2 Reyes 21:21–23:20
Amón, el hijo de Manasés, reinó dos años.
Él fue asesinado por sus propios siervos, y su hijo Josías reinó. Josías tenía ocho años cuando su padre murió.
Cuando Josías tenía dieciséis años, él comenzó a buscar a Dios. A los veinte años, él limpió la tierra de ídolos. Ningún rey anterior había destruido completamente los ídolos en Judá. Él incluso salió de Judá rompiendo altares y quemando imágenes. Josías desenterró los huesos de los sacerdotes de los ídolos. Él quemó los huesos de los sacerdotes, junto con los ídolos que adoraban.
Doscientos años antes, Jeroboam había establecido un becerro de oro en Bet-el, al norte de Jerusalén.
Josías quemó ese ídolo y lo trituró hasta que se hizo polvo.
Los huesos de los sacerdotes de los ídolos fueron quemados en sus altares. Ahí, Josías encontró una tumba.
«¿Qué es esa lápida que veo?», preguntó él.
«Esta es la tumba del hombre de Dios de Judá. Él llegó acá cuando Jeroboam estaba ofreciendo incienso. Este profeta predijo que tú harías lo que estás haciendo hoy».
«Déjenlo descansar –dijo Josías–. Nadie debe mover estos huesos».
Preguntas: ¿Qué hizo Josías a los dieciséis años? ¿Por qué Josías no dejó que movieran los huesos?