Hay una pintura del periodo que se llama La muerte de Jacinto. Aunque durante algún tiempo fue atribuida a Merisi, se considera hoy que fue hecha por uno de sus discípulos, probablemente Cecco de Caravaggio. En el cuadro se representa a Jacinto y Apolo en el momento de la muerte del primero. Si San Sebastián no se hubiera ganado el patronato de la cultura gay con sus posturas extáticas ante la flechación, muy probablemente Jacinto sería hoy la figura mitológica emblemática de la homosexualidad masculina.
Amigo y amante de Apolo, Jacinto era hijo de Clío y un rey del Peloponeso –según la procedencia del relato, puede ser o espartano o macedonio. El dios, profundamente enamorado del héroe, lo estaba entrenando en las artes de la palestra y al lanzarle el disco con su fuerza divina, lo mató sin querer. Lloró tanto y tan vigorosamente que sus lágrimas transformaron el cuerpo de Jacinto en la flor que lleva su nombre, lo que le impidió a Hades llevárselo al inframundo.
En las representaciones clásicas del mito, asociado con el paso de la adolescencia a la madurez en la antigua Grecia, Céfiro, dios del viento, se eleva con Jacinto para evitarle el infierno. Los especialistas llaman a la postura en la que se elevan «coito intercurural» –es decir, un tipo de coito en el que no hay penetración y el orgasmo se produce friccionando los sexos en los muslos de ambos actores.
Cecco de Caravaggio fue el más leal de los Caravaggisti –pintores que imitaron a Merisi tras su muerte y hasta que se apagó la estrella de su arte– y el único de ellos que trabajó en su estudio y lo acompañó en la mayor parte de las correrías y francachelas que lo hicieron tan famoso como un hombre con tendencia a la insubordinación, las conductas reprobables para el statu quo de la ciudad de los papas e, irremediablemente, el crimen. Los desnudos de Cecco representando el Amor riendo a carcajadas o a San Juan Bautista de joven siguen siendo provocadores en su frontalidad y franqueza.
En la pintura sobre la muerte de Jacinto –recreada más tarde también por Tiepolo– Apolo llora a su amante. En lugar del disco del mito original, lleva una raqueta en la mano. A los pies del héroe muerto florece un jacinto junto a su propia raqueta de tenis –ave caída.