❖ ALEGRE ROGER salió a rastras y Zorro lo siguió tambaleándose. Se derrumbaron en cubierta y gimieron.
—¿Qué encontramos? —preguntó Roger casi desmayándose—. Puse algunas cosas en la cubeta. Eran bastante grandes. ¿Eran rubíes?
La capitana Jenny sacudió la cabeza.
—Lo siento Roger. Sólo eran balas de cañón. Exactamente iguales a las nuestras, en realidad.
Sacó una para que Roger la viera, la volvió a tomar y la examinó de cerca.
—¡Exactamente iguales a las nuestras! Y con las iniciales EE…
De repente Zorro dejó de gemir y empezó a chiflar en un tono de “Ya estoy bien y no sé de qué están hablando”. Jenny lo miró pensativamente.
—Era todo lo que había —dijo Roger—. Debo haber visto visiones, pero pensé que eran reales. Fue tan extraño, no podía ver nada que brillara… estaba tan turbio y había millones de peces nadando.
Zorro se levantó y se acercó lentamente a la barandilla del Espectro Espeluznante. Aparentando que respiraba el agradable aire fresco echó un vistazo a un lado. ¿Todavía estaba su precioso barril a salvo? Estaba seguro de poder arreglárselas astutamente para escapar… ¡Escapar con el oro, las riquezas y el tesoro!
—¡Noooooooooooooo!
El lamento de Zorro hizo brincar a todo el mundo. Voltearon esperando verlo con la mitad del cuerpo en la garganta del tiburón. En vez de eso, se detenía de la barandilla, con los ojos desorbitados y la boca completamente abierta.
—¿Es un fantasma? —preguntó Dientón con voz temblorosa.
—Seguramente vio un vampiro —opinó Largo Jon Mostaza.
—¡Oooooooooooooh! —exclamó Presumido temblando—. ¿Qué ocurre Zorro?
—Creo —dijo la capitana Jennifer Aguamala Jones— que Zorro ha visto al tiburón hacer amistad con un barril… un barril que flota más bien bajo en el agua. Y lo está viendo jugar a aletazos y aventones con él… y por alguna razón eso tiene a Zorro muy extraño. ¿Quizá Zorro quiera decirnos por qué se está sintiendo así?
Zorro cerró la boca como una trampa de acero.
—No es nada, Capitana —dijo con voz ahogada—. No tengo ningún interés en los barriles. Sólo estaba… viendo a ese horrible tiburón.
—Bueno —dijo Jenny—. Largo Jon Mostaza, Dientón y Presumido: tengo un trabajo para ustedes. Recojan un par de esas balas de cañón. Veamos si pueden meterlas en el barril del que Zorro no está mínimamente interesado. ¡A lo mejor lo podemos hundir!
Zorro se puso verde, y después blanco, y después morado pálido. Cayó de rodillas.
—¡No! —susurró—. ¡No!
—Creo —dijo la capitana Jennifer Aguamala Jones—, que mejor observamos exactamente qué contiene ese barril… pero debemos tener cuidado con el tiburón. Dirigiremos el Espectro Espeluznante hacia allá y echaremos un vistazo ¡Todos al puente! ¡Leven anclas!
Una hora más tarde toda la tripulación del Espectro Espeluznante estaba muy, muy contenta. Dientón tenía diamantes en el pelo y Presumido trataba de sostener un rubí en su ombligo. Jenny, Roger y Mutt se dividían monedas de oro y Polly ayudaba a Largo Jon Mostaza a contar hasta cinco. Perro de Mar Williams estaba atareado en otro sitio de la cubierta. Estaba vigilando a un delgado y desgraciado prisionero que usaba un delantal y que de mala gana mezclaba, batía y hacía galletas crujientes, natillas y muchas, muchas galletitas de chocolate… ❖