Tiempo de preparación: 40 minutos
Mi mamá siempre me ha enseñado la practicidad en la cocina y la importancia de estar siempre preparada. Esta sopa es el reflejo de ese consejo. Es espectacular porque es como un ajiaco, pero rojo, y es ideal para cuando tienes muchos invitados. Todo entra por los ojos, cuando la preparo y visto la mesa con todos sus ingredientes, mis invitados quedan maravillados… y cuando la prueban, ¡quedan felices y satisfechos! Además, es económica y tiene un balance de sabores perfectos. Es ideal para invitados especiales, para paseos en la finca, almuerzos en casa, o para esas ocasiones en que no te quieres complicar. Ojo, no es una sopa mexicana, es una sopa colombiana, por #Estefit.
En una olla con agua hirviendo coloca los tomates durante unos minutos para que suelten la cáscara y los puedas pelar. Aparte, pon a hervir las cuatro tazas de agua con la pechuga de pollo, la cebolla blanca y la larga, y con el pimentón rojo sin semillas. Agrégale un poco de sal y espera a que hierva para que quede tu fondo de pollo.
Cuando el tomate suelte la cáscara, retíralo del agua hirviendo y pélalo con cuidado para que no te vayas a quemar. Pon el tomate en una licuadora junto con el ajo y el frijol refrito. Licúa con mucha prevención ya que los ingredientes están calientes. Al tener el tomate licuado llévalo de nuevo a una olla a fuego medio-bajo y agrega el fondo de pollo. Espera a que hierva durante unos quince minutos a fuego medio-bajo y adiciona la miel revolviendo cuidadosamente. Recuerda que el fondo del pollo es solo el líquido. Reserva el pollo y los demás vegetales.
Pica finamente la albahaca y desmenuza la pechuga de pollo para luego agregarla a tu sopa. Sírvela en un plato hondo y, si gustas, la puedes acompañar con una fresca ensalada de lechuga romana y vinagreta cítrica.
Te recomiendo acompañar esta sopa con una buena ensalada en lugar de arroz, pues el tomate hace las veces de carbohidrato, y así quedará balanceado.