EL REGRESO AL RELATO DEL PREMIO CERVANTES SERGIO RAMÍREZ
«Uno de los mejores cuentistas en español, heredero de las armas de Cortázar y Monterroso».

Javier Sancho Más, Babelia

 

 

 

Una mujer combate la soledad haciendo crucigramas. Una familia acomodada se entera de que su hijo se ha hecho amigo del hijo de un narco. Un hombre sufre impotencia y acude a un inefable urólogo. Otro ve como su tranquila vida como jardinero se altera fortuitamente. Todo un pueblo es masacrado en Guatemala por un contingente del ejército al que habían convidado a un asado…

 

Los relatos de Ese día cayó en domingo giran en torno a cuatro temas fundamentales: la familia y el amor, la memoria —individual y colectiva—, la muerte y la vida cotidiana. Aquí están todas las claves de la narrativa del autor, considerado uno de los maestros del género en español: el humor, su preferencia por los protagonistas perdedores que encierran toda la dignidad del mundo y el compromiso irreductible con el ser humano.

 

La crítica ha dicho:
«Su obra refleja la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de arte con excepcional altura literaria».
Jurado del Premio Cervantes

 

«Sergio Ramírez me ha parecido siempre un ser humano extraordinario […]. Su vida es una mezcla ardiente de una doble pasión: las palabras y la justicia. Las palabras como un delirio, como un juego, como un reto, como un placer. La justicia convertida en el diario afán con que ama, reniega y lucha por Nicaragua».
Ángeles Mastretta

 

«Una muestra soberbia de un autor que tiene la fuerza y el talento de construir al mismo tiempo una novela compleja y que genera dependencia. […] Por momentos recuerda al vendaval del mejor Vargas Llosa novelista, pero siendo Sergio Ramírez siempre, dentro de su tradición y empleando modos y maneras de explicar una novela en el año 2021».
Carlos Zanón,
Babelia (sobre Tongolele no sabía bailar)

 

«Una novela adictiva. Es alta literatura, en ella todo está paladeado y escrito con esa capacidad que sólo tienen los buenos escritores de ir más allá».
Luisgé Martín (sobre
Ya nadie llora por mí)