Capítulo Cincuenta y Uno
Los gritos de alegría y los aplausos sorprendieron a Lorne al ingresar a la estación. Avergonzada por la muestra de afecto tan grande por parte de sus colegas, Lorne les dedicó un pequeño discurso.
—Hola, chicos. Gracias. Me pondré al día con ustedes en un momento. Me enteré que las cosas han avanzado un poco y que todos han trabajado al máximo. Charlie no está recuperada del todo, pero está estable. Tom está acompañándola. Creo que no hace falta decir que todavía estamos bajo presión. Quiero a este hombre en nuestro poder cuanto antes.
Todos asintieron con la cabeza.
Cuando entró a la oficina de Roberts, la recibieron el jefe y su papá. Se sintió tan bien estar en los brazos de su padre. El hecho de que la haya apoyado en su accionar, significaba muchísimo para ella. Cuando Sam la soltó, Sean la tomó del brazo. Su mirada decía más de la cuenta. Por un momento pensó que él también la abrazaría, pero en cambio, él la guio hasta el asiento, haciéndola pensar que la ternura en sus ojos había sido producto de su imaginación.
La tensión aferrada a sus hombros al fin disminuía. Charlie estaba a salvo, realmente a salvo. La única tarea que les quedaba era atrapar al hombre que, en cuestión de horas, había dado vuelta sus vidas. Terminó de contestar todas las preguntas relacionadas a Charlie y se puso a trabajar.
—Tony me trajo hasta aquí. En el camino me contó acerca del intercambio de vehículos y de como hicieron pedazos a Abromovski.
—Así fue. Y tan pronto como su abogado escuchó las noticias, nos rogó que lo encerremos para protegerlo. Está listo para hablar. En cuanto al hijo del primer ministro, todavía no hay noticias —dijo Roberts.
—¿Dijiste que Reynolds está listo para hablar? ¿Dar nombres, lugares, hablar del crimen de Laura Crane?
—Estamos en eso. Sabe que el tipo de seguridad dependerá del tipo de información que nos brinde. Yo lo interrogaré pronto. Mientras tanto, me gustaría que revises la información que juntó el equipo. El oficial Fox cree que valdría la pena hablar de nuevo con el juez Walter Winwood.
—¿Por algo en particular? —preguntó Lorne.
—La verdad que no. Dice que estuvo un poco raro durante el interrogatorio. Habla con AJ, él podrá informarte mejor.
—Está bien. ¿Algo más que deba saber?
Roberts exhaló con fuerza.
—Solo que le devuelvo el caso, Inspectora. ¿Está sorprendida?
—Patitiesa sería más apropiado, señor —Lorne miró a su papá, quien le sonrió.
—Soy un hombre de palabra, Lorne. Te dije que tan pronto como Charlie estuviera a salvo, te daría las riendas del caso. Por supuesto, siempre y cuando creas que puedes manejarlo-
—Sí, puedo. Y gracias por confiar en mí, señor —pensó en besarlo. Pero lo pensó bien y decidió no hacerlo. Se sentía feliz.
—Bueno, esa es la sonrisa que estábamos ansiosos por volver a ver. Lorne, cualquier problema, mi puerta siempre está abierta. ¿Entendido?
—Sí, señor —Lorne saludó rápidamente y se apresuró en salir de la oficina. Antes de que pudiera cerrar la puerta, escuchó una breve conversación entre Sean y su padre.
—Esa hija tuya, Sam, está loca.
—De veras lo está. Es lindo ver de nuevo a la vieja Lorne, ¿verdad?