DÉBORA
Ahora que era mío y lo tenía en mi tela de araña, no lo iba a dejar ir tan fácilmente. Alexia era una chula de mucho cuidado y una confiada que no sabía que donde las dan las toman. Si estaba interesada por Thiago de nuevo, se iba a joder porque lo había dejado hecho una mierda y no iba a permitir que le hiciera más daño. Lo mío no se toca.
De repente Alexia lo había dejado, no quería saber nada de él y se fue a Londres con su jefe. Según Leticia, se había ido allí a follar con él y mi amiga suele tener información de primera mano. En cuanto me enteré, empecé a hacerme la encontradiza con él, pero Thiago seguía yendo tras esa gilipollas hasta que una noche nos encontramos en Colours. Bebimos alguna copa de más e insistí en que me acompañara a casa, donde no había nadie, claro. No fue difícil llevármelo a la cama y aproveché para hacer una llamada a Alexia con la intención de que nos oyera en plena faena. Fue una jugada digna de mí y cuando se lo expliqué a Leticia me felicitó por mi gran idea, aunque me dijo que tenía que ir más allá.
—Thiago...
Él se estaba poniendo los pantalones y yo lo miraba desde mi cama.
—Dime.
—Tengo que hablar contigo.
Me miró preocupado.
—¿Qué pasa?
—Ayer fui a un centro de trastornos alimenticios...
Thiago se acercó a mí y se sentó en la cama.
—¿Y eso, Débora? ¿Qué te pasa?
—Me veo fatal... Me paso días sin comer y de repente me pego un atracón para acabar vomitando.
—Pero...
—No lo sabe nadie. Ni mis padres. Ayer fui por mi propio pie a ese centro porque tengo una amiga que trabaja allí y me informó de cómo funciona. He empezado una terapia.
—¿Y a qué se debe ese comportamiento?
—Inseguridad emocional y baja autoestima. Quería pedirte algo...
—Lo que quieras.
—Te necesito a mi lado. Sé que he hecho cosas imperdonables, pero a veces es porque quiero aparentar más debido a mi inseguridad...
Thiago me abrazó de repente y yo sonreí con malicia. A partir de ahí retenerlo a mi lado sería pan comido.
Entre eso y una pastilla de éxtasis en la bebida de Alexia...
—Perdona, ¿eres Toni?
—Sí, sí, soy yo.
El chico era alto, atlético y guapetón.
—Mira, esa chica de allí, ¿la ves? La de la cerveza en la mano me ha dicho que daría lo que fuera por meterte un buen polvo.
Me reí por dentro al oír a Leticia decirle aquello al tipo aquel.
—Joder, pues está buena la tía.
—Soy amiga de ella y como a veces es un poco cortada...
—Lo capto.
Antes de salir de Magic miramos las tres hacia la pardilla de Alexia: estaba dejándose meter mano por Toni, todo delante de Thiago.
Mejor imposible.