Segunda parte Ester 3:7–4:8
Amán habló con el rey Asuero. «Algunas personas de tu imperio no guardan tus leyes. Rey, deberías ordenar que los judíos sean destruidos. Yo pagaré para llevarlos a muerte. El dinero irá a tu tesoro».
«Haz como mejor te parezca», respondió el rey.
Entonces Amán escribió cartas para cada parte del imperio.
«Destruyan, maten eliminen a todos los judíos –decían las órdenes–. Esto incluye a los jóvenes y los ancianos, a las mujeres y los niños. Háganlo en un solo día: el día décimo noveno del mes duodécimo. Quienes maten a la gente tomen su propiedad». Amán marcó las órdenes con el sello del rey y las envió. «¡Prepárense para ese día!», Amán ordenó.
Amán y el rey se sentaron a beber. Pero la ciudad alrededor estaba inquieta. Mardoqueo escuchó sobre la ley y se dirigió a la puerta del rey llorando.
Los judíos del imperio estaban en aflicción y pena.
Ester envió a un siervo con Mardoqueo para conocer la noticia. Mardoqueo le dio una copia de la orden con un mensaje: «Llévale esto a Ester», dijo él.
Preguntas: ¿Qué diferencia dijo Amán que había con los judíos? ¿Qué les prometían las órdenes a las personas que mataran a los judíos?