Hoy en día, para mí, pasearme por una ciudad que no es la mía sin ningún problema se me hace extraño. Ya no me buscan y tengo asegurada la libertad desde que el Gobierno de mi propio país presentó las pruebas sobre Leonardo y retiraron todos los cargos que el Gobierno de Estados Unidos tenía en mi contra.
Se vieron obligados, pero aun así me mantengo lo más alejado que puedo de mis negocios. El día menos pensado todo puede volver a ser como antes y solo ella será la perjudicada. Aún seguimos con nuestro secreto, pues me asegura su bienestar de los enemigos que puedan acechar.
Mi mujer me sujeta de la mano mientras caminamos por el hotel. Solo vine porque ya no aguanto estar sin verla. La boda me importa una mierda, solo quiero estar con mi pequeña.
La puerta de la suite se abre y escucho su voz en la distancia.
El soldado nos ve llegar desde la gran sala y se levanta a recibirnos.
—No me gusta este vestido —gruñe—. Parezco un ángel, eww. Yo no soy un ángel, soy la polaca.
—Eres un ángel, Leah —dice la voz de Amara.
Slavik ríe.
—¿Cómo la vistes de ángel si ella quiere parecer un demonio? —inquiere, extendiéndome la mano.
—Porque es su mejor arma para engañar a las personas —respondo y le presento oficialmente a Oriola a Slavik.
—Buena puntería —susurra mi esposa y el soldado se ríe.
—Gracias, eres de admirar. —Ella asiente y la pequeña cabeza de mi hija se asoma.
Abre mucho los ojos cuando me ve y viene corriendo hacia mí con un hermoso vestido blanco lleno de cristales.
Suelto a Oriola y la cargo en brazos para pegarla a mi pecho.
—Ojciec!76 —chilla—. ¡Viniste! ¡Viniste!
Siento su emoción y me llena de besos.
—Siempre cumplo con lo que prometo —digo.
—Eso es muy cierto —responde Amara, que está tan bella como siempre—. Hola, polaco.
—Hola, Amara. —Lleva en sus brazos al pequeño bebé y lo acerca para que lo vea.
—¿Verdad que es feo, ojciec? —susurra mi hija y todos nos reímos.
Está celosa.
—Es tan bello como tú —afirmo y le brillan los ojos—. Se parece mucho a ti. ¿No crees?
Le da una mirada y luego está de acuerdo conmigo. Amara me observa y me agradece en silencio.
—¡Italiana! Ven a conocer a tu sobrino. ¿Es su sobrino, mami?
Oriola se acerca y las dos mujeres se miran con altivez; sin embargo, se dan la mano.
—Sí, claro que es su sobrino. Ahora somos familia, quiéralo o no —sentencia Amara.
Le extiende al bebé y Oriola lo toma en brazos. Mi hija se inclina hacia ella y le da un beso en la mejilla a mi italiana.
—Te extrañé, italiana.
—Yo también, polaca —musita, sonriéndole a mi hija.
—¡Bueno! Ya que estamos listos, es hora de ir a la boda —informa Slavik, entrelazando su mano con la de su esposa.
Francis se acerca para tomar al bebé y dejo a la polaca en el piso.
—Ojciec77, parezco un ángel, ¿verdad? No me gusta.
—Recuerda que ante todos debes parecer un ángel, así nadie sospechará de ti. Frente a los idiotas eres un ángel, pero frente a los demás…
—Soy la polaca.
Comprende lo que digo y se alisa el vestido para salir junto a mí. Bajamos todos juntos hasta el salón, que se encuentra en mismo hotel, el cual le pertenece a la familia del novio.
La decoración es demasiado rosa para mi gusto, con flores, velas y detalles de cristalerías que empalagan. Todos toman asiento después de que llegamos juntos como una familia.
Observo a lo lejos al exgobernador con su bellísima esposa. Los abuelos de mi hija la adoran. Ambos sonríen al verme y me saludan. Tomo mi lugar junto Leah y Oriola. Veo a muchos invitados importantes, todo el mundo está aquí.
Mi hija lleva en el cuello el dije de corazón que le regalé y juega con él, esperando impaciente a su tía.
—Te veías más hermosa de lo que ya eres con ese bebé en tus brazos —le susurro a mi esposa y ella sonríe de oreja a oreja.
—Debemos seguir en la búsqueda. —Me da un beso y me guiña un ojo.
Veo en la distancia al guardaespaldas que dejó plantada a Nayla hace años y se le nota la ansiedad. Slavik sigue mi mirada y resopla.
—Esto va a terminar mal.
—Muy mal —respondo.
La música comienza, las puertas se abren y Nayla McCartney aparece en un ceñido y sexy vestido blanco. Se ve bellísima y elegante, siendo tan perfecta como las McCartney pueden ser.
Leah da un gritito de emoción al ver a su tía. El novio espera en el altar, pero la mirada de la novia no está allá, sino donde un hombre se oculta detrás de una columna. Pasan unos segundos, pero luego enfoca su mirada en el altar y comienza su andar.
El amor es todo aquello para lo cual no estás preparado… y quizás nunca lo estarás, pero para eso estamos vivos, para vivirlo y sentirlo hasta en lo más profundo de nuestro ser. No venimos preparados para él, sino que llega cuando menos lo esperas y de la mano de quien menos te imaginas. Nunca será perfecto… pero será único.
Aprendí a amar en medio de la oscuridad, en un mundo de mierda que puede llegar a destruirte. Pero la mujer perfecta llegó y ahora está a mi lado, dispuesta a todo. Me acepta y no desea cambiar nada de mí; por el contrario, vive a mi lado las más terribles perversidades, como debe ser. Este polaco descubrió lo que es realmente amar y, aunque no estaba preparado, lo disfruto cada día. No cambiaré y no lo pienso hacer.
Unos disparos resuenan en el aire, los gritos hacen eco en el pequeño salón y Oriola cubre a Leah. El soldado y yo sacamos nuestras armas, Eliam carga a Nayla sobre el hombro y nosotros guiamos sus pasos, evitando que la seguridad le impida irse con ella.
Sabíamos que esto terminaría mal.
—Otra vez en el ojo público.
—Otra vez, soldado.