¿Alguna vez te sentiste triste cuando algo bueno se terminó?

Una serpiente astuta

Génesis 2 – 3

Dios plantó un jardín con árboles hermosos que dieron frutas deliciosas. «Vivan aquí en el jardín», le dijo Dios a Adán. «Cuiden de él». Así que Adán vivió en el jardín con Eva, su esposa.

 

Dos árboles especiales crecieron en el jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios le dijo Dios a Adán. «Puedes comer del fruto de cualquier árbol excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. No deberás comer del fruto de aquel árbol».

Una serpiente astuta, enemiga de Dios, le susurró a Eva un día: «¿Por qué no pruebas del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal? Si lo haces conocerás todas las cosas, serás como Dios».

El fruto en el jardin, el árbol parecía delicioso, y Eva quiso ser como Dios. Así que comió un poco. Convidó a Adán, que estaba con ella, y él comió un poco también.

 

¡Qué gran error! Ahora Adán y Eva supieron acerca del mal. Habían echado a perder el mundo perfecto de Dios. «Aunque odies a las personas que hice», le dijo Dios a la serpiente astuta, «mi dulce historia no va a terminar».

Pero Dios expulsó a Adán y a Eva fuera del jardín y custodió el camino al árbol de la vida con una espada ardiente.