CAPÍTULO 14
Noveno Mes

Aproximadamente de 36 a 40 Semanas

POR FIN HA LLEGADO EL MES QUE tanto esperabas, para el que trabajaste con esfuerzo y por el que quizás te preocupaste un poquito. Lo más probable es que te sientas muy bien preparada (¡para sostener al bebé en tus brazos… para volver a verte los dedos de los pies… para dormir boca abajo!) y, a la vez, sin la más mínima preparación. De todos modos, pese al inevitable vértigo de actividad (más citas con el médico, la compra del pequeño ajuar, proyectos por completar en el trabajo, la elección de la pintura para el cuarto del bebé), te podría parecer que el noveno mes es el más largo de todos. Excepto, por supuesto, si no das a luz en la fecha prevista. En ese caso, el décimo mes es el más largo.

Tu Bebé Este Mes

Semana 36 Con un peso de unas 6 libras y una longitud de unas 20 pulgadas, tu bebé está casi listo para ser depositado en tus brazos. Ahora mismo, casi todos sus sistemas (desde el circulatorio hasta el músculoesqueletal) están prácticamente equipados para la vida en el exterior. Aunque el aparato digestivo también está preparado para funcionar, todavía no ha tenido la oportunidad de practicar. Recuerda que hasta ahora el bebé se ha nutrido a través del cordón umbilical, sin necesitar digestión alguna. Pero eso está por cambiar. En cuanto el bebé succione tu pecho (o el biberón) por primera vez, el sistema digestivo se pondrá en marcha… y comenzarán a amontonarse los pañales.

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Tu Bebé, Noveno Mes

Semana 37 Éstas son algunas noticias que te entusiasmarán: si tu bebé naciera ahora mismo, sería considerado de término completo. Ten en cuenta que eso no significa que ha dejado de crecer, o que esté preparado para la vida en el exterior. Mientras sigue aumentando de peso al ritmo de una media libra por semana, el feto promedio a esta edad pesa unas 6½ libras (aunque el tamaño varía de un feto a otro, al igual que ocurre con un recién nacido). La grasa sigue acumulándose en tu bebé, formando hoyitos adorables en esos codos, rodillas y hombros encantadores, e irresistibles pliegues en el cuellito y las muñecas. Para mantenerse activo hasta el gran debut, tu bebé está practicando hasta la perfección la técnica de la inhalación y exhalación del líquido amniótico (para tener listos los pulmones para esa primera aspiración), la de chuparse el pulgar (para esa primera succión), la de pestañear y la de girar de un lado a otro (lo que explica por qué ayer sentiste esa colita adorable en el costado izquierdo y hoy se ha volcado a la derecha).

Semana 38 Con 7 libras y las 20 pulgadas (una o dos de más o de menos), tu bebé ya no es tan pequeñín. De hecho, ya es suficientemente grande para el gran día. Con sólo dos semanas más en el útero (o cuatro, como máximo), todos sus sistemas están (casi) listos. Para terminar de prepararse para su aparición en el mundo (y para las fotos de la gran ocasión), el bebé está ocupándose de algunos detalles de último minuto, como deshacerse de la vernix y el lanugo, así como también de producir más surfactante, que impedirá que los sacos de aire en los pulmones se adhieran uno al otro cuando empiece a respirar (algo que empezará a hacer muy pronto). ¡El bebé estará contigo antes de lo que imaginas!

Semana 39 No hay mucho que reportar esta semana, al menos en la sección de altura y peso. Afortunadamente para ti y para tu piel superestirada (y tu espalda dolorida), el crecimiento del bebé ha reducido su velocidad o, incluso, cesado hasta el nacimiento. En promedio, un bebé pesa de 7 a 8 libras y mide de 19 a 21 pulgadas (aunque el tuyo podría ser un poquito más grande o más pequeño). De todos modos, sigue progresando en algunas áreas, especialmente en el cerebro, que crece y se desarrolla a toda marcha (a un ritmo vertiginoso que continuará durante los primeros tres años de vida). Además, la piel rosada de tu bebé se ha vuelto blanca o blancuzca (independientemente del color de piel que tendrá, porque la pigmentación no ocurre hasta poco después de nacer). Algo que debes haber notado a esta altura si es tu primer embarazo: la cabeza del bebé puede haber descendido hasta tu pelvis. Este cambio de posición podría permitirte respirar mejor (y tener menos acidez), aunque podría dificultarte un poco caminar (o hacerlo como un pato).

Semana 40 ¡Felicitaciones! Has alcanzado el término oficial de tu embarazo (y quizás el límite de tu paciencia). Para empezar, tu bebé está considerado de término completo y podría pesar entre 6 y 9 libras y medir entre 19 y 22 pulgadas, aunque algunos recién nacidos perfectamente saludables vienen en tamaño menor o mayor. Cuando tu bebé haga su aparición podrías notar que él o ella (y en ese momento sabrás a ciencia cierta si es niño o niña) sigue en posición fetal, a pesar de que sus días de feto han terminado. Es sólo la fuerza del hábito (después de pasar nueve meses en los confines reducidos de tu útero, tu bebé todavía no se da cuenta que ahora tiene espacio para estirarse) y de la comodidad (esa posición acurrucadita se siente bien). Cuando recibas a tu recién llegado dale la bienvenida y más. Aunque será tu primer encuentro cara a cara, tu bebé reconocerá el sonido de tu voz, como también la del papá. Y si no llega a tiempo (decidiendo ignorar la fecha de nacimiento que tenías anotada en el calendario), estás en buena –aunque nerviosa– compañía. Casi la mitad de todos los embarazos se pasa de la marca de las 40 semanas, aunque probablemente tu médico no permitirá que la tuya pase de las 42 semanas.

Semanas 41–42 Parece que el bebé ha decidido demorar su salida. Menos del 5% de los bebés nace en la fecha calculada, y un 50% decide extender su estadía en el Hotel Útero, bien entrado el décimo mes. Recuerda, además, que la mayor parte del tiempo un bebé pasado de término no lo es realmente, es sólo que la fecha no era la correcta. Con menor frecuencia, un bebé podría ser realmente posmaduro. En estos casos, suele nacer con una piel seca, agrietada, suelta y arrugada (todo completamente temporal). Eso se debe a que la vérnix protectora se ha desprendido en las semanas previas, en anticipo a una fecha de nacimiento que ya pasó. Un feto “de mayor edad” también tendrá uñas más largas, posiblemente cabello más largo y decididamente poco y nada de esa pelusita de bebé (lanugo). También son más alertas y abren más los ojos (después de todo son más viejos y más sabios). Para asegurarse de que todo está bien, es posible que tu médico controle rigurosamente a un bebé posmaduro, realizando pruebas sin estrés y controles del líquido amniótico o perfiles biofísicos.

Lo que Podrías Estar Sintiendo

Es posible que experimentes todos estos síntomas en un momento u otro, o sólo unos pocos. Algunos podrían venir del mes pasado y otros ser completamente nuevos. Incluso hay algunos que ni siquiera adviertes porque ya te has acostumbrado a ellos y/o porque están eclipsados por nuevos y emocionantes indicios de que el parto está a la vuelta de la esquina:

Fisicamente

Image Cambios en la actividad fetal (más contorsiones y menos pataditas, a medida que tu bebé tiene cada vez menos espacio para moverse)

Image El flujo vaginal se vuelve más intenso y contiene más mucosidad, que podría estar teñido de rojo o de una coloración marrón o rosa después de las relaciones sexuales o de un examen pélvico o a medida que el cuello del útero empieza a dilatarse

Un Vistazo Interior

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Tu útero está ahora justo debajo de las costillas y tus medidas ya no varían tanto de semana a semana. La parte superior del útero tiene aproximadamente 38 a 40 centímetros desde la parte superior del hueso púbico. Tu aumento de peso se desacelera o, incluso, se detiene a medida que se acerca el gran día. Tu piel abdominal se ha estirado tanto como puedas imaginarlo, y es probable que ahora más que nunca estés caminando como un pato, posiblemente debido a que el bebé ha descendido en anticipo al parto inminente.

Image Estreñimiento

Image Acidez, indigestión, flatulencia, hinchazón

Image Dolores de cabeza, desvanecimientos o mareos ocasionales

Image Congestión nasal y ocasional hemorragia nasal. Oídos tapados

Image Encías sensibles

Image Calambres en las piernas por la noche

Image Mayor dolor y pesadez de espalda

Image Incomodidad y dolor de nalgas y pelvis

Image Creciente hinchazón de tobillos y de pies y, ocasionalmente, de las manos y el rostro

Image Estrías

Image Picazón en el abdomen y un ombligo protuberante

Image Várices en las piernas

Image Hemorroides

Image Mayor facilidad para respirar después de que el bebé ha bajado

Image Ganas frecuentes de orinar después de que el bebé ha bajado, ya que nuevamente hay presión sobre la vejiga

Image Creciente dificultad para dormir

Image Contracciones Braxton Hicks más frecuentes e intensas (algunas podrían ser dolorosas)

Image Mayor torpeza y dificultad para circular

Image Calostro que sale de los pezones (aunque tal vez esta sustancia no aparecerá sino hasta después del parto)

Image Mayor fatiga o mayor energía (síndrome del nido), o períodos alternados de uno y otro

Image Mayor apetito o pérdida del apetito

Emocionalmente

Image Alivio de haber llegado casi al final

Image Más entusiasmo, ansiedad, aprensión y distracción

Image Irritabilidad e hipersensibilidad (especialmente con las personas que te preguntan ¿Sigues esperando?)

Image Impaciencia e inquietud

Image Sueños y fantasías sobre el bebé

Qué Puedes Esperar en el Control Médico de Este Mes

Este mes pasarás más tiempo que nunca en el consultorio de tu médico (aprovisiónate de buena lectura para la sala de espera, si ya has agotado las revistas del consultorio) ya que tendrás citas semanales. Estas visitas serán más interesantes –el médico calculará el tamaño del bebé e, incluso, aventurará una fecha de nacimiento– y emocionantes, ante la proximidad del gran día. Aunque podría haber variantes dependiendo de tus necesidades y del estilo de práctica del profesional, es posible que tu médico controle lo siguiente:

Image Tu peso (el aumento generalmente se reduce o se detiene)

Image Tu presión sanguínea (podría ser ligeramente más alta que a mediados del embarazo)

Image Tu orina, para medir el nivel de azúcar y proteína

Image Tus manos y pies para comprobar si hay hinchazón, y piernas en busca de várices

Image Tu cuello del útero mediante examen interno para comprobar si han comenzado los procesos de borramiento (adelgazamiento del cuello uterino) y dilatación (apertura del cuello uterino)

Image Altura del fondo del útero

Image El latido cardíaco fetal

Image El tamaño fetal (podrías obtener un cálculo estimado de peso), la presentación (de cabeza o de nalgas), la posición (mirando hacia delante o hacia atrás) y el descenso (¿ya está encajado?) por medio del tacto

Image Preguntas y preocupaciones que quieras discutir, particularmente las relacionadas con el parto y el alumbramiento. Lleva una lista contigo. Si has sentido alguna contracción Braxton Hicks, incluye su frecuencia y duración, y otros síntomas que hayas experimentado, especialmente los inusuales.

Además, tu médico podría darte un protocolo del parto y el alumbramiento (cuándo llamar si crees que comenzó el proceso del parto, cuándo dirigirte al hospital o al centro de natalidad). Si no lo recibes, no olvides pedir estas instrucciones.

Lo que Podrías Estar Preguntándote

Frecuencia Urinaria… de Nuevo

Durante los últimos días me parece que estoy constantemente en el baño. ¿Es normal que ahora esté orinando con tanta frecuencia?”

¿Te hace acordar al primer trimestre? Eso se debe a que tu útero vuelve a su posición inicial: abajo en la pelvis, presionando firmemente la vejiga. Y esta vez, el peso del útero es significativamente mayor, lo que significa que también es mayor la presión sobre la vejiga, como también esa necesidad de ir al baño una y otra vez. Por eso ve al baño una y otra vez. Mientras esa urgencia no se vea acompañada por signos de infección (consulta la página 498), es completamente normal. No te tientes a reducir los líquidos en un intento por reducir tus viajes al baño: tu organismo necesita esos fluidos más que nunca. Y, como siempre, ve tantas veces como sientas ganas (y que puedas encontrar un baño).

Filtraciones en los Senos

Una amiga me dijo que goteaba leche de los senos en el noveno mes, pero a mí no me ha ocurrido. ¿Significa que no tengo leche?”

La leche no se produce hasta que el bebé está listo para beberla, y eso no ocurre hasta tres o cuatro días después del nacimiento. Lo que tu amiga filtraba era calostro, un líquido diluido, amarillento, que es el precursor de la leche materna madura. El calostro está cargado de anticuerpos para proteger al recién nacido y contiene más proteínas y menos grasas y azúcar láctea (facilitando su digestión) que la leche materna que llegará después.

Algunas mujeres –aunque no todas por cierto– filtran este líquido hacia el final del embarazo. Pero aun las mujeres que no lo hacen, están produciendo calostro. ¿No goteas, pero sientes curiosidad? Si presionas la aréola podrías exprimir unas cuantas gotas (pero no la presiones con demasiada fuerza, ya que sólo te provocará dolor en el pezón). ¿Aun así no sale nada? No te preocupes. Tu bebé podrá consumir lo que necesite cuando llegue el momento (si planeas amamantar). Que no haya filtración de calostro no significa que tu suministro no abastecerá la demanda.

Si tienes filtraciones de calostro, probablemente serán unas pocas gotas. Pero si es más que eso, podrías considerar el uso de protectores mamarios en el sostén para proteger tu ropa (y para prevenir situaciones potencialmente embarazosas). Y es mejor que te acostumbres a la imagen de las camisetas mojadas como anticipo de lo que te espera en sostenes, camisones y blusas.

El Sangrado en Este Mes

Inmediatamente después que hice el amor con mi marido esta mañana, empecé a sangrar un poquito. ¿Significa que el proceso de parto ya empezó?”

No encargues todavía las tarjetas con el anuncio del nacimiento. Una mucosidad de tinte rosado o rojizo que aparece poco después de las relaciones sexuales o de un examen vaginal, o una mucosidad de tinte marrón que aparece a las 48 horas, suele ser una reacción normal del cuello uterino sensible magullado o manipulado, y no un indicio de que está por comenzar el proceso de parto. Pero una mucosidad rosada o marrón o sangrienta, acompañada de contracciones u otras señales de parto inminente, ya sea después de tener relaciones sexuales o no, podría indicar el comienzo del proceso de parto (consulta la página 388).

Si notas un sangrado de rojo brillante o sangrado rojo persistente después de las relaciones sexuales –o en cualquier momento– consulta con el médico.

Ruptura de la Bolsa de Agua en Público

Estoy muy preocupada de que se me rompa la bolsa de agua en público

Avanzado el embarazo, la mayoría de las mujeres se preocupa de tener una filtración amniótica -especialmente en público-, pero en realidad a pocas les sucede. Contrariamente a la creencia popular, tu “bolsa de agua” (o mejor dicho, tus membranas) probablemente no se romperá antes de que empiece el proceso del parto. De hecho, más del 85% de las mujeres entra en la sala de parto con sus membranas intactas. Y aunque estés entre el 15% de quienes tienen una filtración antes del parto, no deberías sentir temor a formar un charco a tus pies en público. A menos que estés acostada (algo que probablemente no harás en público, de todos modos), es improbable que el líquido amniótico salga precipitadamente. Lo más usual es que se filtre como un chorrito tenue o un goteo menor. Eso se debe a que cuando estás derecha (parada, caminando o incluso sentada), la cabeza de tu bebé actúa como el corcho en una botella, bloqueando la apertura del útero y manteniendo la mayor parte del líquido amniótico en el interior. En otras palabras, es probable que el pronóstico para el resto de tu embarazo sea “principalmente seco”.

Algo más para tener en cuenta: si de hecho experimentas una pérdida visible de líquido en público, puedes estar segura de que nadie a tu alrededor te mirará fijo, te señalará o se reirá. Por el contrario, te ofrecerán ayuda o te ignorarán discretamente. Después de todo, nadie podrá dejar de advertir que estás embarazada, por lo tanto difícilmente confundirán el líquido amniótico con otra cosa.

El aspecto positivo de la ruptura de la bolsa de agua (en público o en casa) es que, por lo general, suele ser seguido por el proceso de parto, típicamente dentro de las 24 horas. Si el parto no empieza espontáneamente en ese lapso, tu médico tal vez lo iniciará por ti. Lo que significa que la llegada de tu bebé está a un día, de un modo u otro.

Aunque no es realmente necesario, usar un pantiprotector o una toalla femenina absorbente en las últimas semanas podría darte una sensación de seguridad, como también mantenerte fresca a medida que tu flujo vaginal aumenta. En las últimas semanas también podrías colocar debajo de las sábanas toallas gruesas, una lámina de plástico o almohadillas de cama de hospital, en caso de que rompas la bolsa de agua en la mitad de la noche.

El Descenso del Bebé

Ya pasé mi semana 38 y el bebé todavía no ha bajado. ¿Eso quiere decir que el parto se retrasará?”

El hecho de que tu bebé no parezca estar dirigiéndose a la puerta de salida no significa necesariamente que saldrá tarde. El “descenso” también llamado “encajamiento”, es lo que ocurre cuando el bebé baja a la cavidad pélvica de la mamá, una señal de que la parte visible (lo primero que saldrá, usualmente la cabeza) está encajada en la porción superior del hueso pélvico. En los embarazos primerizos, por lo general, el descenso sucede de dos a cuatro semanas antes del nacimiento mientras que en las mujeres que han tenido hijos antes, no ocurre hasta que comienzan el proceso de parto. Pero como con casi todo aspecto del embarazo, las excepciones a la regla… son la regla. Tu bebé puede descender cuatro semanas antes de la fecha prevista y dar a luz dos semanas tarde, o puedes ir al parto sin que haya bajado en lo más mínimo. O todo parecía indicar que la cabeza de tu bebé estaba bien encajada, para luego volver de nuevo hacia arriba (lo que significa que no estaba encajada todavía).

Con frecuencia, el descenso es evidente. No sólo podrías notar la diferencia (tu barriga parece más baja –quizás muy baja– e inclinada más hacia delante), sino también sentirla. A medida que se alivia la presión ascendente del útero sobre el diafragma, puedes respirar con más facilidad. Y con tu estómago menos atestado, también puedes comer con más facilidad y terminar tus comidas sin una secuela de acidez e indigestión. Por supuesto, estos cambios favorables suelen ser compensados con una serie de incomodidades, incluyendo presión sobre la vejiga (lo que vuelve a enviarte al baño con más frecuencia), sobre las articulaciones pélvicas (lo que te dificulta caminar o “andar como pato”), y sobre el área perineal (a veces con dolor); pequeñas conmociones o tirones en la pelvis (gracias a que la cabeza del bebé ejerce una presión intensa); y una sensación de desequilibrio (debido a que tu centro de gravedad se ha desplazado una vez más).

Es posible, sin embargo, que el bebé descienda sin que lo notes. Por ejemplo, si ya lo estabas llevando bajo, tu perfil de embarazada no cambiará visiblemente después del descenso. Y si nunca experimentaste dificultades para respirar o para terminar una comida completa sin malestares o si siempre orinaste con frecuencia, es probable que no detectes ninguna diferencia evidente.

Para determinar si la cabeza de tu bebé está encajada, tu médico tomará en cuenta dos indicadores: primero, hará un examen interno para ver si la parte visible –idealmente la cabeza– está en la pelvis; segundo, palpará esa parte externamente (presionando tu barriga) para determinar si está encajado en posición o si todavía “flota” libremente.

El avance de la parte visible por la pelvis se mide en “estaciones”, cada una de ellas de un centímetro de largo. Se dice que el bebé completamente encajado está en la “estación cero”, es decir, que la cabeza fetal ha descendido al nivel de los huesos prominentes a ambos lados de la parte media de la pelvis. Un bebé que acaba de empezar a descender podría estar en la estación menos 4 o menos 5. Una vez que comienza el alumbramiento, la cabeza continúa avanzando por la pelvis pasando de 0 a números positivos: más 1, más 2, hasta que empieza a “coronarse” en la apertura externa de la vagina en más 5. Aunque una mujer que inicia el parto en la estación cero probablemente tendrá que empujar menos que la mujer en menos tres, no siempre es así ya que la estación no es el único factor que incide en la evolución del parto.

Aunque el que la cabeza fetal esté encajada sugiere claramente que el bebé puede atravesar la pelvis sin dificultad, tampoco es garantía. Por el contrario, un feto que sigue flotando libremente al comenzar el parto no necesariamente enfrentará dificultades para atravesar la salida. Y de hecho, la mayoría de los fetos que todavía no está encajado al comienzo del parto sale por la pelvis sin problemas. Esto es particularmente cierto en las mamás que ya han dado a luz uno o más bebés.

Cambios en los Movimientos del Bebé

Mi bebé solía patear con mucha energía y aunque todavía lo siento moverse, ahora parece menos activo

Cuando sentiste por primera vez a tu bebé, por ahí por el quinto mes más o menos, tenía un amplio espacio en el útero para acrobacias, pataditas y puñitos. Ahora que su ámbito se ha reducido bastante, apenas tiene espacio para hacer gimnasia. En esta suerte de chaleco de fuerza uterino hay poco lugar más que para darse vuelta, girar y menearse, que es lo que probablemente has estado sintiendo. Y una vez que el bebé ha encajado la cabeza en la pelvis, se moverá aún menos. Pero a esta altura del proceso no es importante qué tipo de movimiento fetal sientas (o incluso si es en un solo lado), sino que sientas algo todos los días. Pero si no sientes ningún tipo de actividad (lee la pregunta siguiente) o si sientes un arranque súbito de actividad frenética, espasmódica o violenta, consulta con tu médico.

Apenas sentí al bebé esta tarde. ¿Qué significa?”

Lo más probable es que haya dormido una siesta (los fetos mayorcitos, al igual que los recién nacidos, tienen intervalos periódicos de sueño profundo) o que tú hayas estado demasiado ocupada o activa para advertir algún movimiento. Para tranquilizarte, detecta la actividad usando la prueba de la página 312. Posiblemente quieras repetir esta prueba rutinariamente, dos veces por día a lo largo del tercer trimestre. Diez movimientos o más durante cada período de prueba es una señal de que el nivel de actividad de tu bebé es normal. Menos de diez, sugiere que podría ser necesaria una evaluación médica para determinar la causa de esta inactividad. Por lo tanto, si ése es tu caso, consulta con el médico. Aunque un bebé relativamente inactivo en el útero puede ser perfectamente saludable, la inactividad a esta altura podría ser una señal de sufrimiento fetal. Detectarlo pronto y tomar medidas suele prevenir consecuencias serias.

He leído que los movimientos fetales supuestamente se reducen a medida que se acerca el parto, pero mi bebé parece más activo que nunca

Cada bebé es diferente, aun antes de nacer, especialmente en lo que respecta al nivel de actividad y, sobre todo, a medida que se acerca su debut. Aunque algunos bebés se mueven un poquito menos mientras se preparan para nacer, otros mantienen un ritmo enérgico hasta que llega el momento de su primer encuentro cara a cara con mamá. En el embarazo avanzado hay, por lo general, una declinación gradual en el número de movimientos, probablemente debido al menor espacio de maniobra, a una reducción en el líquido amniótico y a una mejor coordinación fetal. Pero a menos que estés haciendo un recuento de cada movimiento, es probable que no adviertas una gran diferencia.

El Instinto del Nido

He oído acerca del instinto del nido. ¿Es una de esas leyendas de embarazadas o es real?”

La necesidad de anidar puede ser tan real y poderosa para algunos seres humanos como lo es para nuestros amigos emplumados o cuadrúpedos. Si has presenciado el nacimiento de perritos o gatitos, habrás notado lo inquieta que se pone la madre justo antes de dar a luz, corriendo frenéticamente de un lado a otro, desgarrando papeles en un rincón hasta que, finalmente, cuando siente que todo está en orden, se instala en el lugar donde nacerán sus cachorros. Muchas futuras mamás también experimentan la necesidad incontrolable de preparar sus nidos justo antes de parir. Para algunas, es sutil. De pronto, sienten la necesidad urgente de limpiar y reabastecer la heladera y de asegurarse de que haya papel higiénico en la casa para unos seis meses. Para otras, este estallido inusual de energía frenética se manifiesta en un comportamiento que resulta dramático, a veces irracional y, a menudo, gracioso (por lo menos para quienes lo presencian), limpiando cada rinconcito del cuarto del bebé con un cepillo de dientes, reacomodando los contenidos de los estantes de la cocina en orden alfabético, lavando todo lo que no ha sido usado, o doblando y volviendo a doblar la ropa del bebé durante horas interminables.

Aunque no es un factor de predicción confiable del comienzo del proceso de parto, el instinto del nido suele intensificarse a medida que se aproxima el gran día, tal vez como respuesta a la mayor cantidad de adrenalina que circula por el organismo de la futura mamá. Ten en cuenta, de todos modos, que no todas las mujeres lo experimentan, y que éstas son igualmente exitosas en el mantenimiento y cuidado de sus polluelos. El impulso de sentarse frente al televisor en las últimas semanas del embarazo es tan común como el impulso de limpiar los armarios y es igualmente comprensible. O mejor dicho, aun más comprensible.

Si experimentas el instinto del nido, suavízalo con una cuota de sentido común. Suprime ese impulso incontrolable de pintar tú misma el cuarto del bebé; deja que otra persona se trepe a la escalera con el balde y rodillo mientras tú supervisas la operación desde la comodidad de una silla. No permitas tampoco que un exceso de limpieza doméstica te agote, ya que necesitarás una reserva de energías para el parto y para el flamante bebé. Y lo más importante, ten en cuenta las limitaciones de tu propia especie. Aunque puedas compartir este instinto con los miembros del reino animal, tú eres sólo un humano, y no puedes esperar hacerlo todo antes de que tu pequeña criatura llegue a tu nido.

Cuándo Darás a Luz

Acaban de hacerme un examen interno y la doctora me dijo que es posible que pronto entre en el proceso de parto. ¿Puede detectar exactamente cuánto me falta?”

Tu doctora puede aventurar un pronóstico de cuándo darás a luz, pero sólo será una suposición profesional, al igual que la fecha original del parto. Hay señales de que éste se aproxima y que el médico observa al comienzo del noveno mes, tanto palpando el abdomen como realizando un examen interno. ¿El bebé ya está encajado? ¿A qué nivel o estación ha descendido la parte visible del bebé? ¿Han comenzado el borramiento (adelgazamiento del cuello uterino) y la dilatación (apertura del cuello uterino)? ¿El cuello del útero ha empezado a suavizarse y a desplazarse al frente de la vagina (otro indicador de que se aproxima el parto) o sigue todavía firme y ubicado hacia atrás?

Pero “pronto” puede significar desde una hora a tres semanas o más. El pronóstico del médico de que “comenzarás el proceso de parto esta tarde” podría dar paso a medio mes o más de embarazo, mientras que otro pronóstico de que “faltan semanas para el parto” podría dar lugar al alumbramiento horas después. El hecho es que el encajamiento, borramiento y dilatación se pueden producir gradualmente a lo largo de un período de semanas o, incluso, de un mes o más en algunas mujeres, y de la noche a la mañana en otras. Por esta razón, estos indicios están lejos de ser indicadores confiables para precisar el comienzo del proceso de parto.

Por eso siéntete libre de preparar las maletas, pero no dejes el motor del auto en marcha. Al igual que toda embarazada que te precedió en la sala de parto, todavía tendrás tiempo para el juego de la espera, sabiendo que la única certeza que puedes tener es que tu día llegará tarde o temprano… en algún momento.

El Bebé Pasado de Término

Llevo una semana pasada de término. ¿Eso significa que mi parto se producirá sólo por inducción?”

La fecha mágica está marcada en rojo en el calendario y cada día de las 40 semanas que la precedieron está tachada con gran expectación. Finalmente, llega el gran día y, al igual que en la mitad de todos los embarazos, el bebé falta a la cita. La anticipación se convierte en desaliento. El cochecito y la cuna siguen vacíos un día más. Y después una semana. Y luego, como en un 10% de los embarazos, sobre todo entre las madres primerizas, dos semanas más. ¿El embarazo terminará alguna vez?

Aunque para las mujeres que han llegado a la semana 42 podría ser difícil de creer, ningún embarazo en la historia se ha prolongado por siempre, incluso, antes de que comenzara la práctica del parto inducido. Los estudios indican que un 70% de los embarazos aparentemente postérmino no lo es. Sólo se cree que es tardío debido a un error de cálculo del momento de la concepción, por lo general gracias a una ovulación irregular o a la incertidumbre de la mujer sobre la fecha exacta de su último período. Y de hecho, cuando se realiza un ultrasonido temprano para confirmar la fecha de parto, los diagnósticos de embarazos postérmino descienden notablemente de un cálculo que se suponía del 10% a aproximadamente un 2%.

Aunque estés en ese 2% de mujeres cuyo embarazo está realmente pasado de término, el médico no dejará que pases de las 42 semanas. De hecho, la mayoría de los profesionales no deja que el embarazo siga hasta esa etapa y deciden en cambio inducirlo cuando tu bebé ha registrado 41 semanas uterinas. Y, por supuesto, si en cualquier momento los exámenes demuestran que la placenta ya no está cumpliendo con su trabajo o si los niveles de líquido amniótico han descendido demasiado –o si hay otros indicios de que el bebé no esté progresando– tu médico tomará medidas y, dependiendo de la situación, te inducirá el parto o practicará una cesárea. Esto significa que, aunque no entres en el proceso de parto de manera natural, no estarás embarazada para siempre.

He oído decir que los bebés pasados de término no siguen progresando. Acabo de pasar la semana 40. ¿Esto quiere decir que es necesario tomar medidas para que mi bebé nazca?”

El hecho de que tu embarazo ha sobrepasado las 40 semanas asignadas no significa necesariamente que tu bebé ha excedido su estada uterina ni que tenga que salir corriendo. Muchos bebés continúan creciendo y progresando hasta el décimo mes. Pero cuando un embarazo entra en postérmino (técnicamente en la marca de las 42 semanas), el que fuera un ambiente uterino ideal puede volverse menos hospitalario. La placenta envejecida puede dejar de suministrar suficientes nutrientes y oxígeno, y la producción del líquido amniótico puede caer.

Los bebés nacidos después de pasar algún tiempo en ese ambiente poco propicio son llamados posmaduros. Tienen la piel seca, agrietada, suelta y arrugada, luego del desprendimiento de la vernix caseosa que la protegía. Al ser “mayores” que otros nuevos bebés tienen uñas más largas y más cabello y, por lo general, tienen los ojos abiertos y están alerta. Como suelen ser más grandes que los bebés de 40 semanas, poseen una mayor circunferencia cefálica, y como a veces pueden padecer sufrimiento fetal, es más probable que los bebés posmaduros nazcan por cesárea. También podrían necesitar algún cuidado especial en la sala de terapia intensiva neonatal, durante un breve período después de nacer. Y, aunque la mayoría de los bebés posmaduros llega a casa un poquito más tarde de lo previsto, lo hacen completamente sanos.

Para prevenir la posmaduración, muchos médicos optan por inducir el parto cuando se tiene seguridad de que el embarazo ha superado las 41 semanas y el cuello uterino está maduro (suave y listo para dilatarse) o antes si existen complicaciones de cualquier tipo. Otros médicos podrían preferir esperar un poco más y realizar uno o más exámenes de evaluación (lee el recuadro en la página 376) para comprobar que el bebé sigue bien en el útero, y repetir dichas pruebas una o dos veces por semana hasta el comienzo del proceso de parto. Pregunta a tu médico cuál es su plan o lo que suele hacer cuando un bebé tarda en llegar.

Por supuesto, lo más probable es que tu bebé decida hacer su aparición más temprano que tarde, y sin que nadie se lo ordene.

Parto con Más de un Invitado

Estoy muy entusiasmada de tener a mi bebé y deseo compartir la experiencia con mis hermanas y mis mejores amigas y, por supuesto, con mi mamá. ¿Sería inusual que todas ellas nos acompañasen a mí y a mi marido en la sala de parto?”

Alguien tiene una fiesta de cumpleaños (tu bebé, por cierto) y si eres como un número creciente de futuras mamás, la lista de invitados se vuelve cada día más numerosa. Decididamente, no tiene nada de raro querer que las personas más íntimas te acompañen en el gran día y, de hecho, es una tendencia que está ganando popularidad en los círculos de la natalidad.

¿Por qué algunas mujeres sienten que mientras más, más diversión en el día del parto? Para empezar, el uso extendido de la epidural ha hecho el parto menos arduo para muchas madres. Con poco o nada de dolor que lidiar –o sobrellevar con una respiración trabajosa–, hay más oportunidad de socializar (además, es mucho más fácil estar en un ambiente festivo sin tener que gemir ni jadear). Además, los hospitales y centros de natalidad también facilitan la reunión, proporcionando algunas salas de parto más espaciosas (mejor equipadas para acomodar a los invitados) y más cómodas (con sofás y sillas extra para que los visitantes descansen mientras esperan a que el actor principal se decida a entrar en escena). Algunos, incluso, tienen acceso a Internet para mantener a los invitados ocupados cuando hay una pausa en la acción. Las políticas hospitalarias también se han flexibilizado y algunos hospitales y centros de natalidad han abierto sus puertas (para tantos como quepan por ella). Y tener una banda de amigas y familiares podría ser justo lo que el médico o la partera te recetaron. Muchos profesionales consideran que contar con distracción, apoyo y manos amigas hacen más feliz a la futura mamá y le permiten relajarse más durante el parto, lo que siempre es positivo, ya sea en un nacimiento medicado o no.

Claramente, hay muchos buenos motivos por los cuales podrías desear tener a tu lado a un séquito de amigas alentándote en la sala de parto. Pero hay algunas consideraciones a tener en cuenta antes de enviar las invitaciones: tendrás que conseguir que las autoridades médicas aprueben tu lista de invitados (no todos los médicos son receptivos al grupo y algunos hospitales limitan el número). También tendrás que asegurarte de que tu marido esté conforme con la lista de invitados (recuerda que, aunque tú tendrás a cargo la mayor parte del trabajo, ambos son los anfitriones de la fiesta, y él no querrá verse relegado a un segundo plano). Piensa, también, si realmente estarás cómoda con tantos ojos sobre ti durante un momento tan íntimo (habrá gemidos, rugidos, pis, probablemente algo más embarazoso que eso y, además, estarás medio desnuda). Algo más a tener en cuenta: ¿Crees que algunos invitados (como tu hermano o tu suegro, por ejemplo) se sentirán cómodos con lo que presenciarán, y que tal vez su incomodidad te pondrá nerviosa cuando necesitarás más que nunca estar relajada? ¿Querrás que todos los invitados estén hablando alrededor tuyo cuando desees paz y tranquilidad (y descanso)? ¿Te sentirás obligada a entretener a tus invitados cuando necesites concentrarte en el nacimiento de tu bebé?

Si decides que te va bien la compañía, sé flexible a la hora de hacer la lista de invitados. Recuerda (y recuerda a los invitados) que siempre existe la posibilidad de que tu nacimiento vaginal sin complicaciones puede dar paso a una cesárea inesperada, en cuyo caso sólo el futuro papá será autorizado a seguir el proceso en el quirófano. O que te des cuenta –después de más o menos dos horas de empujar– que ya no toleras más a los invitados y que podrían ser invitados… a salir. Y si terminas por arrepentirte de haberlos invitado, no te preocupes de herir sus sentimientos si les pides que se retiren. En tu condición de mujer en parto, tus sentimientos son los únicos que cuentan.

¿No te sientes inclinada a invitar a un grupo? No dejes que la moda –ni familiares insistentes– te impulsen a atestar la sala de parto. Lo que sientas bien para ti y para tu pareja será la decisión adecuada.

¿Otro Parto Prolongado?

Mi primer parto se prolongó 30 horas y finalmente di a luz después de empujar tres horas. Aunque los dos salimos bien, me aterra tener que pasar por lo mismo otra vez

Toda mujer con la suficiente valentía para volver a subir al cuadrilátero después de un primer round tan exigente merece un alivio. Y lo más probable es que lo tengas. Aunque las perspectivas de un alumbramiento más fácil mejoran significativamente la segunda vez, no hay nada seguro en la sala de parto. La posición de tu bebé y otros factores podrían alterar dichas probabilidades. Y a menos que tengas una bola de cristal, no hay manera de predecir con precisión lo que pasará esta segunda vez.

Pero los segundos partos y subsiguientes son, por lo general, más fáciles y más breves que los primeros, a veces de manera pronunciada. Habrá menor resistencia por parte de tu ahora más espacioso canal de parto y de tus músculos más flojos, y aunque el proceso no será sin esfuerzos –raramente lo es– probablemente será mucho menos severo. La diferencia más marcada podría radicar en la cantidad de veces que tengas que empujar; los segundos y subsiguientes bebés suelen aparecer en cuestión de minutos en vez de horas.

El Cuidado Maternal

Ahora que el bebé ya casi está aquí, me estoy empezando a preocupar de cómo lo voy a cuidar. Jamás he tenido a un recién nacido en brazos

La mayoría de las mujeres no nace madre –al igual que los hombres tampoco nacen padres– con un conocimiento instintivo de cómo tranquilizar a un bebé que llora, cambiar un pañal o bañarlo. Tanto la maternidad como la paternidad son un arte adquirido, que requiere mucha práctica para perfeccionarlo (o casi perfeccionarlo, puesto que no existen la madre o el padre perfectos).

En una época las mujeres practicaban rutinariamente con bebés ajenos antes de tener los propios, cuidando de hermanitos menores u otros niños en la familia o el vecindario. Pero actualmente, muchas mujeres –como tú– nunca han tenido en brazos a un recién nacido hasta que nace su primer bebé. Su entrenamiento para la maternidad llega con la práctica, con un poquito de ayuda de los libros, revistas y páginas web sobre la maternidad y, si son suficientemente afortunadas como para encontrarlo cerca, de una clase sobre el cuidado del bebé. Esto significa que en la primera o segunda semana –y a menudo, más tiempo– una mamá primeriza podría sentirse completamente desorientada cuando el bebé llora más de lo que duerme, los pañales se filtran y el champú que promete no provocar lagrimitas las provoca de todas maneras.

Lenta pero segura –un pañal sucio, una sesión alimenticia maratónica, una noche en vela a la vez– toda nueva mamá (aun la más inexperta) comienza a sentirse como una veterana de la maternidad. La ansiedad da paso a la seguridad. Al bebé que temía alzar en brazos (¿no se romperá?) ahora lo sostiene tranquilamente con su brazo izquierdo mientras que paga cuentas en Internet o pasa la aspiradora con el derecho. Puede administrar vitaminas en gotas, bañar y vestir al bebé, con los ojos cerrados (a veces literalmente). A medida que desarrolla su capacidad maternal y adquiere un ritmo predecible, la maternidad se convierte en algo completamente natural. Ella empieza a sentirse como la mamá que es y, aunque te parezca difícil imaginarlo ahora, a ti también te ocurrirá.

Aunque nada hará que esos primeros días con el bebé sean tarea fácil, empezar el proceso de aprendizaje antes de tener el bebé en tus brazos (y a tu cuidado las 24 horas del día) puede hacerlos menos abrumadores. Estos consejos pueden ayudar a las mamás y papás a estar seguros en su nuevo papel: visitar una sala de maternidad para ver de cerca a los recién nacidos; sostener, cambiar el pañal y tranquilizar al bebé de una amiga o miembro de la familia; leer acerca del primer año del bebé; visitar páginas web y tableros de mensajes sobre el primer año de vida (nadie puede enseñarte más sobre la maternidad que otra mamá; consulta whattoexpect.com) y ver un DVD o asistir a una clase sobre el cuidado infantil (y resucitación artificial, CPR en inglés). Para mayor tranquilidad, habla con amigos que hayan tenido hijos recientemente. Te aliviará saber que prácticamente todos llegan a este nuevo trabajo con los mismos nervios que la nueva mamá y el nuevo papá.

TODO ACERCA DE

Preparto, Parto Falso, Parto Real

Todo parece tan sencillo en la televisión… A eso de las 3 de la mañana, la embarazada se sienta en su cama, se pone una mano experta sobre la barriga y despierta a su marido diciéndole con tono calmo, casi sereno, “Querido, ya es hora”.

Pero, te preguntarás, ¿cómo sabe esta mujer que ha llegado el momento? ¿Cómo puede reconocer el parto con una confianza tan fría e imperturbable si nunca lo ha experimentado antes? ¿Qué es lo que le da tanta seguridad de que no va a ir al hospital, ser examinada por el médico de guardia, descubrir que todavía le falta y ser enviada de vuelta a casa –entre las sonrisitas disimuladas del personal del turno nocturno–, tan embarazada como llegó? El libreto, por supuesto.

De nuestro lado de la pantalla (sin libreto en la mano), es más probable que nos despertemos a las 3 de la mañana con una incertidumbre total. ¿Son éstos los dolores del parto o más contracciones Braxton-Hicks)? ¿Debo encender la luz y empezar a contar? ¿Despierto o no a mi esposo? ¿Saco a mi médico de la cama a la madrugada para reportar lo que podría ser un parto falso? Y si lo hago y no es el momento, ¿me convertiré en la mujer de las falsas alarmas y no me tomarán en serio cuando sea verdad? ¿O quizás seré la única entre las mujeres de mis clases de natalidad que no reconozca el comienzo del proceso de parto? ¿Partiré demasiado tarde al hospital para terminar dando a luz en el asiento trasero de un taxi (y apareciendo en los noticieros)? Las cuestiones se multiplican más rápido que las contracciones.

El hecho es que la mayoría de las mujeres, por preocupada que esté, no se equivoca al detectar la llegada del parto. La gran mayoría, gracias al instinto, suerte o contracciones de intensidad inequívoca, llega al hospital o centro de natalidad ni antes ni después, sino en el momento adecuado. De todos modos, no hay motivos para dejar que tu juicio se guíe por el azar. Familiarizarte por anticipado con los signos del preparto, el parto falso y el parto real te ayudará a despejar las preocupaciones y aclarar la confusión cuando empiecen esas contracciones (¿o no lo son?)

Síntomas de Preparto

Antes del parto está el preparto, una suerte de antesala del gran espectáculo que prepara la escena antes del acontecimiento central. Los cambios físicos del preparto pueden preceder al parto real en un mes o más, o sólo en unas pocas horas. El preparto se caracteriza por el inicio del borramiento y dilatación del cuello del útero, que tu médico puede confirmar examinándote, así como también por una serie de signos que tú misma podrías notar:

Descenso.

Por lo general, en el caso de las primerizas el feto empieza a descender hacia la pelvis entre dos y cuatro semanas antes del parto. En embarazos posteriores, el asentamiento en la pelvis suele producirse sólo cuando el parto está por comenzar.

Sensación de creciente presión en la pelvis y el recto.

Los calambres (similar a los de la menstruación) y el dolor en la ingle son comunes, y especialmente probables en embarazos posteriores. También podría manifestarse un persistente dolor de espalda a la altura de la cintura.

Pérdida de peso.

El aumento de peso podría reducirse en el noveno mes. A medida que se acerca el parto, incluso podrías bajar alrededor de 2 ó 3 libras.

Cambios en los niveles de energía.

Algunas embarazadas de nueve meses se sienten cada vez más agotadas mientras que otras experimentan impulsos de energía y vitalidad. Un impulso incontenible de fregar los pisos y ordenar los armarios ha sido asociado al “instinto del nido”, en el que la hembra de la especie –en este caso tú– prepara el nido para la inminente llegada (consulta la página 374).

Cambios en el flujo vaginal.

Si le has seguido el rastro, podrías notar que tu flujo aumenta y se espesa.

Pérdida del tapón mucoso.

A medida que el cuello uterino se adelgaza y dilata, el “corcho” de mucosidad que cierra el orificio del útero queda desalojado (consulta la página 391). Esta masa gelatinosa de mucosidad puede bajar por la vagina una o dos semanas antes de que comiencen las primeras contracciones reales o justo al inicio del proceso de parto.

Pérdidas rosadas o sanguinolentas.

Cuando el cuello del útero se adelgaza y dilata, los vasos capilares se suelen romper tiñendo la mucosidad de rosa o de sangre (lee la página 392). Por lo general, este “espectáculo” indica que el parto está por comenzar dentro de las 24 horas, aunque en algunos casos podría estar a días de distancia.

Intensificación de las contracciones Braxton Hicks.

Estas contracciones de práctica (lee la página 335) podrían volverse más frecuentes y más intensas e, incluso, dolorosas.

Diarrea.

Algunas mujeres experimentan deposiciones blandas justo antes del comienzo del parto.

Síntomas de Parto Falso

¿Es o no es? El parto real probablemente no ha comenzado si:

Image Las contracciones no son regulares ni aumentan en frecuencia o intensidad. Las contracciones reales no siguen necesariamente una pauta fija, pero se volverán más intensas y frecuentes con el tiempo.

Image Las contracciones disminuyen cuando caminas o cambias de posición (aunque esto también podría ocurrir al comienzo del parto real).

Image Presentas un flujo de tono marrón. Este tipo de flujo suele ser resultado de un examen interno o de una relación sexual en las 48 horas anteriores.

Image Los movimientos fetales se intensifican brevemente con las contracciones. (Informa inmediatamente a tu médico si la actividad se vuelve frenética o espasmódica).

Ten en cuenta que el parto falso (aunque no es el real) no es una pérdida de tiempo, incluso si te impulsó a trasladarte al hospital o al centro de natalidad. Es la forma que tiene tu cuerpo de activarse, alistarse y prepararse para el gran acontecimiento, para que cuando llegue el momento esté listo… aunque tú no lo estés.

Síntomas del Parto Real

Nadie sabe exactamente qué desencadena el parto real (y a las mujeres les preocupa más el “cuándo” que el “por qué”), pero se cree que se debe a una combinación de factores. Este proceso muy complejo comienza con el feto, cuyo cerebro emite una serie de mensajes químicos (que probablemente podrían traducirse como “¡Mami, déjame salir de aquí!”) que desencadenan una reacción hormonal en cadena en la madre. Estos cambios hormonales a su vez abren el camino a las prostaglandinas y oxitocina, sustancias que provocan las contracciones cuando todos los sistemas del parto se han activado.

Te darás cuenta que las contracciones del preparto han dado paso al parto real si:

Image Las contracciones se intensifican, en vez de suavizarse, y no se alivian con un cambio de posición.

Image Las contracciones se vuelven progresivamente más frecuentes y dolorosas, y generalmente (no siempre) más regulares. No necesariamente cada contracción será más dolorosa o más larga que la anterior (por lo general duran de 30 a 70 segundos), aunque la intensidad aumenta a medida que avanza el proceso. También aumenta la frecuencia, aunque no siempre lo hace en intervalos perfectamente regulares.

Image Las primeras contracciones se sienten como un malestar gastrointestinal, o fuertes calambres menstruales, o como una presión en el abdomen. Podrías sentir el dolor sólo en el bajo abdomen o en la espalda y el abdomen y es posible que se propague a las piernas (particularmente la parte superior de los muslos). Pero su localización no es un indicador tan confiable debido a que las contracciones del parto falso también podrían sentirse en estas partes del cuerpo.

Image Tienes una pérdida de color rosa o teñida de sangre.

En el 15% de los casos, la bolsa de agua se rompe –del todo o de a poquito– antes del comienzo del parto. Pero en muchos otros, las membranas se rompen espontáneamente durante el parto, o son desgarradas artificialmente por el médico.

Cuándo Llamar al Médico

Probablemente tu médico te ha dicho cuándo llamarlo si crees que has comenzado el proceso de parto (por ejemplo, cuando las contracciones se repiten cada cinco a siete minutos). No esperes intervalos regularmente exactos; puede que nunca los tengas. Si no estás segura de estar en parto real –pero las contracciones son bastante regulares–, llámalo de todos modos. Tu médico probablemente será capaz de detectar por el sonido de tu voz, si estás hablando mientras experimentas una contracción real, si ya ha llegado el momento, pero siempre y cuando no trates de ocultar el dolor por una cuestión de cortesía telefónica. Aunque hayas controlado y repasado las listas precedentes y todavía no estés segura, llama a tu médico. No te sientas culpable de despertarlo en la mitad de la noche (la gente que se gana la vida trayendo bebés al mundo no espera trabajar sólo de 9 a 5) ni te avergüences si resulta ser una falsa alarma (no serás la primera futura mamá que malinterpreta los síntomas de parto, ni tampoco la última). No asumas que porque no estás segura de que sea el parto real, no lo sea verdaderamente. Peca de prudente y llama.

También llama inmediatamente al médico si las contracciones son cada vez más intensas, pero aún faltan semanas para tu fecha de parto, si se rompe la bolsa de agua, pero el proceso de parto no ha comenzado, si se rompe la bolsa de agua y tiene una tonalidad marrón verdusca, si notas sangre de color rojo brillante, o si sientes que el cordón umbilical se desliza al cuello uterino o a la vagina.