FUEGO

El mundo hacía una pausa. Era una pausa profunda, pero un suspiro para el Universo. Un suspiro que lo mismo era la más efímera brevedad y toda la eternidad. El suspiro que miles de seres vivos luchan por mantener albergado en el corazón de los que pelean en una guerra y también en el de aquellos que viven y mueren por la paz. El suspiro de lo absoluto, que nace de la nada. El soplo de la consciencia que invita al ser a despertar y llamarle vida a un fragmento de la existencia. Algunos le llaman el suspiro del amor, otros le dicen el suspiro de la vida y algunos también el suspiro de Dios.

Como quiera que fuese el nombre, ese instante milagroso estaba por suceder en la consciencia de los “ahí presentes”, ya que son siempre aquellos presentes los que tienen la oportunidad y el derecho de reclamar su pequeña gota de consciencia.

Después de lo que pareció un silencio sepulcral y eterno, Erik permitió que las palabras fluyeran, mismas que llegaban al oído de las personas que lo rodeaban.

Karen, anonadada, con el bellísimo collar entre sus manos, prestaba muchísima atención.

—Ese collar perteneció hace quinientos años a una princesa francesa. Hoy en día representa algo mucho más grande y sublime que la realeza. Representa uno de los elementos más grandiosos e importantes que deben de formar parte de nuestra vida: el fuego.

En ese instante, Karen, Diana y todos los que escuchaban habían olvidado por completo que estaban en un hospital y la razón que los había llevado ahí. Sin embargo, el más conmovido y al borde de las lágrimas fue David.

—Madame Rochelle —dijo de repente el viejo del otro lado de las cortinas verdes.

Erik, Diana y Karen se voltearon a ver sin saber de dónde había venido esa voz misteriosa.

—Sí —dijo Erik, sorprendido y esperando que la voz continuara. Todos escuchaban atentamente.

—Madame Rochelle fue una gran amiga mía y de mi esposa. Antes de morir se dio cuenta de que toda su vida se había dedicado a acumular riquezas, así que decidió dejar a través de todas sus reliquias y bienes materiales un legado… Jamás imaginé que me toparía con alguien que hubiese sido tocado por el movimiento de mi querida amiga. Cuéntanos joven, ¿cuál es tu historia?

—Bueno, pues yo soy músico. La música ha sido mi pasión desde que era un niño. Sin embargo, hace no tanto estaba sufriendo como nunca porque me robaron la obra más grande que he escrito, y registraron con otro nombre, y quien lo hizo fue mi mentor, mi guía, mi gran amigo. Algo tenía que pasar en mi vida. Necesitaba conocer algo diferente. Tal vez tenía que recuperar ese fuego que antes vivía en mi corazón y me dictaba todas las melodías que componía. Necesitaba que esos pétalos me envolvieran —señaló el pendiente que colgaba todavía de la mano de Karen.

—¡Sí, joven! —respondió el viejo, entusiasmado, como si algo fascinante estuviera sucediendo en su vida—. Necesitabas que tu corazón comenzara a arder con esa intensidad. Tu vida estaba atorada entre un pasado doloroso y una angustia tremenda por un futuro incierto y atemorizante. Estabas viviendo entre la depresión que habita en el pasado y la angustia que lo hace en el futuro.

—Sí —respondió el otro, sorprendido por aquellas palabras que muy sonoramente retumbaban en el pequeño cubículo, pero cuyo emisor no podía ver. Y mirando a Karen a su amiga, continuó con su historia—. Cuando te conocí en el parque, Karen, no sé cómo, pero simplemente permití que sucediera algo maravilloso y extraordinario: solté todo el pesar. Antes pensaba que era algo que tenía que suceder solito, pero en verdad… fue una decisión que tomé. Simplemente me dije “ya no más” y comencé a vivir en el presente. Conecté con él.

Volvió a sonar la voz del viejo:

—Aprender a estar en el aquí y en el ahora. Y entonces entender lo que es estar “envuelto entre los pétalos o los regalos de la vida”. Ahí no viven las penas del ayer ni las angustias del mañana. Joven, permitiste que el fuego comenzara a arder en tu corazón —y mientras decía esto, el viejo cada vez hablaba con más y más emoción—. ¿Lo puedes sentir, joven? ¿Puedes sentir el fuego?

Ese entusiasmo comenzó a contagiar a todos los que escuchaban.

—Creo que sí, creo que sí lo puedo sentir ——respondió Erik.

—Ahora permite que ese fuego te ayude a conectar con cada momento. Cuando estás presente en el presente, tu vida tiene sentido. Cuando estoy presente en mi presente, soy uno con mi propósito de vida. Y el propósito es lo único que enciende corazones.

Todos escuchaban muy atentos y algunos de ellos comenzaron a tener ciertas emociones encontradas. Estaban fascinados por lo que escuchaban y al mismo tiempo confundidos, porque reconocían que definitivamente necesitaban aprender a vivir en el presente.

—¿Y cómo logro hacerlo? —preguntó Karen, expectante.

—Karen… —dijo Erik, provocando que ella sintiera un vuelco en su corazón. ¿Qué le estaba pasando? —no creo que sea algo que hay que hacer. No sé cómo explicarlo… Cuando escuchaste mis palabras hace un momento, ¿estabas pensando en tu accidente o en tu embarazo?, ¿te sentías triste o angustiada?

La mirada de Erik era profunda y poderosa.

—En ese momento no, ahora que me lo recordaste un poquito —respondió Karen honestamente.

—¡Exacto! —exclamó el viejo—. Vivir en el presente y aprovechar todo su potencial no es algo que logras hacer o alcanzar sino simplemente algo que permites que suceda en tu vida. No es una cuestión de capacidad, es una cuestión de consciencia. Permítete ser consciente de lo que te rodea y de lo que te es presente en tu vida. ¿Qué te rodea ahorita, jovencita?

—Un hospital, doctores, enfermos, un accidente y un bebé del tamaño de una ciruela —dijo Karen, todavía consternada y con miedo de enfrentar su realidad.

—Mira bien, amiga mía —le respondió el viejo, que hablaba como todo un maestro—. No me digas aquellas cosas que crees que te rodean pero realmente no puedes presenciar, tampoco me hables del accidente porque eso es el pasado y un bebé es el futuro. Realmente no me has dicho qué te rodea en este presente.

Karen, haciendo un esfuerzo tremendo, cerró sus ojos para concentrarse y conectar con su presente. Erik la miraba con asombro y admiración.

—Estás tomando el camino difícil. Estás forzándote a encontrar una respuesta —siguió diciendo el viejo.

—El fuego es como la música —comenzó a decir Erik—. Toca y transforma. Nace de un corazón y, a través de la pasión, las emociones y la consciencia, transforma.

—¡Bravo, muchacho! —dijo David, emocionado—. Un terreno muerto, con ramas, malahierba y troncos viejos y podridos, que se ha convertido en una tierra fértil en donde el fuego no ha venido a destruir sino a repartir cenizas y a fertilizar llenando de nutrientes el campo. En donde antes había un terreno muerto, ahora hay un terreno con posibilidades infinitas. En dónde antes había un terreno problemático ahora hay un terreno fértil en que cualquier semilla puede crecer y de la cual puede desarrollarse la vida en plenitud. Aquella persona que conecta con su pasión y se enfoca en la siguiente nota de su vida entenderá que cada nota es igual de importante para la sinfonía. De esa forma, son vitales las notas tristes, las alegres y las furiosas. Cada una juega un papel trascendental. Igual de importante que las notas son los silencios, y entre notas y silencios es que las obras de arte más grandes y hermosas son construidas, y no sólo me refiero a la música. Necesitas las notas para labrar tu escultura, todas las notas, y también necesitas el silencio para contemplar la belleza de tu arte y darle un significado profundo. Y por eso una de las artes de saber vivir, querida amiga, es permitirse ser como el fuego. Presentes en el presente de tu vida. Es lo único que realmente tenemos y es nuestro. ¿Sabes?, No importa a qué nos dediquemos, vivir en el presente nos convierte a todos en artistas. Nos impulsa a sacar el Mozart o el Picasso o el Albert Einstein que todos llevamos dentro. Es un arte de la vida.

Todos los que contemplaban ese momento suspiraron, asimilando cada una de las palabras de aquel viejo con sueños locos pero palabras profundas.

—Recuerda, amiga mía, nunca es una cuestión de capacidad o potencial. Siempre es una cuestión de consciencia. El potencial y la capacidad viven dentro de cada ser humano. Cada uno es un Beethoven, un Bach o un Rodin, un Miguel Ángel dormido, y tomar esa consciencia es descubrirlo para vivirlo y luego permitir que el mundo se entere de ello mientras son contagiados por el fuego que nace dentro de nuestro corazón.

Karen finalmente comenzaba a sonreír y dentro de su sonrisa había un destello muy especial que Erik podía percibir en su mirada.

—¿Puedes reconocer ahora algo grandioso de tu presente, Karen?

—Sí —dijo ella, pensativa—. ¡Creo que sí! Puedo reconocer que este instante es un nuevo despertar, es un nuevo amanecer en mi vida en donde estoy despierta, viva, consciente y delante de mí tengo una oportunidad para hacer lo que verdaderamente me apasiona y con ello ser una artista de mi vida. Te tengo a ti, Erik, que eres parte de mi presente, tengo a mi hermana Diana, que es un ejemplo de amor y apoyo en mi vida, y en mi vientre a un ser vivo —suspiró profundamente— que me ha elegido para ser su mamá y acompañarlo en este camino de la vida. No lo sé, tal vez algún día será lo que más ame del mundo y de la vida.

Mientras Diana lloraba de emoción y alegría, ambos, tanto ella como Erik, se acercaron a abrazarla fuerte y calurosamente. El abrazo los fundió en un instante mágico, grandioso y poderoso.

Del otro lado de la cortina, David, a pesar de que nadie lo veía, daba brincos de emoción, y Ada reflexionaba, como nunca antes, sobre su vida. Tenían tanta razón las palabras que había escuchado, que comenzó a meditar respecto a su pasado, el cual de ahora en adelante podría ser un abono fértil para su presente y su porvenir. Recordó a su hija o hijo, y entonces supo que preocuparse por ello no tenía sentido, tanto como confiar en que en algún momento las cosas se resolverían de la mejor manera.

Lentamente se separaron de ese fuerte abrazo, y el señor David explicaba lo siguiente:

—El collar es muy especial por varias razones.

Nuevamente todos estaban poniendo toda la atención que podían para no perder ni una sola palabra de David y conocer cada detalle de la historia.

—No solamente es especial porque perteneció a una princesa francesa hace quinientos años. Ese collar representa tu nueva oportunidad de vida. Es la flor del presente que significa la dicha, la alegría, la gratitud, el amor y todas las virtudes que pueden tomar lugar únicamente cuando en tu corazón llevas esa llama encendida, como el muchacho que la ha traído: ¡tienes el alma encendida, amigo! Es el fuego del presente, el fuego que purifica el pasado y lo convierte en el abono y en la oportunidad del ahora. Ese fuego es el mismo que despierta la creatividad, la pasión por la vida y detona tu potencial hacia una vida extraordinaria y sensacional. ¿Te das cuenta, entonces, de qué significa esa hermosa flor? Mientras conectes con el fuego de tu corazón, que es el fuego de la vida, vivirás en el presente quemando el dolor y las penas y el sufrimiento del pasado, pero guardando toda la experiencia y el aprendizaje como las cenizas que se convertirán en el abono de tu presente. Igualmente te desprenderás de la angustia del futuro y en ese momento nacerán los pétalos: tu vida comenzará a florecer.

Mientras hablaba el viejo, Erik tomaba el collar y le mostraba a Karen con sus dedos cómo del rubí rojo se desprendía la flor de oro.

Todos estaban maravillados y boquiabiertos por la analogía del viejo. Karen, conmovida por esas palabras, sonrió mientras una lágrima se le escurría por la mejilla.

—Señor, no tengo palabras para agradecerle este momento, estas palabras, estos aprendizajes. Los llevaré siempre conmigo en mi corazón con el compromiso de ser como el fuego y permitir que mi vida florezca.

Tras una gran sonrisa, Erik interrumpió a Karen diciéndole:

—Creo que hay algo más. Algo que le encargó Madame Rochelle al señor de la tienda y él me lo encargó para que yo te lo encargara.

Todos rieron por el comentario del joven.

—Ese collar tiene un propósito. Su propósito es transformar y encender la mayor cantidad de corazones posible y por esa razón el collar nunca le puede pertenecer a nadie —incrédulos, todos escuchaban con mucha sorpresa y con una cara de asombro y extrañeza.

—Cuando hoy por la tarde iba a verte, este collar llamó mi atención a través de una vitrina vieja, y no lo podía creer, pero el señor de la tienda me regaló el collar de oro me dijo que realmente fue un regalo de la difunta dueña para impactar la vida de más personas. Yo sé que suena algo raro, pero tiene sentido lo que estoy diciendo. Este hermoso collar tiene la misión de ir de dueño en dueño encendiendo corazones y dando un mensaje profundo como el que acabas de recibir. Es sumamente importante entender cuál es la misión del collar y que tú sigas con esa misión. De esa manera tú iluminarás un corazón más y esa persona a su vez iluminará el corazón de otra persona y esa persona el corazón de otra y así sucesivamente creando una cadena infinita. ¿Te imaginas las historias que contará esta hermosa flor dentro de diez años, los lugares que habrá visitado y las vidas que habrá encendido? Juntos iniciamos hoy esta cadena infinita: la cadena de fuego.