Capítulo 4: Switch

Veinte horas después, todo volvió a empezar donde habíamos dejado.

—¿Qué demonios?

Bogo miró a su alrededor, preguntándose adónde se había ido la Nintendo Switch. Apenas un segundo antes la tenía en las manos. ¡La victoria era suya!

—¡Ah, hola, Bogo?

Yo estaba sentado en mi escritorio, haciendo una serie de cálculos.

—¿Por qué está ahí la Nintendo? —preguntó, señalando.

—Ah, sí. —La saqué de la estación de acoplamiento y se la alcancé—. Toma, puedes jugar un nuevo juego.

—¡Pero estaba ganando!

—Hasta que Waluigi tiró una cáscara de banana y quedaste en tercer lugar.

—¿¡Q-qué!?

—Oh, no importa. Intenta de nuevo.

—Muy bien.

A regañadientes, Bogo inició un juego nuevo. Unos minutos después, se olvidó del juego que había estado jugando, y esta vez seleccionó a Bowser.

—Me gusta. Es grande y temible, como yo.

Yo borré la ecuación en la que estaba trabajando y volví a escribirla.

—Tú no eres tan temible.

—Hey, gracias. Es temible de la misma forma en que la oscuridad es temible. —Oprimió algunos botones.

—Pero la oscuridad no es...

Epera un minuto ¿Qué?

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que había olvidado dejar las luces encendidas. Como había luna, mis ojos se amoldaban para ver claro.

—¡Oye, ya no me da miedo la oscuridad!

Caminé hacia el armario. Lo mismo. No había ningún monstruo grande y malvado esperando para salir. ¿Se atreverían a enfrentar a ese gran monstruo que estaba en mi cama? ¡Diablos, no!

—¡Y mírate!

—¿Qué pasa conmigo? —Miró hacia arriba—. ¡Ouch! ¡Caí hasta el quinto puesto!

—La Nintendo Switch... es muy brillante. ¡Mira a tu alrededor! No es muy diferente de si yo hubiera encendido las luces.

Hice exactamente eso.

—¡Oye! ¿Dejarías de hacer eso? ¡Estoy tratando de ganar una carrera! —Bogo se estaba difuminando, pero yo aún podía vislumbrar sus bordes—. My bien, enciende o apaga las luces, no importa. ¡Estoy ganando esta carrera! —exclamó, machacando furiosamente los botones.

—¿Ves, Bogo? Estás curado. ¡Ya no le tienes miedo a la luz!

—Y aun mejor, ¡gané!

Me mostró que había llegado en primer lugar. En el mundo real (el mundo de los monstruos) Bowser le gana siempre a Mario.

—Bueno, las cosas funcionan un poco diferente aquí —dije. (¿Acaso Mario no es el mejor?)

—Sí, claro. —Me devolvió la Nintendo—. Ahora que he vuelto a la normalidad, y a ti ya no te da miedo la oscuridad, ¿podrías por favor apagar la luz-?

—Seguro. —La apagué y pude verlo claramente—. Por cierto, ¿qué haces tú exactamente?

—Bueno, quizás sea mejor si te lo muestro.

Me acerqué más.

—¿Mostrarme qué?

—¡¡¡¡¡Bwaaaaahhh!!!!! —rugió, con su pelaje amarillo erizado y los dientes y garras más filosos de lo que yo imaginaba.

—¡Uau...!

Me escondí debajo del escritorio.

—Gracias, Rex. Ahora puedo pasar al siguiente dormitorio. —Desapareció bajo la cama—. Y tú quizás quieras dejar la luz encendida por la noche. —Volvió a asomar la cabeza—. Me han dicho que hay un monstruo en el armario.

Volvió a rugir y desapareció.

Yo encendí todas las luces de la casa y agarré una linterna sólo por si acaso.

—¡Bogo! Te atraparé... —prometí.

 

FIN