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SUERTE,
VALOR Y
VIRTUD

 

 

Un príncipe, según Maquiavelo, debe tener muchas facultades y capacidades. Una de ellas es sin duda el valor, que debe ir unido a la astucia y la fuerza, de las que se habló en el capítulo anterior. Todas ellas nos acercan al concepto de virtud que tanto gustaba a Maquiavelo y que tanto repite a lo largo de El príncipe. Es una virtud que no se debe entender en el actual sentido moral, sino en el antiguo, más cercano a nuestra idea de la excelencia, la máxima capacidad en el desempeño de sus funciones. Y junto a esta virtud del guerrero o el gobernante, se debe contar, dice Maquiavelo, con la suerte. Sin la ayuda de la fortuna, el príncipe más virtuoso puede caer, pero, al mismo tiempo, si se carece de esa virtud o excelencia, la suerte también vale de poco, pues no se sabrá aprovechar.