Día 329

Una luz para los gentiles

Hechos 13:13–52

Pablo y sus compañeros zarparon de Pafos. Ellos llegaron a la tierra de Panfilia. Ahí, Marcos los dejó y regresó a Jerusalén.

Los apóstoles viajaron tierra adentro hacia otra ciudad llamada Antioquía, la cual se encontraba en Pisidia.

En el Sabbat, Pablo les habló a los judíos en su sinagoga.

Él rastreó la historia del pueblo judío. Esta historia terminó con la muerte de Jesús. Pablo le dijo a su audiencia que Jesús había regresado de la muerte. Casi toda la ciudad se reunió en el siguiente Sabbat. Los judíos vieron las multitudes y se llenaron de envidia. Ellos negaron que Pablo hablara la verdad. Pero Pablo y Bernabé eran audaces.

«Dios desea que esta palabra les llegue a ustedes primero.

Pero parece que ustedes no creen ser dignos de la vida eterna; de manera que se lo diremos a los gentiles. Dios lo ha ordenado.

Él dijo: “Ustedes deben ser la luz de los gentiles.

Entonces pueden llevar mi salvación a los confines de la Tierra”».

Cuando los gentiles escucharon esto, ellos se alegraron.

Alabaron la Palabra del Señor. La Palabra del Señor se extendió en toda la zona. Pero los Judíos expulsaron a Pablo y a Bernabé.

De manera que ellos se marcharon, contentos de sacudirse de sus pies el polvo de Antioquía.

Preguntas: ¿Qué dijeron los judíos llenos de envidia de Pablo? ¿Por qué se gozaron los gentiles de Antioquía?