Hechos 14:27–15:1–21
La iglesia de Antioquía se regocijó. ¡Dios les había abierto la puerta de la fe a los gentiles!
Pero luego, algunos llegaron de Judea a Antioquía.
Ellos dijeron: «Cristianos gentiles, deben guardar la ley de Moisés».
Pero Pablo y Bernabé dijeron: «Dios está contento de que los gentiles hayan creído en Jesús. Ellos no tienen que hacer nada más para ser salvos». Entonces, los apóstoles y los líderes llamaron a una reunión en Jerusalén. Pablo y Bernabé asistieron para discutir este importante problema.
La primera persona en hablar fue Pedro. «Hermanos, Dios les dio el Espíritu Santo a los gentiles. Yo me encontraba en la casa de Cornelio cuando esto sucedió. Por lo tanto, Dios no debe ver ninguna diferencia entre ellos y nosotros. De cualquier forma, nadie ha podido guardar la Ley de Moisés jamás.
Nosotros somos salvos por la gracia del Señor Jesús. Asimismo los gentiles».
Pablo y Bernabé se dispusieron a contar todas las maravillas que Dios hizo entre los gentiles. Santiago tuvo la palabra final: «Dios desea hacer de los gentiles un pueblo para su nombre.
No disturbemos a los que están volviéndose a Dios».
Preguntas: ¿Qué dijo la gente de Judea que debían hacer los gentiles? ¿Cómo dijo Pedro que la gente era salva?