17.
—¡VAMOS, no hay tiempo que perder! Los Smileys han secuestrado a Juan Pablo. Lo tienen encerrado en el café A Brasileira —informó el señor Alves a sus amigos en cuanto colgó el teléfono, sin imaginar que también Sara estaba cautiva en aquel lugar.
—¡Qué extrañas cosas suceden en Lisboa! A mi madre le encantará está historia —dijo Haruki.
—La forma más rápida para llegar al Chiado es tomar la ruta 28 del tranvía. Además, yo no aguantaría otra carrera. Soy inventor de palabras, no maratonista —anunció Ricardo, sin saber que el tiempo era ahora un factor de vida o muerte.
Llegaron a la parada de tranvía más cercana al Conversario. En la acera de enfrente había una lavandería. Haruki entró y pidió que le vendieran unas sábanas muy desgastadas.
—Sería bueno tomar a nuestros enemigos por sorpresa. En estos casos nunca sobra un buen disfraz —dijo el joven mientras les entregaba a sus nuevos amigos las sábanas raídas.
El señor Alves y Ricardo no supieron qué decir.
Un hermoso tranvía amarillo apareció al bordear una curva.
Los tres amigos subieron a él.