Números 14:1–45
El pueblo de Israel se estaba quejando. «Debimos haber muerto en Egipto o en el desierto. ¿Por qué Dios desea que muramos en guerra en Canaán?
Regresemos a Egipto». De pronto, la gloria de Dios brilló desde el tabernáculo. Dios habló: «¿Cuánto tiempo desobedecerá este pueblo y me despreciará?
Ellos no entrarán en Canaán. En cambio, morirán en el desierto.
Sus hijos crecerán y solo ellos entrarán en esta buena tierra.
Mañana deben regresar al desierto.
Vagarán ahí durante cuarenta años».
La gente cambió de parecer. «No –dijeron–. No regresaremos al desierto. Iremos directamente a la tierra ahora».
«Ustedes no deben entrar en Canaán –dijo Moisés–. Dios no irá con ustedes». Pero ellos se apresuraron a entrar en Canaán de todas formas. Las tribus que vivían ahí, los cananeos y los amorreos, los atacaron.
Muchos israelitas murieron. Entonces, finalmente regresaron al desierto.
Durante cuarenta años anduvieron en el desierto.
Los ancianos murieron y los jóvenes fueron capacitados como guerreros. Ellos regresaron a Cades, cerca de Canaán, donde comenzaron.
Preguntas: ¿Por qué el pueblo temió entrar en Canaán? ¿Cuánto tiempo viajaron por el desierto?