A Pablo Álvarez, por creer en mí
A mis abuelos, Amelia y Ernesto
A Alma por enseñarme a vivir y amar;
y a mi querido, querido, querido hermano Sergio,
por aprenderlo conmigo
A Íñigo, por todo
Para mi madre, con todo mi amor y el deseo de que, algún día, sea feliz