MAL VIAJE

El neón bicolor de los bares de alterne

de las carreteras

                                me aflige

como una zarza ardiendo, como el filo

de una vieja navaja carcomida

de cardenillo y liviandad.

Viscoso parpadea el irascible rótulo

contra el reborde del paisaje

y un sucio resplandor verdirrojizo

reduce el campo a un derredor deforme.

Lo ingrato de la noche se amalgama

con lo ruin de la memoria, esos desmontes

de pasto requemado y pétreas cicatrices

que en lo oscuro se hacinan

como puestos de feria recién desmantelados.

Temor de no poder reconocer

los fingimientos del camino.

¡Oh tedio, desconsuelo de las máscaras!