Segunda parte
Lucas 15:13–24
Jesús pensó que esta historia les ayudaría: «Un hombre tenía dos hijos. Él dividió su propiedad entre ambos. El hijo menor tomó su parte y se marchó a un país lejano. Él gastó todo lo que tenía viviendo tontamente. Luego vino una hambruna a la tierra.
Sin comida, él trabajó alimentando cerdos, y tuvo que comer comida de cerdos. Finalmente comenzó a pensar sensiblemente: “Los siervos de mi padre tienen comida.
¡Pero aquí estoy yo hambriento! Me voy a casa. Diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No me llames más tu hijo. Hazme uno de tus obreros’”. Él se marchó a casa. Su padre lo vio venir. Lleno de amor, él corrió y abrazó a su hijo. El joven dijo: “Padre, he pecado contra ti.
No debes llamarme más tu hijo”. Pero el padre interrumpió.
“Rápido –el padre les dijo a sus siervos–, tráiganle la mejor ropa.
Pongan un anillo en su dedo y zapatos en sus pies. ¡Comamos y celebremos! Mi hijo estaba muerto y ahora vive. Él estaba perdido y ahora ha sido hallado”. Ellos comenzaron a celebrar».
Preguntas: ¿Qué pensó el joven que su padre debía hacer cuando regresara? ¿Qué hizo en cambio el padre?