Epílogo de la primera parte

Puede que esta historia haya sido fruto de mi imaginación o puede que no… Solo os vuelvo a recalcar lo antes dicho de que encierra más realidad que ficción y que no soy el único que testimonia sobre Shambala y su realidad.

La Ciudad de la Luz es real físicamente, pero no lo será espiritualmente mientras su luz no brille en nuestros corazones y despertemos al fin del engaño de esta sociedad artificial…

«La verdad nos hará libres», que dijo mi querido y amado maestro Jesús, pero si continuamos dormidos y no abrimos los ojos del espíritu y del corazón, no podremos percibirla y, por consiguiente, permaneceremos ciegos.

Haceos un favor a vosotros y al mundo: despertad. No todo se puede ver con los ojos, hay cosas que solo las ve el corazón y Shambala está ahí viva y latente desde siempre y por los siglos de los siglos…

Continuará…