MÁS Y MÁS celebridades, deportistas y gente de todas las edades y profesiones está recurriendo a los jugos y los batidos verdes para adelgazar y mejorar su salud en general. ¿Por qué? Porque han encontrado que los jugos están cambiando sus vidas: viven con más energía, duermen mejor, tienen un sistema inmunológico más fuerte, piel más brillante y un aspecto más joven. Incluso está ayudando a su cuerpo a sanar de una variedad de padecimientos. A continuación les presento un testimonio que recibí recientemente de alguien que ha leído mis libros y que ha acudido a mí para consejería.
Ha pasado un mes desde la última vez que habló conmigo. Quizá no me recuerde porque usted habla con mucha gente. Pero yo nunca la olvidaré. Le hablé acerca de las más de cincuenta libras (22,68 kg) de líquidos que había retenido. Usando recetas tanto naturales como médicas, no había sido capaz de deshacerme de esos líquidos. Tampoco había estado absorbiendo mi comida. Me dijo que no me preocupara por mi dieta porque ya estaba siguiendo una dieta sana, sino que añadiera una bebida de jugo verde en cada comida. Unas tres semanas antes de hablar con usted empecé a beber jugo de arándano rojo puro todos los días, y eso me estaba ayudando con los líquidos. A lo largo de tres semanas adelgacé quince libras (6,8 kg), pero recuperaba peso y lo volvía a perder. Cuando añadí las bebidas de jugo verde, mi cuerpo se aceleró. He adelgazado treinta libras (13,61 kg). El peso adicional por los líquidos literalmente está desapareciendo.
No se imagina lo mejor que me estoy sintiendo. Tengo energía y puedo trabajar físicamente. No había tenido energía ni me había sentido bien desde que nació mi último bebé hace veinticinco años. No había podido arrastrar mi cuerpo a trabajar durante los últimos cinco años. Ahora estoy partiendo leña y apilándola. Paleé grava para nuestro sistema de drenaje en nuestro patio. Puedo limpiar mi casa otra vez. Ayer limpié la casa y apilé dos atados de leña. Si usted no ha apilado leña, déjeme decirle que eso es una gran cantidad de madera, y puedo caminar de nuevo. Durante los últimos dos años había estado luchando con simplemente subir y bajar la pequeña rampa de la entrada de mi casa, sintiéndome totalmente agotada y dolorida después de hacerlo. Ahora estoy fácilmente caminando una milla (1,6 km) y tengo energía que quemar. Me siento excelentemente bien y no siento dolor cuando termino, y el dolor de la fibromialgia casi ha desaparecido.
Durante los últimos cinco años he estado luchando para mantenerme viva. Ahora, por primera vez en años, me siento viva. Ya no estoy tomando Lasix y he reducido la mayor parte de mis suplementos nutricionales. Estaba tomando más de $500 dólares en suplementos al mes, y nos estaba llevando a la quiebra. El año pasado mi doctor me dijo que tramitara una ayuda por discapacidad porque mi cuerpo se estaba muriendo. Yo ya no podía funcionar. El médico naturista para el que solía trabajar me dijo que mi esposo y yo debíamos aceptar el hecho de que mi cuerpo se estaba muriendo. Nos dijo que adquiriéramos un mejor seguro de salud y nos preparáramos para lo peor. Desearía que me pudiera ver ahora.
En resumen, Cherie, estoy muy agradecida con usted por haberse tomado el tiempo de hablar conmigo. Sé que probablemente escucha historias como la mía todo el tiempo, pero para mí es nuevo y me salvó la vida. Le agradezco que me haya dirigido al camino de vida. Usted ha sido una de las bendiciones de Dios y una salvavidas en el sentido más literal de la palabra.
Espero que su historia lo anime a hacer y tomar jugos todos los días. Con más de cuatrocientas recetas deliciosas, El gran libro de jugos y batidos verdes puede ayudar a cambiar su vida, así como hacer y tomar jugos ha cambiado la vida de miles de personas que han adoptado este plan para sí mismas: gente como yo. Mi vida cambió hace años cuando descubrí el poder curativo y generador de vitalidad de los jugos recién hechos y de los alimentos crudos e integrales.
Enferma, cansada y totalmente intoxicada
Me senté junto a la ventana de la casa de mi padre en Colorado mirando las cimas de las montañas cubiertas de nieve en la distancia, imaginando que allí había personas disfrutando de las rutas de senderismo; tal vez alguien estaba escalando una montaña ese día. Era principios de junio y hacía un típico hermoso día soleado de Colorado. Yo deseaba tener la fuerza para caminar alrededor de la manzana. Pero yo estaba demasiado enferma y cansada: apenas podía caminar alrededor de la casa. Yo había estado enferma desde hacía un par de años y seguía empeorando. “¿Alguna vez volveré a estar bien?”, me preguntaba.
Tuve que renunciar a mi trabajo cuando cumplí treinta. Tenía síndrome de fatiga crónica y fibromialgia que me hacían sentir tan enferma que no podía trabajar. Me sentía como si tuviera una gripe que simplemente no cedía. Estaba letárgica y constantemente febril con los ganglios inflamados. También estaba sufriendo dolor sin parar. El cuerpo me dolía como si hubiera estado dando vueltas en una lavadora automática.
Había regresado a casa de mi padre en Colorado para tratar de recuperarme, pero ningún médico podía decirme lo que debía hacer para mejorar mi salud. Así que visité algunas tiendas de alimentos saludables, conversé con los empleados y leí algunos libros. Decidí que todo lo que había estado haciendo estaba destruyendo mi salud en lugar de sanar mi cuerpo. Cuando leí acerca de tomar jugos y los alimentos integrales, me hizo sentido. Así que compré un extractor y diseñé un programa que pudiera seguir.
Comencé mi programa de salud con un ayuno de cinco días a base de jugos de verduras. El quinto día mi cuerpo expulsó un tumor del tamaño de una pelota de golf. Estaba totalmente sorprendida de que en cinco días hubiera sucedido este increíble resultado. No llevé a analizar el tumor porque estaba sumamente asombrada y abrumada por lo sucedido. Simplemente lo eché al inodoro.
Luego continué tomando jugos todos los días y comiendo una dieta casi perfecta de alimentos no procesados e integrales durante tres meses. Hubo altibajos a lo largo de todo el trayecto. Algunos días me sentía alentada de haber estado progresando, pero otros días me sentía peor. Esos días me hacían preguntarme si la buena salud era un sueño elusivo. No sabía que estaba experimentando reacciones de desintoxicación; nadie me había hablado de ellas. Estaba muy intoxicada, y mi cuerpo se estaba limpiando de todo lo que me había estado enfermando.
Pero una mañana me desperté alrededor de las 8:00 a. m., que era temprano para mí, sin que sonara la alarma. Sentía como si alguien me hubiera dado un cuerpo nuevo en la noche. Tenía tanta energía que de hecho quería hacer ejercicio. ¿Qué había sucedido? Esta nueva sensación de buena salud y vitalidad había simplemente aparecido con el sol de la mañana, de hecho, mi cuerpo había estado siendo curado durante ese tiempo; solo que no se había manifestado completamente hasta ese día. ¡Sentí una sensación sumamente maravillosa de estar viva! Me veía y me sentía completamente renovada.
Con mi extractor de jugos empacado y habiendo abrazado totalmente un nuevo estilo de vida, volví al sur de California y a mis amigos un par de semanas más tarde para terminar de escribir mi primer libro. Durante casi un año me sentí como si estuviera “diez pasos adelante” con una excelente salud y más energía y vigor de las que yo recordara haber tenido alguna vez. Entonces de repente di un paso gigante hacia atrás.
La noche que jamás voy a olvidar
El cuatro de julio fue un hermoso día como tantos otros en el sur de California. Celebré la fiesta con amigos comiendo carne asada en el jardín. Esa noche nos pusimos chaquetas para aislarnos del aire fresco de la noche y vimos los fuegos artificiales iluminar el cielo nocturno. Regresé justo antes de la medianoche a la casa que estaba cuidando para unos amigos que habían salido de vacaciones, quienes vivían en un barrio encantador no muy lejos de algunos parientes míos. Después de un día tan lleno de actividades, me metí a la cama poco después de haber llegado a la casa.
Me desperté tiritando un poco más tarde preguntándome por qué hacía tanto frío. Me volteé para ver el reloj. Eran las 3:00 a.m. Entonces fue cuando me di cuenta de que la puerta al patio estaba abierta. ¿Cómo sucedió eso?, pensé cuando estaba por levantarme para cerrarla y ponerle llave. Fue entonces que lo vi. Agachado en las sombras de la esquina de la habitación estaba un joven sin camisa en pantalones cortos. Parpadeé dos veces, tratando de negar lo que estaba viendo.
En lugar de huir por la puerta abierta, saltó y corrió hacia mí. Sacó un tubo de sus pantalones y comenzó a golpearme repetidamente en la cabeza gritando: “¡Te vas a morir!”. Forcejeamos, o debería decir: traté de defenderme y agarrar el tubo. Finalmente se zafó de sus manos. Fue entonces que me estranguló hasta que perdí la conciencia. Sentí que toda mi vida dejaba mi cuerpo. En esos últimos segundos sabía que estaba muriendo. Se acabó, es el final de mi vida, pensé. Me sentí triste por la gente que me amaba. Luego sentí que mi espíritu partió. Sentí como si me hubiera salido de mi cuerpo y estuviera flotando hacia arriba. De repente todo estaba tranquilo y en silencio. Sentí que estaba viajando por el espacio negro a lo que parecía ser la velocidad de la luz. Vi lo que parecían ser luces que parpadeaban a la distancia.
Pero de pronto estaba de vuelta en mi cuerpo, fuera de la casa, aferrándome a una valla al final del campo para pasear perros. No sé cómo llegué allí. Grité pidiendo ayuda con toda la energía que tenía. Fue mi tercer grito el que se llevó todas mis fuerzas. Sentí que sería mi último aliento. Cada vez que grité, me desmayé y caí en el cemento. Entonces tenía que volver a levantarme. Pero esta vez una vecina me escuchó y envió a su marido a que me ayudara. Poco tiempo después iba de camino al hospital.
Acostada en una fría camilla a las 4:30 a. m., congelada hasta los huesos, perdiendo y recuperando la conciencia, traté de evaluar mis heridas, lo cual era virtualmente imposible. Cuando miré mi mano derecha, casi me desmayo otra vez. Mi dedo anular estaba colgando de un pequeño pedazo de piel. Mi mano estaba abierta por la mitad, y podía ver dentro de ella. Lo siguiente que supe fue que estaba siendo llevada a cirugía. Más tarde me enteré de que había sufrido graves heridas en mi cabeza, cuello, espalda y mano derecha, con múltiples heridas en la cabeza y que parte de mi cuero cabelludo fue arrancado de mi cabeza. También se me partieron varios dientes, lo cual condujo a varias endodoncias y colocación de coronas meses más tarde.
Mi mano derecha fue la que sufrió las lesiones más graves. Dos de mis nudillos fueron aplastados hasta quedar como meros fragmentos de hueso y me los tuvieron que unir con tres sujetadores metálicos. Varios meses después del ataque todavía no podía usar mi mano. El yeso que me pusieron tenía unas bandas que sujetaban el dedo anular que casi se había desprendido de mi mano y varias piezas moldeadas con formas extrañas que le daban el aspecto de haber sido sacado de una película de ciencia ficción. Me sentía y me veía peor que una nulidad. La parte superior de mi cabeza estaba afeitada, y mis ojos estaban totalmente rojos e hinchados. Tenía una cortada en mi cara, una mano derecha de aspecto extraño, temor aterrorizante y apenas suficiente energía para vestirme por la mañana.
Era una ruina emocional. No podía dormir por la noche, ni un minuto. Fue tortuoso. Me estaba quedando con un primo y su familia, así que no había ninguna necesidad de preocuparme acerca de la seguridad desde un punto de vista práctico, pero saberlo no me ayudaba emocionalmente. Me acostaba en la cama toda la noche con la mirada fija en el techo o en la puerta de la habitación. Tenía cinco lámparas que mantenía encendidas toda la noche. Trataba de leer, pero me ardían los ojos. Solamente podía dormir un rato durante el día.
Pero la peor parte era el dolor en mi alma que casi me quitó el aliento. Todo el dolor emocional del ataque se unió con el dolor y el trauma de mi pasado para crear un tsunami emocional. Mi pasado había estado marcado por la pérdida, el trauma y la ansiedad. Mi hermano murió cuando yo tenía dos años. Mi madre murió de cáncer cuando yo tenía seis años. No podía recordar mucho de su muerte; los recuerdos parecían estar bloqueados. Pero mi primo me dijo que me desmayé en el funeral. Eso me dijo mucho.
Viví los siguientes tres años con mis abuelos maternos y mi padre. Pero el abuelo John, el amor de mi vida, murió cuando yo tenía nueve años. Esa pérdida fue muy dura. Cuatro años después mi padre estuvo involucrado en una situación trágica que tomaría demasiado tiempo discutir aquí, pero para resumirlo: fue horrible. Ya no estaba presente en mi vida diaria. Me sentía aterrorizada por mi futuro. Mi abuela tenía ochenta y seis años. Yo no tenía idea de cuánto tiempo viviría. Al año siguiente me mudé a Oregón para vivir con una tía y un tío hasta que me gradué de la escuela media-superior.
Como probablemente se puede imaginar, envuelta en mi alma había una enorme cantidad de angustia y dolor; se sentían como agujeros enormes en mi corazón. Me tomó hasta la última gota de mi voluntad, fe y confianza en Dios; un trabajo espiritual profundo; ayuda médica alternativa; vitaminas y minerales adicionales; jugos de verduras; liberación emocional; oración sanadora; y numerosos programas de desintoxicación para sanar física, mental y emocionalmente. Conocí a un médico con una tendencia nutricional que había curado sus propios huesos rotos de lenta recuperación con muchas vitaminas y minerales por administración intravenosa. Me dio intravenosas similares. Tomar jugos, la desintoxicación, los suplementos nutricionales, una dieta casi perfecta, la oración y la fisioterapia ayudaron a que mis huesos y otras lesiones sanaran.
Después de seguir este régimen durante unos seis meses, lo que el cirujano de mi mano dijo que sería imposible se volvió realidad. Mi mano fue restaurada en su totalidad y ahora funciona completamente bien. Me dijo que nunca podría usar la mano derecha otra vez, y que no era posible implantarme nudillos plásticos debido a su mal estado. Pero mis nudillos en efecto volvieron a tomar su forma principalmente a través de oración, y el funcionamiento de la mano volvió. Llegó un día en que el cirujano me dijo que estaba completamente curada, y aunque admitió que no creía en milagros, dijo: “Eres lo más parecido que he visto a uno”.
¡Fue un milagro! Otra vez tenía una mano derecha útil, y mi carrera como escritora no había terminado como pensé que lo haría. Al final parecía que mis heridas internas fueron las más severas y las más difíciles de curar. Sin embargo, también fueron sanadas. Experimenté la sanidad de los recuerdos dolorosos y el trauma del ataque, así como de las heridas del pasado mediante la oración, la imposición de manos y un profundo trabajo de sanidad emocional.
Yo las llamo los ángeles de la cocina: las señoras que oraron por mí alrededor de sus mesas de cocina semana tras semana hasta que mi alma fue restaurada. Al parecer lloré interminables baldes de lágrimas que se habían acumulado en mi alma. Todo eso necesitaba ser soltado. El perdón y dejar ir esas cosas vino en etapas y fue parte integral de mi sanidad total. Tuve que ser honesta acerca de lo que realmente sentía y estar dispuesta a enfrentar el dolor y las emociones tóxicas confinadas dentro mío, y luego dejarlos ir. Finalmente, un día después de un largo, largo viaje me sentí libre. Llegó el momento en el que pude celebrar el 4 de julio sin temor.
Un nuevo comienzo
Cuando miro hacia atrás a ese primer día en el hospital después de muchas horas de cirugía, es increíble para mí haberlo logrado. Mi mano descansaba en un cabestrillo que colgaba sobre mi cabeza. Estaba envuelta con tantas cosas que parecía un guante de boxeo de George Foreman. Mi rostro tenía una gran cortada que corría por el lado izquierdo, y tenía los ojos rojos, con casi nada de blanco en ellos. Un técnico de mantenimiento entró en mi habitación para hacer una reparación y tuvo que voltear verme dos veces. ¡Me preguntó si había sido atropellada por un camión! Estaba hablando en serio. Yo así me sentía. Mientras estaba ahí sola con lágrimas corriendo por mi cara, le pregunté a Dios si él podría sacar algo bueno de este horror. Necesitaba algo de qué aferrarme.
Mi oración fue contestada, con el tiempo supe que mi propósito era amar a las personas hasta que volvieran a la vida a través de mis escritos, los jugos y la información nutricional con el fin de ayudarlas a encontrar su camino a la salud y la sanidad. Si yo podía recuperarme de todo lo que me había pasado, ellos también podrían hacerlo. Sin importar lo que alguien enfrentara, había esperanza.
Recetas de jugos para la salud y la sanidad
En las páginas que siguen, usted descubrirá una gran variedad de jugos para cada posible necesidad y ocasión. Tengo recetas básicas de jugos para aquellos que están empezando y quieren algo simple. Hay deliciosas recetas de jugo de fruta para los que tienen paladares exigentes que quieren el sabor dulce de la fruta. Los jugos verdes son mis favoritos y ofrecen la mayor nutrición; usted encontrará una gran selección de recetas de jugos verdes de las cuales elegir.
Revise el capítulo sobre remedios de jugo y rejuvenecedores para combos de jugo dirigidos a lo que le afecta, y creo que realmente le gustará el capítulo de jugos gourmet que tiene muchas combinaciones únicas y bebidas deliciosas. También está el capítulo de batidos verdes con cien recetas de batidos y combinaciones excelentes. También incluí mis clásicos favoritos de The Juice Lady’s Turbo Diet [La dieta turbo de La Dama de los Jugos] y de The Juice Lady’s Living Foods Revolution [La revolución de alimentos vivos de La Dama de los Jugos]. Diviértase probando algunas combinaciones nuevas e inusuales. Hay mucho de donde elegir con más de cuatrocientas recetas.
Y si usted está luchando con su salud, hay esperanza para usted, sin importar qué desafíos de salud enfrente. Nunca se dé por vencido. Hay un propósito para su vida, al igual que hubo para la mía. Necesita estar sano y fuerte para cumplir su propósito. Con ese fin, El gran libro de jugos y batidos verdes puede ayudarlo a vivir su vida al máximo. Mi esperanza es que este libro de deliciosas recetas verdaderamente lo inspire a hacer y tomar jugos todos los días y a que experimente de primera mano el poder sanador y rejuvenecedor del jugo fresco y los batidos verdes.