Megan McDonald está terminando el bachillerato: es popular, carismática, desarrolló un programa para la adaptación de los alumnos más jóvenes, premiado en el país y tiene un futuro increíble por delante. Una de sus últimas noches en Emerson Bay la secuestran. Megan está dos semanas en cautiverio hasta que consigue escapar y pasa a ser conocida como “la chica que se llevaron”. Pero esa noche también desapareció Nicole Cutty y de ella nadie sabe nada.
Megan está tratando —sin éxito— de tener una vida normal. Su madre y su psicólogo insisten en que escriba su historia para poder dejarla atrás. El libro se convierte en un bestseller pero Megan no está bien, recuerda muy poco de lo que ocurrió en esas dos semanas encerrada y necesita saberlo para poder seguir con su vida.
Livia es la hermana mayor de Nicole, y está realizando su práctica como médica forense en Raleigh, muy cerca de Emerson Bay. Todavía se siente culpable por no haber atendido el teléfono cuando su hermana menor la llamó la misma noche en que desapareció.
Livia y Megan están destinadas a unirse para descubrir qué pasó con Nicole. Cuanto más profundizan se dan cuenta de que, a veces, el verdadero terror reside en encontrar exactamente lo que estabas buscando.