Todos la tenemos, el hambre, las ansias de algo más. Después de todo somos humanos, y el ser humano está compuesto de tres partes:
El área física, el área mental … y el área espiritual.
Y entre la comida y la escuela, la comida y el trabajo, la comida y el deporte, la comida y los padres y amigos, y… ¿acaso mencioné la comida?… podría decirse que tenemos cubiertos los dos primeros aspectos de nuestra vida.
¿Pero qué sucede con esa tercera área, la espiritual?
Como autor, cada dos por tres alguien me pide que escriba una historia acerca de lo sobrenatural. La temática no se repite solo en las películas. Basta con echar un vistazo a los programas parasicológicos que aparecen en televisión, a los programas de entrevistas, a las librerías locales, a la cantidad de quirománticos que hay e incluso a Internet.
Todos tenemos hambre de respuestas. Especialmente…
Todos los días recibo correos electrónicos llenos de preguntas de parte de estudiantes: ¿Existen los fantasmas? ¿Son indebidas las sesiones de espiritismo? ¿Por qué aparece una figura resplandeciente en mi cuarto? ¿Son malos los tableros Ouija? ¿Y qué me dice de los ovnis? E interrogantes por el estilo.
Algunas preguntas provienen de jóvenes que han leído mi serie de libros Forbidden Doors [Puertas prohibidas]. La trama de esos doce libros consiste en que dos hermanos adolescentes, un chico y una chica, se convierten a regañadientes en cazafantasmas y aprenden muchas de las verdades acerca de lo sobrenatural que trataremos aquí.
Otros mensajes electrónicos proceden de estudiantes que han quedado atemorizados a causa de encuentros reales. Y algunos más han sido enviados por adolescentes que tienen amigos involucrados en tales asuntos, y desean brindarles ayuda.
En lugar de pasar muchas horas a la semana respondiendo las mismas preguntas una y otra vez, se me ocurrió esto: Por qué no volcar toda esa información en un libro de referencia de fácil utilización, algo que uno pueda tomar de la biblioteca para obtener una rápida reseña y una respuesta adecuada.
De modo que abrochémonos el cinturón de seguridad. En los capítulos siguientes exploraremos las principales creencias y costumbres sobrenaturales de la actualidad a fin de averiguar cuáles son reales, cuáles son falsas, y cómo conducirnos con ellas.
En mi condición de autor y director de cine, he dedicado años a investigar este asunto, para lo que entrevisté a brujos, wiccanos, parasicólogos, y hasta al jefe del departamento de investigación parasicológica de la CIA. Observé y participé de un exorcismo, pasé tiempo con un asesino en serie, con gente que se dedica a cazar fantasmas, y con personas que habían sido secuestradas por OVNIS. Visité un importante laboratorio parasicológico; filmé milagros en países del tercer mundo y, por supuesto, leí miles de relatos.
En su mayoría, las historias acerca de lo sobrenatural son como la bruma. Se disipan convirtiéndose en nada cuando uno intenta verificarlas.
Sin embargo, de vez en cuando hay situaciones que desafían la explicación lógica, y se sostienen al ser investigadas.
En efecto, hay lugares encantados donde se sacuden cadenas y se escuchan voces incorpóreas que susurran por la noche.
Es real, hay personas que reciben mensajes del «más allá» mediante trances, escritura automática y otros medios.
Es cierto, existen cosas inexplicables que se ven en el cielo por las noches.
La evidencia demuestra que hay un mundo sobrenatural. De hecho, la Biblia misma lo dice. También señala que lo sobrenatural tiene un costado bueno y un costado malo. Un lado que desea ayudarnos y de manera legítima saciar nuestra hambre, y un lado que desea destruirnos.
Jesucristo lo expresó de la mejor manera cuando dijo: «El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10).
Son palabras bastante intensas. O Jesús estaba mintiendo o nos dijo la verdad. Y si dijo la verdad, entonces verdaderamente existe en el mundo un ladrón, un enemigo que desea robarnos, que quiere matarnos, que procura destruirnos.
La buena noticia es que no necesitamos temerle, porque tenemos a alguien de nuestro lado, alguien que desea protegernos, alguien que nos dará vida.
La mala noticia es que debemos ser inteligentes. No podemos ser estúpidos e ir corriendo en pos de todo lo sobrenatural. Tal como les digo a los estudiantes secundarios y universitarios con los que trabajo: «El simple hecho de que resplandezca en la oscuridad no lo convierte en bueno».
A decir verdad, a menudo sucede exactamente lo opuesto.
Nuestro enemigo Satanás está vivito y coleando, y hará uso de todo lo que esté a su alcance, hasta echará mano a los «efectos especiales» sobrenaturales, para atraer a las personas a sí mismo a fin de alejarlas de Dios. Una vez más Jesús lo expresó de la mejor manera posible cuando dijo: «Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos» (Mateo 24:24).
Y dado que tengo ganas de citar textos bíblicos, fíjese en este: «El malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos. Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos» (2 Tesalonicenses 2:9-10).
Muchas veces lo sobrenatural atrae a los jóvenes porque tienen una vida difícil, se sienten desubicados o la gente los trata como basura. A consecuencia de ello es muy común que tengan ansias de mayor poder, de sentirse especiales, de que sus ojos se abran con más perspicacia. Y a su enemigo, el ladrón que desea matar y destruir, le produce el mayor placer abatirse sobre ellos con su propia marca de alimento envenenado, enmascarado tras la promesa de hacerlos más parecidos a Dios.
Es la misma antigua promesa que ha ofrecido desde el comienzo de los tiempos: «Cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios» (Génesis 3:5).
C.S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, colocó lo sobrenatural en su justa proporción al escribir: «Existen dos errores iguales y opuestos en los que nuestra raza puede caer en lo que atañe a demonios. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer, y tener un interés en ellos que resulte excesivo y poco saludable»1.
Lewis habló de «demonios», pero podemos cambiar esa palabra por «lo oculto» o «el lado oscuro de lo sobrenatural». Sí, resulta importante saber lo que ocurre, estar conscientes de las jugarretas de Satanás en el mundo actual.
Estar conscientes de eso. sí.
Estar fascinados por ello. no.
El propósito del presente libro no es el de dirigir la atención hacia Satanás ni de atribuirle gloria. Procura más bien exponerlo como el engañoso fraude que es y develar sus estratagemas de modo que ninguno de nosotros se deje engañar.
Concluyendo, antes de empezar, recordemos lo siguiente:
Si bien hay peligro en el mundo de lo sobrenatural, no hay poder alguno que se acerque remotamente al poder de Dios o de su Palabra. Si somos hijos de Dios, no hay nada que Satanás ni todas las huestes de las tinieblas puedan hacer para herirnos.
Nada.
Una vez más, cito a Jesús: «Nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar» (Juan 10:28-29).
Jesús prometió que si le pertenecemos, dispondremos del poder para vencer a los malos. A decir verdad, si mantenemos una relación correcta con Dios, y nos encontramos con Satanás en un callejón oscuro, el diablo será el que deba estar completamente atemorizado. Marcos 16:17 reza así: «Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios».
O, tal como lo expresó uno de los discípulos de Jesús: «El que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
Eso es lo que intento lograr a través del presente libro: Exponer las falsificaciones sobrenaturales actuales y equipar a las personas para que sean capaces de vencerlas.