SANCTI PETRI

En Sancti Petri el tiempo

ha enaltecido el rango de las piedras.

Los míseros derrumbes son ya nobles

vestigios de una historia

de almadraberos y suntuosas gentes

de la mar.

                                Transitan las arenas

con el poniente hacia los arrecifes

y un verdín secular chorrea

de los embarcaderos mutilados,

mientras perdura en las ruinas

la procedencia ambigua del rencor.

Oh Hermes, dios de los viajeros,

maldice a esos intrusos, cuida

de tantos venerables litorales

invadidos por gentes que profanan

las piedras, decapitan

la luz allí donde en la bajamar

resurgen las ruinas de ágoras y templos,

impídeles el paso a ese tropel

de agrimensores y amanuenses

que acuden hasta aquí para malbaratar

los escombros postreros de la historia.