El sol hacía brillar la madera ya desgastada por la erosión natural de los años de aquella puerta vieja que brillaba intensamente ante ese hermoso atardecer.
Ahora se ponía una vez más detrás de aquellas majestuosas e imponentes montañas, que formaban parte de la historia de vida de los ahí presentes.
De manera inesperada, la puerta se abrió de par en par. Detrás de ella sonreía una mujer de muchos años pero bien conservada en alegría y altísima energía.
—Pasen, los estaba esperando —dijo aquella anciana.
—Me enorgullece mucho presentarles a mi madre —dijo Pasang Sona, como si hubiese planeado y esperado ese momento por mucho tiempo.
—¡Mucho gusto, señora! se acercó primero Erik, regalándole una enorme sonrisa.
Enseguida los demás saludaron y se presentaron a a aquella alegre viejita, que inmediatamente los hizo pasar a su casa a la vez que se presentaba, con una voz dulce y cantarina:
—Mi nombre es Yangchen Zangmo, pero díganme Yangchen, por favor.
En esa casa se respiraba un aire místico y a pesar de ser muy pequeña era sumamente acogedora.
Yangchen los invitó a sentarse a la única mesa, que aparentemente era tanto sala como comedor.
—De ellos te he ya hablado, madre —dijo Pasang Sona alegremente mientras los invitados se sentaban alrededor de la mesa, quedando poco apretados.
—Son exactamente como me los describiste, hijo —dijo ella.
Pema, quien se sentó junto a Pasang Sona, llevaba consigo un bulto envuelto en una especie de bolsa de cuero. Algunos de los chicos se percataron de ello sin imaginarse qué era.
—¿A qué vienen el día de hoy? —preguntó la anciana mirando pausadamente a cada uno de los invitados.
—Bueno, venimos porque Pasang Sona y Pema nos invitaron a comer con usted.
La anciana sonrió ante las palabras de Diana.
—Eso es por qué vienen, pero no a qué vienen. Díganme entonces a qué vienen, —y nuevamente guardó silencio mientras sonreía gozosamente.
Los invitados se quedaron silenciosos, entre cohibidos y pasmados. Sin embargo, Yangchen Zangmo esperó pacientemente hasta que Ada, al comprender a qué se refería, se animó a responder:
—Venimos a encontrar respuestas y expandir nuestra consciencia. A lo largo del viaje distintos elementos se nos han presentado una y otra vez, y hemos descubierto que su significado representa el arte de vivir desde un estado de consciencia diferente. El fuego, la tierra, el aire, el agua y el espacio nos han llevado a descubrir una nueva faceta en nuestras vidas… Como si fuéramos personas distintas.
La anciana asintió con la cabeza, y sin dejar de sonreír y dijo:
—Que el fuego queme tu pasado y tus preocupaciones para que de la tierra vuelvas a nacer, pero ahora tierra fértil por las cenizas del pasado, y que de ese nuevo nacimiento brilles como flor y fruto, mismo que pueda servir a su propósito como la tierra le sirvió primero a éstos, sin expectativa alguna pero dando lo mejor y más dulce de sí para que de ese mismo propósito, sin los apegos ni las ataduras de nada ni nadie, crezcan la vida, la armonía y el bienestar de todos los seres sintientes. Así, a lo largo de tu existencia, si tu consciencia lo permite, podrás reconocer la perfección de tu presente y tu oportunidad para servir, y sabrás que el río de la vida se encargará de llevarte tarde o temprano a la iluminación y máxima realización. Todo, por haber abierto la puerta de tu corazón y haber vertido luz a la mente y haberle dado alas al espíritu a través de la consciencia. Toda transformación nace con la luz de la consciencia.
Tan pronto terminó de hablar la anciana, los invitados le aplaudieron.
—No me aplaudan, no tienen nada que reconocerme. Lo que digo es real para mí como para ustedes. Las palabras no son mías, son de todos nosotros, y la sabiduría es universal y para cualquiera que decida abrir su corazón, iluminar su mente y darle alas a su espíritu.
—¡Gracias! —le dijo Karen y estrechó su mano para mostrarle su aprecio.
—Sin embargo —continuó la anciana—, a aprender a vivir felices es que hicieron este viaje, pero yo estoy convencida de que hoy vinieron a algo más aquí y ahora, puesto que el aprendizaje sin práctica, la teoría sólo en conocimiento o los conceptos sólo en la mente, no sirven para nada.
—¡Claro! —dijo de repente Erik, entusiasmado y entendiendo a la anciana—. De nada sirve haber venido al viaje si cuando regresemos nuestra vida vuelve a ser como era antes.
—¡Eso sería imposible! —exclamó Diana.
—Su mente se ha transformado, pero no se transforman también sus actos a través del conocimiento. Saber y no hacer puede ser una de las prisiones más grandes que puedan llevarte a la tristeza, la depresión y hasta la locura.
Todos miraron a Yangchen Zangmo con atención.
Erik confirmó:
—Entonces, a eso es a lo que venimos. Venimos a comprometernos por una nueva vida en la que lo aprendido aquí pueda realmente trascender y marcar una transformación definitiva en nuestras vidas.
La anciana sonrió, satisfecha.
—¿Cuáles son esos compromisos?
Sin pensarlo dos veces, Erik volvió a tomar la palabra:
—Yo me comprometo a escribir una nueva sinfonía. Mi sinfonía desde el amor. Permitiré que la pasión vuelva a apoderarse de mí, a vivir cada día como si fuera el primer día del resto de mi vida y también como si fuera el último, y entonces hacer de mi vida una obra de arte.
Las palabras se asentaron en el corazón de los presentes, sobre todo en Karen, quien enamorada miraba a Erik.
Diana tomó enseguida la palabra después de un largo y profundo suspiro.
—Yo decido independizarme y reclamar mi verdadera libertad. Por mucho tiempo he deseado hacerlo, pero culpaba a las circunstancias y me justificaba en la creencia de que el momento no era el adecuado. Ahora me doy cuenta de que era mi apego por la seguridad emocional y la comodidad que me daban mis papás. Así que decido ser libre, independiente y al fin atreverme a ser yo misma sin miedos y sin pesares por lo que mis padres puedan pensar de mí.
—¡Hermana! —exclamó Karen fuertemente mientras la abrazaba y un par de lágrimas rodaban por sus mejillas.
—Creo que al fin merezco comenzar a vivir una vida y — guardó un instante de silencio, en el que todos la miraban expectantes hacer de mi vida una obra de arte.
Karen suspiró profundamente.
—Creo que es mi turno, pero me cuesta un poco de trabajo decirlo.
—¿Por qué, cariño? —preguntó Yangchen.
—Creo que todavía todavía tengo miedo a enfrentar la realidad y salir lastimada.
—Y mientras no hagas nada, ¿qué va a pasar con ese miedo? —le preguntó la sabia. Karen reflexionó un segundo, y respondió:
—Nada…,, se va a quedar ahí.
—¿Y eso es lo que deseas? —le preguntó la anciana lenta y severamente.
—¡No, ya no más! —exclamó Karen, conmocionada y al borde de las lágrimas.
—¿Qué decisión tomas, entonces?
—Decido recuperar a la Karen amorosa que abandoné hace algunos meses. Ya no quiero cargar con resentimiento ni dolor hacia mis padres. Decido amarlos sin expectativas, sin esperar nada a cambio, simplemente amarlos y mostrarles mi amor, pase —no se pudo contener, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Diana, que se había sentado a su lado, tomó su mano. Erik posó su brazo alrededor de ella y le dio un sonoro beso sobre su cabello—. Sobre todo, decido amarme y aceptarme como soy. Voy a dejar de esperar de la vida, y en vez de eso, voy a comenzar a vivir sin expectativas de nada ni nadie. Creo que ése será mi ejemplo de vida para mí, para Erik y para el pequeño ser humano que viene en camino. Creo que mi vida es grandiosa y que con esta consciencia de paz y de amor hoy puedo decir que comienzo a hacer de mi vida una obra de arte.
—¡Te amo! —le dijo Erik, sumamente conmovido, y le dio otro beso abrazándola.
—Se me olvidaba algo… —añadió Karen——: me comprometo también a ser una embajadora de esta filosofía de vida. Me ha apoyado tanto que no me la puedo quedar para mí sola.
—¡Bravo! —celebraron todos al unísono.
—¡Me uno a ti, hermana!
—Cuenta conmigo, mi amor.
Atemperado el agradable entusiasmo causado por las palabras de Karen, las miradas cayeron sobre Ada, quien no tardó en clarificar sus ideas y comenzar a hablar lenta y pausadamente, con total serenidad y consciencia.
—A lo largo de este viaje comencé a recordar. No sólo con la memoria, sino también con el corazón, con el estómago, con los brazos, con la cabeza. Hay recuerdos de mi vida en los que era una sirvienta amargada y frustrada por una vida injusta que yo misma había construido y que yo misma estaba soportando. En este viaje descubrí también el origen de este dolor y sufrimiento, y creo que necesito enfrentarlo y poner en práctica todo lo que he aprendido. Por eso, a mi regreso, lo primero que haré será ir a mi pueblo, el lugar en donde nací, y buscar a mi padre biológico… Él, muchos años atrás, cuando era una niña, me violó incontables veces después del fallecimiento de mi madre, hasta que quedé embarazada.
Todos guardaron silencio, atónitos y con un dejo de indignación por lo que estaban escuchando de Ada, estaban conmovidos hasta las lágrimas.
—Nació mi bebé después de un embarazo cruel, lleno de maltratos. Mi padre quería sacarme a golpes al bebé, pero siempre fui capaz de escaparme hasta la noche del parto. Mi bebé nació en medio del desorden y la suciedad de una choza con techo de lámina, como nacen tantos niños en el mundo. Mi padre estaba ahí conmigo. Sin hacer nada hasta que nació el bebé y comenzó a llorar. Recuerdo el dolor físico, el cansancio y el agotamiento. Recuerdo sobre todo la desesperación y el miedo de no saber qué iba a pasar después. Justo cuando el bebé nació, mi padre lo tomó y con una navaja cortó el cordón umbilical, y se lo llevó. Tengo el llanto de mi hijo tan grabado en mi mente. Tantas veces soñé con verlo y saber si había sido niño o niña, pensar en su rostro y sus facciones. Pero al mismo tiempo me atemorizaba ver la cara de mi papá en él o ella. Nunca supe qué fue de mi bebé, si mi papá tuvo compasión de él o si además de violador se convirtió en asesino.
Después de una pausa, Ada continuó.
—Pero estoy lista. Este viaje ha abierto mis ojos y sobre todo mi corazón. David me cambió la vida, lama Tritul Rinpoche y Rinchen me cambiaron la vida, ustedes me cambiaron la vida. Ahora entiendo que sin ese pasado no tendría este presente, entiendo que todo es parte de un ciclo perfecto y que cada etapa del mismo tiene un propósito que es más grande que todos nosotros. Así es que mi compromiso con ustedes es encontrar a mi padre biológico y decirle que lo perdono y que lo libero, y sobre todo, darle las gracias, porque sin saberlo me regaló en toda esa miseria y en todo ese dolor la oportunidad de renacer con un nuevo padre que me llevaría por el viaje más increíble de mi vida. Enfrentaré también la realidad de mi hijo y sea cual sea ésta, la recibiré como un regalo del Universo, a pues ahora sé que todos en el río de la vida, sin importar qué pase, regresaremos a ser uno con el mar. Y entonces, amigos, familia, puedo decir con ustedes que hoy comienzo a hacer de mi vida una obra de arte.
Todos se levantaron a abrazar a Ada. Nadie se había imaginado todo lo que había sucedido detrás de esa noble mujer con la que habían convivido ya tantos días. Ahora no sólo lo sabían, sino podían sentirlo también en lo más profundo de su corazón.
Pasang Sona, quien hasta ese momento había guardado silencio, tomó al fin la palabra.
—Pema y yo les tenemos un pequeño obsequio.
Pema tomó el paquete que posaba sobre la mesa y lentamente comenzó a abrirlo mientras decía:
—Es un pequeño obsequio con un gran significado. Uno que ustedes ahora viven y entienden perfectamente. Así que su propósito es sólo ayudarlos a recordar, para que el quinto elemento sea siempre parte de sus vidas.
Mientras Pema terminaba de hablar repartía unos collares largos con cuentas esféricas de madera y un penacho de hilos rojos atado a una cuenta más grande que sobresalía del resto.
—Es un mala tibetano, una de nuestras grandes herramientas para meditar. Tiene ciento ocho cuentas y su objetivo práctico es ayudar a enfocarnos durante la meditación; su uso espiritual ya lo conocen: ayudarnos a ser cada vez un poco más conscientes. M ditar es ejercitar la expansión de la conciencia, y un mala nos ayuda a hacer exactamente eso
—Había visto a muchos con un mala, pero honestamente no tenía ni idea de su significado —comentó Karen, asombrada.
Yangchen complementó lo que Pema explicó:
—Hay muchos budistas que portan los malas pero no conocen su verdadero significado, y muchos más que aunque lo saben no lo ponen en práctica. El quinto elemento es definitivamente el más difícil de realizar, ya que no obstante de que practicar el arte de ser con ciente es fácil y sobre todo realizable por cada ser humano, no hacerlo es definitivamente más fácil y resulta, por lo tanto, el camino favorito de tantos… Sin embargo, yo confío plenamente en que este viaje haya sembrado una semilla tan profunda en sus corazones que una vida de consciencia sea su única opción a partir de ahora.
—No puede ser de otra manera —afirmó Erik con mucho entusiasmo.
—Así es que… —concluyó Pema— la manera en la que se usa un mala es muy simple —tomó uno de los malas para mostrarles cómo hacerlo—. Inicias justamente aquí, en la primera cuenta que está junto a la más grande, que está identificada con el penacho rojo. Y recuerden que el propósito de este ejercicio no es más que crear el hábito de ser conscientes y de cómo a través de la consciencia podemos ampliar y mejorar nuestra vida en t dos los sentidos. Así que lo que vamos a hacer en cada cuenta es armonizar cuerpo, mente y alma para que en sintonía podamos ver lo que de otra forma seríamos incapaces de ver, para que nuestra consciencia se expanda junto con la consciencia divina de tu deidad. Primero voy a ser consciente de mi corazón y del profundo amor que existe en mi vida, luego voy a inhalar profundamente enfocándome únicamente en mi respiración y la paz que inunda mi cuerpo. Si alguna idea llega a mi mente, no importa cuál sea, voy a encargarme únicamente de que sea una idea positiva y poderosa. Si no es una idea que me ayuda a crecer y expandir mi consciencia, entonces en mi mente la voy a transformar por su equivalente positivo haciendo consciencia de ella en mi vida, pero de ninguna manera me voy a pelear con mis propios pensamientos, simplemente me voy a dejar fluir. Si, pongamos por caso, estoy pensando que tengo miedo de que algo le suceda a Pasang en la montaña, entonces durante mi inhalación voy a transformar ese pensamiento en uno que me llene de paz y de amor. Por ejemplo: amo y reconozco la vida tan grandiosa que Pasang ha creado para mí y mi familia en este presente perfecto y de amor. De esa manera, mi mente ya no está en el peligro sino ahora soy consciente de mi presente de grandeza y puedo ser como el agua.
—Estoy tan orgulloso de ti —le dijo Pasang Sona a su mujer—. Te admiro tanto, Pema —y ella le sonreía; ambos se miraron en la profundidad de sus ojos.
Karen preguntó:
—¿Y si no estoy angustiada por nada y realmente no estoy pensando en nada?
—Ah… —respondió Pema alegremente—, ése es precisamente el propósito. A muchos budistas nos toma años lograr meditar y sacar cada idea y pensamiento de nuestras mentes. Sin embargo, a medida de que lo vamos logrando y conectando con nuestra esencia divina es que decimos que nos vamos iluminando.
—¡Qué maravilla! Muero de ganas de ponerme a meditar— dijo Karen, entusiasmada.
—Recuerden que la importancia del mala no es el mala en sí, sino crear el hábito de ser cada día más y más conscientes en nuestra vida y así acceder a la sabiduría infinita, la paz y el amor incondicional, que son el verdadero poder de la espiritualidad y del progreso de los seres humanos.
Cuando cada uno tuvo su mala entre las manos, lo observaron fijamente.
—Qué curioso —dijo de pronto Ada—, hemos recibido siempre algo que representa cada uno de los elementos. El collar de oro que le dio Erik a Karen representa el fuego; la rueda de oración que me regaló lama Zopa Rinpoche representa el viento; el fósil que nos diste, Pasang Sona, y que ahora posa sobre el chorten que le construimos a David, representa el agua; las cenizas de David representan la tierra… Del polvo venimos y en polvo nos convertiremos… Y ahora, este hermoso mala representa el espacio. Este viaje nos ha regalado grandes enseñanzas y también elementos para recordarlas.
—Han encontrado la simbología ancestral de nuestro pueblo. Ahora espero que la honren viviendo sus principios. Porque una vida con principios es una vida sin final —dijo la anciana.
—Eso es —respondió Erik—. El final de este viaje será el principio de una nueva vida.
Tres golpes fuertes en la puerta provocaron un enorme salto en todos los presentes.
Tres golpes más.
Se miraron unos a otros. Ninguno de ellos esperaba la llegada de alguien más.
Tres golpes más, esta vez dados perentoriamente, hicieron retumbar un eco que caló hasta el tuétano a los ahí reunidos.