Vamos en la mitad del día y hay algo que te quiero contar: a medida que fui generando nuevos hábitos en mi vida, lo primero que percibí fueron los cambios físicos. Esto me motivaba un montón porque sentía que estaba mucho más cerca de la meta. Pero entonces empezaron a cambiar mis alternativas cuando debía permanecer todo el día fuera de casa. Llegaba la hora del almuerzo y ya no era una opción ir al restaurante de la esquina ni pedir a domicilio. Así que un día me dije a mí misma: «por nada del mundo voy a dar tres pasos atrás si ya he logrado un gran recorrido. ¿Entonces, qué hago?». ¡Fácil!: prepararme. Así que decidí empezar a salir de mi casa con una lonchera.
Te confieso que he llegado cargar hasta seis cocas repletas de diferentes comidas. Para esto tuve que ser mucho más organizada y anticiparme a lo que iba a comer al día siguiente o madrugar un poco más para organizar mi lonchera. Estar siempre lista hace la diferencia. Seguro al principio te costará un poco pero cuando ya arrancas no hay nadie que te detenga. Tengo muchos motivos para convencerte de que cargar tus alimentos es lo mejor, pero el definitivo es que existe una gran diferencia entre preparar tus alimentos en casa a que te los preparen en un restaurante: ahí no puedes tener el control de la calidad de los alimentos mientras que en tu casa sí, y recuerda que parte del aprendizaje es comer limpio y sano para mantener tu cuerpo en el estado que deseas y lograr una salud óptima.
Esta es la hora más feliz de todas porque normalmente es cuando llego del gimnasio y de trabajar a almorzar con mi familia. Por lo regular, siempre he pasado antes de llegar a casa por el supermercado, y me he comprado alguna cosita para compartir con mi familia y agregar a la preparación que vaya a hacer. Siempre incluyo proteínas, carbohidratos, fuentes de grasas saludables y vegetales. Esto me asegura la recuperación de mi entrenamiento, al igual que la gasolina para mantenerme fuerte y concentrada el resto del día. Si a esta hora no me alimento como debe ser, con seguridad a la media tarde me voy a sentir cansada y con mucha más hambre de lo regular.
Trata de beber líquidos veinte minutos antes o veinte minutos después de cada comida, esto hará mucho más fácil la digestión y le asegurará a tu cuerpo una mejor absorción de las vitaminas y minerales de cada alimento que te estés comiendo.
Si quedas con hambre, te recomiendo esperar unos siete minutos después de haber comido para que tu cuerpo tenga el tiempo de mandarle las señales adecuadas al cerebro y así te sentirás satisfecho. Muchas veces no hemos terminado la comida que tenemos en el plato y repetimos la porción. ¡No lo hagas! Esperar unos minutos te hará ver que no es necesario. Si la sensación persiste, tómate un vaso con agua veinte minutos después.