Z

ZEPPELIN, CAMPO (v. Reichsparteitagsgelände).

ZIGEUNERFRAGE (v. gitano).

ZOOLÓGICO HUMANO. En 1881, medio siglo antes de que las urnas dieran paso a la barbarie nazi, unos emprendedores alemanes raptaron en el sur de Chile (donde los capuchinos bávaros tenían una misión) unas docenas de indios patagones, hombres, mujeres y niños, y los trasladaron a Berlín para exhibirlos en una jaula del zoológico.

El encargado del traslado fue el empresario Carl Hagenbeck, prestigioso proveedor de fieras y animales exóticos de los mejores circos de Europa. La operación contó con las bendiciones del Gobierno de Bismark y de la prestigiosa Sociedad Antropológica de Berlín, dirigida por el profesor Virchow.

Algunos laboratorios y hospitales alemanes interesados en la investigación racial tuvieron acceso a los indios patagones, convenientemente muertos y despiezados, especialmente las vaginas de las indias, cuyo estudio resultó muy útil a la ciencia aria.

Dos años más tarde se repitió la operación del enjaulamiento zoológico con 14 indios mapuches que fueron rotando por diversos zoológicos alemanes. La ocupación alemana del Camerún en 1908 permitió extender estos estudios a los negros africanos.

ZWANGSARBEITER («trabajo esclavo», v. trabajadores esclavos).

ZYKLON B. Era el nombre comercial de un pesticida a base de cianuro fabricado por la compañía IG Farben (v.), el grupo de Bayer.

Se presentaba en latas de un kilo que contenían bolitas de dióxido de silicio o sulfato de calcio, o discos de papel empapados de cianuro líquido. Al contacto con el aire, especialmente el húmedo de la muchedumbre desnuda y sudada de la falsa sala de duchas, liberaba ácido cianhídrico, un gas cuya inhalación produce asfixia, anoxia (lo que hace orinar y defecar) y finalmente la muerte tras 20 minutos de espantosa agonía.

La idea de asesinar mediante gases letales surgió durante la aplicación del programa Aktion 4 (v.). La primera aplicación a escala industrial se celebró en el campo de exterminio de Posen en una nave estanca que se gaseó con monóxido de carbono procedente de escapes de motores de combustión. La ocurrencia de usar Zyklon B fue de Karl Fritzsch, subcomandante de Auschwitz (v., agosto de 1941), en ausencia del comandante Höss (v.). El experimento funcionó y, en adelante, se abandonaron las otras formas de exterminio masivo.

Lata de cristales de cianuro Zyklon B.