Islandia, seis meses después.
En nuestra mesa hay un plato de peculiares delicias islandesas, que incluyen tiburón fermentado y testículos escabechados de carnero.
No me sorprende que Fannychka haya probado valientemente un bocado de cada cosa aquí y le haya gustado, incluso los huevos del pobre carnero, un plato que personalmente me salté. Por, como ella dijo bromeando, «solidaridad masculina».
En los últimos seis meses, se ha convertido en una experta en las delicias de todo el mundo, al menos en las que se pueden conseguir en Nueva York, que son muchas.
También es una experta en actos, posiciones y juguetes eróticos, para mi deleite. Si alguna vez se cansa de ser desarrolladora de videojuegos, apuesto a que podría escribir el próximo Kama Sutra.
Estas son nuestras primeras vacaciones oficiales, y hasta ahora le han encantado, aunque más gracias a las piscinas geotérmicas y los paisajes de planetas alienígenas que a la cocina islandesa.
Mantengo un gesto neutral mientras la observo beberse su sidra, aunque la visión de esos deliciosos labios rosados que rodean la boca de la botella me vuelve loco, como siempre.
¿Tiene alguna idea de lo que estoy a punto de hacer?
Tal vez. Tal vez no. Nunca se sabe con ella. Puede ser astutamente inteligente.
Escaneo nuestro entorno en busca de pistas.
El techo de cristal y las paredes del restaurante crean un ambiente súper romántico que podría delatarme. Se ven las luces de la ciudad en la montaña, así como el cielo nocturno por encima.
Además, somos los únicos clientes, por lo que podría deducir legítimamente que esto es obra mía y no que el restaurante es poco popular.
Con suerte, la selección de comida no tan romántica ha sido una distracción bastante buena.
Ahora solo necesito que el clima coopere. El pronóstico era favorable, pero si no, siempre estará mañana.
Quiero que ella recuerde esto para siempre.
Así que mantengo una conversación mientras comemos, pero también espero mi momento.
Como pasa a veces en tan auspiciosas ocasiones, no puedo evitar recordar algunos de los aspectos más destacados de nuestro tiempo juntos.
Cuando la vi en ese Starbucks, con su piel pálida y su cabello negro, me pareció recién salida de las películas de la saga Underworld… irónico, considerando todos los chistes de vampiros que todavía hace a mi costa.
Supe en ese momento que la deseaba, y le tomé una foto subrepticiamente: otra ironía más considerando que ella me hizo lo mismo con su aplicación.
Cuando entró en mi oficina pocos minutos después, parecía que me la iba a comer «canibalísticamente», mientras que la verdad era que quería devorarla de una manera muy diferente, completamente inapropiada para la oficina.
Traté de mantenerme profesional, no fue una tarea fácil dado el proyecto en el que estaba trabajando, pero luego ella me contactó con esa emergencia del juguete, y todas mis buenas intenciones se fueron al traste. Me sorprendieron las emociones protectoras que despertó en mí. Una parte de mí sabía que la mayoría de la gente encontraría su situación graciosa, pero yo estaba demasiado preocupado por si resultaba herida.
Las cosas comenzaron a crecer en espiral aún más cuando la llevé a nuestro primer almuerzo y me di cuenta de cuánto teníamos en común. Para cuando me dijo que quería probar los juguetes con un tipo cualquiera, yo ya quería despedazarlo.
Entonces empezamos con las pruebas.
Drácula se pone duro como una piedra cada vez que pienso en eso... incluso ahora. Es bueno que no necesite levantarme pronto, de lo contrario...
—¡Mira, cielo, la aurora boreal! —Fanny hace un gesto hacia el techo de cristal y sus ojos azules brillan de emoción.
He hablado demasiado pronto. Tengo que moverme, erección o no.
Este es el momento que estaba esperando.
Fanny se moría de ganas de ver esta maravilla y no puedo culparla. Cuando era niño, no me cansaba de ver esas cosas allá en Murmansk.
Es una distracción perfecta, así que ignoro el bulto de mis pantalones junto con la hermosa aurora boreal en el cielo.
Para cuando ella se vuelve a mirarme, estoy en posición.
Sobre una rodilla, con un anillo de diamantes en la mano.
Un anillo que mi hermana y Ava me ayudaron a elegir, antes de jurarme que guardarían el secreto, por supuesto.
—Joder. Yo. —Fanny me mira boquiabierta, con unas pupilas del tamaño de una moneda de diez centavos—. ¿Cuándo has llegado hasta ahí abajo?
Parece que ella no se esperaba esto.
Bien.
Haciendo caso omiso de la pregunta, me lanzo a mi perorata.
—Fanny Pack, primero quiero darte las gracias por toda la alegría que has traído a mi vida. —Sé que suena como uno de los brindis de mis padres, pero las palabras me brotan del corazón, y el brillo de sus ojos parece indicar que le emocionan—. Has sido lo más importante de mi mundo durante los últimos seis meses. Te quiero y tú me quieres. ¿Querrías...
—¿Casarme contigo? —suelta ella.
Sonrío. Se ha convertido en una especie de tradición para ella interrumpirme en momentos como este; lo hizo incluso cuando le pedí que viviésemos juntos.
Agarro amorosamente su pequeña mano.
—En realidad iba a decir: ¿Me convertirás en el vampiro más feliz de la historia al dejar que finalmente te convierta, para que podamos pasar juntos toda la eternidad?
Ella extiende los dedos de su mano libre.
—Sí. Por favor. Siempre quise brillar a la luz del sol.
Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, deslizo el anillo en su dedo, haciéndolo oficial.
Nuestra gran aventura juntos está a punto de comenzar.
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Misha Bell es una colaboración del equipo formado por el matrimonio Dima Zales y Anna Zaires. Cuando no están haciéndote morir de la risa en su faceta de Misha, Dima escribe ciencia ficción y fantasía y Anna, novelas románticas contemporáneas y oscuras. Si quieres más calor y sensualidad, especialmente con un multimillonario macho-alfa y posesivo, échale un vistazo a El titán de Wall Street de Anna Zaires.
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