—Gema…
La muchacha abrió los ojos.
—Dime.
—Tengo una idea… Absurda, desde luego.
—No prejuzgues; limítate a exponerla.
—Se trata de unos experimentos que se han hecho en el campo de la gemelología… es decir, la ciencia que estudia los gemelos…
Los ojos de Gema volvieron a cerrarse.
—Muy interesante: sigue.
—No estoy bromeando, Gema; de cierta forma tiene que ver con los grupos.
—Está bien. Te escucho.
—Se ha observado que entre personas muy unidas, muy compenetradas, se percibe con frecuencia, de una forma inconsciente, el estado de ánimo de su pareja, la reacción frente a determinado estimulo…
—Eso es viejo; telepatía.
—No, no se trata de eso… al menos, de telepatía en su variante clásica. Es más bien una telepatía emocional, si es que hay que darle algún nombre.
—Deja el nombre adecuado a un lado y sé concreto, Thondup.
—Se plantea que transcurre a niveles inconscientes; que esta relación afectiva… sí, también puede llamarse así… existe en forma relativamente muy generalizada, pero poco estudiada. Se la acepta como algo natural, como algo puramente emocional, sin una base determinada; se le otorga los calificativos de «una fuerte amistad», «un gran compañerismo», que conlleva una «intuición mutua» que les permite «adivinarse» el uno al otro… Un colectivo, no recuerdo el nombre del jefe, plantea que este fenómeno tiene bases reales, que realmente se llega a desarrollar una intercomunicación no consciente; e intentaron realizar un experimento para llevarla a un nivel consciente, es decir…
—Dime el resultado del experimento, Thondup.
—Como quieras… Lo llevaron a cabo con cinco parejas de gemelos. En tres no ocurrió nada, en las dos restantes se presentaron violentas reacciones de tipo neurótico.
—Thondup, con esos antecedentes más vale abandonar ese camino.
—Eso fue lo que hicieron ellos; suspendieron esa línea de investigación. Pero he estado reflexionando sobre la idea básica, y me parece que cometieron un error al elegir el material experimental… Se previó que al tornar consciente la relación emocional entre los sujetos esta se fortalecería, se desarrollaría aún más, haciéndose independiente de la presencia física del otro gemelo; es decir, sería como convertirlos en siameses mentales…
Ellos eligieron gemelos tomando en cuenta que la identidad de su material genético favorecería una mayor similitud de sus estructuras mentales, al menos en su base; pero obviaron el hecho de que los gemelos de una forma natural deben luchar por afirmar su individualidad, su yo, frente a otra persona prácticamente idéntica; se esfuerzan por diferenciarse, y deben resistirse a algo que los fusionaría aún más íntimamente…
—No está claro.
Thondup estalló.
—¿Y tú qué quieres? No me especialicé en gemelología; ese trabajo lo conocí por pura casualidad… Estoy haciendo lo que puedo por hallar una solución, Gema.
—Lo sé, perdona.
Thondup se reacomodó en el asiento, y continuó:
—En el caso de los gemelos, no se podía esperar tener éxito en el intento de hacer consciente esa relación; pero en nuestro caso, si Isanusi lograra llevar a nivel consciente nuestra interrelación afectiva, de forma tal que en su mente «vivieran» los restantes miembros del grupo, creo que su estabilidad mental podría conservarse.
—Thondup, ahora sí que no te entiendo… Está bien, admitamos que Isanusi logre llevar a un plano consciente esa telepatía emocional; pero eso no impide que en cuanto muramos nosotros, solo le quede el recuerdo, y nada más; y, por lo que me has explicado, no creo que eso baste para…
Excitado, Thondup no dejó terminar a Gema:
—Se trataría de algo más que el simple recuerdo; la teoría sobre la representación mental de Sajarov plantea que las representaciones mentales de nuestros conocidos son parciales, inexactas, carecen de «vida» propia debido a que solo nos son conocidos por sus acciones, por sus palabras, reflejo de sus personalidades, consecuencia de ellas, pero no ellas mismas. Sin embargo, entre las personas que existe esta telepatía emocional no sucede así; son capaces con frecuencia de «predecir» la reacción futura de su «amigo íntimo» con notable exactitud, aunque esa reacción no coincida con su propio sicoperfil… Esa fue la base de donde partió el grupo que hizo el experimento con esos gemelos.
—Muy interesante la polémica teórica, pero…
—Espera; vamos ahora a las consecuencias prácticas. La telepatía emocional constituye un vínculo más profundo que la simple percepción de manifestaciones orales y actos físicos; no es solo el reflejo de una mentalidad percibida por otra, sino un contacto directo; claro, de forma incontrolada, no consciente; pero eso es lo qué intentaremos corregir. No se trata solo de lo que Isanusi pueda captar de nosotros ahora, sino que tiene la posibilidad de hacer conscientes todas sus percepciones anteriores de flujos emocionales tuyos, míos, de Pável, Alix, Kay… Entonces, las representaciones mentales que tiene Isanusi de nosotros perderán su carácter parcial, inexacto, muerto; se convertirán en “unidades autónomas” realmente vivas, equivalentes en la práctica a nosotros mismos. Naturalmente, te habrás dado cuenta de que presumo la existencia de la telepatía emocional dentro de nuestro grupo; pienso que no tendré que argumentar esto, los ejemplos los conoces tan bien como yo… —Gema asintió—. Creo que esas unidades autónomas ya deben existir; de una forma latente, embrionaria, incompleta, claro. Pero bastará con concientizar la telepatía emocional para que termine su maduración.
Gema reflexionó un tiempo relativamente breve sobre lo escuchado… Le preguntó a Thondup:
—Me parece bien; pero, ¿dar semejante grado de consistencia, de realidad a esas unidades autónomas, permitir que él nos siga viendo como vivos, no falsearía su percepción de la realidad, incapacitándolo para reaccionar en forma adecuada a las situaciones que se presenten?
Thondup descartó esa posibilidad, muy seguro.
—No; es más que el simple recuerdo, pero menos que una alucinación. Isanusi estará consciente de que solo seríamos fantasmas de su mente.
Gema miró al interior del módulo.
—¿Qué piensas tú de todo esto, Isanusi? —Los movimientos de los labios se prolongaron por más tiempo esta vez, y Gema sonrió. Tradujo para Thondup—: Dice que a Audo le habría gustado esta solución; es lo suficientemente loca e improbable como para ser la buena… —Enderezándose, Gema se volvió hacia Thondup—: Está de acuerdo con probarla; quiere que pasemos a la parte práctica. En particular, desea saber las vías que emplearon esos gemelólogos para intentar hacer consciente la telepatía emocional.
—Un método indirecto, pero creo que es efectivo; en vez de tratar de hacer conscientes los flujos emocionales en el momento en que se producían, prefirieron trabajar con el material sobre ellos acumulado a niveles no conscientes de la memoria… Tú no conoces el método, pero Isanusi sí; es la inducción eidética. Creo que en sus condiciones actuales puede lograr autoinducirse: los estímulos procedentes del exterior son casi nulos para él, no lo perturbarán. Por otro lado, yo no podría inducirlo; no podría actuar solo a través del oído, y no tiene otros canales sensoriales activos… Gema, pregúntale si cree que puede lograrlo.
Otra vez, Gema se inclinó sobre el módulo. Tradujo en voz alta:
—Dice que sí; que lo intentará. —Se reclinó en el asiento, con aspecto pensativo. Preguntó—: Thondup, ¿no podrías explicarme algo de esa inducción eidética? Quizás, de alguna forma, pueda ayudar.
El sicosociólogo la miró con aire de duda antes de responder:
—No sé cómo… Pero no veo inconveniente en que conozcas algo sobre ella. Gema, todo individuo percibe el entorno que lo rodea como una totalidad; acumula de forma sistemática toda la información que recibe a través de sus sentidos, aunque en la práctica solo perciba de una forma consciente una parte de ello en el momento que se produce; aquella en que concentra su interés. El resto no lo nota, pero se acumula en su memoria inconsciente… La forma de llegar a ella es la inducción eidética, muy semejante al trance hipnótico; en realidad, se deriva de él. El individuo eidetizado revive, con toda exactitud, escenas de su pasado, recordando detalles que en el momento en que sucedieron escaparon a su atención consciente… Entre esos detalles debemos incluir las percepciones telepáticas emocionales, que, por el hecho de ser desconocidas, pasaron inadvertidas para el sujeto, en este caso, para Isanusi. Conociendo ahora su existencia, podrá buscarlas, identificarlas, organizarlas conscientemente… Ese es el resultado al que debemos aspirar.
Gema carraspeó, antes de sugerir:
—Thondup… No creo que él solo sea algo conveniente; al fin y al cabo, tus gemelólogos probaron simultáneamente con ambos gemelos, de seguro…
Thondup titubeó una fracción de segundo antes de asentir. Gema continuó:
—Creo que las posibilidades de éxito serían mayores si dos intentaran simultáneamente concientizar su telepatía emocional; es muy posible que no baste con el recuerdo de las percepciones anteriores, sino que sea necesario ejercitar en la práctica esa facultad; esto podría acelerar su desarrollo…
Mientras Gema hablaba, la frente de Thondup se había cubierto de arrugas. Comenzó a hablar con cierta inseguridad:
—Sí… Capto tu idea, Gema. Pero después de todos los incidentes de los últimos días, no creo que pueda autoinducirme sin peligro.
—¿Y por qué no me induces a mí?
Los ojos de Thondup se entornaron.
—Gema, tú…
La muchacha no lo dejó terminar:
—Sí, ya conozco tu opinión sobre mi capacidad emotiva actual; no la comparto, Thondup… En todo caso, mis recuerdos están aquí —con el índice se apuntó la sien— todavía.
—Pero…
—Por favor, Thondup; no quieras descubrir ahora que también están verdes las uvas para mí. —Se incorporó con actitud decidida del asiento, y preguntó:
—¿Cuándo empezamos?