“No se oía una voz ni un aleteo. No se movía una hoja. Los ojos alucinados iban y venían en el agua ondulante. Los árboles se elevaban al cielo como cascadas verdes. Las aguas fluían como joyas líquidas. De repente los pasajeros de la embarcación Alapá se quedaron perplejos: una silueta dorada los estaba acechando desde la otra orilla del río Amazonas. Con el propósito de acercársele la embarcación describió un círculo en el agua. Pero el capitán halló sólo en las franjas costeras unas huellas. El hombre invisible había escapado.” Escribió el reportero Sebastien Chapuis en un despacho de France Presse. “Por este encuentro fortuito sabemos que el flaneur de Paris emigró al Amazonas, donde se le conoce como El Monstruo Transparente. Un jefe local lo ha identificado por el apí, el ornamento de fibra vegetal de los Trumái que se enreda en torno del pene. Nosotros lo hemos constatado: en algunos parajes de la selva esmeralda vaga un esplendor animado: el hombre invisible.
”Tal vez es leyenda, pero la historia de El Monstruo Transparente pudo haberse originado entre los habitantes de la zona para responder a las preguntas de los periodistas sobre esta criatura de la Nueva Era, cuya llegada a la región se vincula con el retorno de Mavutsinim, el primer hombre, a la selva devastada. Casimiro de Melo Neto, director del Instituto El Dorado de Belem, entrevistado por este diario, evocó un mito de los Marubo que considera que los seres nuevos se forman con las partes de seres muertos y mutilados, y que El Monstruo Transparente podría ser uno de ellos. El antropólogo ha declarado que la criatura puede pertenecer más al género de las bandes dessinées y de las películas como Prometeo, Predator y Terminator que al mundo de los Marubo. Mas, escéptico de que pueda tratarse del flaneur de Paris, señala que el hombre invisible bien puede ser un sobreviviente de una especie endémica del Amazonas, ya que aquí tienen su hábitat especies que se consideraban extintas en otras partes del planeta.
”Al indagar este reportero sobre la presencia de El Monstruo Transparente entre los Yanomami de Venezuela, los Canelos Quichua de Ecuador, los Xingu de Brasil y los Tukuna y Uitoto de Colombia, algunos jefes tribales aseguran haber avistado a un ser fantástico llamado Gran Pie, Criatura Fétida y Boto, como aquel delfín que disfrazado de hombre desvirgaba a las doncellas o como el personaje que en el Alto-Xingu caza mujeres, en particular las que se cubren el triángulo vaginal con un ornamento de corteza blancuzca llamado uluri.
”Un jefe de la tribu Karajá manifestó que El Monstruo Transparente, exista o no exista, cuando siente hambre o apetito sexual se hace visible, sus ojos se ponen rojos y su silueta se estira desmesuradamente sobre el suelo como una sombra de hombre al ponerse el sol. Un Shipibo de la montaña peruana relató que solamente tiene un ojo, como el cíclope homérico, pero con la capacidad de ver de lado como los loros. Un antropólogo, que no quiso ser identificado, se aventuró a decir que podría tratarse del Ser Oculado, esa criatura que en los textiles funerarios de Paracas es vista con el cuerpo de perfil y el rostro de frente.
”Un chamán Kayapó, que llevaba un collar de dientes de mono, contó que ‘la figura fantástica se desplaza en dos pies, es fétida y fea, flaca y peluda; un tocado circular de plumas amarillas lo hace invisible, y suele capturar tucanes para ceñirse la frente con sus plumas’. Otro jefe dijo: ‘Hace dos crepúsculos lo avisté en una canoa. Iba rumbo al Orinoco. Hacia el norte. Llevaba la luna sobre la espalda como vista a través de su cuerpo. Se adornaba la cabeza con un atuendo solar de la tribu Piaroa, y solamente vi movimiento de plumas azules, anaranjadas y verdes arrancadas de los loros’. ‘¿Cómo se puede matar a un hombre invisible? Tirándole a los ojos, la única parte de su cuerpo que es denunciada por brillos’, se preguntó y se contestó un jefe Waurá. ‘Pero es difícil hacerlo, porque con la mirada marea y duerme’.”
Tristán Toledo Torres, director del Instituto Orlando y Claudio Villas Boas, informó: “Es imposible matarlo; tiene un carapacho invisible que rechaza las balas y las flechas. Su máscara mágica con dientes de caimán, como la máscara circular de Yurupary, el Ogro Peludo del Bosque, es temible”. Un jefe Aruak declaró: “El Monstruo Transparente es real y no ilusorio; yo he tocado su panza: su carne es como una fruta que comienza a pudrirse. Como mi tacto le causó risa lo toqué tres veces. La otra noche apareció bajo la luz de la Luna cazando en la selva, cerca de un arroyo donde van las mujeres a bañarse. Trataba de no hacer ruido, pero lo reconocí por su mal olor y porque al quedárseme viendo me sentí mareado y me dormí. Cuando me desperté lo vi alejarse con una mujer desnuda pintada de rojo”.
Dijo Casimiro de Melo Neto: “El hombre invisible no es peligroso, pero si es agredido caza al cazador, al buscador de oro, al maderero y al cauchero. Camuflándose se confunde con la oscuridad y con los árboles. Lo que más le enfurece es que los hombres tiren árboles y maten animales”. El director del Instituto El Dorado de Belem concluyó con un mito de los Xingu:
El primer hombre
En el comienzo sólo existía Mavutsinim. Nadie vivía con él. No tenía mujer. Ni hijo. Ni parientes. Vivía solo.
Un día convirtió una concha en mujer, y se casó con ella. Cuando nació su hijo le preguntó a su mujer, pues su vástago era una silueta dorada: —¿Es hombre o mujer? No lo veo.
—Es hombre.
—Me lo llevo.
Cuando se fue, se oyó solamente un sollozo en el aire, pues el niño no se veía, como si fuera invisible. La madre del niño lloró, regresó a su pueblo, a la laguna, donde se convirtió en concha de nuevo.
—Nosotros somos los nietos del hijo invisible de Mavutsinim —dicen los indios.