Si existe una falsificación que me hace hervir la sangre es esta, no porque sea más peligrosa que las demás, sino porque mayormente acecha a las muchachitas que intentan hallar su rumbo en la vida. Ya bastante difícil resulta ser una adolescente dentro de nuestra cultura y soportar todas las presiones referidas a:
su aspecto, su vestimenta, sus calificaciones, los muchachos, la popularidad, los grupos exclusivos, los padres… ¡y además tener un cuerpo perfecto, un cabello perfecto, y alcanzar la perfección en todo!
Y eso es solo lo que ve un observador externo. No puedo imaginar lo que se sentirá al vivirlo.
Imagínense lo que significaría para ellas que, de repente, alguien les ofreciera amor, aceptación, ausencia de reglas, una valoración de la naturaleza y, lo que es más importante aun, una manera de conseguir poder pleno sobre su vida.
¿Quién no se sentiría atraído por algo así?
Sin embargo, tal como sucede en todas las demás prácticas ocultistas, en realidad se trata de un anzuelo con carnada. Esa es la cara que muestra y hace muchas promesas, las que a menudo brindan cierta satisfacción en un principio, pero solo al comienzo, hasta que uno se traga el anzuelo y el destructor, lentamente, empieza a jalar del cordel.
Tal vez esto no las mate físicamente, pero sin embargo, según he podido observar, durante los meses (y a veces años) en que las muchachas intentan hallar poder en su vida por medio de la Wicca, con frecuencia se sienten aun más relegadas que sus pares en el aspecto social y emocional. Mientras que otras muchachas logran madurar y aprenden a enfrentar las dificultades de la vida real, las que están atrapadas por las mentiras de la Wicca, como un atajo hacia el poder, a menudo se ven en la necesidad de esforzarse por sobrellevar y abordar esas cuestiones.
Por eso creo que Dios lo aborrece tanto; no porque se sienta amenazado, sino porque ve que las personas que ama quedan envueltas en una mentira que disminuye su capacidad de llegar a ser todo lo que él ha soñado que sean. Y, al igual que cualquier buen padre, cuando alguien hiere al hijo que ama, él se enoja:
Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al SEÑOR. (Deuteronomio 18:10-12, énfasis del autor).
Los defensores de la Wicca y de la hechicería manifiestan que su religión ha sido malinterpretada y erróneamente difamada. Señalan que la Wicca es la religión más antigua del mundo y que se remonta a una era dorada en la que los seres humanos eran más sabios, más nobles y estaban más cerca de Dios.
Lindas palabras, pero no exactamente ciertas.
Ha habido fragmentos de Wicca flotando por todas partes durante cientos de años, pero no fue hasta mediados del siglo veinte que las personas los recopilaron, combinándolos a fin de formar un paquete popular. En gran parte su popularidad actual se debe al interés que tiene nuestra cultura en referencia a los derechos de la mujer y el medio ambiente.
¿Acaso sugiero que hay algo malo en la igualdad de derechos para las mujeres o en que tengamos un medioambiente saludable?
Claro que no. Pero como ya hemos visto, nuestro enemigo a menudo toma verdades importantes, y les imprime un pequeño giro a fin de convertirlas en falsedad.
En la religión Wicca, el respaldo a los derechos de la mujer pasa a ser el culto a «la Diosa».
Asimismo, el respeto por la naturaleza se transforma en culto a la naturaleza (aunque, técnicamente, se trata del culto a los dioses que se mimetizan con la naturaleza).
Margot Adler, cuyo libro Drawing Down the Moon [Bajar la luna] es considerado por mucha gente como la mejor introducción a la hechicería contemporánea, manifiesta que los principios básicos de su religión incluyen una creencia en la divinidad de todo y todos (¿nos suena conocido?), una creencia en muchos dioses y diosas (mensaje conocido número dos), y en una moralidad relativa. Ella escribe lo siguiente:
Eres Diosa. Eres Dios. La divinidad es inmanente a toda la naturaleza. Se encuentra tanto dentro de ti como fuera.
En nuestra cultura, que durante tanto tiempo ha negado y denigrado lo femenino considerándolo algo negativo, maligno o, en el mejor de los casos, pequeño e insignificante, las mujeres (y los hombres por igual) jamás comprenderán su propia fuerza creativa y su naturaleza divina hasta que abracen el aspecto creativo de lo femenino, la fuente de inspiración, la Diosa interior1.
La religión Wicca también gira en torno al culto a la «Madre naturaleza» y a la creencia de que lo divino está presente en cada átomo de ella. Pero el apóstol Pablo escribe que la ira de Dios se dirige hacia los que «cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador» (Romanos 1:25).
De modo que la Wicca no solo estafa y defrauda a las jovencitas, sino que también estafa a Dios al adorar lo que él ha creado en lugar de adorarlo a él.
En primer lugar, es importante saber que Wicca no es satanismo ni el uso de magia negra. De ninguna manera adoran a Satanás ni apoyan el uso de los «poderes» de uno para el mal. Más bien a los jóvenes wiccanos se los estimula a usar sus poderes para sí mismos o para el bien.
Hasta ahora todo bien, ¿verdad? Sigamos.
Existen pocas verdades absolutas en la práctica de la Wicca. Y la mayor parte de ellas se hacen a la medida del individuo o del aquelarre (junta de entre cuatro y veintiséis personas, siendo trece el número ideal). A menudo se reúnen dos veces por mes, para la luna nueva y para la luna llena, con ceremonias que invocan a los dioses, les rinden culto y en las que se realizan hechizos. Puede haber un cuchillo ceremonial, pero solo se usa simbólicamente. Otros objetos que se suelen incluir son un cáliz, un caldero, velas, vino, un círculo sagrado trazado en derredor de los presentes, o un pentagrama. Algunos practican el «vestirse de cielo» (realizar los ritos al desnudo). En su casa la mayoría de los individuos cuentan con un libro escrito a mano titulado «Libro de las sombras», que es en parte diario, y en parte uso de conjuros mágicos y encantamientos.
Estas cosas pueden variar de un grupo a otro, y repito, nada parece ser demasiado dañino. Sin embargo, ahora echémosle un vistazo a la letra chica.
Existen algunos elementos que a todos los que practican Wicca se los estimula a adoptar:
CULTO A DIOSES Y DIOSAS. Los wiccanos rinden culto a dioses y diosas, muchos de ellos se toman prestados de los antiguos griegos o romanos, tales como Diana, Apolo o Mercurio; otros son dioses egipcios; algunos más se toman de diversas culturas. En general, existen por lo menos dos, uno masculino y otro femenino. A menudo hay más.
Claro que Jesucristo y la Biblia consideran esa práctica a través de una óptica un tanto diferente. Se me ocurren docenas y docenas de versículos, pero el más obvio es el primero de los Diez Mandamientos: «No tengas otros dioses además de mí» (Éxodo 20:3).
LA RECITACIÓN WICCANA. La declaración se presenta de diversas maneras, pero básicamente reza así: «Si no lastimas a otros, puedes hacer lo que quieras». Llevado al extremo, esto puede significar que uno puede hacer cualquier cosa que desee: disfrutar de cualquier pecado, cualquier perversión. No existe el bien ni el mal. Mientras uno no lastime a nadie, cualquier cosa vale.
Suena divertido, salvo que ninguno de nosotros es lo suficientemente inteligente como para comprender a ciencia cierta lo que es peligroso y lo que no lo es. Es posible que mis hijos albergaran resentimiento contra mí por no permitirles que cuando niños anduvieran en patineta por la autopista a la hora de mayor tránsito vial, hasta que comprendieron el concepto de camiones con acoplado y algo que se llama «muerte». Lo mismo se cumple en la forma en que Dios cuida de nosotros. Sus reglas son para protegernos, no para frustrarnos. Es posible que no siempre nos agrade que nos diga que no podemos hacer algo. Sin embargo, cuando él le pone a algo el rótulo de pecado, es porque nos ama y sabe que a la larga nos causará daño. Se expresa mucho más amor al decir: «No saltarás desde el acantilado», que si se dice: «Desde luego, puedes saltar». O bien, tal como advierte la Biblia con total claridad: «Porque la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23).
LA LEY DE RETRIBUCIÓN O LEY DE TRIPLICACIÓN. Varias
versiones de esta ley básicamente declaran lo siguiente:
«Preste atención a la ley de triplicación. Tres veces tus actos vuelven a ti. Aprende bien esta lección, solo recibirás lo que te hayas ganado».
En resumen, todo lo que hagamos, bueno o malo, nos será devuelto por triplicado. Se trata de una idea maravillosa cuando se refiere a hacer algo bueno.
Pero gracias a Dios que no es necesario que ande con esa creencia a cuestas cuando tengo un desliz, y hago cosas malas. Estoy sumamente contento de que Jesucristo me haya perdonado todos mis errores de modo que no tenga que padecer por causa de ellos, ¡y particularmente que no sea por triplicado! Ese fue precisamente el propósito por el que Jesús murió en la cruz, para padecer por mis desastres a fin de que yo no tuviera que hacerlo. Si pongo mi confianza en él y le permito que sea mi Señor (podría usarse también la palabra Jefe), él borrará y quitará todos mis errores para siempre. «Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente» (Salmo 103:12). ¡Esa sí que es una buena noticia!
HACER HECHIZOS. Eso se practica de varias maneras y en diversos niveles. Sin embargo, tal como lo dije antes, ese es el gran engaño emocional, al estimular a los jóvenes a pensar que pueden tomar un atajo para solucionar sus problemas. El apoyarse en conjuros y encantamientos, en lugar de resolver los problemas mediante la interacción social o sencillamente con gran esfuerzo tal como antes se hacía, logra que a menudo estos jóvenes permanezcan muy relegados en relación con otras personas en lo que atañe a aprender las destrezas importantes que se necesitan para sobrevivir a las distintas circunstancias a las que la vida los pueda lanzar en el futuro.
Por supuesto que además está el aspecto sobrenatural. ¿Qué es lo que dice el viejo refrán?: «El que juega con fuego, se quema». No siempre, pero a veces cuando se juega con este tipo de poder oculto (aun cuando esté disfrazado de bondad) el tiro puede salir por la culata y producir resultados negativos, causando desde pesadillas y temores infundados, hasta efectos secundarios en lo emocional y en lo físico. Permítanme recalcar que esto no sucede con frecuencia, pero es lógico suponer que cuanto más intenten las personas hacer uso de aquellos poderes que se oponen a Dios, mayor será la probabilidad de establecer conexión con esos poderes y cosechar esa siembra nefasta.
NO HAY NECESIDAD DE JESUCRISTO. Como no creen que el mundo material sea maligno y como todos pagan por sus pecados (¡por triplicado!), no hay necesidad de que otro los perdone.
Este es el aspecto más peligroso de todos. Una cosa es rendir culto a dioses en los bosques, lanzar hechizos o creer que vale todo, pero cuando se trata de negar a Jesucristo y todo lo que nos ofrece a través de la cruz, pues, allí sí que nos referimos a cuestiones serias que tienen que ver con la vida eterna. Ya sé que hemos escuchado los siguientes versículos millones de veces; sin embargo, leámoslos lentamente y consideremos lo que en verdad significan: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Juan 3:16-17).
Rechazar este regalo increíble y presentarnos ante Dios con la necesidad de pagar por cada pecado que alguna vez hayamos cometido … Sinceramente, no se me ocurre nada peor.
La Wicca es una religión relativamente nueva, creada a partir de fragmentos de varias creencias y supersticiones. Si bien algunos hombres jóvenes participan, a menudo atrae a aquellas jovencitas que quizá se sienten parias de la sociedad, o que se esfuerzan por hallar poder para su vida.
En apariencia, la Wicca da la sensación de ser una manera divertida de obtener poder, establecer contacto con la naturaleza, y disfrutar de cualquier placer que deseemos. Sin embargo una mirada más profunda revela que:
Desobedece a Dios de manera descarada.
Engaña en el plano emocional a las personas que procuran hallar poder.
Promete una libertad que en realidad puede ocasionar peligros.
Permite que sus seguidores padezcan por sus pecados.
Repito, la carnada se ve maravillosa, hasta que le damos un mordizco y nos topamos con el anzuelo.
Si sabemos de alguien que investiga la Wicca o la practica, amemos a esa persona. Prestemos atención a sus necesidades. Tengamos la disposición a comunicarle que una amistad estrecha con el Creador del universo puede suplir sus necesidades y llenar su vacío mucho más allá de lo que alguna vez imaginó. O bien, tal como dijo Jesús mismo: «El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10).