de pasar página.

—Hola. —Nate está en la puerta, con un pie en la habitación y otro en el pasillo.

—Hola. —No es la mejor respuesta, pero no sé qué más decir. 

No le he visto desde momentos después de que se le pasasen los efectos de la droga que le dio D.E.S.E.O. Entre los interrogatorios de la policía, la operación y lo de mis padres, no he tenido tiempo para hablar. Después lo hubo, pero Nate no se presentó. Pero ahora está aquí. Las cosas han cambiado, ya no se puede volver a lo que éramos o a lo que yo era. La antigua yo hubiese rechazado a Nate. Esta dice:

—Entra.

El alivio es visible en su cara.

—He pasado por el instituto de camino a aquí. Ya tienen a gente limpiando y reconstruyendo. Los despachos necesitan mucho trabajo, pero el resto no está tan mal. Mis padres dicen que varias iglesias del pueblo cederán sus espacios para que demos clase hasta que el instituto se arregle. Me he enterado de que las clases empezarán la semana que viene.

—Supongo que tendrás que estudiar para la nota de física —comento.

—Sí. —Baja la mirada—. Supongo, y es una lata. En mi opinión nos deberían poner sobresalientes hasta que procesemos el trauma que hemos sufrido. —Se mete las manos en los bolsillos—. Iba a traer flores, pero tu madre me ha dicho que te van a dar el alta hoy, así que he pensado que debería esperar.

—No me tienes que comprar flores —le digo, por qué sé que, por la forma en que me mira, habla de algo más que de claveles. Y ahora mismo no tengo respuesta.

—Entonces supongo que he hecho algo bien esta vez. —Permanece a los pies de mi cama—. Todavía trato de descubrir qué pasó después de que salí de tu casa. Estaba en mitad de la calle cuando el coche de Bryan apareció. Me preguntó si quería que me llevase y me subí porque era Bryan y supuse que no había que preocuparse de él. Vaya, fui un estúpido. Lo hubiese supuesto si hubiese sido Jack tras el volante, pero Bryan…

Bryan. He pensado mucho en él. Sus padres vinieron a verme y les conté todo, incluso cómo salvó mi vida. Cometió un error cuando se involucró con D.E.S.E.O. pero para mí siempre será un héroe. Al contrario que el hermano de Nate, Jack.

—¿Cómo está Jack?

—Mal. Mintió sobre cómo consiguió el móvil y la tabla de deslizamiento, así que mis padres no creen las excusas que ha inventado sobre ayudar a D.E.S.E.O. a secuestrarme. Le han quitado el móvil, van a vender su coche y no le permiten tener un ordenador en su cuarto. Aunque eso no le detendrá para ser estúpido por internet, pero parece que es una medida que están tomando muchos padres. Casi nadie del instituto está en las redes sociales ahora mismo, es como si todos hubieran desaparecido de la faz de la tierra o algo.

O algo.

—Con la prohibición de internet y sin tener colegio, he tenido mucho tiempo para pensar. Lo siento. Sé que lo dije la otra noche, pero entonces sentía más que me hubieses descubierto que de hacer lo que hice. Todo esto de ser donante…

—No pasa nada —digo, intentando decirlo en serio—. Tiene que ser tu decisión. Y antes de que digas que vas a cambiar de opinión o algo, quiero que sepas que parece que hay otras opciones.

—He visto a tu padre fuera. Debes estar feliz de tenerle de vuelta. Aunque supongo que solo quiero que sepas que si DJ tiene otra recaída y necesita a alguien que lo salve… bueno, tú me has salvado la vida. Me gustaría devolver el favor a alguien que lo necesita de verdad. No sé si mis padres estarán de acuerdo, pero de repente me escuchan, así que todo es posible.

Pero probablemente no. Nate quiere hacer lo correcto, pero todavía está asustado y utiliza a sus padres como excusa. Aunque me doy cuenta de que lo digo en serio. Tiene que ser decisión suya. Él no sabe lo de la infidelidad de mi madre o el otro posible donante por parte del padre biológico de DJ y yo no se lo voy a contar. Y caigo en que, aunque he perdonado a Nate, todavía no confío en él. Eso llevará más tiempo.

—¿Le has traído flores a Sydney? —le pregunto para que no tengamos que seguir hablando de mi padre o de DJ—. Después de todo, técnicamente él es el que te salvó la vida.

—Lo intenté ayer. Bueno, flores no, porque la gente hablaría, pero fui a su casa con una tarta que mi madre hizo. —Sonríe. La madre de Nate es famosa por sus escasas habilidades culinarias. Quema sartenes a diario.

—¿Le gustó? —inquiero con una sonrisa.

—No estaba. Se ha marchado del pueblo.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Está bien? —Me acuerdo de la forma en que miraba el granero antes de que explotase y la calma con la que llamó al 911.

—Supongo que está bien. —Nate se sienta al borde de la cama—. Los padres de Sydney han dicho que se despertaron por la mañana y encontraron una nota que decía algo de empezar un trabajo de informática fuera del pueblo y que todo aquello que había pasado los últimos días le había enseñado que había que aprovechar las oportunidades cuando se presentaban.

¿Un trabajo de informática?

—Pero todavía no ha terminado el instituto.

—Supongo que no importa si se te da bien —responde Nate—. Y Sydney es muy habilidoso. Probablemente tanto como la persona que montó D.E.S.E.O.

Frunzo el ceño y recuerdo la forma en la que Sydney dijo que no era un héroe. Aunque lo fue. Sydney dijo que tenía que entregar a Nate a D.E.S.E.O. y decidió descubrir las intenciones de D.E.S.E.O. antes de terminar el trabajo. Cuando oyó qué me contó la doctora Jain de D.E.S.E.O. y cómo fue responsable de tantas muertes, se dio cuenta de que no podía hacerlo. De repente, nada de eso tiene sentido y me siento enferma cuando pienso en otra cosa que sí lo tiene.

—Espera un momento —mientras abro el portátil y escribo mi contraseña.

—¿Qué pasa? —pregunta Nate, acercándose al cabecero para ver lo que hago.

—La doctora Jain estaba a cargo de D.E.S.E.O. —respondo mientras escribo—, pero, ¿lo hacía sola?

—Bueno, habrá contado con gente que la ayudase a desarrollar el programa.

—Sí, pero están en Washington D.C. o en alguna parte del este. —El agente Shepens buscó señales de gente en hoteles cercanos y entrevistó a los vecinos de la doctora Jain para ver si había recibido visitas, pero hasta ahora no tiene nada. Y si el gobierno niega cualquier responsabilidad, dudo que sea capaz de compartir esa información incluso si la consigue—. ¿No necesitaría ayuda aquí para hacer algunas cosas de informática básica como dar el visto bueno a correos y verificar cuando las peticiones de D.E.S.E.O. se completaban? Había tantas tan rápido. ¿Y qué pasa con las cosas que había que entregar en las casas? ¿Podía hacerlo todo ella sola?

La doctora Jain dijo que yo fui el único tipo de personalidad que tomaba decisiones que no predijo. Durante días pensé que fue suerte que la doctora Jain tampoco predijera correctamente a Sydney. Que pensase que podría sacrificar a Nate y matarme pero realmente no pudo. ¿Pero qué pasa si no estaba equivocada? Nunca me pregunté por qué la doctora Jain le había dado la dirección del lugar donde coordinaba D.E.S.E.O. a Sydney. Al fin y al cabo, alguien tenía que llevar a Nate. Pero según sus «reglas», no se incluyó a sí misma en los datos. No le habría matado para proteger su secreto, pero no habría secreto que proteger si él lo supiese, si lo hubiese reclutado para formar parte del equipo, si él ya hubiese demostrado ser leal hasta que vio una oportunidad y la aprovechó.

—¿Qué haces? —me pregunta Nate.

—Comprobando D.E.S.E.O. —He mirado todos los días y siempre he recibido el mismo mensaje de error, pero tengo que asegurarme de que nada ha cambiado. Supuse que la doctora Jain destruyó la página de la misma forma en que explotó el granero. Pero ¿qué pasa si no hizo ninguna de esas cosas?

Pincho en el enlace y aparece el mensaje de error.


La página que busca ya no se encuentra disponible.


Clavo los ojos en el mensaje durante un rato, deseando que la doctora Jain eliminase la página. Que esté equivocada y que D.E.S.E.O. se haya ido de verdad. Pero incluso cuando le explico a Nate lo que sospecho y él me asegura que D.E.S.E.O. no será capaz de regresar, no puedo evitar preguntármelo.

¿Y si vuelve?