Hechos 6:1–15
La Palabra de Dios continuaba extendiéndose en Jerusalén. La cantidad de discípulos incrementó. Incluso muchos sacerdotes vinieron a la fe en Cristo. Siete hombres fueron elegidos de entre los creyentes. Ellos estaban llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. Su trabajo era ocuparse del reparto de comida entre los creyentes. Uno de ellos era Esteban, un hombre lleno de fe, de gracia y de poder. Él hizo grandes maravillas y señales entre la gente. Algunos de los judíos se levantaban y discutían con Esteban. Pero no podían alzarse contra su sabiduría y su espíritu; de manera que le pagaron secretamente a personas que lo acusaran: «Escuchamos a Esteban decir cosas terribles contra Moisés y contra Dios». El pueblo, los líderes y los maestros de la Ley de Moisés estaban enfadados.
Obligaron a Esteban a ir al concilio de gobernadores. Ahí, la gente mintió acerca de él. «Él dice que Jesús de Nazaret destruirá el templo –decían ellos–. Él desea cambiar las tradiciones que Moisés nos dio».
El sumo sacerdote miró a Esteban. «¿Eso es verdad?», le preguntó. Todo el concilio miró directamente al rostro de Esteban. Ellos vieron que era como el rostro de un ángel.
Preguntas: ¿Qué clase de hombre era Esteban? ¿Qué mentiras dijeron de Esteban?