CAPÍTULO 50
Agosto de 2016
La noche del rapto
NICOLE SIGUIÓ A CASEY CUANDO se alejó del estacionamiento en el coche. Una extraña emoción le llenaba el pecho por lo que acababa de presenciar. Sabía que Megan McDonald, en este momento, estaría aterrada. Y se lo merecía. Siempre había tenido todo servido en bandeja. Nunca le había sucedido nada que la desafiara o arruinara el arco perfecto de su paso de alumna estrella de la primaria a princesa del bachillerato y seguramente genio de la universidad y de la medicina que salvaría al mundo. No era justo que algunos tuvieran todo en la vida.
Nicole ardía de deseos de estar en el coche de Casey, escuchando las súplicas de Megan, pero ambos habían estado de acuerdo en que resultaría peligroso. Megan seguramente reconocería a Nicole, aun con la bolsa sobre la cabeza. Si Nicole hablaba o se reía, como sin duda sucedería, estarían en problemas. Lo mejor era seguir a Casey hasta la antigua cervecería donde se habían reunido con el club. Allí Nicole podría observar de lejos y reír en voz baja viendo cómo Casey la arrojaba dentro del cobertizo y trababa la puerta. El mismo cobertizo que había utilizado para la iniciación de Nicole unas semanas antes.
Cuando por fin liberaran a Megan, a la princesita le tomaría una hora volver a La Ensenada, y si bien Nicole nunca tendría la satisfacción de decirle a Megan que la idea de la broma había sido suya, sin duda disfrutaría lo que vendría después. Que Matt consolara a esa boba hasta que ingresaran en Duke.
—¿Pero… adónde mierda estás yendo? —exclamó Nicole cuando Casey giró a la izquierda en la avenida Junction y tomó hacia el otro extremo de West Bay. La Cervecería de Coleman quedaba en la dirección opuesta.
Tomó el teléfono y lo llamó. No obtuvo respuesta.