LAS ENTREVISTAS (II)

 

 

 

 

TERESA RIVERO (madre de Mario)

 

—¿Responsable? ¿Que si me siento responsable?... Es que me estás hablando como si mi hijo estuviera muerto.

 

 

—Habremos hecho cosas mal, sí... Pero entonces, ¿él no es culpable de nada? Si mi hijo está así, algo de culpa será suya, ¿no? [...]

»Yo te juro que, cuando mi Mario volvió a casa, el día después de [...]. Al volver de París, se instaló de nuevo en su antigua habitación; fue uno de los días más felices de mi vida. Pero ahora... Esto ya es insostenible. Es insostenible.

 

 

MARINA WILHELMI (terapeuta de Mario)

 

—Es delicado utilizar la palabra «abuso», pero es el término correcto. Cuando el niño se ve obligado a crecer en un entorno de miedo y ansiedad, sintiéndose desprotegido o en peligro, se trata de una situación de «abuso». Un «maltrato»... Y por supuesto, tiene consecuencias.

 

 

MARTA RUIZ (hermana de Mario)

 

—No, nunca sospeché nada... Porque la vida de mi hermano siempre ha sido así... Como... vertiginosa, ¿se dice así? ¿«Vertiginosa»?... Siempre le pasaban cosas, más cosas que a los demás. Desde luego, muchas más cosas que a nosotros. Mario es... No sé cómo decirte... Mi madre dice que es especial... Supongo que ya os lo habrá dicho.

 

 

MARINA WILHELMI (terapeuta de Mario)

 

—No quiero adjetivar. Ni a Mario, ni a nadie. Hay que tener mucho cuidado con el lenguaje... Con qué palabras se emplean.

 

 

TERESA RIVERO (madre de Mario)

 

—Pues claro que sospechaba. Todos sospechábamos, aunque ahora quieran decir que no. [...] Era evidente que algo iba a pasar... Antes o después. Aquello no era normal, todo era tan [...]. Obviamente, luego entendimos todo.

 

 

MARINA WILHELMI (terapeuta de Mario)

 

—Un proceso terapéutico no pasa por buscar culpables. Se trabaja con el paciente para que asuma sus responsabilidades y suelte las que no le corresponden. Que pueda ver qué es suyo, y qué no.

 

 

—Bueno, sí... Se puede decir que las semillas sembradas por la familia durante la infancia dan sus frutos a partir de la adolescencia y en la edad adulta. Siempre. Una persona suele repetirse a sí misma, durante toda su vida, las máximas que ha escuchado en su entorno en el transcurso de su niñez: «Soy buen estudiante», «Soy un vago».

 

 

—Somos, si no lo remediamos, lo que nos hacen creer que somos.

 

 

ANTONIA DE LA CRUZ (amiga íntima de Mario)

 

—Bueno, a ver, Mario es... Era un chico muy lúcido, muy joven y muy talentoso. Tremendamente talentoso. Yo confío en que se reponga y nos siga ofreciendo a todos su talento. Su escritura.

 

 

—Sí, conozco a Mario desde hace casi quince años. Él era tan joven... Mucho más joven que yo... ¡Era un niño! Llegó al taller de escritura con mucha ilusión... Escribía unos cuentos maravillosos.

 

 

—Yo en esa época, desde que apareció Louis, apenas le vi. No conozco bien los detalles de la historia... Cuando Mario se enamora, desaparece. Y se enamoró... ¡Vaya si se enamoró!... He tratado de verle ahora... Pero desde que regresó de París, su familia no le permite recibir visitas.

 

 

MARINA WILHELMI (terapeuta de Mario)

 

—No, por supuesto que no me siento responsable... No lo soy. Dejó la terapia. Traté de ponerme en contacto con él varias veces, nunca hubo respuesta. Se iba a vivir fuera de España. Eso me dijo.

 

 

Ernesto Ruiz, padre de Mario Ruiz, rehusó en varias ocasiones la invitación a participar en este documental.