Dedico este libro a mis hijos, Andre y Calvin, porque quiero que aprendan que las personas, por muy diversas experiencias que tengan, pueden unirse por un bien común. Como padre, quiero educar a mis hijos para que sepan que pueden poner en comunión su mente con la de personas con creencias distintas. Quiero que siempre se muestren abiertos a nuevas ideas y conocimientos, porque sólo con una mentalidad abierta podemos cambiar el mundo para mejor. No quiero dejar a mis hijos una gran fortuna material. Quiero legarles una riqueza de conocimiento para que puedan llegar a ser hombres íntegros con el poder de transformar su mundo.