Una vez terminados nuestros ayunos, el ermitaño nos dio una carta dirigida103 a uno al que llamaba Albian Camat104, maese Edituo105 de la isla Sonante, pero Panurgo al saludarlo lo llamó maese Antitus106. Era un hombrecillo viejo, calvo, de hocico muy colorado y rostro carmesí. Nos acogió muy bien, siguiendo la recomendación del ermitaño, una vez informado de que habíamos ayunado como se ha dicho107. Después de una buena comida, nos expuso las singularidades de la isla, afirmando que primero había estado habitada por los siticines, pero, puesto que todas las cosas se alteran por disposición de la naturaleza, estos se habían convertido en pájaros. Entonces entendí plenamente lo que Ateio Capito, Pólux108, Marcelo109, Aulo Gelio110, Ateneo111, Suidas112, Ammonio y otros escribieron sobre los siticines y los sicinistes113. Y no nos parecieron difíciles de creer las transformaciones de Nictímene114, Procne115, Itis116, Alcíone117, Antígona118, Tereo119 y otros pájaros120. No dudamos tampoco de que los hijos de Matabruna121 fuesen convertidos en cisnes, ni de que los hombres de Palene122, en Tracia, se transformasen repentinamente en pájaros al bañarse nueve veces en el lago Tritón. Luego no nos habló de otra cosa sino de jaulas y pájaros. Las jaulas eran grandes, ricas, suntuosas y de maravillosa construcción.
Los pájaros eran grandes, hermosos y agradablemente engalanados, muy parecidos123 a los hombres de mi país. Bebían y comían como hombres, defecaban como hombres, se peían124, dormían y se apareaban como hombres. En una palabra, al verlos en un principio se hubiese dicho que eran hombres, sin embargo, no lo eran, según lo que nos dijo maese Edituo, sino que declaró que no eran ni seglares ni pertenecían al mundo.
También su plumaje nos dejaba perplejos. Unos lo tenían todo blanco, otros todo negro, otros todo gris, otros mitad blanco y mitad negro, otros todo rojo, otros en parte blanco y en parte azul, ¡era muy hermoso de ver! A los machos llamaba clerigodos, monagodos, sacergodos, abagodos, obisgodos, cardingodos y papagodo125, que es único en su especie. A las hembras las llamaba cleriguesas, monaguesas, sacerguesas, abaguesas126, obisguesas, cardinguesas y papaguesas.
—Sin embargo —nos dijo Edituo—, así como entre las abejas viven los abejorros, que no hacen sino comerlo todo y estropearlo todo, también desde hace trescientos años, no sé cómo, el quinto día de cada luna nueva127 habían llegado volando, en medio de estos alegres pájaros, un gran número de mojigatos128, que habían envilecido y ensuciado toda la isla, y eran tan espantosos y monstruosos que todos los rechazaban. Pues todos tenían el cuello torcido, las patas peludas, las garras y el vientre de arpías y el culo de estinfálides129, y no era posible exterminarlos, porque por cada uno que moría llegaban veinticuatro. Yo les deseé la venida de un segundo Hércules, porque el hermano Juan se quedó sin sentido de tanto contemplarlos, y a Pantagruel le sucedió lo que le había sucedido a micer Príapo, al contemplar los sacrificios de Ceres, que le faltó piel130.
102 Siticines: según Aulo Gelio (Noches áticas, XX, 2), los que tocaban ante los enterrados con un tipo especial de trompetas. Paranomasia con sicinnistes, cf. posteriormente n. 12.
103 En la Isla Sonante ausencia de «dirigida».
104 Albian camat: ausencia de este nombre en la Isla Sonante; en el manuscrito abihen Camar: camar significa en hebreo «sacerdote no judío» y el primer elemento tal vez sea una deformación de avinu «nuestro padre» (Bastiaensen, 1968, 734).
105 Æditue (en la Isla Sonante y en el manuscrito Editus, excepto en este caso, en el que figura Editue en el manuscrito): latín ædituus, æditumus «guardián de templo». Para Saulnier (1982-1983, II, 167) juego de palabras con editus «elevado», «alto», sobre todo porque el personaje es presentado como un hombrecillo.
106 Nombre tradicional para designar a un personaje necio y pedante. Aparecía en el capítulo 11 del Pantagruel y, como nombre de cocinero, en el capítulo 40 del Cuarto libro.
107 En la Isla Sonante, «como más arriba se ha dicho», reducido a «como más arriba» en el manuscrito.
108 Julio Pólux, retórico y lexicógrafo alejandrino, del que solo se conserva su Onomástica, publicada en traducción latina, en Venecia, en 1502.
109 En la Isla Sonante, Paulus Marcellus, en lugar de Pollux, Marcellus. Se trata del gramático Nonio Marcelo, que vivió en el siglo IV, en tiempos de Constantino.
110 Aulo Gelio (Noches áticas, XX, 2) cita como fuente de su explicación de siticines las Misceláneas de Ateio Capito.
111 Ateneo (Banquete de los eruditos, I, 20e) da como origen de la denominación síkinnis, para la danza satírica, el nombre de su inventor, Sicino, para unos un bárbaro, para otros un cretense, y cita al gramático Ammonio.
112 La Suda o Suidas, gran enciclopedia bizantina del siglo X, cuyo título se tomó como nombre de personaje.
113 Sicinnistes: en griego sikinnisthv~ «los que bailan la sivkinni~» (Aulo Gelio, Noches áticas, XX, 3; Luciano, Sobre la danza, 22). La síkinnis es una danza satírica (cf. n. 10).
114 Joven transformada en lechuza por su incesto con su padre Epopeo, rey de Lesbos (Ovidio, Metamorfosis, II, 589-595). El nombre falta en la Isla Sonante.
115 Procne, esposa de Tereo, le sirvió como comida a Itis, el hijo que había tenido de él, para vengar el ultraje que él había infligido a su hermana Filomela. Como castigo, en la versión ática de la leyenda, Filomela es transformada en golondrina, Procne en ruiseñor y Tereo en abubilla, pero en la mayoría de las versiones latinas se produce una inversión en la metamorfosis de las dos hermanas: Filomela es transformada en ruiseñor y Procne en golondrina (Ovidio, Metamorfosis, VI, 424-674). En la Isla Sonante, Proque, probable error de lectura.
116 Itis, sacrificado por su madre Procne y dado a comer a su padre Tereo, fue transformado en paloma torcaz (Servio, comentario a las Bucólicas de Virgilio, VI, 78).
117 No se conoce ninguna metamorfosis de Alcmena, por lo que parece preferible el texto de la Isla Sonante (Alcione) al de la edición de 1564 y del manuscrito (Alcmene). Alcíone y su esposo Ceix o Ceice se atrevieron a comparar su felicidad conyugal con la de Zeus y Hera, por lo que ella fue transformada en alción y él en somormujo (Ovidio, Metamorfosis, XI, 731-748). La Isla Sonante añade Alcithœ, Alcítoe o Alcátoe, hija del rey Minias, castigada por Dioniso, junto con sus dos hermanas, por no querer rendirle culto, y convertida en murciélago.
118 Transformada en cigüeña por haberse atrevido a rivalizar con Hera (Ovidio, Metamorfosis, VI, 93-95).
119 Transformado en abubilla (Ovidio, Metamorfosis, VI, 671-674). En la Isla Sonante, Tibeo, probable errata por Tereo.
120 En la Isla Sonante «y otros, en pájaros» en vez de «y otros pájaros».
121 Matrobrine (edición), Matabonne (Isla Sonante), Matebrance (manuscrito), en los tres casos alteración de Matabrune «Matabruna»: alusión a la leyenda recogida en el cantar de gesta de Le chevalier au cygne (El caballero del cisne). El personaje aparece en el prólogo del Pantagruel y en la visita al infierno de Epistemon de la misma obra (capítulo 30).
122 Ovidio, Metamorfosis, XV, 356-357. En la Isla Sonante, Phaluces, lectura errónea.
123 En la Isla Sonante «hermosos, grandes y pequeños, algo parecidos»; en el manuscrito falta «agradablemente» (à l’avenant) y también «algo parecidos».
124 En la Isla Sonante y en el manuscrito falta «se peían». El manuscrito añade, en su lugar, «se peleaban como hombres, como hombres apostaban».
125 Clergaux, Monagaux, Prestregaux, Abbegaux, Evesgaux, Cardingaux, et Papegaut (en la Isla Sonante: Clercygaulx, Monesgaux, Prestregaulx, Abbegaulx, Evesquegaulx, Cardingaulx, et Papegault; en el manuscrito: clergaulx, Monagaulx, Prestregaulx, Abbegaulx, Evesgaulx, Cardingaulx et papegaul): serie de nombres en plural con la terminación en -gaux y uno en singular acabado en -gaut. La terminación -aut aparece en numerosos nombres de personajes épicos (como Renaut de Montauban «Reinaldo[s] de Montalbán») y en creaciones jocosas de Rabelais (como Dindenault, capítulos 5-8 del Cuarto libro), sin embargo, en este caso, se trata probablemente de la terminación -gaut, -got, -goth «-godo», que tiene carácter peyorativo y aparece también en cagots, cagauts, que figura poco después (n. 27). Papegaut es un derivado de pape, pero papegai, papegault designa también al «papagayo».
126 Falta el término en la Isla Sonante.
127 quinte lune: latinismo, en latín tertia, quarta, quinta luna «el tercer, cuarto, quinto día después de la luna nueva».
128 Cagots «mojigatos», «hipócritas».
129 Stimphalides «estinfálides», aves de pico, garras y plumas de bronce que atacaban a los hombres y al ganado. Heracles logró expulsarlas del lago Estínfalo, región pantanosa de Arcadia de la que tomaron su nombre, y mató a muchas de ellas. Se alude a continuación a este trabajo de Heracles o Hércules.
130 En esta alusión a Príapo, ausente en la Isla Sonante y en el manuscrito (desde «y a Pantagruel»), probable recuerdo del capítulo 54 del Elogio de la locura, en el que se ataca duramente a monjes y religiosos, pero Erasmo se refiere a los sortilegios nocturnos de Canidia y Sagana, presenciados por un Príapo de madera (cf. Horacio, Sátiras, I, 8). Le «falta piel» porque la risa hace que se tense tanto la piel de su vientre que está a punto de estallarle (Demerson, en Rabelais, 1997, 68, n. 18).