SECTA

Me asomo a un mundo numerado y veo

la secta envilecida de los hijos

de quienes ya eran hijos del oprobio.

Solapan sus linajes con cosméticos,

pero aun así no pueden

encubrir esa abyecta condición de gregarios

que sustenta su fe.

                        Se llaman

como sus gentes se llamaron,

nombres trucados de homicidas, nombres

hereditarios de secuaces

de soldadescas y de clerecías.

                                        Son los mismos

que siguen solazándose

con las soflamas de los patriotas

y empuñan de continuo estandartes y cruces

con que emular a sus mayores,

mientras avanza por las avenidas

un cortejo triunfal de bienpensantes.

Líbrate, compañero,

de esas iglesias y esos mentecatos.