Es muy triste cuando tenemos que informarle a un paceinte que tiene diabetes de Tipo 2, pero más triste aún es saber que usted pudo prevenirla. Por eso escribí este libro. Quisiéramos que usted nunca tuviera que sostener esta difícil conversación con su médico, y si ya la ha tenido, que la Revolución Diabética de Atkins pueda darle nuevas esperanzas.
Si ya ha sido diagnosticado, muy posiblemente le han dicho que siga una dieta baja en calorías y en grasas, que tome los medicamentos recetados y se comprometa a hacer ejercicio con regularidad. A excepción del ejercicio, ése es un prospecto deprimente que implica privarse de alimentos, aunque sienta hambre, y que tenga que tomar medicamentos costosos que usualmente tienen efectos secundarios desagradables o incluso peligrosos. Afortunadamente, hay otra opción. Las enseñanzas del Doctor Atkins le ofrecen un estilo alimenticio fácil de seguir para que usted controle su diabetes. Estas enseñanzas también pueden mostrarle un futuro sin medicamentos o disminuir las dosis por lo menos. Usted tendrá que hacer ejercicio, pero le daremos sugerencias para que aprenda a disfrutarlo. (Vea los Capítulos 22 y 23.)
Oficialmente usted tiene diabetes de Tipo 2 cuando su azúcar sanguíneo en ayunas (FBS) es de 126 mg/dL o más en dos exámenes de sangre diferentes o cuando su azúcar sanguíneo es superior a 200 mg/dL dos horas después de una comida o en el momento de las dos horas en un examen de tolerancia a la glucosa. En este punto, usted estaría en la quinta etapa de la evolución: tendría azúcar sanguíneo significativamente alto, resistencia a la insulina y una alta producción de insulina. Si éste es su caso, esperemos que todavía pueda evitar la sexta etapa y la final: la diabetes de Tipo 2, en donde la producción de insulina es baja o virtualmente nula. No es agradable tomar medicamentos para la diabetes ni mucho menos aplicarse insulina diariamente. Así que le recomendamos que siga leyendo este libro hasta que aprenda a tomar las medidas necesarias y evite consecuencias negativas.
Una gran cantidad de personas ha evolucionado hasta la diabetes de Tipo 2 sin darse cuenta. A continuación encontrará una lista con los síntomas más comunes que experimentan los pacientes diabéticos. Consulte a su doctor tan pronto como sea posible, a fin de evaluar cualquiera de los siguientes síntomas:
La característica principal del método del Doctor Atkins fue su énfasis en el papel desempeñado por la insulina y la glucosa, pues él creía que contribuían al mantenimiento de una buena salud, a la prevención de enfermedades e incluso al tratamiento de enfermedades crónicas. Debido a que la insulina es una hormona básica y esencial cuyo trabajo es regular la forma en que sus células utilizan la energía, cualquier trastorno en la función de esta hormona interferirá con su salud. Y en la sociedad actual, que es sedentaria y “carbohólica,” un gran número de personas padece trastornos en la función de la insulina.
Debido a esto, el Doctor Atkins realizaba la curva de tolerancia a la glucosa de cinco horas y el examen de tolerancia a la insulina (TTG) casi sin excepción y sin importar el peso del paciente ni la razón de su visita. Éste no es un examen estándar, ya que es lento y costoso. Sin embargo, él creía que el TTG era la mejor forma de saber cómo reacciona su cuerpo a los carbohidratos. Un solo examen (el del azúcar sanguíneo en ayunas por ejemplo) es como tomarle una foto a su metabolismo, mientras que el TTG es como hacer una película completa de él.
Fue luego de observar los resultados de miles de pacientes y su correlación con los síntomas reportados, que el Doctor Atkins comprendió lo importante que era una alimentación de carbohidratos controlados en la prevención de la diabetes, la enfermedad cardiaca y el tratamiento de otros problemas crónicos de salud que nos perturban hoy en día. Mediante la observación de los cambios en los niveles del azúcar sanguíneo y la insulina que ocurren durante el examen, él comprendió la prontitud con la que podemos diagnosticar a aquellas personas en riesgo de desarrollar el síndrome metabólico. También concluyó que se pueden prevenir no sólo el síndrome metabólico sino también la evolución hacia la prediabetes y hacia la diabetes de Tipo 2, mediante una intervención y una educación adecuadas.
Si después de haber leído esto usted piensa que puede tener el síndrome metabólico o prediabetes, debería ser honesto consigo mismo y tener una seria conversación con su médico acerca de la necesidad de realizarse el examen de tolerancia a la glucosa de cinco horas.
¿Qué diría usted si su médico le dice que no necesita el examen de tolerancia a la glucosa? De cualquier modo, le sugerimos que se haga este examen. Ofrezca pagar la cuenta por anticipado. Llame a su compañía aseguradora y obtenga una carta indicando que ella pagará por el costo (en caso de que así fuera). Usted también puede ofrecerse a pagar un depósito y pedir la cuenta para que su compañía aseguradora la procese. La mayoría de los médicos estarían de acuerdo en ordenar el examen si el costo no los afectara directamente, pues algunos programas de seguros le cobrarían al doctor por ordenar un examen que no se considera “necesario en términos médicos.” En este caso, su única opción es que usted pague la cuenta o que intente negociar un descuento por pago en efectivo.
Para que los resultados de su examen de tolerancia a la glucosa sean exactos, usted necesitará comenzar a prepararse con algunos días de anticipación. El examen es preciso solamente cuando usted ha consumido 150 gramos de carbohidratos diarios o más durante varios días seguidos. Pero si está siguiendo la dieta americana estándar, usted consume una mayor cantidad y no tendrá que modificar su dieta a fin de prepararse para el examen. Sin embargo, si ha estado siguiendo un plan de alimentación bajo en carbohidratos, tendrá que suspenderlo y comer al menos 150 gramos de carbohidratos diarios durante cuatro días consecutivos. ¿Es ésta una razón para que usted se coma varias donuts con mermelada? De ningún modo. Utilice esos gramos de carbohidratos en los mejores alimentos posibles, como por ejemplo en panes integrales, frutas, papas, legumbres y vegetales ricos en almidón. Distribuya los carbohidratos en sus comidas y acompáñelos con alimentos que contengan grasas y proteínas.
Usted debe ayunar por doce horas antes del examen. Puede tomar toda el agua que desee, incluso durante el examen, pero no podrá comer ni fumar durante éste. Algunos medicamentos recetados, tales como los diuréticos tiazídicos, los beta bloqueadores, los anticonceptivos orales, los esteroides y algunos medicamentos psicotrópicos pueden afectar los resultados del examen. Dígale a su doctor qué medicamentos está tomando y pregúntele si alguno de ellos puede afectar el examen.
Como acabamos de decir, si usted está restringiendo los carbohidratos, tendrá que prepararse con unos días de anticipación y consumir más carbohidratos para que el resultado del examen de tolerancia a la glucosa sea preciso. El TTG tiene tres componentes: mide los niveles de azúcar y de insulina en la sangre y la presencia o ausencia de azúcar en la orina. La primera muestra de sangre, tomada antes de ingerir la solución de glucosa, mide lo que se llama el punto de referencia del azúcar sanguíneo en ayunas. También se examina una muestra de orina para ver la presencia de glucosa (si se encuentra glucosa en la muestra de orina, su doctor debe revisar su azúcar sanguíneo en ayunas antes de proceder con el examen.) Su médico tiene dos opciones: darle una bebida de glucosa o proceder con el examen posprandial. En caso de que usted pueda proceder, deberá tomar una cantidad determinada de una solución muy azucarada para evaluar la respuesta de su organismo en las cinco horas siguientes.
Éstas son las mediciones que el Doctor Atkins hubiese tenido en cuenta durante un examen de tolerancia a la glucosa:
El Doctor Atkins les pediría a sus pacientes que llevaran un diario y que anotaran cualquier síntoma que experimentaran después de beber la solución de glucosa, así como cualquier síntoma que pudiera presentarse. Algunas personas se sienten bien durante el examen, pero la mayoría no. Es muy útil relacionar los síntomas con los resultados anormales del examen. El Doctor Atkins también concluyó que clasificar los síntomas puede ayudarles a entender a los pacientes que las migrañas, los dolores de cabeza o la irritabilidad intensa que hayan experimentado en el pasado pueden estar relacionadas con un patrón inestable de azúcar sanguíneo.
Si el azúcar sanguíneo aumenta demasiado rápido durante el examen, el paciente puede sentirse somnoliento, con nauseas, o tener dificultad para concentrarse. Más tarde, cuando el azúcar sanguíneo disminuya demasiado o muy rápidamente, el paciente puede experimentar irritabilidad, debilidad, palpitaciones, dolor de cabeza, ansiedad y otros síntomas. Cuantos más síntomas tenga el paciente, más intolerante es a los carbohidratos, aunque el azúcar sanguíneo y la insulina no se hayan descontrolado aún. La manera en que se sienta durante el examen es el reflejo de su organismo y de su enfermedad silenciosa. Los síntomas le ofrecen información muy valiosa sobre los altibajos de su insulina y su azúcar sanguíneo, así como del impacto que estas variaciones tienen en su organismo.
Linda K. era obesa y tenía fuertes dolores de cabeza (migraña). Cuando el Doctor Atkins le practicó el TTG, su insulina estuvo ligeramente alta al comienzo del examen y aumentó significativamente a medida que el examen avanzaba. Aunque sus niveles de azúcar sanguíneo no aumentaron por encima de lo normal, ella mostró los síntomas característicos. Por ejemplo, se mareó y le dio dolor de cabeza a la media hora. A las dos horas, aún presentaba esos síntomas—pero además tenía nauseas y se sentía agitada. A las cuatro horas del examen presentaba todos los síntomas anteriores, además de irritabilidad. Estos síntomas estaban relacionados con sus altos niveles de insulina, pero cuando comenzó a seguir el Método Nutricional de Atkins, perdió peso y, mejor aún, su insulina se normalizó y dejó de sentir migrañas cuando siguió su plan individualizado de carbohidratos controlados.
En el Capítulo 2 explicamos las etapas de las anomalías de la insulina y el azúcar sanguíneo que culminan en la diabetes de Tipo 2. Son tan importantes que las repetiremos de nuevo.
Éstas son las seis etapas iniciales y fundamentales en el camino hacia la diabetes:
El TTG es importante porque revela los signos más tempranos del hiperinsulinismo, de la segunda a la sexta etapa, cuando se va camino a la diabetes. Los niveles de insulina pueden ser mayores de lo normal, incluso antes de que el azúcar sanguíneo se vuelva lo suficientemente inestable y cause diversos síntomas.
El caso de Joe B. ilustra claramente este punto: Joe tenía cincuenta y dos años de edad cuando fue por primera vez donde el Doctor Atkins. Medía cinco pies y siete pulgadas, pesaba 208 libras, sufría de hipertensión y presentaba los síntomas clásicos del síndrome metabólico. Su azúcar sanguíneo en ayunas era de 87 mg/dL y durante el TTG su azúcar sanguíneo aumentó a 158 al final de la primera hora. Sin embargo, su insulina estaba por las nubes. Al cabo de una hora, alcanzó los 347 µIU/mL, que indica hiperinsulinismo con resistencia a la insulina. Aunque a Joe se le hubiera realizado el examen estándar de FBS como parte de un chequeo anual, o incluso el TTG de las dos horas, su hiperinsulinemia habría pasado desapercibida hasta que su situación hubiera empeorado.
A menos que alguien que esté en la etapa dos realice cambios en su alimentación, seguramente evolucionará hacia la resistencia a la insulina, a una alta producción de ésta, y seguramente se presentará una hipoglicemia reactiva (etapa tres) con todos sus síntomas desagradables. El Doctor Atkins diagnosticaba hipoglicemia a partir de la prueba de tolerancia a la glucosa, cuando el azúcar de la sangre descendía 60 puntos o más de una hora a otra, o cuando había una diferencia de más de 100 puntos entre la lectura más alta y la más baja. Como lo indica claramente la etapa seis, la hipoglicemia no es una condición opuesta a la diabetes. Por el contrario, es la línea de continuidad que lleva inexorablemente a esta enfermedad.
La siguiente tabla y sus comentarios son un reflejo de lo que el Doctor Atkins consideraba como los niveles óptimos de azúcar en la sangre. Como puede ver, hay una diferencia entre lo que se considera como niveles normales y lo que él consideraba como óptimos.
Esta tabla fue suministrada por el INCIID, The Internacional Council on Infertility Information Dissemination, Inc, (Consejo Internacional para la Divulgación de Información sobre Infertilidad, Inc.) (www.inciid.org). El uso de los materiales proporcionados por el INCIID es voluntario, y sólo deberían utilizarse luego de consultar con un médico.
Cuando su insulina es observada en varios intervalos durante el examen de tolerancia a la glucosa, la cantidad de insulina en su sangre debería ser evaluada junto con sus niveles de azúcar sanguíneo.
La insulina se mide en Unidades Internacionales por mililitro, o µIU/mL. Una insulina sanguínea en ayunas normal, de acuerdo con la tabla anterior, (también llamada insulina plasmática en ayunas o insulina sérica basal en ayunas) sería de 10 µIU/mL o menos. A la media hora de iniciado el examen de tolerancia a la glucosa, la insulina normal aumentará entre 40 y 70 µIU/mL. (Nota: Aunque la tabla anterior enumera los niveles de insulina a la media hora, el Doctor Atkins creía poder obtener la información que necesitaba midiendo los niveles a la hora y a las dos horas.) A la hora, la insulina normal estará entre 50 y 90 µIU/mL. Sin embargo, las personas con resistencia a la insulina registrarán niveles al menos cinco veces más altos a los que presentan en ayunas. Por ejemplo, si usted comienza con un nivel de insulina sanguínea en ayunas de 11, tendrá resistencia a la insulina si su nivel de esta sustancia es de 55 µIU/mL o más una hora después de tomar la bebida de glucosa, así esté dentro del rango normal. Independientemente de cuál sea su nivel de insulina sanguínea inicial, un indicador de 80 µIU/dL o más a la hora de haber comenzado el examen indica resistencia a la insulina.
Los niveles de insulina usualmente comienzan a disminuir de nuevo dos horas después de haber comenzado el examen, cayendo en el rango de 6 a 50 µIU/mL. Si su nivel de insulina aún está en 60 µIU/mL o más, usted tiene resistencia a la insulina. La insulina de la sangre es un poco difícil de medir y los resultados suelen variar de un laboratorio a otro. (Compare sus resultados de insulina sólo con los resultados normales suministrados por el laboratorio que utiliza su médico).
Si ha llegado a la etapa tres, es casi inevitable que pase a la etapa cuatro si no hace cambios en su estilo de vida. En la etapa cuatro, el azúcar sanguíneo aumenta por encima del nivel normal, mientras que la resistencia a la insulina y la alta producción de ésta continúan empeorando. Es aquí cuando el TTG es especialmente valioso, si se le compara con las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes.
Como parte de un examen anual típico, su médico probablemente sólo revise su azúcar sanguíneo en ayunas (FBS), pero no revisará sus niveles de insulina. En la etapa cuatro, es probable que su TTG esté aún dentro del rango normal. Obtener buenos resultados en su azúcar sanguíneo le dará una falsa sensación de seguridad, ya que usted seguirá con la ilusión de que su sobrepeso sólo es un problema estético. El efecto que produce el almacenamiento de grasas en su organismo no podrá ser visto sólo mediante el FBS.
El examen de FBS no mide lo que pasa con su azúcar sanguíneo después de una comida usual que contenga carbohidratos. Usted debería preocuparse por el exceso de insulina y por el daño silencioso producido por altos niveles de azúcar en la sangre. Usted estará produciendo más grasa y acumulándola en su cuerpo; al mismo tiempo, este proceso de almacenamiento está obstruyendo sus arterias. Su presión sanguínea puede aumentar, mientras la disfunción endotelial empeora. Además, es muy probable que a muchos de ustedes les parezca cada vez más difícil controlar las ansias de carbohidratos.
Si su doctor reconoce su riesgo de diabetes y quiere investigar más, probablemente le ordenará un examen de tolerancia a la glucosa de dos horas que no incluye mediciones de insulina. El examen medirá los niveles de azúcar en ayunas y dos horas después, seguido de una prueba oral de glucosa. Si a la segunda hora sus niveles de azúcar sanguíneo están entre los 140 mg/dL y 200 mg/dL, usted tiene mala tolerancia a la glucosa o prediabetes. Este es un diagnóstico útil pero incompleto. Debido a que sus niveles de insulina no se revisaron, usted no sabrá cuánta insulina está produciendo, y por ende, tampoco sabrá qué tan severa es en realidad su anormalidad metabólica. Sus valores de insulina podrían ser bastante altos, pero usted tampoco lo sabrá, pues el examen de las dos sólo mira el nivel de azúcar sanguíneo.
La prediabetes también es diagnosticada cuando el azúcar sanguíneo en ayunas está entre 100 mg/dL y 125 mg/dL, es decir, por encima de lo normal, pero no todavía en el rango diabético. Sin embargo, el examen FBS puede ser desorientador en esta etapa. Según el FBS, podría parecer como si usted tuviera prediabetes, cuando usted ya tiene una diabetes de Tipo 2.
Éste era el caso de Susan F., una mujer de cincuenta y tres años de edad que tenía el azúcar sanguíneo en ayunas en 117 mg/dL, un nivel más bajo que el de 126mg/dL establecido para la diabetes. Su médico de cabecera le había diagnosticado hipoglicemia hacía varios años y luego le dijo que tenía prediabetes. Ella visitó al Doctor Atkins porque una de sus prioridades era perder peso, pues pesaba 260 libras y medía cinco pies y una pulgada. Él estaba casi seguro de que Susan había evolucionado más allá de la prediabetes, y el examen de tolerancia a la glucosa comprobó que él tenía razón. Su azúcar sanguíneo se disparó a niveles diabéticos, y sus niveles de insulina estaban dentro de los más altos que él había visto. Sus altos niveles de insulina no la dejaban perder mucho peso al principio, pero después de cinco meses ella comenzó a perderlo lenta pero constantemente y muchos de los demás problemas de salud también comenzaron a mejorar.
Otra paciente, Patricia G., hubiera podido evitar su diagnóstico si hubiera visitado al Doctor Atkins más temprano. Cuando él vio a Patricia por primera vez, medía cinco pies y tres pulgadas y pesaba 268 libras. Ella había sido diagnosticada con síndrome metabólico y estaba tomando medicamentos para tratar su hipertensión y sus lípidos sanguíneos elevados. Debido una historia de diabetes en su familia, el Doctor Atkins sospechó que Patricia ya había pasado del síndrome metabólico a la diabetes, a pesar de que su azúcar sanguíneo en ayunas era de 111 mg/dL, es decir en el rango de prediabetes. El TTG demostró que él estaba en lo cierto. De hecho, ella tenía diabetes de Tipo 2 probablemente desde hacía varios años. Ella obtuvo muy buenos resultados cuando comenzó a controlar los carbohidratos. Durante los once meses siguientes perdió más de 20 libras y sus niveles de azúcar, presión sanguínea y lípidos disminuyeron notablemente.
Así que otra virtud del TTG es que puede detectar la diabetes “oculta,” como sucedió en el siguiente caso, bastante inusual por cierto. Bernadette S. era una mujer muy alta; medía seis pies y una pulgada y pesaba 363 libras. Alguien que tenga un sobrepeso tan severo (un IMC de casi 50) tiene muchas probabilidades de ser diabético. Sin embargo, debido a que su azúcar sanguíneo en ayunas era normal, su médico de cabecera no investigó a fondo. El Doctor Atkins lo hizo y encontró que los resultados del TTG de Bernadette mostraban claramente que tenía diabetes de Tipo 2. Después de cinco meses de seguir el programa Atkins, Bernardette perdió casi 30 libras. Su azúcar sanguíneo en ayunas era normal y su hemoglobina glicada (A1C) (para mayor información vea el Capítulo 7) fue de 5.1, un resultado excelente que indicaba que su azúcar sanguíneo había sido normal durante los tres meses anteriores.
El TTG es también útil para revelar los cambios sutiles que se dan a medida que sus niveles de glucosa o insulina comienzan a aumentar. Incluso, un leve cambio hacia el límite superior normal puede ser motivo de preocupación, especialmente si usted también está aumentando de peso, siente ansias de carbohidratos y tiene una historia familiar de diabetes. Su azúcar sanguíneo no cambia de repente de niveles normales a unos que sean anormales; más bien es como una acuarela en la que un color se funde imperceptiblemente con otro.
A lo largo de sus muchos años de práctica clínica, el Doctor Atkins aprendió a reconocer estos cambios sutiles y a utilizarlos como una herramienta para diagnosticar las anomalías del azúcar sanguíneo, educar a los pacientes y prevenir la enfermedad. Un examen en el rango normal no necesariamente significa que un individuo sea el más saludable en términos metabólicos. Cuando el Doctor Atkins revisó los resultados del TTG, observó el patrón de cambio del azúcar de la sangre y los valores de insulina por medio de los resultados de cada hora, así como la forma en la que se sentía el paciente en diferentes momentos del examen.
Aunque existen unos valores aceptados que se utilizan para analizar los resultados del TTG (como se indica en la tabla de la página 72), el Doctor Atkins no veía las cosas tan radicalmente. Si hubiera encontrado a alguien con riesgo de problemas de azúcar en la sangre, estaría de acuerdo con lo mostrado en la tabla. Pero si el azúcar de la sangre del paciente aumentara por encima de los 150 mg/dL después de beber glucosa, el Doctor Atkins estaría atento a la posibilidad de que sus pacientes presentaran anomalías en el metabolismo de la insulina /glucosa. Cuanto más se acercara el azúcar sanguíneo a 200, más preocupado estaría. Además, él siempre tuvo en cuenta los síntomas que el paciente tenía durante el examen.
Cuantos más síntomas tenga el paciente, más intolerante será a los carbohidratos, aunque los niveles de azúcar sanguíneo e insulina aún no estén descontrolados. Lo importante es recordar esto: la manera en que usted se sienta durante el examen refleja el impacto que ha sufrido su organismo debido a los altibajos de su insulina y su azúcar sanguíneo.
La demanda excesiva de insulina, producida por el consumo de alimentos ricos en carbohidratos durante un largo período de tiempo, hace que las células beta productoras de insulina en el páncreas puedan desgastarse y dejar de producir suficiente insulina, o incluso detener su producción por completo. Esta es la etapa seis de la diabetes de Tipo 2, y si está en ella, usted necesitará, en términos generales, suministrarse insulina por el resto de la vida. Usted puede mejorar su situación aunque la enfermedad haya avanzado hasta este punto. Si deja de sobrecargar su páncreas con carbohidratos, su organismo podrá producir insulina de nuevo. Si aprende a controlar los carbohidratos y realiza otros cambios en su estilo de vida, podrá liberarse por completo de la insulina o necesitar una dosis mínima y evitar complicaciones como episodios hipoglicémicos que a menudo resultan de la administración de insulina.
Si usted ha sido recientemente diagnosticado con diabetes, no es recomendable hacerse un examen de tolerancia a la glucosa debido al impacto que representa para su organismo. La pregunta clave es saber qué cantidad de insulina está produciendo su páncreas. ¿Produce cantidades altas, normales o bajas de insulina? La respuesta es importante, pues puede influir en el tratamiento que usted reciba.
En lugar del TTG, el Doctor Atkins recomendaría a sus pacientes un examen posprandial de dos horas. Ésta es una manera de determinar cuánto suben sus niveles de insulina y azúcar sanguíneo dos horas después de ingerir una comida rica en carbohidratos. Para realizar el examen posprandial de dos horas, usted debe ayunar doce horas antes del examen (se permite beber agua). A continuación, se toma una muestra de sangre del azúcar sanguíneo y de insulina. Luego se toma un desayuno rico en carbohidratos, como recomienda la Asociación Americana de Diabetes: seis onzas de jugo de naranja, un plato de avena, dos rebanadas de pan blanco tostado, café descafeinado o té endulzado con una cucharadita de azúcar. Dos horas después de desayunar, se mide nuevamente el azúcar de la sangre y la insulina.
Además del TTG, el Doctor Atkins usualmente ordenaría:
Como cardiólogo, él también evaluó los indicadores de riesgo cardiovascular como la proteína c–reactiva (hs–CRP), la homocisteína, la lipoproteína y el fribrógeno. Estos exámenes son cruciales para los pacientes que tienen lípidos altos, hipertensión, enfermedad cardiaca conocida o antecedentes familiares de enfermedad del corazón. Comentaremos en mayor detalle estos factores de riesgo en el Capítulo 9: La Conexión Cardiaca.
Si al cabo de dos horas el nivel de insulina se ha duplicado con respecto al punto de referencia inicial, es evidente que su páncreas está produciendo insulina. Ésas son excelentes noticias, pues quiere decir que usted podrá controlar eficazmente su azúcar sanguíneo exclusivamente por medio del PACAS. Si el nivel de insulina no se ha duplicado a las dos horas, esto indica que su producción de insulina es baja. No se desespere. Puede que usted necesite medicamentos o incluso insulina adicional, pero de cualquier forma, el PACAS le será de gran ayuda. Muchos de los pacientes del Doctor Atkins comenzaron el programa necesitando medicamentos para la diabetes y fueron capaces de reducir las dosis o incluso de dejar de tomar medicamentos por completo. (En el siguiente capítulo analizaremos más detalladamente el tratamiento con medicamentos para la diabetes de Tipo 2.)
Otra forma indirecta de revisar su producción de insulina es mediante una prueba de sangre para el péptido c. Esta proteína se deriva de la producción de insulina, de modo que su nivel de péptido c indica la cantidad de insulina que produce su páncreas. Debido a que los rangos normales pueden variar de un laboratorio a otro, usted debe comparar sus resultados con los que le suministre su laboratorio. Cuanto más altos sean sus niveles de péptido c por encima de los normales, más hiperinsulinémico será usted.
Krystal M. tenía tan sólo diecinueve años cuando vino a verme, pero ya tenía un síndrome metabólico muy avanzado. Medía 5 pies y 8¾ pulgadas y pesaba 288 libras. Su nivel sanguíneo de péptido c era 9.8 ng/mL (más de dos veces el nivel normal), sus triglicéridos eran de 188, su colesterol total de 182, su HDL era de 33, su azúcar sanguíneo en ayunas de 95 y su A1C de 5.6. Además, ella tomaba dos medicamentos que dificultaban el control de su peso. Nueve meses después de haber comenzado el programa de control de carbohidratos, Krystal había perdido 40 libras de peso, 5¼ pulgadas en la cintura y mejorado sus valores en las pruebas de laboratorio; su péptido c fue normal; 3.6 ng/mL, sus triglicéridos estaban en 161, su colesterol total había disminuido a 161, su HDL fue de 35, su LDL de 113, su azúcar sanguíneo en ayunas disminuyó a 78 y su A1C fue de 4.6. Al segundo año, Kristal ya pesaba 186 libras y había perdido 15¼ pulgadas de cintura. Los valores de laboratorio de sus lípidos también mejoraron, pues sus triglicéridos fueron de 109, el colesterol total de 143, su HDL de 56 y su LDL de 65.—MARY VERNON, M.D.
Aunque el examen de péptido c indica la producción de insulina en el organismo, no mide la respuesta de la glucosa ante la presencia de insulina, como sí lo hace el TTG que realizaba el Doctor Atkins.
Si usted ha sido diagnosticado con diabetes de Tipo 2, es muy probable que su doctor le recete inmediatamente por lo menos un medicamento para controlar el azúcar de su sangre. Son muchas las posibilidades de que se los recetan, si es que ya no está tomando medicamentos para la hipertensión y para los lípidos sanguíneos altos. Es probable que su médico le dé un folleto con la dieta sugerida por la Asociación Americana de Diabetes (ADA) para las personas con diabetes de Tipo 2. Usted creerá que necesita comenzar esta dieta baja en grasas y rica en carbohidratos. De hecho, su compañía de seguros de salud podría pagarle unas clases para que usted aprenda todo lo referente a una dieta “saludable.”
Según el Doctor Atkins esto lo convertiría en un paciente eterno, destinado a enfrentar problemas crecientes y severos de salud con el paso del tiempo. Si usted tiene diabetes, su organismo no puede procesar normalmente los carbohidratos. ¿Tiene algún sentido recetar una dieta con 55 por ciento de carbohidratos o más? Claro que no. El tratamiento lógico es un régimen bajo en carbohidratos, que utilice proteínas y grasas para estabilizar el azúcar sanguíneo y preservar su función pancreática.
Durante varias décadas, el Doctor Atkins luchó contra el sistema médico en este sentido. Algunos años antes de su muerte, tuvo la satisfacción de ver que las investigaciones médicas cada vez confirmaban más sus ideas y que algunos de sus colegas habían señalado que una dieta rica en carbohidratos era impensable para aquellas personas con trastornos del azúcar sanguíneo. El doctor Gerald Reaven, que fue el primero en definir el síndrome X (ahora llamado síndrome metabólico), es uno de ellos. En un importante artículo escrito para cardiólogos en el año 2001, simplemente afirmó que “en ausencia de pérdida de peso asociada, la dieta baja en grasas y alta en carbohidratos usualmente recomendada, empeora los síntomas del síndrome X.” 1
En última instancia, es usted quien decide qué es lo mejor para su salud. Puede optar por el programa Atkins y mejorar su salud, o puede elegir las recomendaciones de la ADA. Si a pesar de todo lo que ha leído hasta ahora usted toma la opción de la ADA, tenga en cuenta que sus probabilidades de tener éxito son escasas.
Ésa no es sólo nuestra opinión sino también el resultado de un importante estudio que apareció en enero de 2004, en Journal of the American Medical Association, la más tradicional de las publicaciones médicas. Investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y del Instituto Nacional para la Diabetes y las Enfermedades Renales y Digestivas de los Estados Unidos, observaron la información sobre diabetes ofrecida por diversas encuestas a lo largo de doce años. Encontraron que sólo alrededor de un tercio de todos los adultos con diabetes de Tipo 2 cumplían los objetivos de los tratamientos para su azúcar, presión o lípidos sanguíneos. ¿Cuántos alcanzaban las metas de tratamiento para sus factores de riesgo? Apenas un 7 por ciento .2
¿Puede haber un ejemplo más claro de que someter a los pacientes con diabetes de Tipo 2 a la dieta de la ADA y bombardearlos con medicamentos es un completo fracaso? El tratamiento que reciben estas personas supone un mayor riesgo de múltiples complicaciones derivadas de la diabetes, sin mencionar otros problemas de salud y efectos secundarios producidos por el arsenal de medicamentos recetados.
Existen varias razones posibles para estas estadísticas tan catastróficas. La principal, por supuesto, es simplemente que las personas con diabetes no deberían seguir una dieta rica en carbohidratos. Una segunda razón es que, indudablemente, a muchas personas les es imposible cumplir con los parámetros alimenticios de la ADA, una dieta que parece diseñada para provocar hambre y ansias en pacientes con este patrón metabólico. La tercera posibilidad es que muchas personas erróneamente creen que sus medicamentos para la diabetes les permiten comer cualquier cosa que deseen sin producirles un efecto nocivo. Esto lleva al desastroso resultado de un mayor almacenamiento de grasas, un alto nivel azúcar sanguíneo y presión alta, problemas lipídicos y un mayor riesgo de sufrir un ataque cardiaco o un infarto. Y eso es sólo para los principiantes; más adelante podrán presentarse enfermedades renales, ceguera, amputaciones y otras complicaciones desagradables e incluso mortales.
Nosotros esperamos sinceramente que la creciente evidencia que existe a favor del enfoque bajo en carbohidratos para el tratamiento de la diabetes, se convierta en una prueba innegable que demuestre al sistema médico que ofrecer estas herramientas de diagnóstico y tratamiento beneficiará a sus pacientes.
Si piensa que tiene un caso no diagnosticado de diabetes, responda este cuestionario y comparta los resultados con su médico:
¿Cuáles de estos síntomas experimenta?