Capítulo 25

SU HIJO(A) Y LA DIABETES DE TIPO 2

No hace muchos años, la diabetes de Tipo 2 era una enfermedad para personas mayores. El Doctor Atkins sólo había visto casos de niños con diabetes de Tipo 1, pero en la década de los noventa se estableció una tendencia muy inquietante: toda una romería de jóvenes con sobrepeso comenzó a ir al Centro Atkins para perder peso. Luego de hacerles exámenes de sangre, el Doctor Atkins terminaba por diagnosticarles síndrome metabólico o diabetes de Tipo 2 a muchos de ellos. Era algo tan sorprendente como deprimente: ¡algunos de esos chicos aún no habían llegado a la pubertad!

ES UNA EPIDEMIA

Es muy poca la distancia que hay entre tener síndrome metabólico o trastornos en la tolerancia a la glucosa cuando sólo se tiene diez años (o menos en algunos casos) y tener diabetes de Tipo 2 a los catorce. Además, es una evolución que muchos niños están sufriendo en carne propia. El problema de la diabetes entre la población juvenil no sólo ocurre en este país. En Japón, por ejemplo, la incidencia ha aumentado casi tan rápidamente como aquí. Lo mismo sucede en Europa, Australia, Asia y prácticamente en todo el mundo.1

Podemos decir que la epidemia de diabetes de Tipo 2 entre la población infantil tuvo su origen a comienzos de la década de los ochenta, cuando los investigadores observaron un aumento de esta enfermedad entre la población indígena de los Estados Unidos. Ese aumento se convirtió en una verdadera oleada: antes de 1994, sólo el 5 por ciento de los jóvenes o niños a quienes se les diagnosticaba diabetes tenía la de Tipo 2, el resto tenía diabetes de Tipo 1, que casi siempre se desarrolla en la infancia. Aunque todavía no existen estadísticas exactas, se calcula que actualmente el 45 por ciento o más de los nuevos casos de diabetes en los niños es de Tipo 2.2 En un estudio realizado a niños de Cincinnati, la incidencia de diabetes aumentó diez veces en poco más de una década, pasando de un caso por cada 100,000 niños en 1982, a 7.2 casos por cada 100,000 niños en 1994.3

La epidemia de la diabetes golpea especialmente duro a las minorías étnicas. Las investigaciones han señalado que más de 4 de cada 1,000 adolescentes indígenas de los Estados Unidos tienen diabetes. En un estudio realizado a niños y jóvenes afroamericanos y caucásicos que tenían entre diez y diecinueve años de edad, la diabetes de Tipo 2 constituía el 33 por ciento de los casos de diabetes.4 Y así como tantos adultos pasan años sin que se les diagnostique esta enfermedad, igual sucede con los niños. Es muy probable que las cifras reales sean más altas.

ES DIFÍCIL DECIRLO

El nivel azúcar en ayunas (FBS) para establecer cualquiera de las dos modalidades de diabetes es el mismo en niños que en adultos: un azúcar sanguíneo en ayunas de 126 mg/dL o más o un nivel de azúcar posprandial de 200 mg/dL o más. Esto es casi lo único en común que tienen ambos tipos de diabetes.5

La diabetes de Tipo 1 es una delicada enfermedad autoinmune causada por la incapacidad del páncreas para producir insulina. Suele aparecer súbitamente, y su tratamiento consiste en la administración de insulina y en un riguroso plan alimenticio de por vida. La diabetes de Tipo 2 no es menos seria, pero, al comienzo, el páncreas todavía produce insulina y los síntomas aparecen gradualmente. La diabetes de Tipo 2 en los niños casi siempre puede prevenirse, detenerse o revertirse por medio de la pérdida de peso y de cambios en los hábitos alimenticios. No obstante, los médicos a veces tienen dificultades para saber si un niño tiene diabetes de Tipo 1 o de Tipo 2. (Aunque este libro se centra en la de Tipo 2, ya que es más difícil de diferenciar en los niños también es necesario hablar de la de Tipo 1.) Recientemente se ha hecho más difícil el diagnóstico de esta enfermedad.

Se acostumbraba decir que si un niño tenía sobrepeso, las probabilidades de que él o ella tuviera diabetes eran muy altas. Pero en la actualidad, los niños con diabetes de Tipo 1 tienen tantas probabilidades de tener sobrepeso como el resto de los niños, y el 24 por ciento pueden tener sobrepeso cuando desarrollen los síntomas.6 El sobrepeso puede ser un factor que acelere el desarrollo de la diabetes de Tipo 1, ya que los niños gordos desarrollan esta enfermedad a una edad más temprana que aquéllos que tienen peso normal. Esto ayudaría a explicar, al menos en parte, el aumento en la incidencia de la diabetes de Tipo 1 durante las décadas pasadas.7 Los padres no deben ser complacientes si sus hijos suben de peso, especialmente si existe un historial familiar de diabetes de Tipo 1. Claro que si existe un historial familiar de diabetes de Tipo 2, los padres deberían hacer todo lo posible para prevenir la obesidad.

Si un niño que padece este tipo de diabetes también es obeso, podría tener “diabetes doble,” es decir, resistencia a la insulina causada por la obesidad e incapacidad para producir insulina debido a la diabetes de Tipo 1.8 Esto puede ser motivo de preocupación, pero en casi todos los casos los niños que tienen diabetes de Tipo 1 presentan los síntomas característicos: sed insaciable, hambre y micción frecuente, así como pérdida de peso y azúcar en la orina. En caso de necesitar información adicional, ésta podría obtenerse mediante pruebas de sangre. Los niños que tienen diabetes de Tipo 1 normalmente presentan anticuerpos autoinmunes de tipos específicos en su cuerpo. Además, por medio del examen de péptido c en la sangre se podrá determinar si el páncreas está produciendo insulina o no y en qué cantidad. Si el nivel es muy bajo e indica que la producción de insulina es poca o nula, el diagnóstico suele ser diabetes de Tipo 1. (Es necesario realizar todas las pruebas, ya que en algunos casos los niños con diabetes de Tipo 2 producen muy poca insulina.)9 El Doctor Atkins normalmente les recetaba a los jóvenes diabéticos un examen posprandial de dos horas (luego de una comida) de insulina y glucosa, para tener una mejor idea de qué tan bien podían producir insulina.

Cuando se diagnostica diabetes de Tipo 2 a un niño o a un adolescente, el Método Atkins para evaluar el problema es muy semejante al que se aplica para los adultos. Él realizaba los exámenes mencionados en el Capítulo 6. Sin embargo, dependiendo de la edad, del niño y de su colaboración en los exámenes, la prueba de tolerancia a la glucosa de cinco horas no debe tardar mucho. El Doctor Atkins siempre trataba de realizar los exámenes de FBS (de azúcar en ayunas) y de insulina, así como de los valores de insulina y de azúcar sanguíneo de una y de dos horas. Cuando el FBS era alto, El Doctor Atkins encontraba que el examen posprandial de dos horas era suficiente para determinar cuánta insulina estaba produciendo el niño y cuál era su grado exacto de insulinemia.

INFORMACIÓN SOBRE LA DIABETES DE TIPO 1

Ésta es la enfermedad más común, seria y crónica durante la infancia. En los Estados Unidos, casi 1.7 de cada 1,000 niños menores de diecinueve años padecen esta enfermedad.10 Generalmente, los síntomas son muy claros: el niño siente hambre y sed de un momento a otro, así como deseos de orinar con mucha frecuencia, y puede perder peso aunque coma mucho. Cuando se le practican exámenes de orina, normalmente presentará cetonas. La mayoría de los niños que desarrollan diabetes de Tipo 1 lo hacen cuando llegan a la pubertad, generalmente entre los diez y los doce años en las niñas, y entre los doce y los catorce años en los niños. Sin embargo, esta enfermedad puede presentarse a cualquier edad y hasta los niños más pequeños pueden contraerla. La diabetes de Tipo 1 tiende a ser un problema familiar; los hijos de un padre o madre con diabetes de Tipo 1 podrían tener una probabilidad tres veces más alta de contraer dicha enfermedad antes de cumplir cincuenta años que el resto de la población.11 Un mellizo de alguien que tenga diabetes de Tipo 1 tiene un riesgo 35 por ciento mayor de desarrollar esta enfermedad.12

ATKINS Y LA DIABETES DE TIPO 1

Los jóvenes que padecen esta enfermedad necesitan cuidarse de por vida. El Programa Atkins para el Control del Azúcar Sanguíneo (PACAS) puede ser útil, especialmente de una forma muy importante: un programa de carbohidratos controlados puede ayudar a prevenir episodios peligrosos de hiperglicemia o hipoglicemia. El Método Atkins ayuda a mantener una entrada continua de glucosa en la corriente sanguínea, evitando así oscilaciones considerables. Aunque los niños con diabetes de Tipo 1 deben seguir administrándose insulina (que puede salvarles la vida), podrían obtener un buen control de su azúcar sanguíneo con dosis menores de insulina si siguen el PACAS.

Sin embargo, es obligatorio que los niños con diabetes de Tipo 1 sigan el Método Atkins bajo la estricta supervisión de un médico que conozca el Programa. Éste puede ser tan eficaz en disminuir rápidamente los niveles de azúcar en la sangre y cumplir con las necesidades de insulina que podría presentarse una sobredosis accidental de insulina.

¿CÓMO SABER SI ES DIABETES DE TIPO 2?

Los síntomas de la diabetes de Tipo 2 son menos claros que los de Tipo 1 y se desarrollan con mayor lentitud. El síntoma más común es la obesidad: el 80 por ciento o más de los niños diabéticos tienen un serio sobrepeso o son obesos cuando son diagnosticados con esta enfermedad. 13 A diferencia de los diabéticos de Tipo 1, generalmente no pierden peso, no sienten una sed insaciable, mayor apetito ni mayores deseos de orinar. Los primeros indicios de este problema se manifiestan por medio de una prueba rutinaria de orina que muestra una gran cantidad de glucosa, o también cuando consultan con un médico debido a otro problema.

Otro síntoma muy frecuente que padecen el 67 por ciento de los niños con diabetes de Tipo 2 es la acantosis nigricans,14 que consiste en unos parches oscuros de piel velluda que casi siempre se localizan en el cuello, las axilas y otras zonas en donde la piel se pliega o roza. La acantosis nigricans, que puede presentarse a cualquier edad, puede ser un síntoma de hiperinsulinemia, un precursor de la diabetes.15

Aunque los niños muy pequeños pueden desarrollar diabetes de Tipo 2, esta enfermedad casi siempre aparece luego de los diez años, cuando el niño o la niña está en la pubertad mediana o tardía. Esto se debe parcialmente a que la resistencia a la insulina aumenta de forma natural durante la pubertad.16 Cuando la resistencia a la insulina proveniente de la obesidad aumenta esta resistencia natural a la insulina, el resultado puede ser una diabetes de Tipo 2, especialmente si existen antecedentes familiares de esta enfermedad. Casi todos los niños que padecen esta afección tienen por lo menos un pariente que contrajo diabetes en la edad adulta, y dichos antecedentes se remontan a menudo a dos o tres generaciones atrás. El factor étnico también juega un papel importante. Los niños afroamericanos, latinos,asiáticoamericanos, de las Islas del Pacífico o aborígenes norteamericanos tienen un riesgo mucho mayor de contraer diabetes de Tipo 2. Por esta razón, si usted tiene antecedentes familiares de esta enfermedad, es sumamente importante que regule los niveles de insulina de sus hijos por medio del control de carbohidratos antes de la pubertad en cuanto sea posible.17

LOS MAYORES PELIGROS DE LA DIABETES DE TIPO 2

Uno de los aspectos más lamentables de esta enfermedad es que suele causar graves complicaciones, incluso más que la de Tipo 1. Debido a esto, es esencial que aprendamos a reconocer los síntomas que desembocan en diabetes tan pronto como sea posible y actuar rápida y decididamente.

Un estudio reciente realizado en Suecia sobre enfermedades renales que padecían jóvenes diabéticos es particularmente escalofriante. Dicho estudio observó a 469 personas que fueron diagnosticadas con diabetes entre las edades de quince a treinta y cuatro años. Casi todos tenían diabetes de Tipo 1, y sólo 43 personas tenían la de Tipo 2. Durante un lapso de nueve años, el 5.6 por ciento de los diabéticos de Tipo 1 y el 16 por ciento de los diabéticos de Tipo 2 desarrollaron enfermedades renales.18

Otro estudio realizado al mismo grupo de pacientes encontró una situación semejante con la retinopatía diabética, una enfermedad ocular que puede producir ceguera. El 15 por ciento de los diabéticos de Tipo 2 presentaron una retinopatía severa, mientras que sólo el 5 por ciento de los diabéticos de Tipo 1 tuvieron esa afección, y casi siempre en menor grado.19

Ambos estudios muestran lo nefastas que pueden ser las consecuencias de la diabetes de Tipo 2 en pacientes jóvenes. En la mayoría de los casos de enfermedad crónica, la juventud garantiza cierta protección. En términos generales, cuando la diabetes de Tipo 2 se desarrolla a una edad temprana, dicha protección se pierde. Comparados con las personas que contraen diabetes a una edad mediana, los diabéticos jóvenes tienen un 80 por ciento más de posibilidades de necesitar insulina algún día.20 El riesgo de sufrir ataques al corazón también es mucho mayor. Los adultos diabéticos tienen un riesgo casi cuatro veces mayor de sufrir un ataque cardiaco que una persona de su misma edad que no padezca esta enfermedad.21

Las complicaciones no terminan aquí. Un estudio a largo plazo realizado a niños pertenecientes a las First Nations (indígenas canadienses) observó a un grupo de cincuenta y un pacientes que fueron diagnosticados con diabetes de Tipo 2 en 1986, cuando todos tenían menos de diecisiete años. Cuando fueron contactados quince años después, dos habían muerto de diálisis renal, tres estaban en diálisis (uno de los cuales había quedado ciego), y a otro le amputaron un dedo del pie. De los cincuenta y seis embarazos que tuvieron las pacientes femeninas, sólo treinta y cinco pudieron dar a luz.22

Los niños con diabetes de Tipo 2 suelen terminar tomando los mismos medicamentos de los adultos mayores. No es raro ver a adolescentes de quince años tomar metformin (Glucophage) para su azúcar sanguíneo, además de otras drogas para la hipertensión y el colesterol alto. Aunque el metformin puede ser benéfico para algunos chicos y tal vez sea seguro en algunos casos, el Doctor Atkins se los recetaba, pues la mayoría de los otros medicamentos que estaban tomando los chicos nunca habían sido sometidos a análisis para ese segmento de la población. (Algunos medicamentos a base de estatinas están aprobadas por la FDA para los niños de doce años o mayores), pero el Doctor Atkins nunca las utilizó. La dieta, el ejercicio y los suplementos (en caso de ser necesarios) pueden excluir la posibilidad de los medicamentos, pero la mejor opción es hacer cambios en el estilo de vida.

TRATAR A LOS NIÑOS CON ATKINS

El PACAS es especialmente eficaz para el tratamiento de niños y adolescentes diabéticos, y ni ellos ni sus padres tendrán que hacer cambios complicados. No hay necesidad de contar las calorías, medir las porciones ni preocuparse por el contenido de grasas de un alimento. Mejor aún, los niños nunca sentirán hambre ni se sentirán estigmatizados. Tienen que aprender a vivir sin la comida chatarra a la que se han acostumbrado—o vuelto adictos incluso—pero ésta es una transición fácil y sencilla. La adicción a la comida chatarra puede ser superada si los niños obtienen cantidades adecuadas de proteínas y grasas dietarias, sustituyendo por ejemplo las papas fritas por alimentos con carbohidratos de mejor calidad como pan bajo en carbohidratos con mantequilla de maní sin azúcar. Una vez que comiencen a comer al estilo Atkins, dejarán de sentir hambre a todas horas.

¿CUÁNTOS CARBOHIDRATOS?

En general, los niños diabéticos de Tipo 2 mantendrán controlado su azúcar sanguíneo, lograrán un peso estable y comenzarán a perder peso si controlan la cantidad y calidad de los carbohidratos que ingieren y hacen más ejercicio. Pero debido a que la diabetes de Tipo 2 es una delicada enfermedad, usted tendrá que consultar con el médico de su hijo antes de realizar cualquiera de estos cambios. Trabaje con él para seguir el progreso de su hijo y asegurarse de que tenga un crecimiento y un desarrollo normal.

La supervisión médica es más importante aún si los niños están tomando medicamentos para la diabetes. A medida que el azúcar sanguíneo se normaliza, la dosis del medicamento probablemente tenga que ser reducida o eliminada para evitar la hipoglicemia. Lo mismo se aplica en el caso de otros medicamentos para la presión y lípidos sanguíneos, o para cualquier otro desorden o enfermedad. Así como sucede con los adultos, programe esta estrategia con el médico de su hijo antes de implementar cualquier cambio en su alimentación. Pregúntele a su médico(a) con qué frecuencia deben revisarse los niveles de azúcar en la sangre y de la presión sanguínea, cuándo es hora de cambiar las dosis de sus medicamentos y cuándo debería programar su próxima cita.

En casos de obesidad infantil severa o cuando tenían niveles muy elevados de azúcar sanguíneo o de lípidos, el Doctor Atkins normalmente recomendaba seguir el nivel de Inducción de sólo 20 gramos de Carbohidratos Netos diarios. Esto siempre debe realizarse bajo la estricta supervisión de un médico que esté familiarizado con el enfoque Atkins.

Cuando se trata a un niño diabético de Tipo 2, los objetivos son similares a los de los adultos. La mayor preocupación es reducir los carbohidratos a un nivel suficiente para poder controlarle la insulina y el azúcar sanguíneo. Cuando este último indicador se estabiliza, el hambre y el ansia se minimizan. Así mismo, cuando mejoran los trastornos del azúcar sanguíneo y de la insulina, lo mismo sucederá con los indicadores de la presión sanguínea. Cuando su metabolismo esté casi a un nivel normal, es muy probable que el niño pierda grasa y pulgadas alrededor de su cintura. Si el niño es muy obeso, el objetivo principal debe ser la normalización de su metabolismo, lo que puede conducir a una pérdida de peso.

Los adolescentes que estén alcanzando la pubertad deben acudir a un médico que esté familiarizado con el PACAS, para que les revise la insulina y el azúcar de la sangre. Como lo hemos mencionado anteriormente, la obesidad en los primeros diez años de vida puede conducir a una aceleración de la pubertad y a una menor estatura que el promedio general. Por esta razón, ayudarle a un adolescente a controlar su metabolismo puede contribuir a que tenga un crecimiento y una estatura adecuada.23

No mida el progreso de un niño con diabetes de Tipo 2 con la báscula sino con otros indicadores que son mucho más reveladores: un azúcar sanguíneo más controlado, mejor presión y lípidos sanguíneos, así como con un buen control del apetito. Si usted pesa a su hijo con mucha frecuencia o insiste en que adelgace, podría producirle frustración o incluso desórdenes alimenticios. Su hijo no debería pesarse en un lapso menor a dos semanas.

La pérdida de pulgadas debe ser más reconfortante y estimulante que la pérdida de grasa, tanto para niños como para adultos. Recuerde que cuando los niños están creciendo pueden perder grasa aun si suben de peso. Antes que preocuparse por el peso de su hijo, anote sus medidas de cintura y antebrazo. Para ver con más claridad cómo su hijo pierde pulgadas, pídale que se pruebe la misma ropa cada dos semanas aproximadamente. Los jeans que antes le quedaban apretados bien pueden quedarle más sueltos, así la báscula muestre una pérdida de peso mínima. Anímelo y apóyelo para que se mantenga en el programa en lugar de presionarlo para que pierda libras o pulgadas. Ayudarle a su hijo a llevar un registro de sus valores de azúcar sanguíneo es una forma excelente de ver su progreso.

LA OTRA MITAD: EL EJERCICIO

La base del PACAS es el control de los carbohidratos en caso de diabetes, no importa si ésta es de Tipo 1 o 2. No obstante, el programa alimenticio sólo es una parte del PACAS. Así como para los adultos, los niños y jóvenes también tendrán que hacer ejercicio por un mínimo de media hora diaria. (Para mayor información sobre el ejercicio, remítase al Capítulo 24. Las recomendaciones también se aplican para niños diabéticos.) Cualquier actividad que haga que su hijo(a) se mueva estará bien. Le sugerimos que lleve un registro de las actividades. Una tabla sencilla en donde se anoten los progresos puede motivar a su hijo, y le asegura a los padres que el ejercicio se está realizando con regularidad. Monitoree de cerca posibles disminuciones en el azúcar sanguíneo durante y después del ejercicio. Este problema puede ocurrir con más frecuencia si su hijo tiene diabetes de Tipo 1. Ingerir proteínas treinta minutos antes de realizar la actividad puede ayudar a soportar los niveles de azúcar durante el ejercicio.

Todos los padres de familia saben que los adolescentes pueden ser rebeldes y malhumorados. Por ejemplo, si usted se esfuerza en ayudarle a su hijo realizando cambios en la alimentación, él o ella podría pensar que usted lo está controlando o interfiriendo en su vida. Usted no puede esperar que siempre cumplan totalmente con el programa, especialmente si no les da un buen ejemplo y no cuida su salud. Felicítelos siempre que se esfuercen en mejorar, y no los reprenda. La mayoría de los niños con diabetes prematuras provienen de familias en donde la obesidad y la diabetes han sido problemas de vieja data y en donde necesitan hacerse cambios en el estilo de vida. Los niños podrían pensar que no tiene mucho sentido esforzarse si ven que sus padres y otros familiares han luchado infructuosamente con su peso en varias ocasiones. Y es casi imposible que un niño o joven rompa con sus malos hábitos alimenticios si el resto de su familia tampoco se esfuerza en hacerlo.

Si su hijo tiene diabetes, la mejor forma de ayudarle es que toda la familia se alimente mejor, pierda peso en caso de ser necesario y haga más ejercicio. Esto podría implicar que todos tengan que hacer cambios significativos en sus vidas, pero la recompensa de una mejor salud y de rescatar a su hijo de las “garras” de la diabetes amerita hacer el esfuerzo.

La única forma de detener la epidemia de obesidad y de diabetes es cambiar nuestros hábitos alimenticios para que nuestros hijos tengan ejemplos saludables sobre el cual construir sus vidas. Nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para detectar y renunciar a esa combinación de alimentación tan poco saludable, cargada de carbohidratos y de inactividad física, estilo de vida tan característico de muchos norteamericanos. La solución está en sus manos. ¿Para qué desperdiciar un minuto más?

 

A los dieciséis años, Amanda pesaba 208 libras y su cintura medía 44 pulgadas. Ella iba camino a una diabetes de Tipo 2: tenía un nivel de péptido c de 9.2 (casi el doble de lo normal), que denotaban un hiperinsulinismo severo. A los seis meses de estar en el PACAS, su nivel de péptido c se normalizó en 4.5. Y después de haber controlado los carbohidratos durante un año, su peso era de 142 libras y su cintura medía 35 pulgadas. Ella se sintió feliz y animada con las felicitaciones que recibió de sus familiares y amigos, y no tuvo ninguna dificultad para seguir manteniendo el método nutricional que marcó una diferencia tan grande en su salud. Fue muy gratificante ver a esta joven alejarse de una enfermedad tan devastadora y llevar una vida más plena y de mejor calidad.

—MARY VERNON, M.D.

¿SU HIJO TIENE DIABETES?

Así como tantos adultos padecen diabetes de tipo 2 y no lo saben, igual sucede con muchos niños. Marque o no en las siguientes frases.

1. Mi hijo tiene sobrepeso. e9780062238047_i0161.jpg No e9780062238047_i0162.jpg
2. Algunos parientes consanguíneos tienen diabetes. e9780062238047_i0163.jpg No e9780062238047_i0164.jpg
3. Mi hijo es afroamericano, latino, asiáticoamericano, indígena norte-americano o de las Islas del Pacífico. e9780062238047_i0165.jpg No e9780062238047_i0166.jpg
4. Mi hijo no hace mucho ejercicio. e9780062238047_i0167.jpg No e9780062238047_i0168.jpg
5. Mi hijo se mantiene con hambre. e9780062238047_i0169.jpg No e9780062238047_i0170.jpg
6. Mi hijo siempre come comida chatarra. e9780062238047_i0171.jpg No e9780062238047_i0172.jpg
7. Mi hijo toma muchas bebidas azucaradas. e9780062238047_i0173.jpg No e9780062238047_i0174.jpg
8. El médico dice que mi hijo tiene la presión alta. e9780062238047_i0175.jpg No e9780062238047_i0176.jpg
9. El médico dice que mi hijo tiene los lípidos sanguíneos altos. e9780062238047_i0177.jpg No e9780062238047_i0178.jpg
10. El médico dice que mi hijo tiene el azúcar sanguíneo alto. e9780062238047_i0179.jpg No e9780062238047_i0180.jpg

Puntaje: Si tiene tres o más respuesta afirmativas, su hijo podría tener riesgo de diabetes de Tipo 2 o ya podría padecer esta enfermedad, y usted debería hablar acerca de esto con el médico de su hijo(a).