Goldfish Point, La Jolla,
California
Provistos de una copia de El Gran Dragón en cada uno de sus iPad, Sam y Remi dieron las gracias a la profesora Moretti por su ayuda. Leyeron el relato y enviaron copias por correo electrónico a Selma, a Wendy y a Pete. Mientras Remi enviaba una a Jack, Selma se puso en contacto con él a través de iChat.
—Parecéis muy afectados —dijo Karna—. No me tengáis en vilo. ¿Qué habéis encontrado?
—Cuéntaselo tú —dijo Sam a Remi.
Remi describió su conversación con Moretti y acto seguido resumió a todos los presentes El Gran Dragón.
—Increíble —dijo Selma—. ¿Los dos han leído el relato?
—Sí —contestó Sam—. Deberías tenerlo en tu dirección de correo electrónico. Tú también, Jack.
—Sí, ya lo veo.
—¿Cuántas coincidencias hay entre el relato y los grabados del bambú? —preguntó Wendy.
—Si sustituyes las partes de la historia claramente ficticias por el supuesto testamento de De Terzi, tienes un texto escrito como una narración objetiva: el accidente, el número de supervivientes, el descubrimiento de un misterioso tesoro, el viaje de vuelta a casa... Está todo ahí.
—Y la cronología coincide —dijo Remi—. Entre las versiones de segunda mano de las idas y venidas de De Terzi, pudo haber ido y vuelto de China perfectamente.
—Estoy atónito —dijo Karna.
Pete, que había estado hojeando el relato en el iPad de Sam, dijo:
—¿Qué es el mapa de la portada?
—Es el viaje del héroe para devolver el tesoro —contestó Remi—. ¿Lo tienes, Jack?
—Estoy mirándolo ahora mismo. Parece que De Terzi llega del este y se detiene primero en lo que aquí figura como un castillo. Podemos suponer que se trata de la gompa de Shekar.
—La base de lanzamiento de la aeronave —dijo Sam.
—Y posiblemente el lugar de sepultura de Giuseppe —añadió Remi.
Karna prosiguió:
—De la gompa de Shekar, De Terzi viaja al oeste hasta la Gran Ciudad. Basándonos en la posición de Shekar, la ciudad podría ser Lhasa.
—¿Por qué iría allí? —preguntó Wendy—. El lugar del accidente está a sesenta kilómetros al sur de la gompa de Shekar. ¿No trataba de devolver el tesoro?
—Sí —respondió Sam—, pero en el relato, cuando llega al castillo, un sabio de la zona le dice que debe devolver el tesoro a «su legítimo hogar». Le dice que busque a otro sabio en la Gran Ciudad que hay al oeste.
Karna retomó la línea de pensamiento de Sam.
—Desde la Gran Ciudad, De Terzi sigue hacia el este y al final llega a... No lo sé. Solo aparece una X.
—Shangri-La —propuso Remi.
Karna guardó silencio unos instantes y acto seguido dijo:
—Vais a tener que excusarme. Disculpad. Volveré a llamaros.
La pantalla de iChat se oscureció.
Karna volvió treinta minutos más tarde.
—En este mapa hay algunas líneas de cuadrícula aproximadas y otros puntos de referencia que tendré que cotejar, pero tomando la distancia de la gompa de Shekar a Lhasa como referente, el último tramo del viaje de De Terzi terminó en una zona que actualmente se conoce como cañón del Tsangpo.
—Tu candidato a lugar de ubicación de Shangri-La —dijo Sam.
—Ya lo creo. Sam, Remi, puede que acabéis de solucionar un enigma que ha permanecido seiscientos años irresoluto.
—No nos adelantemos a los acontecimientos —indicó Sam—. ¿Cuánto tardarás en concretar los lugares del mapa?
—Empezaré ahora mismo. Dame un día.