¡Qué emocionante es cuando una princesa encuentra a su príncipe!

Una esposa para Isaac

Génesis 24

«Ve a mi tierra», Abraham le dijo a su sirviente. «Encuentra una esposa para mi hijo Isaac. Dios te guiará».

El sirviente de Abraham fue a la tierra donde vivían los parientes de Abraham. Se paró en un pozo y oró: «Querido Dios, le pediré a una joven mujer que me dé de beber. Si me da de beber a mí y a mis camellos, sabré que es la indicada para Isaac».

 

 

La bella Rebeca vino al pozo con su cántaro de agua. «Por favor déme de beber», dijo el sirviente de Abraham.

«¡Desde luego, señor!», dijo Rebeca. «¡También les daré agua a sus camellos!».

Cuando los camellos terminaron de beber, el sirviente de Abraham le dio a Rebeca un anillo de oro y dos brazaletes de oro.

—¿Cuál es el nombre de tu padre? —le preguntó.

—Mi padre es Betuel —respondió Rebeca.

—¡Gracias al Señor! —dijo el sirviente—. ¡Me ha conducido directamente a los parientes de Abraham!

Rebeca corrió a decirle a su familia lo que había pasado. La familia habló con el sirviente de Abraham. Luego le preguntaron a Rebeca: «¿Quieres casarte con Isaac?».

«Sí, iré», dijo Rebeca.

 

Cuando Rebeca vio a Isaac caminando en los campos, se bajó de su camello y le preguntó al sirviente de Abraham: «¿Quién es ese?». ¡Era Isaac! Ella tímidamente se cubrió la cara con su velo.

Pronto Rebeca se casó con Isaac. Se amaban mucho.