Capítulo 281055

De cómo la institución de la cuaresma desagrada a Epistemon

–¿Habéis observado —dijo Epistemon— cómo ese miserable y desdichado canturrón nos ha presentado marzo como el mes del desenfreno?1056.

—Sí —respondió Pantagruel—. Sin embargo, siempre cae en cuaresma, la cual se instituyó para macerar la carne, mortificar los apetitos sensuales y reprimir1057 las pasiones venéreas.

—Podéis juzgar —dijo Epistemon— la sensatez del primer papa que la1058 instituyó, viendo que este vil canalla1059 de canturrón confiesa que nunca se enfangó más en el libertinaje que en época de cuaresma. También por las razones evidentes expuestas por todos los buenos y sabios médicos, que afirman que, en todo el transcurso del año, no se comen alimentos que inciten más a la lubricidad, que en este tiempo: habas, guisantes, habichuelas, garbanzos, cebollas, nueces, ostras, arenques, salazones, garo1060, ensaladas compuestas de hierbas afrodisiacas, como la rúcula, el mastuerzo, el estragón, el berro, el berro de río, el rapónchigo, el glaucio, el lúpulo, los higos, el arroz y las uvas.

—Os sorprenderíais mucho —dijo Pantagruel—, si al ver el buen papa1061, instaurador de la santa cuaresma, que era entonces la estación en la que el calor natural sale del centro del cuerpo, donde estaba encerrado durante los fríos del invierno, y se dispersa por la superficie de los miembros, como hace la savia en los árboles, hubiese prescrito esos alimentos, que habéis citado, para favorecer la multiplicación del linaje humano. Me lo ha hecho1062 suponer el que, en el registro de los bautismos de Thouars1063, es mayor el número de niños nacidos en octubre y en noviembre que en los diez otros meses del año, y que esos niños, contando hacia atrás, fueron todos hechos, concebidos y engendrados en cuaresma.

—Escucho vuestras1064 palabras —dijo el hermano Juan1065— con no poco agrado, pero el cura de Jambet1066 atribuía estas abundantes preñeces de mujeres no a los alimentos de cuaresma, sino a los pequeños limosneros encorvados, a los pequeños predicadores con botas, a los pequeños confesores enlodados que condenan, en ese tiempo en que ejercen su imperio, a los casados libertinos a caer tres toesas por debajo de las garras de Lucifer. Atemorizados, los casados dejan de trajinar a sus sirvientas y vuelven a sus mujeres. He dicho.

—Interpretad —dijo Epistemon— la institución de la cuaresma a vuestro antojo. Que cada cual se atenga a su propio juicio1067. Pero a la supresión de esta, que me parece inminente, se opondrán todos los médicos: lo sé, se lo he oído decir. Pues sin cuaresma se despreciaría su arte, no ganarían nada, nadie estaría enfermo. En cuaresma se siembran todas las enfermedades, es su auténtico plantel, su terreno idóneo; ella es la dispensadora1068 de todos los males. Considerad además que si la cuaresma pudre los cuerpos, también trastorna las almas. Los diablos multiplican entonces sus esfuerzos, los mojigatos se muestran a plena luz y los santurrones celebran sus audiencias extraordinarias1069, ferias, sesiones, estaciones, perdones, confesiones, flagelaciones y anatemas1070. No quiero, sin embargo, inferir que los arimaspos1071 sean en esto mejores que nosotros, pero mis palabras son oportunas.

—¡Vamos!1072 —dijo Panurgo—, cojón culteante1073 y canturreante, ¿qué te parece este? ¿No es un hereje? — CAN. Muy.

PAN. ¿No debe ser quemado? — CAN. Debe.

PAN. ¿Y lo antes posible? — CAN. Sí.

PAN. ¿Sin hacerlo hervir? — CAN. Sin.

PAN. ¿De qué manera entonces? — CAN. Vivo.

PAN. ¿De manera que resulte? — CAN. Muerto.

PAN. ¿Porque mucho os ha enfadado? — CAN. ¡Ay!

PAN. ¿Cómo os parece que está? — CAN. Loco.

PAN. ¿Decís loco o rabioso?1074. — CAN. Más.

PAN. ¿Qué querríais que fuese? — CAN. Quemado.

PAN. ¿Han quemado a otros? — CAN. Tantos.

PAN. ¿Que eran herejes? — CAN. Menos

PAN. ¿De nuevo quemarán? — CAN. Muchos.

PAN. ¿Los1075 rescataréis? — CAN. No.

PAN. ¿No hay que quemarlos a todos? — CAN. Hay.

—No sé —dijo Epistemon— qué placer encontráis en hablar con ese miserable harapo de monje1076. Si no os conociese por otras cosas, me formaría de vos una opinión poco favorable.

—¡Vamos, por Dios! —dijo Panurgo—. Con mucho gusto se lo llevaría a Gargantúa de tanto como me agrada. Cuando esté casado servirá1077 a mi mujer de bufón.

—Cierto, dor —dijo Epistemon—, con tmesis1078.

—Ahora has salido bien parado —dijo el hermano Juan, riendo—, pobre Panurgo. Nunca evitarás ser cornudo hasta el culo.

1055 Número de capítulo ausente en el manuscrito.

1056 En el manuscrito «mes rey de los desenfrenos».

1057 En el manuscrito, en lugar de «reprimir», «reformar».

1058 En el manuscrito falta «la».

1059 En la edición savate «viejo zapato usado»; en el manuscrito sonate «sonata». Se trata de un término de injuria, en función de lo cual traduzco.

1060 Salmuera a base del intestino de ciertos pescados, condimento muy apreciado por los romanos. Rabelais hace la alabanza del garo en un poema latino a Étienne Dolet (Rabelais, 1994a, 1025).

1061 En el manuscrito «buen padre papa».

1062 En el manuscrito «me hace», en lugar de «me lo ha hecho».

1063 En Poitou, actual departamento de Deux-Sèvres.

1064 En el manuscrito «esas», en lugar de «vuestras».

1065 En el manuscrito fr (abreviación de frère «hermano»), en lugar de «hermano Juan».

1066 Rabelais tuvo el curato de Saint-Christophe-du-Jambet (cerca de Le Mans, en la Sartre). En el manuscrito «el difunto cura de Jonvert».

1067 San Pablo, Romanos, 14, 5. Ya en el capítulo 7 del Tercer libro.

1068 promoconde: latinismo, de promus «maestresala» y condus «despensero». Ya empleado en el capítulo 53 del Cuarto libro y glosado en la Breve declaración como «despensero», «el que guarda y distribuye los bienes del señor».

1069 leurs grands jours: las audiencias extraordinarias de un Parlamento.

1070 El manuscrito, después de «perdones», añade synterases (voz desconocida) y, en vez de fouettements, fitemens (tal vez deformación de fouettements «flagelaciones»).

1071 Pueblo legendario al que ya se aludía en el capítulo 56 del Cuarto libro. Los arimaspos (arismapos en el Cuarto libro) solo tenían un ojo, vivían en los países hiperbóreos más septentrionales y lucharon contra los grifos (Heródoto, Historia, IV, 13 y 27). Aquí alusión a los países en los que ha triunfado la Reforma, en su mayoría septentrionales.

1072 Orça: en el episodio de Mezquimicifuz, se jugaba con la homonimia entre orça, interjección, «¡Vamos!», y or ça «oro acá» (cf. capítulo 12, n. 4). En su lugar en el manuscrito cza cza «acá, acá».

1073 cultant «culteante»: juego de palabras tradicional entre cul «culo» y culte «culto».

1074 En el manuscrito «loco furioso».

1075 En el manuscrito «lo» en vez de «los».

1076 En el manuscrito «monjería».

1077 Literalmente «serviría».

1078 La tmesis consiste en la fragmentación de una palabra, intercalando entre sus partes otra palabra. Aquí se produce una tmesis entre el final de la intervención de Panurgo y el comienzo de la de Epistemon: de foul, fou... teur, fouteur «follador». En el manuscrito falta de foul «de bufón», por lo que se destruye la tmesis.