RASGOS MARGINALES

Pernocto con viandantes

inermes, con volubles

herederos de la promesa

                                y preferentemente

con exclaustrados y proscritos.

Nada preguntan, nada

ambicionan, apenas se les ve

cuando se acercan con taimado

ademán de conspiradores.

Descreen de las patrias y los apostolados

y es posible que sean juiciosamente adictos

al primordial honor de la ebriedad.

Sólo me traen

complicidades efusivas y una especie

de intrépida, arrogante

constancia de repudios instintivos.

A ellos les debo el digno hábito

colateral de las desobediencias.